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Gaceta Sanitaria
Print version ISSN 0213-9111
Gac Sanit vol.17 n.3 Barcelona May./Jun. 2003
ORIGINALES
Tendencias en el consumo de tabaco, alcohol y cannabis
de los escolares de Barcelona (1987-1999)
C. Ariza / M. Nebot / J.R. Villalbí / E. Díez / Z. Tomás / S. Valmayor
Institut de Medicina i Salut, Agència de Salut de Barcelona. España.
Correspondencia: Dr. C. Ariza i Cardenal. Plça. Lesseps, 1. 08023 Barcelona. España.
Correo electrónico: cariza@imsb.bcn.es
Recibido: 25 de julio de 2002.
Aceptado: 11 de febrero de 2003
(Trends in tobacco, alcohol and cannabis consumption among secondary school pupils in Barcelona,
Spain [1987-1999])
Resumen | Abstract
|
Introducción
E n los países desarrollados, la experimentación y el inicio del consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales se produce típicamente en los primeros años de la adolescencia, coincidiendo con la etapa de la escolarización secundaria1. Por este motivo, las encuestas en población escolar han demostrado ser de gran utilidad para la monitorización de los hábitos de vida, además de facilitar el estudio de sus determinantes2.
En relación con el consumo de tabaco, las encuestas realizadas en los últimos años han mostrado una tendencia a la estabilización, después de una disminución observada en los años ochenta3,4, y en algunos casos un aumento del consumo después de un período de descenso5. En cuanto al consumo de alcohol, se ha documentado en los últimos años un cambio en el patrón de consumo de los jóvenes6-8, en el que a pesar de disminuir algunos indicadores, como el consumo diario, aparece un consumo más intenso durante el fin de semana, que se asocia con la frecuencia de consumo de otras sustancias adictivas. Estas nuevas formas de consumo compulsivo, que comprende cerca del 3% de jóvenes de 15 a 25 años que declaran emborracharse todos los fines de semana6,7, son compartidas por ambos sexos, observándose una tendencia a la igualdad en los indicadores de consumo problemático en estos últimos años6-13. En relación con el consumo de otras drogas entre los jóvenes, existen escasos datos sobre las tendencias del consumo en nuestro medio, aunque algunas encuestas periódicas sugieren un aumento en los últimos años. Así, las encuestas del Plan Nacional de Drogas mostraban un aumento entre 1995 y 1999, período en el que el consumo ocasional de cannabis habría pasado entre los jóvenes de 15 a 19 años del 16,1 al 21,3%8,9; mientras que otros autores han observado un aumento de la prevalencia del consumo y una disminución de la edad de inicio de cannabis y cocaína13.
A pesar de la relevancia de los estudios citados, existen todavía en nuestro medio escasos datos procedentes de series históricas de encuestas comparables que permitan monitorizar las tendencias en nuestro medio, especialmente por la interrupción del estudio europeo sobre conductas de los escolares relacionadas con la salud (estudio ECERS) en España14. En la presente investigación se presenta la evolución del consumo de tabaco y alcohol entre los escolares de octavo curso de Enseñanza General Básica (EGB), en el sistema educativo anterior, o segundo curso de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), en la actualidad en Barcelona, entre los cursos escolares 1986-1987 y 1999-2000, así como el consumo de cannabis entre los cursos 1995-1996 y 1999-2000, a partir de las encuestas transversales realizadas en este período.
Sujetos y métodos
Muestra
Se ha estudiado un total de 5.013 escolares de octavo curso de EGB, en el sistema educativo anterior, o segundo curso de ESO, en la actualidad, de la ciudad de Barcelona. Corresponden a las cinco muestras correspondientes a las encuestas que componen la serie: 1.113 en 1987, 1.011 en 1992, 840 en 1994, 1.059 en 1996 y 990 en 1999 (tabla 1). En todos los casos se obtuvo una muestra por conglomerados -al tratarse del medio escolar-, tomando la clase como unidad de muestreo. Las aulas fueron escogidas al azar: una de cada centro escolar perteneciente a una muestra representativa de los escolares de octavo de EGB (años 1987, 1992, 1994 y 1996) y de segundo de ESO (1999) de la ciudad de Barcelona. Para seleccionar la muestra de aulas, se estratificó por la titularidad del centro, el tamaño del centro, el nivel socioeconómico del barrio de escolarización y, a partir de la muestra de 1992, también por la realización o no del programa de prevención de abuso de sustancias adictivas en la escuela (PASE). Este programa cubre el 45-50% de los escolares de primero de ESO (12-13 años) de la ciudad de Barcelona.
