Introducción
Existe evidencia de que la salud oral empeora con la edad1. Entre los problemas dentales más comunes en las personas mayores están la pérdida de dientes, las caries dentales, la enfermedad periodontal y diversos tipos de cáncer asociados2, lo que trae como consecuencia un deterioro en la función oral y una reducción de la capacidad masticatoria, junto con dificultades para hablar, dolor y malestar, afectando severamente la calidad de vida3,4.
El edentulismo o la pérdida parcial de piezas dentales son un problema de salud en todo el mundo5, y aunque la pérdida completa de dientes ha disminuido sigue siendo una condición prevalente en las personas mayores6. En Chile, un estudio con una muestra representativa nacional de 1553 personas adultas informó un 11,4% de edentulismo en la población de 65-74 años7. Los datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) chilena de 2016-2017 indican que el 81,7% de las personas mayores de 65 años tienen menos de 20 dientes, y el uso de prótesis dental en este grupo alcanza el 65,8%, significativamente superior al total del país (22,4%)8.
Diversos estudios han asociado la mala salud oral con diversas condiciones de salud, como problemas cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes mellitus9,10 y depresión11. Menos explorada es su asociación con las enfermedades neurodegenerativas, un grupo de trastornos caracterizados por un deterioro progresivo de las funciones motoras o cognitivas, entre ellas las demencias, siendo la enfermedad de Alzheimer la más prevalente en todo el mundo12. Un estado que precede a las demencias es el deterioro cognitivo, condición en la cual las personas presentan un deterioro en una o más funciones cognitivas, mayor que el esperado para su edad, sin o con mínima afectación en las actividades de la vida diaria instrumentales y sin presencia de demencia13.
Actualmente no existe un tratamiento efectivo para el deterioro cognitivo; sin embargo, la identificación de sus factores de riesgo ha sido de gran relevancia para generar intervenciones oportunas que ayuden a su prevención o a evitar su progresión14.
Existe evidencia internacional que vincula el deterioro cognitivo con la salud oral en población adulta mayor de amplia heterogeneidad cultural15. Sin embargo, hasta nuestro conocimiento, no existen investigaciones recientes que analicen esta asociación en población chilena. Dado lo anterior, este estudio tuvo como objetivo identificar la asociación entre salud oral y sospecha de deterioro cognitivo en personas chilenas de 60 y más años de edad.
Método
En este estudio observacional, de corte transversal, utilizamos datos disponibles de la ENS de 2016-201716, una encuesta poblacional realizada en una muestra nacional, probabilística, estratificada y multietápica de 6233 personas de 15 y más años de edad, con representatividad nacional, regional y por área urbana/rural, de la que se excluyeron mujeres embarazadas y personas con antecedentes de conductas violentas. En este estudio se utilizaron los datos de una submuestra conformada por 1826 personas mayores de 60 años (el 51,6% eran mujeres) que contaban con datos completos en las variables de interés.
El protocolo de estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Todas las personas participantes firmaron un consentimiento informado (ENS 2016-2017)16.
Variables e instrumentos
1) Salud oral
Las medidas de salud oral fueron recogidas mediante un examen clínico, realizado por enfermeras entrenadas, que consideró: a) conteo de número de dien16.
El número de dientes fue categorizado como variable continua, correspondiente al número de dientes (0 a 32), ausencia total de dientes (edentulismo) y tertiles (0 a 9 dientes, 10 a 20 dientes y>20 dientes). La presencia de caries y el uso de prótesis dental fueron categorizados en sí (presencia) o no (ausencia). La salud oral autorreportada fue medida con la pregunta «En general, ¿cómo diría usted que es su salud oral?», y las respuestas fueron categorizadas en muy buena o buena, mala, o muy mala. La presencia de dolor o molestias en la cavidad oral fue medida con la pregunta «¿Son mis dientes o boca una causa de dolor o molestia?», y las respuestas fueron codificadas dicotómicamente (sí o no)16.
2) Sospecha de deterioro cognitivo
Para la evaluación de sospecha de deterioro cognitivo se utilizó el Mini-Mental State Examination (MMSE), instrumento de cribado de deterioro cognitivo en su versión abreviada de seis preguntas17, con una puntuación máxima de 19 puntos y una puntuación de corte ≤13 puntos correspondiente a MMSE alterado, indicativo de sospecha de deterioro cognitivo.
