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Revista Española de Enfermedades Digestivas

versión impresa ISSN 1130-0108

Rev. esp. enferm. dig. vol.97 no.1 Madrid ene. 2005

 

TRABAJOS ORIGINALES


Aneuploidía del ADN en adenomas colónicos. Papel en la secuencia adenoma-carcinoma

M. Alcántara Torres, R. Rodríguez Merlo1, A. Repiso Ortega, A. de Lucas Veguillas2, J. Valle Muñoz, R. Sánchez Simón1 y
J. L. Martínez Potenciano

Servicio de Aparato Digestivo y 1Anatomía Patológica. Hospital Virgen de la Salud. Toledo. 2Servicio de Salud Pública. Instituto de
Ciencias de la Salud de Castilla La Mancha. Talavera de la Reina. Toledo

 

RESUMEN

Introducción: en patología benigna de intestino grueso precursora del cáncer colorrectal, como adenomas o colitis ulcerosa, se ha observado aneuploidía en el 6-27% de los casos y se ha sugerido que su presencia predispone al desarrollo de malignidad. Sin embargo, su papel en la secuencia adenoma-carcinoma no se ha demostrado de forma concluyente. El objetivo de nuestro trabajo fue valorar la incidencia de aneuploidía en adenomas colónicos, con y sin signos de malignidad, y estudiar su posible papel en la secuencia adenoma-carcinoma.
Material y métodos:
el estudio se realizó en una serie de 57 adenomas de intestino grueso, de 10 o más milímetros, recogidos de forma consecutiva de 54 pacientes. Las piezas se obtuvieron en todos los casos mediante resección endoscópica o quirúrgica. En 49 casos se trataba de adenomas con displasia de bajo grado, en dos casos de adenomas con displasia de alto grado, dos adenocarcinomas intramucosos y en otros cuatro de adenocarcinomas microinvasivos. El estudio del ADN se realizó en la pieza operatoria en fresco mediante citometría de flujo utilizado el método de Vindelov.
Resultados:
se detectó ADN aneuploide en cinco de los 49 adenomas con displasia de bajo grado (10%), en los cuatro adenomas con displasia de alto grado o adenocarcinomas intramucosos (100%) y en tres de los cuatro adenocarcinomas microinvasivos (75%). Se observó asociación significativa entre el hallazgos de aneuploidía y displasia de alto grado, adenocarcinoma intramucoso o microinvasivo (p < 0,001). No se apreció asociación entre la existencia de aneuploidía y la edad de los pacientes, sexo, sintomatología clínica, tamaño ni localización de los adenomas.
Conclusiones:
en adenomas colónicos la incidencia de aneuploidía fue del 10% cuando se trataba de adenomas con displasia de bajo grado y del 87% cuando presentaban displasia de alto grado o adenocarcinoma siendo la diferencia estadísticamente significativa. Estos hallazgos sugieren que la aneuploidía juega un papel en la secuencia adenoma-carcinoma.

Palabras clave: Aneuploidía. Adenoma colónico. Adenocarcinoma colónico. Citometría de flujo.

 

INTRODUCCIÓN

Las alteraciones cromosómicas más frecuentes que pueden producir modificación del contenido de ADN normal son los cambios del número de cromosomas o deleciones de los mismos. Los cambios en el contenido normal de ADN de la célula pueden dar lugar a ADN aneuploide y son el reflejo de las alteraciones cromosómicas que juegan un papel esencial en el desarrollo y progresión de los tumores (1).

En la patología de intestino grueso precursora del cáncer colorrectal (CCR) como adenomas o colitis ulcerosa, se ha observado ADN aneuploide en el 6-27% de los casos (2-5). En los adenomas colónicos la incidencia de aneuploidía aumenta de forma paralela a la presencia en los mismos de parámetros anatomopatológicos de riesgo de degeneración maligna tales como: mayor tamaño, componente vellositario o displasia severa (2-8). Estos hallazgos han sugerido que la aneuploidía juega un papel importante en la secuencia adenoma-carcinoma (2,4,9,10). Sin embargo, algunos autores han observado ADN aneuploide sólo en el 13% de adenomas colónicos con cáncer invasivo, lo que no apoya la hipótesis de que esta alteración juegue un papel importante en la secuencia adenoma-carcinoma (11).

Por otro lado, se puede detectar aneuploidía en mucosa colónica normal, pólipos hiperplásicos, adenomas con displasia de bajo grado y en colitis ulcerosa antes de la aparición de displasia (12,13). Todo ello ha sugerido que la aneuploidía es un acontecimiento precoz en la carcinogénesis (12).

El objetivo de nuestro trabajo fue valorar la incidencia de aneuploidía en adenomas colónicos y su posible papel en la secuencia adenoma-carcinoma.

