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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.78 no.10  oct. 2003

 

ARTÍCULO ORIGINAL


SÍNTOMAS Y SIGNOS DE OJO SECO EN USUARIOS DE LENTES DE
CONTACTO HIDROFÍLICAS: RELACIÓN CON EL HÁBITO DE FUMAR

DRY EYE SIGNS AND SYMPTOMS IN HYDROGEL CONTACT LENS WEARERS:
RELATION TO SMOKING HABIT

GABELA MERINO MI1, GONZÁLEZ GARCÍA MJ2, MAYO ISCAR A3, CALONGE CANO M4

RESUMEN

Objetivo: Comprobar si existe una mayor prevalencia de signos y síntomas de sequedad ocular en sujetos portadores de lentes de contacto hidrofílicas (LCH) que son fumadores, frente a usuarios de LCH que no fuman.
Material y Métodos:
Se seleccionaron 60 adultos de modo aleatorio de las historias clínicas de pacientes usuarios de LCH. La muestra fue dividida en tres grupos: no fumadores, fumadores de menos de 15 cigarrillos por día y fumadores de más de 15 cigarrillos por día. Para valorar los síntomas se realizó un cuestionario (test de Mc Monnies modificado) y para el estudio de los signos se evaluó el menisco lagrimal, el test de Schirmer con anestesia, el tiempo de ruptura de la película lagrimal no invasivo (NIBUT) y el estado de la superficie ocular mediante biomicroscopia del polo anterior.
Resultados:
No se encontraron diferencias significativas en las pruebas realizadas para ninguno de los tres grupos estudiados.
Conclusión:
El hábito de fumar no parece afectar al desarrollo de intolerancia a LCH originado por la aparición de síndrome de ojo seco.

Palabras clave: Hábito de fumar, superficie ocular, lentes de contacto, Síndrome de ojo seco.

 

SUMMARY

Purpose: To determine whether there may be a relationship between the smoking habit ant the presence of dry eye signs and symptoms in a population of hydrogel contact lens (HCL) wearers.
Material and Methods:
60 adults HCL wearers were chosen randomly. The sample was divided into three groups: nonsmokers, smokers of less than 15 cigarettes per day and smokers of more than 15 cigarettes per day. The ocular symptoms were evaluated with a questionnaire (modified Mc Monnies test). Evaluation of tear meniscus, Schirmer test with anesthesia, non invasive break-up time (NIBUT), slit lamp examination and fluorescein staining were performed to assess ocular signs of dry eye.
Results:
No significant differences were found among the three study groups.
Conclusion:
Smoking does not seem to affect the presence of signs and symptoms of ocular dryness in a population of HCL wearers and does not predispose to contact lens intolerance (Arch Soc Esp Oftalmol 2003; 78: 543-548).

Key words: Smoking, ocular surface, hydrogel contact lenses, Dry Eye Syndrome.

 


Recibido:26/3/03. Aceptado: 27/8/03.
Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA), Universidad de Valladolid. Valladolid. España. 
1 Licenciada en Farmacia. 
2 Diplomada en Óptica y Optometría. 
3 Doctor en Matemáticas. 
4 Doctora en Medicina.

Correspondencia: 
MJ González García
IOBA Edificio de Ciencias de la Salud, 3.ª planta
Avda. Ramón y Cajal, n.º 7
47005 Valladolid
España


INTRODUCCIÓN

Numerosos estudios epidemiológicos han puesto de manifiesto los efectos nocivos que el consumo de tabaco tiene para la salud. En el ámbito oftalmológico, el tabaquismo se ha identificado como factor de riesgo en el desarrollo de patologías como neuropatías ópticas (1), cataratas (2), degeneración macular asociada a la edad (3) o aparición de patología de la superficie ocular.

Entre estas últimas se ha descrito la aparición de úlceras corneales (4) y conjuntivitis tóxico-irritativas (5). Se han encontrado depósitos de nicotina en la superficie de las lentes de contacto (6) y una mayor prevalencia de infiltrados corneales (7) en fumadores usuarios de lentes de contacto hidrofílicas (LCH). Recientemente se han detectado cambios en las proteínas lagrimales de individuos fumadores (8).