Cuestionario
El cuestionario principal se desarrolló en 1986, se testó mediante una prueba piloto y se aplicó por primera vez en la encuesta FRISC de Barcelona en el curso 1986-198715. Las características y los resultados de las encuestas de 1987, 1992, 1994 y 1996 se han presentado anteriormente3,16. Las encuestas se realizaron en los cursos 1986-1987, 1991-1992, 1993-1994, 1995-1996 y 1999-2000, durante el segundo y tercer trimestres en las cuatro primeras y en el primer trimestre en la quinta, por lo que se identifican como 1987, 1992, 1994, 1996 y 1999. El cuestionario experimentó pequeñas modificaciones en 1992 para corregir defectos detectados durante la encuesta FRISC. En 1996 se modificó el orden y la formulación de algunas preguntas en su preparación para una nueva encuesta que se denominó FRESC, y en 1999 se adaptó a la del proyecto European Smoking Prevention Framework Approach (ESFA)17, proyecto multicéntrico europeo y específico de prevención del tabaquismo, y mucho más exhaustivo en cuanto al estudio de los factores asociados con el consumo de tabaco en la adolescencia. A pesar de esta exhaustividad, se aseguró la comparabilidad de la mayoría de los ítems incluidos en las encuestas previas.
En este trabajo se presenta la evolución de las variables recogidas en las 5 encuestas relativas al comportamiento referido por los escolares en relación con el consumo de tabaco, alcohol y cannabis. En relación con el tabaco, se preguntó sobre los antecedentes de haberlo probado alguna vez, haber fumado en el mes anterior a la encuesta, hacerlo habitualmente (al menos una vez a la semana), fumar diariamente y haber comprado tabaco. Respecto al alcohol, se incluyeron ítems acerca del patrón de consumo de alcohol: haber bebido medio vaso de alcohol alguna vez, beber alcohol en las fiestas familiares, los fines de semana o los días laborables; además, se incluyeron preguntas sobre el consumo problemático de alcohol: haberse emborrachado alguna vez, número de veces en que se ha emborrachado en los últimos 6 meses, haber bebido 4 o más copas en una ocasión durante el mes pasado y haber comprado alcohol con sus propios medios. Se preguntó también sobre el hecho de haber probado alguna vez cannabis. También se ha utilizado un índice resumen de consumo problemático, ya utilizado previamente en la población catalana15,18, y que otorga un punto por la respuesta afirmativa a cada uno de los cuatro ítems sobre consumo problemático de alcohol citados (borracheras, consumo de 4 o más copas en una ocasión, compra de alcohol y consumo de alcohol los días laborables). Se consideró un consumo problemático en esta muestra sumar más de un punto en este índice.
Análisis estadístico
El análisis descriptivo consistió en el estudio de frecuencias, las medias y la comparación de proporciones. En la comparación de prevalencias para los diferentes parámetros, se ha calculado el porcentaje de cambio (valor absoluto de la diferencia de prevalencias x 100/prevalencia en el año de referencia). El análisis bivariado, para valorar la significación estadística de las diferencias entre proporciones, se realizó mediante la extensión de Mantel-Haenszel al test de la χ2. En concreto, se contrasta en cada sexo los que han fumado en las diversas categorías del hábito tabáquico estudiadas, respecto a los que no han fumado, por años. El paquete estadístico utilizado19 fue SPSS-PC+.
Resultados
En la tabla 1 se presenta la muestra en cada uno de los años de la serie, detallándose el número de escolares estudiados en cada sexo y la edad media de cada grupo. En la tabla 2 se presenta el comportamiento de los escolares en relación con el tabaco. Se observa que entre los cursos 1986-1987 y 1995-1996 se había registrado una disminución en la experimentación con el tabaco, con una reducción global, y estadísticamente significativa, del 50,5% de los escolares que decían haber fumado durante el mes anterior a la encuesta, con un estancamiento en la cuarta encuesta. Tanto para el consumo experimental como para el habitual de tabaco los resultados de la última encuesta (1999-2000) muestran un aumento del 38,7% para el consumo en el último mes y del 13,4% para el consumo habitual respecto de los valores más bajos registrados en 1996. Estos aumentos no son similares en ambos sexos; mientras que el aumento del consumo en el último mes es aproximadamente del 11,8% en los chicos, en las chicas el incremento es del 68,8%. Por otro lado, el consumo habitual disminuye un 7,7% en los chicos entre la cuarta y la quinta encuesta, mientras que en las chicas aumenta el 40%. Estas diferencias entre ambos sexos son estadísticamente significativas. Por otro lado, la proporción de fumadores diarios, que en el curso 1996-1997 era la menor estimada para toda la década en varones y en ambos sexos, experimenta en 1999-2000 un importante aumento, superior al 70% en el conjunto de la muestra.
