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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.80 no.7  jul. 2005

 

CARTA AL DIRECTOR


La optometría: un reto para el oftalmólogo del siglo XXI
Optometry: a XXI Century Ophthalmologist Challenge

Uno evoca el pasado y se percata del constante cambio evolutivo de toda la dinámica social y científica desarrollada en un pasado no exageradamente lejano. Y es que por ejemplo recuerdo de forma anecdótica, por allá los años de la década de los 80 compartir la mesa de estudios con el hijo de un afamado oftalmólogo de una pequeña ciudad capital de comarca. El compañero era taxativo en aquel entonces: «no te compres las gafas en tal óptica porque gradúan la vista y los ópticos lo tienen prohibido». Mucho han cambiado les cosas desde entonces, seguramente los conocimientos de los técnicos en óptica y anteojería distaban significativamente a los que hoy gozan los diplomados en óptica y optometría, sólo hace falta observar el programa docente de susodicha carrera para objetivar el gran número de horas docentes dedicadas a la optometría y contactología entre otras cosas. Aprovecho para preguntar: ¿Cuál es el programa docente de optometría plasmable y real que recibimos los residentes en nuestras estancias hospitalarias? ¿Y de contactología?, ¿Y de visión binocular? En el mío por lo menos prácticamente cero, y me consta que no es el único. ¿O es que nos encontramos en hospitales de primera y de tercera en donde unos compañeros atesoran la cuna de la sabiduría y gozan de suculentos contratos de trabajo tras el fin de su etapa formativa y otros acaban peregrinando por los hospitales de nuestra madre i-shepa-im?

Hace aproximadamente un año diseñé un estudio que pretendía evaluar y comparar los conocimientos de refracción de oftalmólogos MIR con estudiantes de óptica y optometría de tercer año. El cuestionario consistía en 40 preguntas tipo test que abarcaban temas de optometría, visión binocular y contactología. Telefónicamente me puse en contacto con compañeros residentes de un gran número de hospitales, sobre todo de la red sanitaria de la comunidad de Catalunya. ¿Saben cuántos cuestionarios contestados se recibieron? ¡Ninguno! Únicamente un residente tuvo la delicadeza, desde aquí mi agradecimiento, de excusarse porque su jefe de servicio prohibía la colaboración por encontrar el cuestionario excesivamente difícil. Yo me pregunto: ¿Es que acaso no sabemos qué es un conoide de Sturm, ni cómo se mide una reserva fusional positiva, ni siquiera una foria? ¿Llegarán en un futuro próximo los ópticos optometristas a afirmar que no se dejen graduar la vista por un oftalmólogo porque lo tienen prohibido o lo que es peor porque no saben?

Algunos dicen que estamos en la legislatura del diálogo y quizás sea ahora el momento de asentar una negociación y de razonar una solución. Debemos de intentar conseguir que el diplomado en óptica no se sienta como un oftalmólogo fustrado ni que muchos de nosotros no sepamos realizar un examen refractivo cuando se estropea nuestro autorrefractómetro. Yo creo que podemos engranar la compleja maraña minimizando hipotéticas injerencias, es conocido que el ser humano es naturalmente sociable, y de nosotros depende establecer la forma y organización de la sociedad, de conformidad con el fin que ésta haya de cumplir (1), seguro que la ingenua población saldrá ganando. O bien cambiamos los programas MIR de oftalmología o la licenciatura de optometría se presenta una realidad y necesidad social. Quizás en este contexto el optometrista podría formar parte del colectivo de la sanidad pública, participando en programas de doctorado y expansionando su actividad investigadora merced a las tesis doctorales, pero eso sí, yo pienso que ajeno a toda actividad mercantilista como es un negocio de venta de gafas, puesto que no es extraño encontrarnos con pacientes insatisfechos que acuden al oftalmólogo para expresar su queja porque han visto que el cristal de ±0,25 D que le han cambiado al realizarse un rutinario examen visual en un establecimiento de óptica sólo ha servido para disminuir su cuenta bancaria. Yo creo que seguramente otro profesional con menos estudios académicos estaría capacitado y por tanto sería el encargado de regentar una óptica con la exclusiva actividad de realizar la tarea de vender y montar las gafas.

Alea jacta est, y la convergencia europea tendrá la última palabra al respeto. A propósito, el compañero de la infancia hoy en día es diplomado en optometría y en su óptica realiza campimetrías y topografías de forma regular. ¡La vida está llena de sorpresas!

Colome-Campos J
Doctor en Medicina y Diplomado en Óptica
 Hospital Verge de la Cinta. Tortosa. España

 

BIBLIOGRAFÍA

1. Santa María de Paredes V. El concepto del organismo social. Madrid: Real Academia de Ciencias Morales y Políticas; 1896; 74-196.

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