MATERIAL Y MÉTODOS

El estudio se realizó en una serie de 57 adenomas de intestino grueso, de al menos 10 mm de diámetro, recogidos de forma consecutiva de 54 pacientes en el Hospital Virgen de la Salud de Toledo. Las piezas se obtuvieron mediante resección endoscópica o quirúrgica. Los adenomas se distribuyeron según la clasificación de Viena (14) (Fig. 1). Todas las piezas fueron teñidas con hematoxilina-eosina y otras técnicas rutinarias y fueron analizadas por el mismo patólogo.

El análisis del ADN se realizó por citometría de flujo utilizando material fresco o congelado en nitrógeno líquido y posteriormente conservado a -80 ºC, utilizando el método de Vindelov (15). De forma breve se daban los siguientes pasos: una vez recibida la pieza se fragmentaba con bisturí, se colocaba en buffer citrato y se filtraba por una malla de nylon con microporos de 50 micras. A continuación se realizaba digestión con tripsina y un detergente durante 10 minutos, añadiéndose posteriormente un inhibidor de la tripsina y RNAsa y más adelante se teñía con ioduro de propidio. Para el análisis de ADN se utilizó un citómetro FacSort (Becton-Dickinson). Como control de células diploides se utilizó mucosa colónica normal utilizando la misma técnica. El análisis se realizó sobre un mínimo de 10.000 núcleos, empleando el programa informático CellFit (Becton-Dickinson).

En el análisis de los histogramas sólo se consideró que el ADN era aneuploide cuando había dos picos de células G0/G1 claramente separados (Fig. 2). El índice de ADN se calculó como el cociente entre las medias de las fases G0/G1 de las células problema y de las células normales diploides. En los histogramas diploides este índice era igual a uno. Se consideró que el ADN era tetraploide cuando había un solo pico de células G0/G1 y el índice de ADN era igual a 2. La fase proliferativa se valoró según el porcentaje de células que se encontraban en fase S, considerándose alta o baja según ese porcentaje fuera igual o superior al 10% o inferior respectivamente (1). Los histogramas con un coeficiente de variación (CV) del pico G0/G1 mayor de 6 se consideraron no válidos (16).

Se recogieron de la historia clínica las variables: edad, sexo, clínica, cancer colorrectal asociado y localización tumoral.

El análisis estadístico se realizó mediante el test de Student para variables cuantitativas y Chi cuadrado o test exacto de Fisher para variables cualitativas. Se consideraron significativos los valores de p < 0,05.

RESULTADOS

De los 57 adenomas incluidos en el estudio en 49 casos se trataba de adenomas con displasia de bajo grado, en dos casos de adenomas con displasia de alto grado, dos adenocarcinomas intramucosos y en otros cuatro casos de adenocarcinomas microinvasivos.

En cuanto a las características clínicas se trataba de 32 varones y 22 mujeres con una media de edad de 65,5 años (± 8,9), de los que presentaron rectorragia previa a la exploración el 51,8% de los casos, si bien en la mayoría de las ocasiones este síntoma no guardaba relación con la existencia de los pólipos. Otras características clínico-patológicas se reflejan en la tabla I.


De los 57 adenomas incluidos en el estudio 12 tenían ADN aneuploide (21%) y el resto diploide. No había ningún caso con ADN tetraploide. Cuando se relacionó la aneuploidía con las características clínico-patológicas observamos que el 50% de los adenomas de 2,5 mm de tamaño o más presentaban ADN aneuploide por sólo en 26% de los menores de este tamaño (p = 0,005). El 87% de los adenomas con displasia de alto grado, adenocarcinoma intramucoso o microinvasivo presentaba ADN aneuploide por sólo el 10% de los que tenían displasia de bajo grado (p < 0,001). El 71% de los adenomas con fase S mayor de 10% presentaban ADN aneuploide mientras que sólo la presentaba el 5% de los que tenían fase S menor o igual al 10% (p < 0,001). Había tendencia a la asociación significativa entre la aneuploidía y el sexo varón y presencia de rectorragia. Otras variables como la edad, CCR asociado, localización y tipo histológico no se asociaban (Tabla II). El CV de los picos G0/G1 de los histogramas fueron de 2,8 ± 0,99 (rango 1-5.9).


Cuando se relacionó la presencia de displasia de alto grado o adenocarcinoma en los adenomas con la fase proliferativa se apreció que había asociación significativa entre ambas variables (Tabla III).


DISCUSIÓN

La incidencia de ADN aneuploide en nuestra serie de adenomas colónicos fue del 21% y si se excluyen los casos con signos histológicos de adenocarcinoma invasivo del 17%. Esta incidencia es superior a la descrita en trabajos en los que se ha utilizado material fijado en parafina (3,4), y similar la referida en estudios en las que se ha utilizado material fresco o congelado (17) con el que la sensibilidad para detectar un pico aneuploide es mayor (18). Por otro lado, en nuestro estudio se justifica una mayor proporción de tumores aneuploides porque se excluyeron los adenomas menores de 10 mm, y se ha comprobado que en los adenomas de pequeño tamaño la incidencia de aneuploidía es menor (2,7,19).

