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Anales de Medicina Interna

Print version ISSN 0212-7199

An. Med. Interna (Madrid) vol.22 n.3  Mar. 2005

 

Cartas al Director

Varón de 65 años con lesión esternal


Sr. Director:

Los dolores torácicos anteriores constituyen un motivo frecuente de consulta en la práctica clínica diaria, que nos obliga a hacer un amplio diagnóstico diferencial. Dentro de la pared torácica, los tumores que afectan al esternón son poco frecuentes. Existen pocos casos clínicos, y los datos disponibles proceden de series quirúrgicas o constituyen un hallazgo casual en necropsias. Pueden ser primarios, en su mayoría condrosarcomas, osteosarcomas, plasmocitomas y linfomas; o secundarios y constituir el primer signo de una neoplasia subyacente (1,2). Se presenta un caso de adenocarcinoma de próstata que debutó con metástasis a nivel esternal.

Varón de 65 años de edad, con antecedentes de úlcera duodenal perforada intervenido hace 20 años. Ingresó en nuestro hospital para estudio de un dolor localizado a punta de dedo en región condroesternal, de 6 meses de evolución, que se había incrementado en intensidad y duración, le impedía conciliar el sueño y era rebelde a diferentes pautas de analgesia. Además refería nicturia de 2-3 micciones/noche desde hacia 4 meses. En el tacto rectal se objetivó una próstata elástica grado I/IV con nódulos en su superficie, el resto de la exploración física fue anodina. La analítica general era normal, a excepción de una fosfatasa alcalina (FA) de 165 U/l (normal hasta 117), antígeno carcinoembrionario (CEA) 3,8 ng/ml (normal hasta 3) y antígeno prostático (PSA) 27 ng/ml (normal hasta 4). La gammagrafía ósea con Tecnecio-99 mostró la existencia de hipercaptación en el esternón tanto en fase vascular como tardía, con un área hipocaptadora central. La tomografía axial computerizada (TAC), y resonancia magnética nuclear (RMN) mostraron una lesión lítica y expansiva en el cuerpo del esternón, con zonas sugerentes de rotura de la cortical (Fig. 1).


Se realizó PAAF de la lesión lítica esternal, y biopsia prostática del lóbulo derecho e izquierdo. Se obtuvo la misma celularidad neoplásica en ambas muestras, con el diagnóstico de adenocarcinoma de próstata poco diferenciado.

En un estudio retrospectivo de pacientes con tumores del esternón, dolor y tumefacción de la pared torácica secundario a neoplasia, en más del 90% la afectación esternal fue la manifestación inicial del tumor primario (3). Éste se localiza habitualmente a nivel del tiroides, riñón o mama, y en raras ocasiones en pulmón, cólon o hígado (1,4,5). En el carcinoma de próstata las metástasis óseas en pelvis, pared torácica y columna son un hallazgo común, hasta en un 28% de casos según las series (6), sin embargo la afectación esternal constituye una forma de presentación y una localización casi anecdótica (7,8). En general, las metástasis esternales se localizan a nivel del cuerpo respetando el apéndice xifoides. Clínicamente debutan con dolor o tumefacción, que aumenta progresivamente de tamaño. Pueden presentar características pulsátiles, cuando se asocian a tumores renales o de tiroides (9). La gammagrafía ósea con Tc99 suele mostrar hipercaptación. La TAC y la RMN, revelan la existencia de lesiones líticas, el grado de extensión y su relación con estructuras vecinas. El diagnóstico de confirmación se basa en la punción aspiración con aguja fina (PAAF) o biopsia. El tratamiento y pronóstico es etiológico y se fundamenta en la histología del tumor primario. La resección de la lesión esternal, con posterior reconstrucción de la pared torácica, constituye una actitud terapeútica no exenta de controversia. Se han comunicado series con una supervivencia media de 24 meses (10).

E. M. Fonseca Aizpuru, F. J. Nuño Mateo, M. J. Menéndez Calderón, E. Segui Riesco1

Servicio de Medicina Interna y 1Anatomía Patológica. Hospital de Cabueñes. Gijón

 

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