En la tabla 3 se expone la evolución del consumo de bebidas alcohólicas de los escolares. En el período 1987-1999 se ha producido una disminución global del 14,0% de los escolares que han bebido alguna vez al menos medio vaso de alcohol. Sólo uno de cada 10 escolares consume alcohol el fin de semana en las tres últimas encuestas y sólo uno o 2 de cada 100 lo hace diariamente. Además, disminuye la proporción de escolares de ambos géneros que declara beber alcohol en las fiestas familiares. En cambio, se aprecia un equiparamiento del consumo de alcohol en el fin de semana entre ambos sexos, debido tanto a la disminución del porcentaje de varones que lo hacen como al aumento de la proporción de chicas que declaran dicho consumo.
En la tabla 4 se presenta la evolución del consumo problemático de alcohol de los escolares. Se observa un aumento del consumo de alcohol en las chicas, con un 14% respecto al 10,5% de los chicos que se ha emborrachado alguna vez en 1999. Por otro lado, estos valores en los chicos, como la proporción de escolares de ambos sexos, son los más bajos de las cinco encuestas. Otros parámetros de consumo problemático de alcohol como beber 4 o más copas en una ocasión se estabilizan en los chicos, mientras que experimentan un notable aumento en las chicas. Por lo que respecta a la compra de alcohol con medios propios, se observa una disminución en los chicos en 1999 y un aumento en las chicas, en comparación con la encuesta anterior de 1996.
En la tabla 5 se describe la evolución del consumo declarado de cannabis entre las dos últimas encuestas. Como se puede apreciar, un 7% de la población estudiada, sin diferencias entre sexos, refiere haber probado cannabis en la última encuesta (1999-2000). Esta proporción es semejante a la de 1996-1997, aunque en ese año sí había diferencias entre ambos sexos, registrándose en el período estudiado una disminución del 17% de los varones que declaran haber probado esta droga y un aumento del 50% de las chicas que refieren haberlo hecho.
Discusión
En el presente trabajo se presentan los datos de la serie histórica más larga disponible en España de encuestas periódicas en población escolar, iniciadas en 1987, y realizadas desde entonces en muestras representativas de los escolares de octavo de EGB y segundo de ESO, utilizando un cuestionario comparable y un protocolo de actuación similar3.
En la encuesta de 1999 se rompe la estabilidad mostrada en las últimas encuestas en cuanto al hábito tabáquico, produciéndose aumentos en todos los parámetros estudiados, debido fundamentalmente al incremento del tabaquismo entre las chicas. De hecho, entre los chicos es más preciso hablar de un estancamiento en la conducta fumadora para la mayoría de los parámetros estudiados. Por otro lado, el incremento entre las chicas concuerda con lo señalado por otras encuestas en nuestro medio en la población general y en adolescentes y jóvenes10,13, en las que se registraba un aumento de la prevalencia, a expensas fundamentalmente del consumo en la población femenina. Entre las razones específicas para explicar el aumento entre las chicas se encuentra probablemente la acción intensa de la industria tabaquera sobre este sector de edad, especialmente entre las jóvenes20,21. En cualquier caso, cabe señalar que, a pesar del cambio de tendencia comentado, los indicadores del hábito tabáquico en 1999 no son superiores a los observados en 1987, excepto para el caso del tabaquismo diario entre las chicas, que en 1999 representa un 7,1%, y que supone un incremento del 50% respecto del valor más alto que se había producido en 1987.
La tendencia del patrón de consumo alcohólico en los escolares estudiados en el período 1987-1999 muestra un descenso estadísticamente significativo en ambos sexos (p < 0,0001) para todos los indicadores de consumo, si bien el descenso es más acusado en los chicos, resultando al final del período una prevalencia muy similar entre ambos sexos. Con respecto a los indicadores de consumo problemático, se observa una disminución del antecedente de borracheras entre los chicos, así como una disminución del consumo en días laborables y una disminución de la proporción que declara haber comprado bebidas alcohólicas, mientras que el consumo de 4 copas o más en una misma ocasión aumenta ligera pero significativamente en ambos sexos. Esta equiparación entre los sexos, que para las borracheras muestra incluso un valor superior en las chicas, en 1999 es un hecho novedoso. Todos estos datos señalan una disminución de la accesibilidad global (disminución de la proporción de experimentadores y de la compra de bebidas alcohólicas), y son consistentes con estudios anteriores que han señalado un cambio de patrón del consumo, caracterizado por una disminución global del consumo que se concentraría en fines de semana, y un mantenimiento o aumento del consumo problemático6. De todas formas, el consumo en esta edad es todavía muy bajo en relación con el que se registra en edades posteriores7,8,12,18. En cualquier caso, incluso un retraso en el inicio del consumo sería un objetivo deseable de las políticas de prevención, ya que se ha señalado que el retraso en la iniciación del consumo de bebidas alcohólicas disminuye el riesgo y mejora el pronóstico de la aparición de una dependencia alcohólica22.
