SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.77 número12Tratamiento tópico con mitomicina C en la neoplasia intraepitelial córneo-conjuntival de gran espesorFriedensreich (Fritz) Hundertwasser: Viena, 1928 - Queen Elizabeth II, 2000 índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

Compartir


Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.77 no.12  dic. 2002

 

SECCIÓN HISTÓRICA


SOBRE LENTES, ESPEJUELOS, ANTEOJOS, GAFAS O ANTIPARRAS

ASCASO PUYUELO FJ1, CRISTÓBAL BESCÓS JA1

 

En la historia de la ciencia pocos temas emanan tanto misticismo como la óptica y la naturaleza de la luz. El salto de la observación a simple vista a la visión ayudada de instrumentos fue uno de los mayores avances de la historia. No sabemos quién inventó las gafas, cómo y cuándo. Quizás los chinos del siglo X ya usasen lentes incorporadas en algún soporte. En Europa, aunque el filósofo y científico inglés Roger Bacon (c. 1220-1292) proclamó el uso de lentes como ayuda óptica, parece que fue Italia la pionera en la utilización de gafas. Los datos disponibles sugieren que éstas habrían sido inventadas casualmente por algún lego no versado en óptica. Quizás un viejo cristalero que fabricaba piezas redondas para hacer ventanas emplomadas probara uno de esos discos mirando a través de él y, para su deleite, descubrió que veía mucho mejor. Sospechamos que el inventor no era un académico, pues a los profesores les encanta jactarse de sus creaciones y no disponemos de ningún dato referente a un inventor de estas características anterior al siglo XIII. El término italiano lente (de lentil, «lenteja», la semilla comestible) o lente di vetro («lenteja de cristal»), utilizado al principio para describir el invento, evidentemente no es de origen culto. No es el tipo de palabra que un sabio profesor utilizaría para describir la aplicación de sus teorías ópticas.

 
Fig. 1. La Virgen del Canónigo van der Paele (1436)
(122x157 cm), de Jan van Eyck (c. 1390-Brujas, 1441),
fundador de la escuela flamenca. Recoge la primera
representación pictórica de unas gafas con lentes cóncavas.

Desde las primeras noticias de la utilización de gafas, anteriores al año 1300, hasta la invención del telescopio trescientos años después, los eruditos no prestaron atención alguna a las lentes. Las razones fueron múltiples. Se sabía muy poco sobre la teoría de la refracción de la luz, y los pocos físicos que la estudiaron, seducidos por su amor hacia las formas perfectas, lo hicieron sobre una esfera completa de cristal, en la cual se daban las aberraciones más complejas, con lo cual ese estudio no les llevó a ningún sitio. Por otro lado, los filósofos naturales veían obstaculizada la investigación de los efectos de las lentes por sus teorías sobre la luz y la visión. Desde tiempos muy remotos, las especulaciones de los filósofos europeos habían estado dominadas por el propósito de descubrir cómo ve la gente, en lugar de preguntarse sobre la naturaleza de la luz como fenómeno físico. Los griegos concebían la visión como el proceso activo de un ojo humano viviente y no como el registro pasivo de impresiones físicas exteriores. La teoría elaborada por Euclides sobre la perspectiva, hacía del ojo y no del objeto visto, el punto de origen de las líneas de visión. Platón y los pitagóricos describían el proceso de la visión como emanaciones del ojo que, de algún modo, abarcaban el objeto visto. Ptolomeo defendió la misma teoría. Demócrito y los atomistas, en cambio, sugirieron que unas emisiones procedentes del objeto visto entraban en el ojo y producían imágenes. Galeno, árbitro de la anatomía europea, planteó una objeción lógica: las imágenes grandes, como las de las montañas, posiblemente no podrían penetrar por la diminuta pupila del ojo. Tampoco los atomistas pudieron explicar cómo un objeto único podía producir el número suficiente de emisiones para que llegaran a toda la gente que lo veía a la vez. Galeno elaboró una teoría de compromiso que intentó relacionar con la fisiología del ojo. Durante la Edad Media la Europa cristiana todavía estaba dominada por el concepto del ojo «activo», cuya experiencia visual dependía del alma interna, lo cual implicaba que el ojo no era un mero instrumento óptico y la luz no era un fenómeno de la física.

 
Fig. 2. Retrato de León X acompañado por los cardenales
Julio de Médicis y Luis de Rossi, por Rafael (1517;
Galería de los Uffizi, Florencia). El papa lee ayudado
por una lupa.