3) Covariables
Las variables sociodemográficas edad, sexo (hombre/mujer), años de educación (≤8 años, 9-12 años o>12 años), zona de residencia (urbana o rural) y estilo de vida se obtuvieron mediante autorreporte con cuestionarios de la ENS 2016-201716. Incluyeron hábito tabáquico (nunca ha fumado, exfumador o fumador), consumo de alcohol (AUDIT score)18 categorizado en baja ingesta (>8 puntos) o alta ingesta (≤8 puntos), e índice de calidad de la dieta basado en el cumplimiento de las guías alimentarias nacionales con puntuaciones de 0 a 12 distribuidas en tres categorías según la adherencia a una dieta saludable (≥9=adherencia, 5-8=adherencia moderada y ≤4=no adherencia)19. El nivel de actividad física, el tiempo destinado a las actividades de transporte activo y las actividades de intensidad moderada o vigorosa fueron determinados con el Global Physical Activity Questionnaire20, y las personas se clasificaron como activas o inactivas según su gasto energético (punto de corte: 600 MET/min/semana). La condición de bajo peso se determinó según el índice de masa corporal utilizando los puntos de corte de valoración específica para personas adultas mayores21 (bajo peso=<23kg/m2). Adicionalmente se utilizaron medidas de presión arterial para el diagnóstico de hipertensión arterial y glucemia en ayuno para el de diabetes mellitus tipo 2. La depresión fue evaluada con la versión corta del Composite International Diagnostic Interview (CIDI-SF)22, un instrumento de cribado que identifica síntomas de depresión en los últimos 12 meses. Adicionalmente, se solicitaron el reporte de dolor crónico, el diagnóstico de asma, el diagnóstico de artritis reumatoide, problemas auditivos y presencia de problemas para dormir.
4) Análisis estadístico
Los datos de caracterización de la población, salud oral y deterioro cognitivo se analizaron como promedios e intervalos de confianza para variables continuas, y como porcentajes con sus respectivos intervalos de confianza del 95% (IC95%) para las categóricas.
Para determinar la asociación entre la sospecha de deterioro cognitivo y las distintas condiciones de salud oral se realizó un análisis de regresión logística en tres modelos: modelo 1, sin ajustar; modelo 2, ajustado por edad, sexo, nivel de educación y zona de residencia, y modelo 3, ajustado por las variables del modelo 2 más hábito tabáquico, ingesta de alcohol, calidad de la dieta, actividad física, hipertensión, diabetes, bajo peso (sí/no) y depresión. Los resultados se presentan como odds ratio (OR) y sus respectivos IC95%.
También se realizó un análisis de regresión lineal para establecer la asociación entre el deterioro cognitivo (esta vez usado como variable continua: puntuación en el MME) y el número de dientes (también como variable continua). Se analizaron tres modelos usando las mismas variables de ajuste antes mencionadas. Los resultados se presentan como coeficientes β y sus respectivos IC95%. Se consideró estadísticamente significativo un valor de p<0,05.
Todos los análisis fueron ajustados por el factor de expansión, resultando en una muestra expandida de 3.066.214 individuos correspondientes a la extrapolación a la población nacional utilizando los factores de expansión sugeridos por la ENS 2016-2017. El análisis estadístico se realizó con STATA V17 (2021 StataCorp; College Station, TX, USA).
Resultados
La caracterización de la muestra se detalla en la tabla 1. En comparación con personas sin deterioro cognitivo, aquellas con sospecha de deterioro cognitivo presentaron un mayor promedio de edad (73,4 vs. 68,9 años), un menor nivel educativo y una mayor proporción de mala calidad de la dieta y alta ingesta de alcohol (tabla 1).
Muestra total | Femenino | Masculino | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
n = 1826 | n = 1164 | Masculino n = 662 | ||||
N = 3.066.214 | N exp = 1.587.850 | N exp = 1.478.364 | ||||
Sin sospecha de deterioro cognitivo | Con sospecha de deterioro cognitivo | Sin sospecha de deterioro cognitivo | Con sospecha de deterioro cognitivo | Sin sospecha de deterioro cognitivo | Con sospecha de deterioro cognitivo | |
n total | n = 1501 | n = 325 | n = 956 | n = 208 | n = 545 | n = 117 |
N expandida | N = 2.591.897 | N = 474.317 | N = 1.337.966 | N = 249.884 | N = 1.253.931 | N = 224.432 |
Porcentaje (IC95%) | 84,5 (81,6-87,1) | 15,4 (12,9-18,3) | 84,3 (80,7-87,2) | 15,47 (12,7-19,2) | 84,8 (79,9-88,6) | 15,1 (11,3-20,3) |
Edad, promedio (IC95%) | 68,9 (68,1-69,6) | 73,4 (71,7-75,3) | 70,3 (69,9-71,2) | 75,2 (74,5-79,2) | 69,9 (68,2-71,5) | 73,9 (71,8-75,7) |
Años educación (%) | ||||||
≤8 años | 77,1 (72,8-80,8) | 22,9 (19,2-27,1) | 77,4 (72,2-81,9) | 22,6(18,1-27,7) | 76,5 (69,4-82,4) | 23,5 (17,6-30,5) |
9-12 años | 92,4 (78,3-97,6) | 7,6 (2,4-21,7) | 94,7 (90,5-97,1) | 5,3 (2,9-9,4) | 95,4 (90,7-97,8) | 4,6 (2,1-9,3) |
> 12 años | 95,1 (92,1-96,9) | 4,9 (3,1-7,8) | 98,1 (94,7-99,2) | 1,9 (0,7-5,2) | 89,3 (68,6-96,9) | 10,6 (3,1-31,3) |
Residencia (%) | ||||||
Urbana | 85,8 (82,6-88,5) | 14,1 (11,5-17,3) | 84,4 (80,4-87,7) | 15,5 (12,2-19,5) | 87,3 (82,1-91,1) | 12,7 (8,8-17,9) |
Rural | 76,7 (68,6-83,2) | 23,3 (16,8-31,3) | 83,1 (74,9-89,1) | 16,8 (10,9-25,1) | 70,5 (57,1-81,1) | 29,5 (18,8-42,9) |
Hábito tabáquico (%) | ||||||
Nunca ha fumado | 90,8 (84,6-94,7) | 9,2 (5,2-15,3) | 92,2 (84,8-96,1) | 7,8 (3,8-15,1) | 89,7 (78,9-95,3) | 10,2 (4,6-21,1) |
Fumador previo | 84,4 (79,4-88,4) | 15,6 (11,6-20,1) | 82,1 (73,7-88,2) | 17,8 (11,7-26,2) | 86,1 (79,1-90,8) | 13,9 (9,1-20,8) |
Actual fumador | 82,4 (77,9-86,1) | 17,6 (13,7-22,1) | 83,4 (78,8-87,1) | 16,5 (12,8-21,1) | 80,6 (70,7-87,8) | 19,3 (12,1-29,3) |
Calidad de la dieta (%) | ||||||
Mala | 79,5 (73,9-84,2) | 20,5 (15,8-26,1) | 79,1 (71,3-85,1) | 20,9 (14,8-28,6) | 80,1 (71,5-86,5) | 20,5 (15,8-26,1) |
Regular | 86,1 (82,1-89,3) | 13,9 (10,7-17,8) | 85,6 (81,1-89,1) | 14,4 (10,8-18,9) | 86,6 (79,6-91,4) | 13,9 (10,7-17,8) |
Buena | 91,6 (84,1-95,8) | 8,4 (4,2-15,9) | 92,4 (84,2-96,6) | 7,5 (3,4-15,7) | 89,8 (70,1-97,1) | 8,4 (4,2-15,9) |
Actividad física | ||||||
Activo | 87,3 (83,9-90,1) | 12,7 (9,8-16,1) | 87,8 (83,9-90,1) | 12,2 (9,8-16,1) | 86,9 (81,1-91,2) | 13,1 (8,7-18,9) |
Inactivo | 75,7 (69,7-80,1) | 24,3 (19,2-30,2) | 75,7 (67,8-82,2) | 24,3 (19,2-30,2) | 75,6 (65,5-83,4) | 24,4 (16,5-34,4) |
Ingesta de alcohol (%) | ||||||
