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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.79 no.7  jul. 2004

 

EDITORIAL


EN MEMORIA DE CHARLES KELMAN

IN MEMORIAM CHARLES KELMAN

ALIÓ JL1


Charles Kelman ha fallecido el 1 de junio de este año a la edad de 74 años. Desde hace ya 7 años luchaba sin descanso contra un cáncer de pulmón al que en varias ocasiones había aparentemente derrotado. En la última etapa de la enfermedad, su espíritu luchador le llevó incluso a someterse voluntariamente a una técnica experimental de terapia génica en un último intento de salvar su vida. La voluntad de vivir y la innovadora técnica no impidieron, sin embargo, el inevitable final.

Todos conocemos al Charles Kelman, inventor de la facoemulsificación. Más que de la técnica, fue el creador de un concepto: el de la cirugía de pequeña incisión, cuya evolución posterior ha llevado en la actualidad al desarrollo de las técnicas microincisionales (MICS), siempre buscando según los postulados de Kelman, la mínima invasividad y la más rápida recuperación en la cirugía de la catarata. La anécdota que siempre se cuenta sobre cómo se le ocurrió a Kelman la idea de la facoemulsificación para la cirugía de la catarata refiere que esto ocurrió inicialmente cuando estaba siendo atendido por su dentista, quien usaba un vibrador ultrasónico para la limipieza de su dentadura. Esta anécdota es banal y minimiza la aportación creativa de Kelman. Kelman tardó casi 8 años en desarrollar una técnica ultrasónica para la operación de catarata y su capacidad inventiva fue más allá de la simple casualidad de una ocurrencia en el sillón del dentista. He tenido el honor y la ocasión de colaborar con él durante 5 años, y puedo afirmar que tan sólo su tenacidad, su continua creatividad y su carácter práctico hicieron posible el logro de la cirugía de pequeña incisión. Kelman sabía trasladar sus ideas a una posible realización práctica utilizando o desarrollando la tecnología disponible. Fue, sin duda, un ejemplo de un proceso intelectual que se inicia con el impulso creativo y lleva a una inmediata aplicación. Este modelo fue una constante en su vida. Fue autor de más de 100 y que abarcan desde tratamientos del cáncer actualmente en estudio y técnicas quirúrgicas de cirugía de la catarata y lentes intraoculares hasta instrumentos médicos no exclusivamente oftalmológicos.

La mente creativa, tenaz y práctica de Kelman hay que entenderla desde la perspectiva de su educación y su carácter independiente. Nacido en Brooklyn, hijo de inmigrantes greco-judíos Kelman fue un autodidacta. Su precoz interés por la música demuestra su mente creativa y tenaz. Eligió estudiar medicina fuera de EE.UU., buscando un entorno con la cultura europea, concluyendo sus estudios en la Universidad de Ginebra, Suiza, donde desarrolló una intensa actividad artística. Fue el creador de muchas melodías de jazz y era un maestro en uso del saxofón. Mientras estudiaba medicina, fue el director de una orquesta de jazz. Posteriormente produjo dos espectáculos que fueron estrenados en Broadway, recibió varios premios musicales, y todavía tiene una obra musical (The Right Pair of Shoes) que se estrenará este año en el Raton’s Caldwell Theatre de la ciudad donde estaba residiendo, Boca Raton en Florida.

De un modo sorprendente, consiguió simultanear su carrera artística con su carrera profesional y el desarrollo creativo tecnológico. Fue criticado, denostado, ninguneado, como ningún otro oftalmólogo americano. Fue apartado de todos los foros académicos por la incomprensión de aquellos que no tenían ni su creatividad ni su capacidad de hacer progresar los temas importantes para el futuro de la especialidad. Se creó con ello innumerables e injustas incompresiones, pese a su grato talante personal y su excelente calidad humana. El tiempo, al final, lo puso todo a su sitio y aquellos que le criticaban desde la mediocridad hoy son desconocidos y Charles Kelman muere en el pasado mes de junio en la cima de su gloria.

Recibió innumerables premios, tanto de la Academia Americana de Oftalmología, como del Estado Americano, siéndole entregada por Ronald Reagan el premio nacional a la invención tecnológica, anteriormente otorgado al inventor de la vacuna de la polio, Jonas Salk y al cirujano cardíaco Michael DeBakey. Otros innumerables premios y distinciones, son imposibles de mencionar, puesto que fue reconocido por sus aportaciones en prácticamente todos los lugares del mundo.

Pese a su destacada posición social y profesional, Charles Kelman era una figura entrañable. Era un gran comunicador y contaba historias de un modo singular, íntimo y entrañable, siempre se ganaba al auditorio. No era persona que le gustaran las grandes reuniones, sino más bien los pequeños grupos, y era en la relación persona/persona donde uno podía descubrir su calidad y altura humana. Era un gran amante de su familia y de sus amigos, a los cuales siempre atendía con afecto y nunca olvidaba, tomando muchas veces él la iniciativa de la comunicación, cultivando con esfuerzo la amistad desde la distancia. En sus últimos meses, la imposibilidad de viajar le llevó a desarrollar incluso más esta cualidad, manteniendo siempre vivas las relaciones e informando de la evolución de su grave enfermedad.

Charles Kelman deja una impresionante obra entre nosotros, imborrable en la historia de la oftalmología. Transformó el concepto de la cirugía de la catarata y contribuyó en sobremanera al desarrollo de la moderna tecnología de lentes intraoculares, concepto íntimamente unido al de la cirugía de pequeña incisión. Entre sus amigos, deja el ejemplo del creativo, del luchador, del corredor de fondo que caracteriza a los que hacen posible el progreso. Siempre estará vivo en nuestro recuerdo y en nuestros corazones. Amigo Charlie, descansa en Paz.


1 Catedrático de Oftalmología. Universidad Miguel Hernández. Premio Kelman 2003.

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