En el estudio de la óptica y en la fabricación de instrumentos de visión se interponían también obstáculos religiosos. «Vosotros sois la luz del mundo», declaraba Jesús en el sermón de la montaña (Mateo, 5,14); «Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna», afirmaba Juan (I Juan 1,5). El primer día de la Creación, según observaron los estudiosos de las Escrituras, «Dios dijo: que se haga luz; y la luz se hizo» (Génesis 1,3). Y no creó el Sol, la Luna, ni las estrellas hasta el cuarto día. Jugar con la luz o tratarla como un fenómeno meramente físico era como investigar la química de la Eucaristía. La teología estaba reforzada por el folklore y el sentido común. ¿Por qué les habían sido dados los ojos a los hombres si no era para que conocieran la forma, tamaño y color verdaderos de los objetos del mundo exterior? ¿No eran los espejos, los prismas y las lentes dispositivos para crear mentiras visuales? Los instrumentos hechos por el hombre para multiplicar, desviar, ampliar o reducir, duplicar o invertir las imágenes visuales eran medios para distorsionar la verdad. Los cristianos devotos y los filósofos honestos no querían tener nada que ver con semejante superchería.

 
Fig. 3. El cirujano (detalle), por Jan Sanders Van
Hemesen (Hemixen, cerca de Amberes, c. 1504-Haarlem
c. 1575), pintor flamenco (Museo del Prado, Madrid).
Unos anteojos corrigen su presbicia.

Con todo, ciertas personas de mente práctica siguieron adelante. Se alegraban de ponerse unas gafas sobre la nariz, simplemente porque así veían mejor. Parece que el primer uso de las gafas tenía como objetivo corregir la presbicia. Así, durante los siglos XIII y XIV se utilizaron lentes convexas elaboradas con fragmentos de berilio o cuarzo. A principios del siglo XIV, en el inventario de las propiedades de un obispo florentino constaba «un par de gafas con montura de plata dorada». Durante este siglo se fabricaron las primeras lentes convexas de cristal, entre las que destacaban las venecianas por su especial calidad. Resulta difícil averiguar cuál fue su génesis, dado que los artesanos que descubrieron el procedimiento para fabricarlas no deseaban hacer públicos sus secretos ni informar a sus competidores por razones comerciales. En 1300, la fabricación de gafas era tan común en Venecia que hubo de promulgarse una ley contra los fabricantes que engañaban a los clientes dándoles vidrio en lugar de cristal. «Para mi fastidio, al llegar a los sesenta años de edad... hube de buscar la ayuda de las gafas», se quejaba Petrarca (1304-1374) en su autobiográfica Epístola a la posteridad. El propio Kepler llevaba gafas. A mediados del siglo XIV algunos europeos eminentes se retrataban con gafas. Aunque el teólogo y filósofo alemán Nicolás de Cusa (1401-1464), en su obra De Berylli, describió por vez primera el uso de lentes cóncavas para mejorar la visión lejana, las primeras lentes cóncavas no aparecieron hasta finales del siglo XV o principios del XVI. Benjamín Franklin diseñó en 1758 la primera lente bifocal, y no será hasta finales del siglo XIX cuando se construyan lentes correctoras del astigmatismo.

 
Fig. 4. La mujer entre las dos edades de la vida: se deja
cortejar por el joven al tiempo que sostiene los anteojos
del anciano. Una alegoría sensual y profana a tono con
el espíritu del Renacimiento. Siglo XVI, Escuela francesa.
Museo de Bellas Artes, Rennes, Francia.

 

 
Fig. 5. El pesador de oro, óleo de Gérard Dou (Leiden
1613-id. 1675), pintor holandés de género, cuya temática
de la vida burguesa plasmó con minuciosidad realista.


1 Doctor en Medicina. Servicio de Oftalmología. Hospital Clínico Universitario de Zaragoza. España.

Correspondencia: 
Fco. Javier Ascaso Puyuelo
Servicio de Oftalmología. Hospital Clínico Universitario
Avda. San Juan Bosco, 15
50009 Zaragoza
España
E-mail: adileza@comz.org

 

BIBLIOGRAFÍA

- Albert DM, Edwards DD. The History of Ophthalmology. Cambridge, Mass: Blackwell Science; 1996.

- Boorstin DJ. Los descubridores. Barcelona: Ed. Crítica; 1998; 308-310.

- Noguera JJ. Las gafas. Arch Soc Esp Oftalmol 1998; 73: 123-124.

- Noguera JJ. Nicolás Cusanus, Jan Van Eyck y las lentes cóncavas. Arch Soc Esp Oftalmol 2000; 75:649-650.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons