Sr. Director:
La importancia que ha adquirido la sanidad en el gasto público de los países desarrollados ha provocado que, durante los últimos 50 años, la economía de la salud haya tenido un enorme crecimiento1, contribuyendo con estrategias, reglas e instrumentos eficientes para mejorar la salud de las personas. Sin embargo, a pesar de su cada vez mayor protagonismo debido a fuertes presiones de control y reducción del gasto como consecuencia de las políticas de consolidación fiscal, algunos estudios2 han identificado, por un lado, las carencias de conocimiento de esta disciplina entre los investigadores en salud pública, y por otro, su reconocida importancia entre los profesionales sanitarios en las intervenciones en salud3.
En España, la formación de posgrado en economía de la salud, y más concretamente en gestión sanitaria, comenzó a mediados de los años 1980 en la Escuela Andaluza de Salud Pública. En los últimos años, principalmente las universidades Pompeu Fabra, de Málaga, de Cantabria y de Castilla-La Mancha (junto al Instituto Max Weber) han ampliado la oferta de programas de másteres en economía de la salud, dotando a esta rama de la economía de una formación y un grado de especialización acordes con la importancia que cada vez más adquiere en la toma de decisiones en salud.
Sorprende la ausencia de estudios de egresados en nuestro país que permitan identificar los perfiles de las personas que realizan estos programas de máster, su satisfacción con los mismos y la relación previa y posterior a su finalización con el mercado laboral. Por ello, decidimos realizar un estudio de egresados de másteres en economía de la salud de los principales centros de formación de España, para el cual elaboramos un cuestionario on-line que debían completar los egresados de todas las promociones, compuesto por 30 ítems relativos a su situación socioeconómica y laboral, además de su opinión sobre la formación recibida. Nos fueron remitidos 438 cuestionarios que representaban aproximadamente un 33% del total de los egresados de todas las promociones de los principales másteres. En la tabla 1 se muestra una selección de los principales ítems del cuestionario.
El perfil de las personas egresadas queda reflejado en la tabla 1. Se aprecia que es fundamentalmente sanitario y con una edad de madurez profesional. Se elige esta formación tras una trayectoria de dedicación fundamentalmente clínica. Valoran muy positivamente la formación recibida y muestran un claro interés por la gestión sanitaria, área en la que el máster aporta una formación ausente en sus currículos. Podría pensarse que muchas de estas personas realizan el máster para optar a un cambio hacia un puesto de gestión dentro de sus estructuras laborales, o bien para ampliar sus opciones académicas. En cuanto a la aplicabilidad de estos programas formativos, cabe destacar no solo la alta valoración que obtienen, sino el hecho de que más de la mitad de la muestra encontró un empleo en economía de la salud tras el máster, pese a que algunos de los que ya trabajaban en este campo llamativamente parecen pasar a otras situaciones.