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Anales de Medicina Interna

versión impresa ISSN 0212-7199

An. Med. Interna (Madrid) vol.18 no.7  jul. 2001

 

CARTAS AL DIRECTOR

Reflexiones sobre la Medicina Interna 

 

Sr Director: 

Muchos ríos de tinta corren sobre las supuestas pérdidas o crisis de identidad de internistas y especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC), así como de las interferencias que estas crisis están provocando entre ambas especialidades (l). 

Desde su nacimiento la Medicina Interna ha padecido contradicciones al tratarse de una especialidad básicamente horizontal, con una formación multidisciplinaria e integradora al igual que la MyC, pero con la diferencia en su campo de actuación. Posiblemente esto hace que sea una especialidad dinámica y tenga que adaptarse al ritmo de los tiempos (2-4). 

Nosotros pretendemos ofrecer nuestra visión desde la óptica del internista que trabaja en un hospital comarcal con un centro periférico de especialidades que dista 45 km. Es probable que en hospitales de ámbito provincial o regional, el internista haya ido perdiendo terreno en favor de la supra o multiespecialización y allí tenga una falta de ilusión por la especialidad o sufra cierta crisis de identidad. En el hospital comarcal creemos que esto no sucede así, pues a parte de las especialidades contempladas, el internista dispone de un amplio campo para desarrollar su labor tanto en variedad como en cantidad, así como de enriquecer y enriquecerse de conocimientos por el contacto diario con otros especialistas (5). 

No creemos que los internistas estén interesados en desembarcar en atención primaria (AP), ni tampoco creemos que lancen globos sonda de manera periódica para ver la reacción de otros especialistas, en particular de AP (6), no es su cometido ni campo de actuación. Otra circunstancia es que haya casos de internistas que estén trabajando en AP. Aunque nuestra labor es básicamente hospitalaria, ésta no es exclusiva y nos remitimos al origen y trayectoria de la especialidad, así como en el campo de actuación de muchos internistas, tanto de la medicina pública como de la privada. Recordemos además que durante los primeros años de la reforma sanitaria hubo una importante oferta de plazas de AP y unos baremos que valoraban el título de internista en situación intermedia entre MFyC y otras especialidades. Esto favoreció que internistas optaran por estas plazas, no por crisis de identidad, sino por necesidad de tener una estabilidad laboral. Tampoco ha sido excepcional el caso contrario de especialistas en MFyC que hayan trabajado en los Servicios de Medicina Interna de algunos hospitales comarcales o se les solicite para trabajar en los Servicios de Urgencias de cualquier hospital. 

Se nos reprocha que infravaloramos a nuestros compañeros de AP (l). Esto no deja de ser una apreciación subjetiva de quienes lo dicen. Nosotros no emitimos juicios de calificación acerca de la competencia profesional, lo que sí tenemos, son dudas sobre si la nueva AP ha sabido solucionar ciertos defectos de organización heredados del pasado y que tras varios años, desde el inicio de la reforma sanitaria, no percibimos que estén resueltos. Creemos que gran parte del debate que se ha originado obedece a algo tan sencillo como una falta de comunicación entre los niveles de atención sanitaria, así como de asumir de una manera exclusivista los campos de actuación de cada una de las especialidades médicas. No pretendemos que los médicos de familia funcionen como filtros o porteros del sistema sanitario. Su misión principal es la de actuar bien, de manera individual o colectiva, para preservar el máximo nivel de salud de su comunidad. 

Nosotros aportamos como soluciones: el establecimiento de vias de comunicación entre los médicos de AP y Atención Especializada. Una forma ya se inició con los Programas de Formación de residentes en MFyC, teniendo éstos como tutores a internistas. Además los residentes en Medicina Interna podrían rotar, durante su periodo de formación, en el Servicio de Medicina Interna del Hospital Comarcal más cercano, realizar cursos de reciclaje para médicos de AP, junto con el establecimiento de sesiones clínicas conjuntas, guías de actuación e incluso los tan llevados protocolos. Al mismo tiempo el hecho de atender la consulta externa de manera periódica, facilita que algunos médicos de cabecera establezcan un contacto más directo con nosotros, que siempre resulta positivo para ambas partes (6). Esta colaboración racionalizaría el flujo de pacientes, evitará derivaciones inadecuadas o a múltiples especialistas. Todo ello permitiría una atención adecuada a cada enfermo y el momento de su enfermedad, disminuiría la lista de espera y por supuesto liquidará las suspicacias existentes entre todos los colectivos implicados (7). 

Si especialidad es aquello a lo que uno se consagra de una manera especial, la Medicina Interna es la especialidad de los auténticos internistas (8). 

J. N. Alcalá Pedrajas, L. Rodríguez Muñoz 

Servicio de Medicina Interna. Hospital Comarcal "Valle de los Pedroches". Pozoblanco (Córdoba) 

 

1. Simó Miana J, Gálvez Candel J, Morote Sanchís MV, Palazón Ferrer G. El médico de cabecera o la búsqueda de la identidad perdida: información para internistas y otros especialistas. Med Clin (Barc) 1997; 109: 343-348. 

2. American College of Physicians. The role of the future general internist defined. Ann Intern Med 1994; 121: 616-622. 

3. Lissen E. La medicina interna general a debate: historia de una crisis y su recuperación. Med Clin (Barc) 1995; 105: 142-147. 

4. Petersdof RG, Goitein L. The Future of Internal Medicine. Ann Intern Medicine 1993; 119: 1130-1137. 

5. Jefes de Servicio de Medicina Interna de los Hospitales Comarcales de Cataluña. El futuro de los servicios de medicina interna de los hospitales comarcales de Cataluña: lineas estratégicas en el contexto de cambio en la Sanidad. Med Clin (Barc) 1993; 100: 587-590. 

6. Saultz JW. Reflections on Internal Medicine and Eamily Medicine. Ann Intern Medicine 1996; 124: 600-603. 

7. Merino Romero J. Del internista actual al internista generalista. Mucho camino por recorrer. Med Clin (Barc) 1996; 107: 117. 

8. Pujol Farriols R, Costa Roma J. La Medicina Interna y los internistas. Med Clin (Barc) 1988, 90: 659-660.

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