En cuanto al consumo de cannabis, no se aprecian cambios estadísticamente significativos en la proporción de alumnos que declaran haberlo probado, aunque destaca una disminución entre los chicos que se acompaña de un aumento en las chicas, por lo que también en esta variable se equiparan los porcentajes de consumo entre ambos sexos. Estos datos no son comparables con otras series publicadas en España, que observan un aumento en los años noventa, aunque se trata en general de jóvenes de mayor edad8,9,13. En todo caso, el aumento relativo entre las chicas sería el aspecto más destacado en nuestro estudio, que habría que valorar en el marco de las tendencias en la misma dirección observada en el resto de sustancias adictivas. Estos datos también aconsejan iniciar la prevención del consumo de cannabis en los programas preventivos implementados en el primer ciclo de la ESO (12-14 años).
Entre las limitaciones del estudio, cabe considerar la validez de los datos obtenidos al discutir las implicaciones de los resultados. La medida de estos hábitos mediante cuestionarios autoadministrados es habitual y la validez del instrumento utilizado ha sido demostrada en estudios anteriores15,16. Por tanto, los cambios registrados mediante estas cinco encuestas transversales probablemente reflejan cambios reales en los consumos de tabaco, alcohol y cannabis y su contexto en la población escolar de Barcelona. A pesar de que se mantenga la validez interna de las comparaciones, es cierto que las conductas autodeclaradas pueden presentar un cierto sesgo, mínimo para sustancias instituci onalizadas, como es el caso del tabaco y el alcohol, pero tal vez más real para el caso de cannabis. En cualquier caso, debe recordarse que la tasa de no respuestas es mínima (tan sólo un alumno en las encuestas de 1987, 1994 y 1999) y que en todos los casos se garantizó la confidencialidad. Las encuestas de 1987 y 1999, a diferencia de las otras tres, se administraron en el primer trimestre del curso (de forma parcial en 1987 y totalmente en 1999). Ello supuso una proporción mayor de escolares de 13 años y menor en los de 14 y 15 años en la encuesta de 1987, lo que podría indicar un menor porcentaje de fumadores, al ser los escolares más jóvenes. En la de 1999 no se dio esta circunstancia, al ser menor la dispersión de edades por no existir prácticamente repetidores antes del final del primer ciclo de la ESO en el nuevo contexto educativo. En las otras encuestas se excluyeron los escolares menores de 13 años y los mayores de 15 para homogeneizar los datos.
Globalmente, parece pues que los datos no invitan al optimismo y sí a la adopción de medidas preventivas: en los últimos años se ha revertido la tendencia positiva en el consumo de tabaco, se mantienen los indicadores de consumo problemático de alcohol a pesar de una disminución global en el acceso, y el consumo de cannabis parece, cuando menos, estable; en todos los casos, con un aumento absoluto o relativo del consumo entre las chicas, que las sitúa en niveles de riesgo iguales o superiores a los de los chicos. Todo ello, a pesar de los cambios legislativos y de una mayor alarma social y una presencia importante de los problemas causados por el consumo de drogas en los medios de comunicación. Probablemente, todavía no hemos sabido traducir las alarmas momentáneas en programas preventivos sostenibles y suficientemente dotados. Sin duda, la prevención es rentable a largo plazo, pero exige también compromisos a corto y medio plazo.
Agradecimientos
Los autores quieren expresar su agradecimiento a todos los escolares (y sus educadores) de las escuelas participantes en las encuestas, que dedicaron su tiempo y esfuerzo a contestar los cuestionarios, así como a todos los miembros de los equipos de salud territorial de la ciudad de Barcelona por su decisiva contribución en la administración de los cuestionarios. Estudio financiado parcialmente con una ayuda del Fondo de Investigaciones Sanitarias (exp. 99/748).
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