Baja | 87,1 (82,8-90,4) | 12,9 (9,6-17,2) | 85,7 (80,2-89,8) | 14,3 (10,1-19,7) | 87,9 (81,5-92,3) | 12,1 (7,7-18,4) |
Alta | 81,2 (77,1-84,7) | 18,8 (15,2-22,8) | 83,1 (78,2-87,1) | 16,9 (12,8-21,7) | 77,2 (69,1-83,7) | 22,7 (16,2-30,8) |
Condiciones crónicas (%) | ||||||
Hipertensión arterial | 84,1 (79,7-87,6) | 15.9 (46,4-64,3) | 84,1 (79,2-88,6) | 15,8 (11,9-20,9) | 83,9 (75,7-89,8) | 16,1 (10,2-24,2) |
Diabetes mellitus tipo 2 | 85,4 (79,9-89,7) | 14,5 (10,2-20,1) | 85,2 (77,4-90,7) | 14,7 (9,2-22,5) | 85,8 (77,2-91,5) | 14,2 (8,4-22,8) |
IMC bajo peso | 77,3 (65,5-85,9) | 22,7 (14,1-34,4) | 73,1 (58,284,1,2) | 26,8 (15,9-41,7) | 82,1 (60,1-93,2) | 17,9 (6,7-39,8) |
Problemas auditivos | 74,7 (55,5-87,5) | 25,2 (12,4-44,2) | 61,9 (43,3-77,5) | 38,1 (22,8-56,6) | 79,1 (49,8-93,7) | 20,1 (6,3-50,2) |
Sospecha de depresión | 81,9 (82,6-88,4) | 18,1 (9,5-31,4) | 84,8 (66,8-93,9) | 15,1 (6,6-33,1) | 75,9 (51,9-90,2) | 24 (9,7-48,1) |
Problemas para dormir | 64,4 (33,6-86,6) | 35,6 (13,3-66,3) | 56,5 (23,7-84,4) | 43,5 (15,5-76,2) | 83,5 (46,3-96,7) | 16,5 (3,2-53,6) |
Dolor crónico | 79,1 (70,7-85,7) | 20,9 (14,3- 29,5) | 82,9 (78,1-86,8) | 17,1 (1313-21,9) | 71,2 (51,3-85,3) | 28,8 (14,6-48,6) |
Salud oral autorreportada (%) | ||||||
Muy buena o buena | 86,1(82,9-88,8) | 13,9 (11,2-17,1) | 85,4 (81,5-88,5) | 14,6 (11,4-18,4) | 86,8(81,3-90,9) | 13,2 (11,2-17,1) |
Mala o muy mala | 79,1 (72,0-84,8) | 20,9 (15,2-27,9) | 80,4 (70,9-87,4) | 19,5 (12,5-29,2) | 77,5 (72,0-84,8) | 22,6 (13,8-34,2) |
N.◦ dientes, promedio (IC) | 13,4 (12,5-14,4) | 8,5 (6,7-10,4) | 13,2 (11,5-16,4) | 6,6 (5,7-8,4) | 10,5 (8,5-14,4) | 10,2 (8,7-11,3) |
Edentulismo (%) | 75,7 (67,5-82,3) | 24,2 (17,6-32,4) | 73,2 (63,8-80,9) | 26,8 (19,1-36,1) | 82,3 (67,8-91,1) | 17,6 (8,8-32,1) |
N.◦ dientes (tertiles) | ||||||
0-9 | 77,9 (72,9-82,2) | 22,1 (17,8-27,1) | 77,4 (71,5-82,4) | 22,6 (17,8-27,1) | 78,6 (72,9-82,2) | 21,3 (17,8-30,1) |
10-20 | 87,8 (83,1-91,3) | 12,1 (8,6-16,9) | 89,9 (84,7-93,5) | 10,1 (8,6-28,9) | 86,6 (78,1-91,3) | 13,9 (8,6-21,9) |
> 20 | 90,9 (83,7-95,1) | 9,1 (4,9-16,2) | 92,9 (87,2-96,2) | 7,1 (4,9-12,2) | 89,5 (73,7-95,1) | 10,4 (4,9-22,2) |
Uso de prótesis dental (%) | 84,6 (81,1-87,6) | 15,3 (12,3-18,7) | 83,1 (78,4-86,3) | 16,9 (13,1-21,5) | 87,2 (81,6-91,3) | 12,7 (8,6-18,3) |
Presencia de caries (%) | 86,7 (82,9-89,7) | 13,2 (10,1-17,1) | 87,7 (82,8-91,3) | 12,3 (8,6-17,1) | 85,9 (79,9-90,7) | 14,1 (9,6-20,1) |
Dolor oral (%) | 74,9 (82,2-87,8) | 25,1 (16,3-36,2) | 75,2 (81,2-88,1) | 24,8 (14,1-39,7) | 74,6 (54,5-87,9) | 25,4 (12,1-45,5) |
IC95%: intervalo de confianza del 95%; IMC: índice de masa corporal.
