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Revista Española de Enfermedades Digestivas

versión impresa ISSN 1130-0108

Rev. esp. enferm. dig. vol.108 no.4 Madrid abr. 2016

 

TRABAJOS ORIGINALES

 

Sensibilidad y especificidad del Cuestionario Gastrointestinal Corto en el diagnóstico de la enfermedad por reflujo gastroesofágico

Sensitivity and specificity of the Gastrointestinal Short Form Questionnaire in diagnosis of gastroesophageal reflux disease

 

 

Carlos Teruel Sánchez-Vegazo1, Vicenta Faro Leal1, Alfonso Muriel García2 y Norberto Mañas Gallardo3

Servicios de 1 Gastroenterología y 2 Bioestadística. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid.
3 Servicio de Gastroenterología. Hospital Madrid Norte Sanchinarro. Madrid

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Introducción: el Cuestionario Gastrointestinal Corto (GSFQ) es un cuestionario diseñado para el diagnóstico de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), con versión en español. No ha sido comparado con una prueba diagnóstica objetiva.
Objetivos: determinar el poder diagnóstico del GSFQ usando como referencia la pH-metría de 24 horas en dos hospitales de tercer nivel.
Métodos: pacientes adultos consecutivos con síntomas típicos de ERGE (pirosis, regurgitación), a los que se solicita pH-metría, rellenaron el GSFQ (rango puntuación 0-30, proporcional a probabilidad de ERGE). Se estableció el diagnóstico de ERGE cuando la exposición ácida del esófago distal fue superior a 4,5% o cuando la probabilidad de asociación sintomática fue superior al 95%. Se calcularon curvas ROC (receiver operator characteristic) y se determinó el mejor punto de corte, con sus correspondientes sensibilidad, especificidad y ratios de probabilidad (LR) (intervalo de confianza del 95% para cada determinación).
Resultados: se incluyeron 152 pacientes (59,9% mujeres; edad 47,9 ± 13,9; 97,4% pirosis; 71,3% regurgitación). La pH-metría fue patológica en el 65,8%. La puntuación media del GSFQ fue 11,2 ± 6. El área bajo la curva ROC fue 56,5% (47-65,9%). El punto de corte óptimo fue 13 o mayor: sensibilidad 40% (30,3-50,3%), especificidad 71,2% (56,9-82,9%), LR positiva 1,39 (0,85-2,26) y LR negativa 0,84 (0,67-1,07). Excluir las preguntas 1 y 3 del GSFQ, referidas a síntomas parecidos a los de la dispepsia, mejoró sólo marginalmente el poder diagnóstico (AUROC 59,1%).
Conclusión: el GSFQ no predice los resultados de la pH-metría en pacientes con síntomas típicos de ERGE en un entorno de hospital terciario.

Palabras clave: Enfermedad por reflujo gastroesofágico. pH-metría ambulatoria. Sensibilidad. Especificidad.


ABSTRACT

Introduction: Gastrointestinal Short Form Questionnaire (GSFQ) is a questionnaire for gastroesophageal reflux disease (GERD) diagnosis, with a version in Spanish language, not yet compared to an objective test.
Aims: To establish GSFQ diagnostic performance against 24-hour pH monitoring carried out in two tertiary care hospitals.
Methods: Consecutive adult patients with typical GERD symptoms (heartburn, regurgitation) referred for pH monitoring fulfilled the GSFQ (score range 0-30, proportional to probability of GERD). Diagnosis of GERD was established when acid exposure time in distal esophagus was superior to 4.5% or symptom association probability was greater than 95%. Receiver-operator characteristic (ROC) curves were calculated and best cut-off score determined, with corresponding sensitivity, specificity and likelihood ratios (LR) (95% confidence interval for each).
Results: One hundred and fifty-two patients were included (59.9% women, age 47.9 ± 13.9; 97.4% heartburn; 71.3% regurgitation). pH monitoring was abnormal in 65.8%. Mean GSFQ score was 11.2 ± 6. Area under ROC was 56.5% (47.0-65.9%). Optimal cut-off score was 13 or greater: sensitivity 40% (30.3-50.3%), specificity 71.2% (56.9-82.9%), positive LR 1.39 (0.85-2.26) and negative LR 0.84 (0.67-1.07). Exclusion of questions 1 and 3 of the original GSFQ, easily interpreted as referred to dyspepsia and not GERD, improved only marginally the diagnostic performance: AUROC 59.1%.
Conclusion: The GSFQ does not predict results of pH monitoring in patients with typical symptoms in a tertiary care setting.