Se ha descrito que en los adenomas colónicos existe asociación entre la presencia de aneuploidía y parámetros anatomopatológicos predisponentes de malignización tales como mayor tamaño, componente vellositario y displasia de alto grado (3,5). En nuestro estudio también observamos asociación entre la existencia de ADN aneuploide y el tamaño y el grado de displasia de los adenomas (7,17). Los adenomas con componente vellositario presentaban ADN aneuploide con más frecuencia que los adenomas tubulares, sin llegar a alcanzar significación estadística, hallazgos similares a los descritos en otros estudios (7).

Al valorar la incidencia de aneuploidía según el sexo, pudimos apreciar que esta era mayor en hombres que en mujeres (29 versus 9%) diferencia que tenía tendencia a la significación aunque no llegaba a alcanzarla. No está clara la razón de esta mayor tasa de ADN aneuploide en el sexo masculino en nuestro estudio; una posibilidad es que los adenomas colónicos en varones tengan una mayor agresividad biológica y por lo tanto una mayor tendencia a la malignización, lo que podría explicar la mayor incidencia del CCR en el sexo masculino con respecto al femenino en los estudios epidemiológicos (20,21).

Los pacientes que presentaban rectorragia tenían adenomas con ADN aneuploide con mayor frecuencia que los adenomas de los pacientes que no tenían este síntoma. Posiblemente los adenomas no fueran responsables de la rectorragia en la mayoría de las ocasiones, sino que este síntoma fuera debido a patología asociada, como por ejemplo CCR, que en nuestra serie se presentaba en el 30% de los pacientes. Esto podría hacer pensar que los adenomas asociados a CCR pudieran tener mayor agresividad biológica y por lo tanto una tasa de aneuploidía mayor. Sin embargo, no observamos asociación entre la presencia de aneuploidía y CCR sincrónico o metacrónico, hallazgos similares a los descritos en otros estudios (3,11,22).

En adenomas con displasia de alto grado, adenocarcinoma intramucoso o microinvasivo se ha observado ADN aneuploide en el 12,5-37% cuando se utiliza material fijado en parafina (6,23) y del 72% cuando se utiliza material fresco o congelado (17). En nuestro estudio esta cifra fue algo superior alcanzando el 87,5%. Esta tasa de aneuploidía es también superior a la descrita en el CCR avanzado, que con material fijado en parafina se observa en el 50-68% (24-26), y con material fresco o congelado en el 64-75% (27-29). No sabemos con precisión la causa de la alta incidencia de aneuploidía en nuestro estudio; es posible que al tratarse de lesiones malignas incipientes la heterogeneidad de la ploidía del ADN, que en algunos trabajos supera el 40% (30,31), fuera menor y resultara más factible recoger algún pico aneuploide. Dada la baja incidencia de aneuploidía en los adenomas con displasia de bajo grado y la alta tasa de la misma en adenomas con displasia de alto grado, adenocarcinoma intramucoso o microinvasivo, pensamos que la misma juega un papel esencial en la secuencia adenoma-carcinoma. Estos datos contrastan con los aportados por otros autores que observan aneuploidía sólo en el 13% de los pacientes con adenomas colónicos con cáncer microinvasivo, si bien estos estudios se hicieron con material fijado en parafina que son menos sensibles para detectar aneuploidía (11).

Se ha observado aneuploidía en adenomas con bajo grado de displasia, pólipos hiperplásicos y colitis ulcerosa antes de la aparición de displasia (12,13,32), lo que sugiere que se trata de un acontecimiento precoz de la génesis tumoral (12). Aunque en nuestro estudio la incidencia de ADN aneuploide aumentaba de forma notable al aparecer displasia de alto grado o adenocarcinoma, también la observamos en el 11% de los que presentaban displasia de bajo grado. Estos datos apoyan la hipótesis de que la aneuploidía puede ser un acontecimiento precoz de la carcinogénesis colorrectal.

El mecanismo exacto por el que se produce la aneuploidía no es bien conocido, aunque tras estudios de citogenética y genética molecular se ha sugerido que se produce por una alteración en el número de cromosomas y deleciones de los mismos (33,34). Las alteraciones cromosómicas que se asocian con mayor frecuencia a la aneuploidía son las de los cromosomas 1, 7, 17 y 18 (34,35), en los que se encuentran genes implicados en el desarrollo del CCR como p53 y DCC (36,37). En adenomas colónicos se ha observado una estrecha correlación entre la deleción de 1p y la existencia de ADN aneuploide (35).

También observamos una asociación significativa entre la existencia de un aumento de la fase proliferativa y la aparición de signos de malignización en los adenomas aunque esta variable no aportaba información adicional a la ofrecida por la ploidía del ADN.

En conclusión, aunque la aneuploidía se puede detectar en adenomas colónicos con displasia de bajo grado y por lo tanto puede ser un acontecimiento precoz en la carcinogénesis colorrectal, su incidencia aumenta de forma notable al aparecer displasia de alto grado o adenocarcinoma en los adenomas, por lo que pensamos que juega un papel esencial en la secuencia adenoma-carcinoma.

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