En el presente estudio se ha evaluado el posible aumento en la frecuencia de signos y síntomas de sequedad ocular causados por una alteración de la PL originada por el hábito de fumar.

SUJETOS, MATERIAL Y MÉTODO

Se seleccionaron de modo aleatorio las historias clínicas de 60 usuarios de LCH. Para la inclusión en el estudio los sujetos debían ser adultos sanos y haber utilizado LCH esféricas de forma habitual durante al menos 6 meses antes de la exploración. La refracción subjetiva en equivalente esférico debía estar comprendida entre -1.00 y -6.00 dp.

La exploración se realizó en una sola visita y en ambos ojos, estudiándose posteriormente su correlación.

Los sujetos contestaron un cuestionario en el que se preguntaba sobre las costumbres de uso, limpieza y mantenimiento de las LCH, ciertos hábitos que influyen en la presencia de síntomas de sequedad ocular (uso de ordenadores, exposición a ambientes adversos) y si fumaban o no, indicando el número de cigarrillos consumidos por día. Se dividió a los individuos en tres grupos: no fumadores (NF), fumadores de menos de 15 (F<15) y de 15 o más cigarrillos por día (F 15).

Para la valoración de síntomas se utilizó una modificación del test de Mc Monnies (9), puntuándose las respuestas como: 0 (no sintomático), 1 (leve), 2 (moderado) o 3 (intenso).

La evaluación del menisco lagrimal se realizó mediante biomicroscopia de polo anterior (BPA) a 16X y bajo la mínima intensidad luminosa posible, determinando su existencia (presente/no presente) y su distribución (regular/irregular), indicando así la regularidad del borde del párpado inferior.

Se midió el tiempo de ruptura lagrimal no invasivo (NIBUT) sobre la LCH con el Tearscope (Keeler Ltd., Berkshire, U.K.) (10). Se realizaron dos medidas en cada ojo, calculando posteriormente la media.

Seguidamente, y previa extracción de la LCH, se procedió a evaluar la superficie ocular mediante BPA con iluminación difusa y de 10 a 16X siguiendo una escala de valoración de 0 a 4 para expresar 0: ningún signo, 1: trazas, 2: ligero, 3: moderado y 4: severo.

Los hallazgos evaluados fueron: blefaritis anterior (0: ausencia de escamas, 4: escamas patentes, enrojecimiento y edema palpebral), blefaritis posterior (0: secreción de todas las glándulas de Meibomio, fluido transparente bajo leve presión digital, 4: más de tres glándulas obstruidas en cada ojo con la mayoría restantes parcialmente taponadas), hiperemia limbar (0: ausencia de inyección, 4: inyección periquerática marcada), hiperemia de la conjuntiva bulbar (0: ausencia, 4: hiperemia difusa con inyección epiescleral) e hiperemia de la conjuntiva palpebral (0: palidez completa del tejido, 4: hiperemia marcada, capilares dilatados) (11,12).

Para evaluar la tinción con fluoresceína, se emplearon tiras de fluoresceína sódica de 0,6 mg (Chauvin Pharmaceuticals Ltd., Romford, England). Las tiras se humedecieron con solución salina para aplicarlas posteriormente en el tercio externo del fondo de saco inferior. Se pidió al sujeto que parpadeara varias veces y se observó la presencia de teñido con el filtro azul cobalto del biomicroscopio a 16X e intensidad media y se valoró mediante una escala de 0 a 4.

Los hallazgos evaluados fueron: tinción conjuntival (0: ausencia de tinción, 4: presencia de tinción confluente profunda) y tinción corneal (0: ausencia de tinción, 4: parches densos confluentes) (11,12).

La secreción lagrimal se evaluó mediante el test de Schirmer con anestesia tópica utilizando tiras de papel de filtro estandarizado (Alcon Laboratories Inc., Fort Worth, Texas, USA) (13).

Para medir la relación entre variables cualitativas se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson. Para contrastar la relación del tabaco con las variables numéricas se usó el test ANOVA. Se construyeron intervalos de confianza para las diferencias de medias, utilizando el método de comparaciones múltiples de Tukey con el objeto de mantener el nivel de confianza en el 95%.

RESULTADOS

La muestra comprendió 14 varones y 46 mujeres, con una media de edad de 28 [desviación estándar (D.E.) 7,8] años. La media de años que llevaban fumando era 9,5 (D.E. 6,1) para F<15 y de 19,8 (D.E. 5,8) para F 15. La distribución por edad, sexo y hábitos de fumador queda definida en la tabla I.

Del total de la muestra, 25 sujetos eran portadores de LCH de uso convencional y 35 de LCH de reemplazo frecuente, habiendo utilizado LCH una media de 7,7 (D.E. 5,9) años y con un uso diario entre 4 y 24 horas siendo la media de 9,2 (D.E. 3,5) horas al día.

El máximo valor obtenido con el test de Mc Monnies fue de 26 (rango 0-36) y los valores medios para los tres grupos estudiados se reflejan en la tabla II, no existiendo diferencia significativa entre ellos.

El menisco lagrimal estaba presente en todos los ojos estudiados y su valoración fue regular en 118, siendo irregular en sólo 2 casos.

No existieron diferencias significativas para el NIBUT (tabla II). Se encontraron variaciones de los valores del NIBUT inferiores a 8 segundos (IC 95%) entre los tres grupos, siendo éste un valor similar a las diferencias entre ambos ojos de un mismo individuo (7,6 D.E. 9,3 segundos), existiendo una correlación positiva en los valores del NIBUT entre ojo derecho e izquierdo (r= 0,60; p<0,01) (fig. 1).


Fig. 1. Correlación entre los valores del NIBUT para el ojo derecho (logaritmo NIBUT 1) y ojo izquierdo
(logaritmo NIBUT 2) no existiendo diferencias significativas entre los tres grupos. NF: no fumador;  F<15:
fumador de menos de 15 cigarrillos día; F ≥ 15: fumador de más de 15 cigarrillos día. 


Tampoco hubo una diferencia estadísticamente significativa en el test de Schirmer con anestesia (tabla II). Se encontró una correlación entre los valores obtenidos para ambos ojos (r= 0,82 p<0,01) (fig. 2), con una diferencia entre los dos ojos del mismo sujeto de 3,9 (D.E. 3,7) mm. Además se observó una ligera disminución de los valores del test de Schirmer con el aumento de la edad (r=–0,29; p<0,05).


Fig. 2. Correlación de los valores del test de Schirmer para ojo derecho (Schirmer 1) e izquierdo (Schirmer 2)
no existiendo diferencias significativas entre los tres grupos. NF: no fumador;  F<15: fumador de menos de 15
cigarrillos día; F ≥ 15: fumador de más de 15 cigarrillos día. 


Con respecto a la evaluación de la superficie ocular, un 79% de los ojos estudiados presentaron un grado 0 de blefaritis anterior y el 21% restante un grado 1. El 50% de la muestra presentó un grado 0 de blefaritis posterior, un 17% un grado 1 y el 23% un grado 2, sin existir diferencias significativas entre los tres grupos de estudio. Este dato es importante debido a que las blefaritis son la causa más frecuente de síndrome de ojo seco evaporativo (14), asociándose también con frecuencia a ojo seco hiposecretor (9).

Tampoco se encontraron diferencias significativas en la hiperemia conjuntival, hallándose la mayoría dentro de los grados 0 (NF:34%, F<15: 15%, F 15: 31%) y 1 (NF: 38%, F<15: 64%, F 15: 52%).