Key words: Gastroesophageal reflux disease. Ambulatory pH monitoring. Sensitivity. Specificity.


 

Introducción

La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) se define según el consenso de Montreal como aquellos síntomas y signos producidos por el reflujo de contenido gástrico hacia el esófago (1). Es una de las enfermedades gastrointestinales más prevalentes en el mundo, con una prevalencia estimada del 10-20% en países occidentales y del 15% en el caso concreto de España (2,3). La ERGE afecta a la calidad de vida y provoca un importante gasto a los sistemas sanitarios por el uso de fármacos, la realización de pruebas diagnósticas y el absentismo laboral (4,5).

A pesar de su gran prevalencia, su diagnóstico puede ser difícil en muchos casos, dado que muchos pacientes sufren de síntomas atípicos (tos crónica, asma, laringitis, etc.) y dado que no hay un estándar oro diagnóstico que pueda ser usado como referencia universal. Los síntomas típicos, la pirosis y la regurgitación, no se correlacionan bien con el hallazgo de datos objetivos en la endoscopia (esofagitis, esófago de Barrett) ni en la pH-metría de 24 horas, como tampoco lo hace una respuesta positiva al test con inhibidores de la bomba de protones (IBP) (6-8). La pH-metría, teóricamente la prueba diagnóstica más potente de la que disponemos, es cara, no se encuentra disponible en todos los centros y tiene un rendimiento con frecuencia subóptimo por ser frecuentes los falsos negativos (9). Para atajar estos problemas se han diseñado en las últimas dos décadas varios cuestionarios con el fin no sólo de mejorar la capacidad diagnóstica sino también de cuantificar la gravedad y monitorizar la respuesta al tratamiento. Muchos de ellos se usan en ensayos clínicos aleatorizados como variables principales de respuesta clínica (10). La mayoría, sin embargo, no se han comparado nunca con otras pruebas diagnósticas como la endoscopia y la pH-metría, y los que lo han hecho han arrojado cifras de especificidad bajas (8,10). El más estudiado, el Gastroesophageal Disease Questionnaire (GerdQ), tiene una sensibilidad y especificidad aceptables, y una estrategia de manejo de los pacientes basada en su uso en Atención Primaria ha mostrado ser al menos tan útil y más barato que la estrategia clásica basada en la realización de endoscopia y pH-metría (11-14).

En este contexto, en el año 2003 un grupo canadiense desarrolló el Gastrointestinal Short Form Questionnaire (GSFQ), un cuestionario autoadministrado por el paciente que consta de 6 ítems sobre frecuencia de aparición de síntomas (15). Aunque no muy utilizado, es muy fácil y rápido de rellenar y es uno de los pocos que tiene una versión traducida al español y validada denominada Cuestionario Gastrointestinal Corto (16). Hasta donde sabemos, no ha sido comparado hasta el momento con ninguna prueba diagnóstica de ERGE y podría ser una herramienta útil en el manejo de estos pacientes en nuestro entorno. El objetivo del presente trabajo es comparar las puntuaciones obtenidas en el GSFQ con los resultados de la pH-metría de 24 horas para determinar si este cuestionario podría tener un lugar en el manejo clínico del ERGE. La hipótesis principal es que la puntuación obtenida será directamente proporcional a la probabilidad de obtener un resultado patológico en la pH-metría.

 

Material y Métodos

Pacientes

Se ofreció participar a todos los pacientes adultos remitidos consecutivamente a las unidades de Motilidad de los dos hospitales participantes entre enero de 2012 y diciembre de 2013, para la realización de pH-metría de 24 horas por sospecha de ERGE por la presencia de síntomas típicos (pirosis y regurgitación). Excluimos a aquellos pacientes con síntomas de alarma (anemia, pérdida de peso no intencionada, disfagia progresiva o signos de hemorragia digestiva) o con cirugía antirreflujo previa, y a aquellos que no pudieran rellenar el cuestionario por problemas de idioma. Aunque se permitió la coexistencia de dolor torácico y de síntomas extraesofágicos además de los síntomas típicos, se excluyeron aquellos pacientes cuyo síntoma dominante no fuera la pirosis o la regurgitación o que sólo tuvieran síntomas extraesofágicos o dolor torácico. Todos los pacientes incluidos firmaron un consentimiento informado para participar en el estudio.

pH-metría ambulatoria de 24 horas

Se realizó la pH-metría en ayunas de 8 horas y tras haber suspendido la toma de IBP o de antihistamínicos H2 en los 7 o 4 días previos a la prueba respectivamente. La sonda de pH-metría (Versaflex® o Geroflex®, Given Imaging) se colocó por vía transnasal fijando el electrodo de pH 5 cm por encima del borde superior del esfínter esofágico inferior (EEI), el cual a su vez se había localizado mediante manometría esofágica previa. Los datos se grabaron digitalmente (Digitrapper Mark III®, Synectics; Digitrapper PH400®, Medtronic; Digitrapper PHZ®, Given Imaging) y se analizaron con software especializado (Polygram®, Gastrotrac® y Accuview® respectivamente). Se instruyó a los pacientes a mantener su rutina y dieta habituales, a evitar cualquier fármaco que pudiera alterar la acidez gástrica y a registrar los periodos de comidas y de decúbito, así como el momento en que presentasen pirosis o regurgitación.

A todos los pacientes se les realizó una manometría esofágica al menos para localizar el borde superior del EEI. Se realizó una manometría completa sólo si su médico remitente la había solicitado. Dicha manometría se realizó con catéteres de perfusión de 4 luces (MUI Scientific®) conectados a un polígrafo, realizando el análisis con software específico (Polygram® o Gastrotrac®). Se determinó la presión basal del EEI usando la técnica de retirada estacionaria, definiéndola como la presión espiratoria máxima media de los cuatro canales. La peristalsis del cuerpo esofágico se analizó colocando los sensores 3, 8, 13 y 18 cm por encima del borde superior del EEI y administrando posteriormente 10 degluciones de 5 ml de agua, cada una separada de la siguiente al menos 20 segundos. Se definió peristalsis débil si un 30% o más de las ondas fueron débiles (amplitud menor de 30 mmHg en los dos canales distales) o interrumpidas. Se definió espasmo distal si un 20% o más de las ondas fueron simultáneas en los dos canales distales con una amplitud mayor de 30 mmHg. Se definió peristalsis hipertensiva si la amplitud media de las ondas en los dos tercios distales fue mayor de 180 mmHg.

Los resultados de las pruebas diagnósticas fueron interpretados por los autores CT, VF o NM, todos ellos con experiencia en la realización de pruebas funcionales esofágicas. La pH-metría de 24 horas se consideró como diagnóstica de ERGE si el tiempo de exposición ácida (TEA) del esófago distal fue mayor del 4,5% o si el TEA fue menor del 4,5% pero la asociación entre los síntomas (pirosis o regurgitación) y los episodios de reflujo ácido fue significativamente positiva (esófago hipersensible). La asociación síntomas-reflujo se analizó mediante la Probabilidad de Asociación Sintomática (SAP por sus siglas en inglés), un test estadístico en el que el estudio pH-métrico se divide en segmentos de dos minutos para luego determinar la presencia de episodios de reflujo ácido o de síntomas en cada uno de ellos. Se genera posteriormente una tabla 2 x 2 y se aplica un test exacto de Fisher de dos colas. Un SAP mayor de 95% indica que la asociación entre los síntomas y los reflujos ácidos es estadísticamente significativa, es decir, que es poco probable que se deba al azar (17). Sólo se realizó el análisis en aquellos pacientes que presentaron 3 o más síntomas iguales (pirosis o regurgitación) durante el estudio. Si durante el estudio el paciente presentó 3 o más episodios de pirosis y 3 o más episodios de regurgitación, se realizó el análisis de asociación para cada uno de los dos síntomas por separado, considerando la relación positiva si el SAP era mayor de 95% para al menos uno de ellos. Los síntomas extraesofágicos que anotaron los pacientes no fueron tenidos en cuenta para el análisis.

Cuestionario GSFQ

Se pidió a los pacientes que rellenaran el cuestionario (Fig. 1) antes de colocar la sonda de pH-metría, resolviendo en ese momento cualquier duda que pudieran presentar. El cuestionario se refiere a la semana previa e incluye 6 ítems: 4 sobre la frecuencia de aparición de varios síntomas y de interferencia con la actividad y dieta habituales a consecuencia de los mismos, y dos más sobre el número de días o noches en esa semana en que sus actividades o el sueño, respectivamente, se habían visto afectados por los síntomas. Los primeros 4 ítems se puntúan usando una escala Lickert (0 nunca, 4 todo el tiempo) y los dos últimos, asignando un punto a cada día o cada noche afectados. Se obtiene así una puntuación con un mínimo de 0 (ausencia de reflujo) y un máximo de 30 puntos (afectación máxima por síntomas de reflujo).

 

 

Otras pruebas diagnósticas

Se recogieron los resultados de las endoscopias digestivas altas (EDA) en aquellos pacientes a los que se les había realizado la misma previamente a la realización de la pH-metría, registrando la presencia de esofagitis erosiva graduada según la clasificación de Los Ángeles (18), de hernia hiatal o de esófago de Barrett.

Determinación de la capacidad diagnóstica del GSFQ

Se calcularon las curvas de característica recibidor-operador (ROC en sus siglas en inglés) y las áreas bajo la curva (AUROC) con sus respectivos intervalos de confianza 95%. Se determinó qué punto de corte en la puntuación del cuestionario era el óptimo para obtener una sensibilidad y especificidad máximas, estableciendo de este modo la capacidad del GSFQ para discriminar entre pacientes con y sin resultados patológicos en la pH-metría de 24 horas (TEA > 4,5% o SAP > 95%). Se estimaron la sensibilidad, la especificidad y los ratios de probabilidad positiva y negativa (LR+ y LR- respectivamente, por sus siglas en inglés). Se estimaron además los mismos parámetros usando el punto de corte de 12 o superior que en el trabajo de Ruiz-Díaz MA y cols. se establecía como el óptimo (sensibilidad 60,5% y especificidad 68,3%) (16), en caso de que no coincidiese con el que se determinara en el presente análisis.

Por otro lado, las preguntas 1 y 3 del GSFQ se refieren a síntomas que se localizan en el "abdomen superior" o "estómago", con lo que los pacientes pueden interpretar estas preguntas como referidas más a síntomas dispépticos que a ERGE propiamente, lo cual podría disminuir la potencia diagnóstica del cuestionario. Basándose en esta suposición a priori, se realizó un segundo análisis de la capacidad diagnóstica del GSFQ excluyendo dichas preguntas para averiguar si las restantes 4 preguntas poseían un poder diagnóstico mayor que el del cuestionario completo tal y como se diseñó originalmente. En esta "versión corta" del cuestionario la puntuación máxima sería de 22.

Se realizó por último un subanálisis en aquellos pacientes a los que se había realizado una EDA, incluyendo a los que presentaron esofagitis péptica como pacientes con diagnóstico objetivo de ERGE además de aquellos con pH-metría patológica.

Se calculó el tamaño de la muestra presumiendo una prevalencia de ERGE del 54% (cifra obtenida mediante la revisión de los resultados de las pH-metrías realizadas en los centros participantes en los 3 meses previos al inicio del estudio), una sensibilidad requerida del 95 ± 5% y un error alfa de 0,05. Se obtuvo una cifra de 146 pacientes. Asumiendo un 10% de pérdidas por problemas técnicos en el registro de pH o por cualquier otra circunstancia, se determinó un tamaño de la muestra final de 160 pacientes.

Todos los datos están expresados como medias con correspondiente desviación estándar (DE) para las variables cuantitativas con distribución normal, como medianas y correspondiente rango para las cuantitativas no normales, y como proporciones con correspondiente intervalo de confianza del 95% para las cualitativas. Se consideró un valor de p < 0,05 como estadísticamente significativo. El análisis estadístico se realizó con el programa STATA versión 13.1 (Statacorp®).

Consideraciones éticas

El protocolo del estudio fue aprobado por los comités éticos de los dos centros participantes.

 

Resultados

Características de los pacientes

Se incluyeron 160 pacientes, de los que se excluyeron 8 por fallos técnicos durante la pH-metría que imposibilitaban un análisis fiable de los resultados. Las características de los 152 restantes se recogen en la tabla I.

 

 

Los pacientes presentaban pirosis (97,4%) y regurgitación (71,3%) como síntomas principales, exclusivamente o en combinación con otros que se detallan en la tabla I.

Hallazgos endoscópicos

De los 152 pacientes incluidos, a 133 se les había realizado antes de la pH-metría una EDA. En ella se detectó hernia hiatal en el 50,4%, anillo esofágico en el 3,8%, esofagitis péptica en el 22,6% (grado A, 8,3%; grado B, 10,5%; grado C, 3%, y grado D, 0,8%) y esófago de Barrett en el 7,5%. Fue normal en el 43,6%.

Hallazgos manométricos

En 133 pacientes se realizó manometría esofágica completa. Se detectó peristalsis débil en 41 (30,8% del total de manometrías), peristalsis hipertensiva en 3 (2,3%) y trastorno motor inespecífico en 1 (0,8%). La presión de reposo mediana del EEI fue de 10 mmHg (rango 3, 36).

pH-metría de 24 horas

El TEA mediano fue de 6,6% (rango 0,1, 48), siendo patológico en 94 (61,8%). De los pacientes con exposición ácida normal, 32 tuvieron síntomas, y seis de ellos tuvieron al menos 3 eventos de pirosis o regurgitación con un SAP > 95%. Por tanto, un total de 100 pacientes (65,8%) tuvieron un diagnóstico objetivo de ERGE por pH-metría.

Puntuaciones del GSFQ

La puntuación media en el GSFQ fue de 11,2 (DE: 6). El AUROC fue de 56,5% (IC 95%: 47,0-65,9%), lo que indica que el GSFQ no discrimina de manera estadísticamente significativa entre reflujo ácido normal y patológico (un AUROC de 50% indica que la prueba en cuestión no es mejor que lanzar una moneda para determinar si una enfermedad existe o no). El punto de corte óptimo fue de 13 o superior, con una sensibilidad del 40% (IC 95%: 30,3-50,3%), una especificidad de 71,2% (IC 95%: 56,9-82,9%), un LR+ de 1,39 (IC 95%: 0,85-2,26) y un LR- de 0,84 (IC 95%: 0,67-1,07). Para el punto de corte de 12 o superior propuesto por Ruiz-Díaz y cols. (16) los resultados fueron peores globalmente: sensibilidad de 47,0%, especificidad de 55,7%, LR+ de 1,06 y LR- de 0,95.

De los 133 pacientes a los que se había realizado una EDA, 93 tenían una pH-metría patológica (30 tenían además esofagitis) y 5 tenían esofagitis con una pH-metría normal. Añadiendo estos 5, se obtenía un total de 98 pacientes (73,7% del total de 133) con signos objetivos de ERGE definidos en el análisis post-hoc. Con este nuevo estándar oro se obtenía una AUROC de 59,0% (IC 95%: 48,7-69,3%) con un punto de corte óptimo de 13 puntos o superior para una sensibilidad de 39,8% (IC 95%: 29,8-50,5%), una especificidad de 82,5% (IC 95%: 67,2-92,7%), un LR+ de 2,27 (IC 95%: 1,11-4,66) y un LR- de 0,73 (IC 95%: 0,59-0,91).

La exclusión de las preguntas 1 y 3 mejoró la capacidad diagnóstica del cuestionario mínimamente, obteniendo un AUROC de 59,1% (IC 95%: 49,7-68,5%). En esta "versión corta" del cuestionario (rango de puntuaciones 0-22) el punto de corte óptimo fue de 9 puntos o superior, con una sensibilidad del 34% (IC 95%: 24,8-44,2%), especificidad del 82,7% (IC 95%: 69,7-91,8%), un LR+ de 1,96 (IC 95%: 1,02-3,78) y un LR- de 0,80 (IC 95%: 0,66-0,96). Cuando analizamos sólo los 133 pacientes con EDA, el AUROC de la "versión corta" fue de 53,9% (IC 95%: 43,4-64-4%). En esta ocasión el punto de corte óptimo fue de 8 puntos o superior, con una sensibilidad de 36,6% (IC 95%: 26,8-47,2%), una especificidad de 77,5% (IC 95%: 61,5-89,2%), un LR+ de 1,62 (IC 95%: 0,86-3,06) y un LR- de 0,82 (IC 95%: 0,65-1,03).

En la tabla II se resumen todos los cálculos realizados.

 

 

Discusión

La ERGE es una enfermedad muy prevalente con la que se enfrentan no sólo especialistas en gastroenterología sino también médicos de Atención Primaria. A pesar de su prevalencia y de su relativamente sencilla fisiopatología, realizar un diagnóstico preciso es con frecuencia dificultoso, sobre todo cuando tratamos a pacientes con supuesta ERGE pero que no mejoran con IBP, los fármacos más eficaces para su tratamiento, o cuando se evalúa al paciente para una cirugía antirreflujo.

Las pruebas invasivas, EDA y pH-metría, ofrecen la capacidad diagnóstica más potente gracias a su elevada especificidad: si un paciente tiene esofagitis péptica o tiene una exposición ácida patológica, ese paciente tiene una ERGE. Sin embargo, estas pruebas son incómodas para el paciente, caras y presentan una sensibilidad subóptima. La EDA es normal en alrededor del 50% de los pacientes con síntomas típicos, siendo incapaz de distinguir entre la ERGE no erosiva o la pirosis funcional (8,9). Por otro lado, hasta un tercio de los pacientes con ERGE establecida con presencia de esofagitis péptica en la EDA tienen parámetros de exposición ácida normales en la pH-metría (9,11).

La mayoría de los médicos tratan el ERGE inicialmente en base a la historia clínica. Las guías clínicas más recientes recomiendan tratar directamente con IBP a aquellos pacientes con síntomas típicos pero sin síntomas de alarma (19). Sin embargo, varios estudios señalan que basar el diagnóstico de ERGE en la presencia o ausencia de estos síntomas puede ser muy impreciso, con una sensibilidad baja y con una especificidad sólo algo mejor (6,8,20). El test de IBP (diagnóstico de ERGE ante la presencia de síntomas típicos que mejoran con IBP) es también imperfecto, con una sensibilidad aceptable pero con especificidad baja, dado que la pirosis funcional puede responder a IBP (7,19,21).

En vista de estas dificultades, varios grupos han diseñado en las últimas dos décadas varios cuestionarios con la intención de mejorar el diagnóstico de la ERGE basado en síntomas, además de posibilitar la graduación de la gravedad de la misma y evaluar la respuesta al tratamiento. La mayoría de los cuestionarios son autoadministrados por el paciente, dado que el control subjetivo de los síntomas es el objetivo principal en la mayoría de los casos. Sólo unos pocos se han estudiado en profundidad y se han comparado con los resultados de pruebas diagnósticas objetivas como la EDA o la pH-metría. El GerdQ es el cuestionario más estudiado. Desarrollado en un análisis exploratorio dentro del estudio DIAMOND, este cuestionario de 6 ítems mostró una capacidad diagnóstica aceptable en comparación con el diagnóstico de ERGE realizado con EDA, pH-metría o respuesta a IBP en casos con exposición ácida en el límite alto (para un punto de corte de 8 puntos o superior en un rango de 0 a 18: sensibilidad de 65%, especificidad de 71%, valor predictivo positivo de 80%) (11,12). Estos resultados se reprodujeron posteriormente (22). Dos estudios europeos recientes mostraron que tratar a los pacientes usando el GerdQ en la valoración inicial era al menos tan eficaz y significativamente más barato que hacerlo según una estrategia clásica basada en la realización más precoz de pruebas invasivas (13,14). Aquellos pacientes sin signos de alarma y alta puntuación en el GerdQ deberían recibir IBP directamente, reservando la realización de pruebas (EDA, pH-metría) a aquellos con puntuaciones más bajas.

El GSFQ es un cuestionario similar (fácil de rellenar, autoadministrado y con 6 ítems), del que disponemos de una versión traducida y validada al español, y que podría ser al menos tan útil como el GerdQ para el manejo de pacientes con ERGE tanto por especialistas como por médicos de Atención Primaria. Diseñamos el presente estudio para analizar su poder diagnóstico usando la pH-metría de 24 horas como estándar oro. Los resultados indican que el GSFQ no es mejor que el azar en la detección de pacientes con ERGE definido por pH-metría. En un análisis post-hoc expandimos los criterios diagnósticos teniendo en cuenta los resultados de la EDA para evitar posibles falsos negativos en la pH-metría, pero las cifras de especificidad, sensibilidad y LR fueron similares.

La eliminación así mismo de las preguntas 1 y 3, que podrían debilitar la capacidad diagnóstica del cuestionario al referirse a síntomas que podrían ser dispépticos y no por reflujo, sigue la misma lógica con la que se diseñó el GerdQ, en el que dos ítems referidos a síntomas dispépticos puntúan negativo (se considera que los pacientes con esos síntomas tienen menos probabilidad de tener ERGE) (12). Sin embargo, el sub-análisis del GSFQ habiendo excluido dichas preguntas mostró que dicha exclusión no mejoró de manera significativa el poder diagnóstico del cuestionario.

El estudio actual tiene varios defectos. En primer lugar, establecer la pH-metría de 24 horas como patrón diagnóstico oro supone que los falsos negativos podrían subestimar la capacidad diagnóstica del cuestionario. Intentamos compensar esta posibilidad expandiendo los criterios que definían un diagnóstico positivo de ERGE incluyendo no sólo el grado de exposición ácida sino también el SAP (criterio usado en multitud de estudios de diagnóstico de ERGE) (11-14). Fuimos más estrictos que otros autores al requerir la presencia de al menos 3 síntomas para realizar el análisis, dado que se ha demostrado que un número más bajo de síntomas reduce la consistencia diagnóstica del test de asociación (23). No usamos la impedanciometría, que podría haber reducido los falsos negativos adicionalmente al detectar los reflujos no ácidos o débilmente ácidos. Sin embargo, la pH-impedanciometría de 24 horas es claramente superior a la pH-metría convencional principalmente en los estudios realizados bajo tratamiento antisecretor, dado que los reflujos no ácidos o débilmente ácidos son los predominantes en esta situación (24). Además, la pH-metría de 24 horas convencional es la prueba de monitorización de exposición esofágica ácida más disponible en nuestro medio con diferencia, con lo que explorar la validez diagnóstica del GSFQ frente a la misma nos parece de interés. Es de destacar en cualquier caso que el 65,8% de los pacientes del presente estudio tuvieron un resultado patológico en la pH-metría, cifra que aumentaba hasta el 73,7% si teníamos en cuenta los resultados de la EDA. Esta proporción es mucho más alta que la prevista inicialmente en el cálculo del tamaño muestral, y consideramos que la probabilidad de que la cifra de falsos negativos sea relevante es muy baja.

Otro inconveniente del estudio es que los centros participantes son terciarios, con lo que la población estudiada no representa al paciente de Atención Primaria habitual. En nuestro medio es probablemente más frecuente la presencia de pacientes con reflujo refractario a IBP o pirosis funcional. No se pueden por tanto extrapolar nuestros resultados a una población de Atención Primaria con "síntomas digestivos altos" (análoga a aquella en la que se estudió el GerdQ originalmente), en la que es posible que el GSFQ tuviera un rendimiento diagnóstico mejor. Desde nuestro punto de vista, nuestro estudio es similar al de Lacy BE y cols., en el que el GerdQ fue comparado con los resultados de pH-metría de 48 horas con cápsula Bravo en un hospital terciario. Sus resultados fueron, llamativamente, similares a los nuestros (AUROC 61%, sensibilidad 43%, especificidad 75%) (25). En cualquier caso, la alta especificidad que detectamos podría hacer que el GSFQ fuese útil en una estrategia análoga a la analizada por Jonasson C y cols. y Berquist H y cols. (pacientes con puntuaciones elevadas se deberán tratar con IBP y aquellos con puntuaciones bajas deberán investigarse con pruebas invasivas) (13,14). Esta hipótesis debería analizarse en estudios específicamente diseñados para ello, preferiblemente en un contexto de Atención Primaria.

En vista de los resultados del presente estudio, concluimos que el GSFQ tal como se diseñó originalmente no es una herramienta útil en el ámbito de un hospital terciario para el diagnóstico de ERGE definido por pH-metría de 24 horas. Opinamos que cualquier cuestionario para el diagnóstico de la ERGE debería compararse con los resultados de las pruebas diagnósticas más objetivas de que disponemos (principalmente la pH-metría con o sin impedanciometría) para determinar con precisión su capacidad diagnóstica antes de poder recomendar su uso extendido.

 

 

Dirección para correspondencia:
Carlos Teruel.
Servicio de Gastroenterología.
Hospital Ramón y Cajal.
Ctra. de Colmenar Viejo, km 9,1.
28034 Madrid
e-mail: cteruelvegazo@yahoo.es

Recibido: 07-11-2015
Aceptado: 20-12-2015

 

 

Bibliografía

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