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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.77 no.11  nov. 2002

 

SECCIÓN HISTÓRICA


PRIMEROS DOCUMENTOS HISTÓRICOS SOBRE LA VÍA ÓPTICA

HERNÁNDEZ GONZÁLEZ LC1, LÓPEZ MUÑIZ A1, JUNCEDA MORENO J2, SUÁREZ SUÁREZ E3

 

Las primeras noticias acerca de la vía óptica son de Galeno en el siglo II, describiendo los nervios ópticos como canales neumáticos transportadores de sensaciones desde los ojos al cerebro. Estos canales comunicaban cada ojo con el correspondiente vestíbulo cerebral, entrecruzándose entre ellos. Aunque Galeno sí se pronunció sobre una posible comunicación de ambos canales en la línea media formando una «X», sostuvo que ésta era un mecanismo sustitutorio de visión que permitía conservar la visión binocular en caso de afectación de uno de los dos ojos.

En el siglo IX, el médico árabe Abu Zayd hunayn Ibn recoge los conocimientos galénicos haciendo especial hincapié en la descripción del globo ocular, tal como llegará a nuestros tiempos por las traducciones medievales.

La primera representación del quiasma en la cual se muestra un entrecruzamiento real entre las fibras ópticas es recogida en el libro de oftalmología del sirio Califa Ibn Abi Al-Mahasin (1266) (fig. 1).

 

Fig. 1. Primera representación del quiasma óptico en el que se demuestra un entrecruzamiento completo de las fibras nerviosas.


La aportación de los árabes a la oftalmología no se limitó a la traducción de la obra galénica sino que introdujeron notables innovaciones en el conocimiento del globo ocular, del quiasma y del cerebro óptico. Entre las más interesantes correcciones a la anatomía de Galeno están las correspondientes a la localización del cristalino, la concepción de la cámara posterior del ojo y la estructura del nervio óptico.

Tras la oscura época medieval que se limita a la transmisión de las obras grecolatinas y arábigas, el Renacimiento significa un nuevo esplendor del conocimiento científico destacando la obra de Leonardo Da Vinci, quien por primera vez dibuja un verdadero entrecruzamiento ratificando las aportaciones de los árabes sobre las fibras en el quiasma óptico.

Sin embargo, Vesalio, cuya importancia en el desarrollo de la anatomía es indiscutible, dibuja medio siglo después en su obra De Humani corporis Fabrica, el quiasma óptico sin entrecruzamiento sino con una yuxtaposición de fibras (1543). En 1573 Varolio publica el primer libro dedicado al nervio óptico, representando su origen talámico en la pared del III ventrículo, detalle anatómico que ya había sido descrito por Eustache en 1551 pero que no fue publicado hasta 1617.

Desgraciadamente los conceptos galénicos se mantienen hasta la mitad del siglo XVII. Sirva como ejemplo que Descartes (1596-1650) creyó en la representación mecánica de la visión y negó la existencia de una decusación quiasmática de los nervios ópticos. Para Descartes cada nervio se originaba en el ventrículo lateral continuándose por una ruta paralela al quiasma para terminar en la retina. Además, se transmitía hacia la pineal separadamente a cada ojo antes de ser memorizado por el cerebro (fig. 2).

 

Fig. 2. Representación de la transmisión de las imágenes reales desde los ojos a la glándula pineal desde donde la información deriva hacia el resto de los aparatos y sistemas.

Consecuentemente debemos llegar al siglo XVII para que un destacado miembro de la escuela anglosajona, Willis, en su tratado sobre Anatomía del cerebro (1644), demuestre que el nervio óptico no es un tubo hueco, según la concepción galénica, sino una estructura maciza cuyo espesor está ocupado por fibras nerviosas. Asimismo, observó la continuación de la vía hacia los tálamos y corteza. Éste sería el punto de comienzo de la concepción actual de la vía óptica.

Terminaremos destacando dos hechos entre estos primeros documentos que se enmarcan en la configuración moderna de la vía óptica.

En primer lugar en 1802 un estudiante de medicina, Gennari describe en la corteza cerebral calcarina un engrosamiento que relacionó con la vía óptica, ratificado cuatro años después por Vicq d'Azyr y que se correspondería con la zona estriada del córtex descrito por Ramón y Cajal como consecuencia de la mielinización transversal de la cuarta capa cortical. Y finalmente, en 1854, Gratiolet demuestra la continuación de la vía visual hacia la corteza calcarina.


Departamento de Morfología. Facultad de Medicina. Universiedad de Oviedo (Asturias). España
1 Doctor en Medicina.
2 Doctor en Medicina. Servicio de Oftalmología. Hospital Valle del Nalón. Asturias.
3 Licenciado en Medicina. Servicio de Oftalmología. Hospital Valle del Nalón. Asturias.

Correspondencia:
Luis Carlos Hernández González
Dpto. de Morfología. Facultad de Medicina. Universidad de Oviedo
33006 Oviedo (Asturias)
España

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Vicq d'Azyr F. Traité d'Anatomie et de Physiologie avec des planches coloriées représentant au naturel les divers organes de l'homme et des animaux. Vol 1: Anatomjie du cerveau. Paris: Ed. Amb Didot l'ainé; 1786.

  2. Willis T. Cerebri anatome cui accesit nervorum descriptio et usus. London: Ed. Martyn and Allestry Pauli; 1664.

  3. Gratiolet P. Mémoire sur les plis cérebraux de l'Homme et des Primates. Paris: Ed. Bertrand; 1854.

  4. Tamraz JC, Comair YG. Altas of Regional Anatomical of the Brain using MRI. Berlin: Ed. Springer; 2000; 259-288.

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