Promedios e intervalos de confianza para las variables continuas, y porcentajes con sus respectivos IC95% para las categóricas.
La caracterización de la muestra según sexo indica que la edad promedio de las mujeres con sospecha de deterioro cognitivo fue mayor que la de los hombres con la misma condición (75,2 vs. 73,9 años), y para ambos grupos esta edad fue mayor que la del grupo sin sospecha de deterioro cognitivo. Los hombres con sospecha de deterioro cognitivo tuvieron una mayor proporción de ≤8 años de escolaridad, alta ingesta de alcohol y sospecha de depresión que las mujeres en igual condición. Por otra parte, las mujeres con sospecha de deterioro cognitivo mostraron mayor proporción de estado nutricional de bajo peso, problemas auditivos y problemas para dormir que los hombres en igual condición (tabla 1).
Al comparar las condiciones orales de la muestra total según el deterioro cognitivo, las personas con sospecha de deterioro presentaron en promedio cinco dientes menos (13,4 vs. 8,5 dientes). Una mayor proporción de personas con sospecha de deterioro cognitivo informaron mala calidad de salud oral, en comparación con las personas sin sospecha de deterioro cognitivo (tabla 1).
El análisis comparativo según el sexo (tabla 1) mostró que las mujeres con sospecha de deterioro cognitivo presentaron casi siete dientes menos que aquellas sin sospecha, diferencia muy superior a la encontrada en los hombres, en quienes el número de dientes se mantuvo casi similar en aquellos con y sin deterioro cognitivo. Del mismo modo, la presencia de edentulismo fue mayor en las mujeres con deterioro cognitivo (26,8%) que en los hombres con igual condición (17,6%), y lo mismo para el uso de prótesis (16,9% vs. 12,7%). La presencia de caries fue mayor en los hombres con sospecha de deterioro cognitivo que en las mujeres (14,1% vs. 12,3%), lo mismo que la presencia de dolor oral (25,4% vs. 24,8%) y de muy mala o mala salud reportada (22,6% vs. 19,5%).
Las asociaciones entre las variables de salud oral y sospecha de deterioro cognitivo se presentan en la tabla 2. En el modelo sin ajustar, la presencia de edentulismo se asoció con mayor probabilidad de sospecha de deterioro cognitivo (OR: 2,08; IC95%: 1,29-3,35). Consistentemente, tener 10-20 dientes (OR: 0,48; IC95%: 0,31-0,78) o más de 20 dientes (OR: 0,35; IC95%: 0,17-0,72) se asoció a menor probabilidad de deterioro cognitivo, en comparación con las personas que tenían 0-9 dientes. Una mala o muy mala salud oral autorreportada se asoció con mayor probabilidad de sospecha de deterioro cognitivo, en comparación con quienes reportaron buena o muy buena salud oral (OR: 1,64; IC95%: 1,03-2,60). Tras ajustar por las variables de confusión en los modelos 2 y 3, las asociaciones previamente identificadas fueron atenuadas, permaneciendo estadísticamente significativas solo para dolor oral, cuya presencia se asoció a 1,99 (IC95%: 1,09-3,63) veces más probabilidad de presentar sospecha de deterioro cognitivo en comparación con quienes no referían dolor oral (tabla 2).
Modelo 1 | Modelo 2 | Modelo 3 | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
OR (IC95%) | p | OR (IC95%) | p | OR (IC95%) | p | |||
Edentulismo | ||||||||
No | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | |||||
Sí | 2,08 (1,29-3,35) | 0,003 | 1,35 (0,81-2,25) | 0,236 | 1,36 (0,82-2,25) | 0,223 | ||
N.° dientes | ||||||||
0-9 | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | |||||
10-20 | 0.48 (0,31-0,78) | 0,003 | 0,62 (0,37-1,00) | 0,052 | 0,61 (0,35-1,01) | 0,059 | ||
>20 | 0.35 (0,17-0,72) | 0,004 | 0,51 (0,26-0,99) | 0,047 | 0,54 (0,28-1,04) | 0,066 | ||
Salud oral autorreportada | ||||||||
Muy buena o buena | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | |||||
Mala o muy mala | 1,64 (1,03-2,60) | 0,035 | 1,52 (0,94-2,45) | 0,081 | 1,41 (0,89-2,25) | 0,141 | ||
Uso de prótesis dental | ||||||||
No | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | |||||
Sí | 0,97 (0,61-1,52) | 0,897 | 0,83 (0,54-1,27) | 0,397 | 0,83 (0,53-1,31) | 0,433 | ||
Presencia de caries | ||||||||
No | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | |||||
Sí | 0,73 (0,48-1,01) | 0,135 | 0,89 (0,58-1,36) | 0,602 | 0,89 (0,57-1,39) | 0,614 | ||
Dolor oral | ||||||||
No | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | 1.00 (Ref.) | |||||
Sí | 1,92 (1,08-3,44) | 0,001 | 1,92 (1,06-3,48) | 0,031 | 1,99 (1,09-3,63) | 0,024 |
IC95%: intervalo de confianza del 95%; OR: odds ratio.
Modelo 1: sin ajustar. Modelo 2: ajustado por edad, sexo, nivel de educación y área geográfica de residencia. Modelo 3: adicionalmente ajustado por hábito tabáquico, ingesta de alcohol, calidad de la dieta, actividad física, hipertensión, diabetes, bajo peso y sospecha de depresión.
En los modelos de regresión lineal (tabla 3), por cada diente adicional se observó un aumento del 2% en la puntuación del MMSE. La relación se mantuvo significativa aun después de ajustar por todas las variables de confusión.
Modelo 1 | Modelo 2 | Modelo 3 | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
β (IC95%) | p | β (IC95%) | p | β (IC95%) | p | |||
N.° dientes | 0,08 (0,05-0,10) | <0,001 | 0,03 (0,00-0,05) | 0,042 | 0,02 (0,01-0,05) | 0,033 |
IC95%: intervalo de confianza del 95%.
Modelo 1: sin ajustar.Modelo 2: ajustado por edad, sexo, nivel de educación y área geográfica de residencia. Modelo 3: adicionalmente ajustado por hábito tabáquico, ingesta de alcohol, calidad de la dieta, actividad física, hipertensión, diabetes, bajo peso y sospecha de depresión.
Discusión
Los hallazgos de este estudio evidencian una asociación entre la salud oral y la sospecha de deterioro cognitivo en las personas mayores chilenas. Los participantes con sospecha de deterioro cognitivo tuvieron menor número de dientes y mayor presencia de dolor oral. Por otra parte, la probabilidad de sospecha de deterioro cognitivo fue mayor en caso de dolor oral y en personas con pérdida total de dientes o menor número de dientes, aunque estas asociaciones pierden significación en los modelos ajustados.
La pérdida de dientes fue una condición prevalente en la muestra estudiada, con independencia de la presencia de deterioro cognitivo, lo que confirma los hallazgos previos en muestras representativas de personas mayores chilenas, que indican que el 11,4% padecen edentulismo7.
La asociación entre deterioro cognitivo y pérdida de dientes ha sido previamente confirmada23-25. Un estudio de cohorte prospectivo de 4 años realizado en Japón determinó que las personas con 0-9 dientes tenían mayor probabilidad de desarrollar deterioro cognitivo que aquellas con ≥10 dientes (OR: 3,31; IC95%: 1.07-10.2)24, y una revisión sistemática y metaanálisis de 14 estudios encontró que los sujetos con mayor pérdida de dientes tenían 1,48 veces más riesgo de desarrollar deterioro cognitivo (IC95%: 1,18-1,87) y 1,28 veces más riesgo de ser diagnosticados de demencia (IC95%: 1,09-1,49)26. Otro estudio con personas mayores de 60 años, con y sin demencia evaluados con el MMSE, informó que a medida que aumentaba la disfunción cognitiva también aumentaba la pérdida de dientes23.
Se postula que la asociación de deterioro cognitivo y salud oral está más relacionada con la capacidad masticatoria que con el número de dientes27. Las personas con dificultades masticatorias deben realizar cambios en las texturas de los alimentos que ingieren, evitando sólidos y priorizando los alimentos tipo pudding28, lo cual, adicionado a las deficiencias de micro- y macronutrientes, propicia la disminución del rendimiento masticatorio. Esta condición contribuiría al deterioro cognitivo, debido a que la masticación estimula la actividad del hipocampo, estructura considerada clave en la función cognitiva y la memoria. También contribuiría a aumentar el flujo sanguíneo cerebral, aportando mayor cantidad de oxígeno hacia otras regiones cerebrales, como corteza motora primaria, suplementaria, sensorial, ínsula, tálamo y cerebelo29.
Otro mecanismo que podría explicar la asociación positiva entre la pérdida de dientes y el deterioro cognitivo es que las personas con pérdida de dientes parcial o total, y problemas masticatorios asociados, presentan mayor riesgo de desnutrición, lo cual se ha asociado con deterioro cognitivo y enfermedad de Alzheimer30.
También se asocian a la pérdida de dientes los malos hábitos de higiene dental, planteando que el funcionamiento cognitivo alterado induce a inadecuadas rutinas de higiene, pero también es posible que no cumplir con una rutina de higiene sea un síntoma inicial de alteración en el funcionamiento cognitivo31. Vinculado a lo anterior, las personas mayores con alteraciones cognitivas informan menor uso de los servicios dentales23, lo que puede exacerbar el problema. Lo anterior puede sugerir bidireccionalidad en la relación entre salud oral y funcionamiento cognitivo, en tanto que una mala salud oral induce alteraciones cognitivas y, a su vez, estas inciden en la salud oral.
La enfermedad periodontal es considerada una de las principales causas de pérdida de piezas dentarias en las personas mayores de 45 años24. Así, otro mecanismo explicativo de la asociación entre salud, dolor oral y deterioro cognitivo radica en la infección bacteriana y el proceso inflamatorio crónico productor de citocinas proinflamatorias (interleucina 1B, interleucina 6 y factor de necrosis tumoral), que en etapas avanzadas pueden provocar una inflamación sistémica general y promover procesos neuroinflamatorios que incluyen amiloidosis, muerte neuronal, adelgazamiento cortical y reducción del volumen cerebral, todos ellos eventos relacionados con la enfermedad cerebrovascular y la neurodegeneración32.
Adicionalmente, la exposición a diversos agentes patógenos o bacterias genera una respuesta inflamatoria que desencadena una cascada de reacciones que inducirían la destrucción del tejido cerebral24. El daño neuronal en la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer estaría causado por la infección por Porphyromonas gingivalis a través de la secreción de gingipaínas33. Igualmente, se ha descrito el papel de la neuroinflamación en la patogénesis del deterioro cognitivo y las demências34, lo que provocaría una serie de eventos que comienzan con la estimulación de las células gliales para la generación de citocinas proinflamatorias y terminan con el daño de las células nerviosas35.
Otro hallazgo de este estudio es la mayor probabilidad de deterioro cognitivo en presencia de dolor de la cavidad oral. Las revisiones del tema confirman esta asociación, pero enfatizan la escasez de estudios al respecto y la complejidad de la evaluación de la salud oral en las personas mayores36.
Fortalezas y limitaciones del estudio
Este estudio se desarrolló en una muestra representativa de personas mayores chilenas e incorporó un examen clínico para determinar la salud oral, lo que otorga solidez a los hallazgos. Entre sus limitaciones se encuentra el uso de una medida global de funcionamiento cognitivo, el MMSE, que solo es indicativo de sospecha de deterioro. De igual forma, algunas medidas de salud oral fueron evaluadas mediante autorreporte, aun cuando estudios longitudinales han mostrado su correlación con indicadores objetivos37.
Conclusiones
Los problemas de salud oral son altamente prevalentes en la población adulta mayor chilena, en particular en grupos de bajo nivel educativo y bajo nivel de ingresos. Los hallazgos de este estudio confirman la asociación entre mala salud oral, particularmente pérdida de dientes, dolor oral y sospecha de deterioro cognitivo. Lo anterior aporta en la identificación temprana de los factores de riesgo de deterioro cognitivo y en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades neurodegenerativas.
¿Qué se sabe sobre el tema?
Una mala salud oral se relaciona con un funcionamiento cognitivo disminuido en personas mayores de 60 años. En Chile y Latinoamérica, la asociación entre salud oral y deterioro cognitivo no ha sido completamente estudiada.
Declaración de transparencia
La autora principal (garante responsable del manuscrito) afirma que este manuscrito es un reporte honesto, preciso y transparente del estudio que se remite a Gaceta Sanitaria, que no se han omitido aspectos importantes del estudio, y que las discrepancias del estudio según lo previsto (y, si son relevantes, registradas) se han explicado.