Con respecto a la presencia de tinción con fluoresceína en la córnea y la conjuntiva, aproximadamente un 50% de la muestra presentó un grado 0 y cerca del 35% un grado 1, correspondiendo el mayor porcentaje con grado 0 al grupo NF (NF: 54%, F<15: 53%, F 15: 37%) y con grados 1 (NF: 33%, F<15: 34%, F 15: 41%) y 2 (NF: 10%, F<15: 11%, F 15: 19%) a los dos grupos de fumadores, sin existir diferencias significativas.

DISCUSIÓN

Tras evaluar los resultados, no se han encontrado diferencias significativas entre los signos y síntomas de sequedad ocular en portadores de LCH por el hecho de fumar. Ninguna de las variables estudiadas (test de Schirmer con anestesia, NIBUT, presencia de tinciones con fluoresceína, hiperemia conjuntival, blefaritis anterior y posterior, valor del menisco lagrimal y sintomatología), guardaron relación con el hecho de ser o no fumador.

Por el contrario, autores como Marquardt y cols. (15) encontraron que fumar influye negativamente en la secreción y estabilidad de la película lagrimal obteniendo valores patológicos del test de Schirmer en individuos fumadores y una disminución del BUT en no fumadores expuestos al humo del tabaco.

En esta línea se encuentran también los trabajos realizados por Basu y cols. (16) y Winneke y cols. (17) ya que encontraron una disminución de los valores del BUT y un aumento del test de Schirmer respectivamente, al exponer al sujeto no fumador al humo del tabaco.

Estos resultados contrastan con los hallados en el presente estudio, en el que no se ha encontrado diferencia entre fumadores y no fumadores, para lo que podrían existir una serie de factores interrelacionados que explicaran la diferencia de resultados. En primer lugar, el hecho de que los individuos no estuvieran expuestos al humo del tabaco en el momento en que las muestras fueron tomadas puede haber influido en los resultados. Tampoco hay que olvidar que las variables de este estudio han sido evaluadas en portadores de LCH, mientras que los demás autores realizaron sus estudios en individuos no portadores de LCH, quizá una alteración de la película lagrimal secundaria al uso de LCH podría haber enmascarado las producidas por el tabaco.

El consumo de tabaco podría afectar a la superficie ocular, no sólo por la presencia de humo en el aire, sino por la existencia de productos tóxicos en sangre. Se sabe que el hecho de fumar afecta al metabolismo lipídico a nivel sistémico (18) y debido a que los lípidos son constituyentes importantes de la película lagrimal (PL), el hábito de fumar podría alterar la composición o secreción de la fase lipídica y por tanto afectar a la estabilidad de la PL. Si esto ocurre así, aumentaría la tasa de evaporación de la PL pudiendo producir síntomas de sequedad ocular. El hecho de no existir diferencias en las pruebas realizadas entre fumadores y no fumadores, podría sugerir que las cantidades de componentes del humo del tabaco que invaden la película lagrimal son tan pequeñas que no interfieren o si lo hacen no se pueden detectar con las pruebas utilizadas en este estudio. Quizá la realización de pruebas más directamente relacionadas con la capa lipídica y su función específica (evaporimetría, meibometría, osmolaridad, etc.) podría hallar diferencias vinculadas al hábito de fumar, hacer un seguimiento en el tiempo de la muestra estudiada, o incluso realizar este mismo estudio en una muestra con ojo seco en la que los efectos del hábito de fumar podrían ser más patentes debido a la baja capacidad de compensación de la película lagrimal en este tipo de pacientes.

Respecto a la disminución de los valores del test de Schirmer con el incremento de la edad encontrados en el presente trabajo, corroboran los hallazgos de Fukuda y cols. (19). Por otro lado los mismos resultados obtenidos en este estudio con respecto a la correlación entre los valores del NIBUT y del test de Schirmer para los dos ojos en un mismo individuo, fueron encontrados también por Kallarackal y cols. (20).

Como conclusión el presente trabajo no ha detectado diferencias en la presencia de signos y síntomas de ojo seco con los test realizados, en individuos sanos fumadores o no fumadores usuarios de LCH.

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