Mi SciELO
Servicios Personalizados
Revista
Articulo
Indicadores
- Citado por SciELO
- Accesos
Links relacionados
- Citado por Google
- Similares en SciELO
- Similares en Google
Compartir
Clínica y Salud
versión On-line ISSN 2174-0550versión impresa ISSN 1130-5274
Clínica y Salud vol.18 no.1 Madrid abr./may. 2007
ARTÍCULOS
Estilos explicativos y estrategias de afrontamiento
Explanatory styles and coping strategies
Pilar Sanjuán1
Alejandro Magallanes1
1Facultad de Psicología. UNED.
RESUMEN
El estilo atribucional negativo o tendencia relativamente estable a explicar los resultados negativos mediante causas internas, estables y globales se ha asociado tanto con el desarrollo de sintomatología depresiva, como con diferentes índices de peor salud física. La tendencia a explicar los resultados positivos a través de causas internas, estables y globales, al que se denomina estilo explicativo autoensalzante, no ha recibido mucha atención, pero los datos apuntan a un posible rol protector. El principal objetivo de este estudio fue analizar el posible rol mediador de las estrategias de afrontamiento entre los diferentes estilos explicativos y el desarrollo de sintomatología depresiva. El modelo de ecuaciones estructurales mostró que el uso de las estrategias de afrontamiento centradas en la emoción y la no utilización de las estrategias dirigidas a la solución de los problemas media la relación entre el estilo atribucional negativo y el desarrollo de síntomas depresivos, encontrándose el patrón contrario de resultados cuando se analizó el estilo explicativo autoensalzante.
ABSTRACT
Negative attributional style or the relatively steady tendency to put poor outcomes down to internal, stable, and global causes, has been associated with the development of depressive symptoms and poor physical health. On the contrary, the tendency to put good outcomes down to internal, stable, and global causes (normally called enhancing explanatory style) has caught very little attention although results claim its protective role. The purpose of this paper is to analyze the likely mediating role of coping strategies between the explanatory styles and the development of depressive symptoms. Structural equation modelling showed that negative attributional style contributes to the development of depressive symptoms through the use of emotion-focused coping strategies and the non-use of problem-focused coping strategies. The opposite pattern was found for the enhancing explanatory style.
Palabras clave
Estilos explicativos, Síntomas depresivos, Estrategias de afrontamiento.
Key words
Explanatory styles, Depressive symptoms, Coping strategies.
Los procesos de atribución hacen referencia a las causas que las personas aducen para explicar las situaciones que experimentan. Aunque estas causas pueden ser muy diversas, como estado de ánimo (positivo o negativo), características de personalidad o forma de ser, esfuerzo (alto o bajo), grado de dificultad de la situación, buena o mala suerte, capacidad o falta de capacidad, etc., se pueden categorizar mediante las denominadas dimensiones atribucionales. Abramson, Seligman y Teasdale (1978) propusieron tres: 1) Internalidad-Externalidad (en función de que la causa se encuentre dentro o fuera del propio individuo); 2) Estabilidad-Inestabilidad (en relación a que la causa se mantenga o no en el tiempo); y 3) Globalidad-Especificidad (teniendo en cuenta que la causa afecte a otras áreas de la vida de la persona o, por el contrario, se limite a actuar en la situación concreta que se está evaluando).
Cuando se habla de estilo atribucional o explicativo se quiere indicar una tendencia o disposición relativamente estable a realizar un tipo particular de atribuciones en una amplio rango de situaciones y dominios distintos (Buchanan y Seligman, 1995). Centrándonos primero en los estilos atribucionales presentados ante las situaciones negativas, se denomina estilo explicativo negativo o pesimista a la tendencia a explicarlas mediante causas internas, estables y globales (Abramson y cols., 1978), mientras que se habla de estilo atribucional positivo a la disposición a explicarlas a través de causas externas, inestables y específicas.
Los estilos explicativos presentados ante las situaciones negativas comenzaron a estudiarse en el marco del Modelo Reformulado de Indefensión Aprendida (Abramson y cols., 1978), desde el que se propuso que las personas con un estilo atribucional negativo tendrían una mayor vulnerabilidad para desarrollar sintomatología depresiva o incluso depresión cuando se enfrentaran a situaciones estresantes.
Desde esta perspectiva teórica se han hecho multitud de estudios que han posibilitado concluir que existe una asociación entre el estilo explicativo negativo y la sintomatología depresiva (véase Sweeney, Anderson y Bailey, 1986 o Sanjuán, 1999 para una revisión), sin embargo, la naturaleza transversal de la gran mayoría de ellos, no permite aclarar si este estilo explicativo es la causa o la consecuencia de la depresión.
Los estudios llevados a cabo desde un desarrollo del modelo anterior conocido como Teoría de la Desesperanza (Abramson, Metalsky y Alloy, 1989; Abramson, Alloy y Metalsky, 1995), que son en su mayoría longitudinales, sí apoyan la idea de que las personas con un estilo explicativo negativo, en contraste con las que presentan un estilo positivo, desarrollan más sintomatología depresiva cuando se enfrentan a situaciones estresantes, como experimentar un fracaso académico (Hilsman y Garber, 1995; Metalsky, Halberstadt y Abramson, 1987; Metalsky, Joiner, Hardin y Abramson, 1993; Stiensmeier-Pelster, 1989; Vázquez, Jiménez, Saura y Avía, 2001) o diferentes sucesos vitales negativos (Abela, 2001; Alloy y cols., 1999; Alloy y Clements, 1998; Alloy, Just y Panzarella, 1997; Dixon y Ahrens, 1992; Hankin y Abramson, 2002; Hankin, Abramson y Siler, 2001; Kneebone y Dunmore, 2004; Know y Laurenceau, 2002; Metalsky y Joiner, 1992, 1997; Robinson, Garber y Hilsman, 1995; Southall y Roberts, 2002; Stiensmeier- Pelster, 1989).
Aunque el estilo explicativo negativo comenzó estudiándose en relación con la depresión, posteriormente también se le ha vinculado con distintos índices de salud tanto subjetivos como objetivos (Gillham y cols., 2001; Peterson, 1995; Peterson y Bossio, 2001; Peterson y Seligman, 1987). En este sentido, se ha encontrado que las personas con estilo explicativo negativo, comparadas con las que se caracterizan por un estilo explicativo positivo, informan de más enfermedades (Jackson, Sellers y Peterson, 2002; Peterson, 1988), realizan más visitas al médico y se sienten menos capaces de controlar su salud (mantener y/o promover)(Peterson, 1988; Peterson y De Avila, 1995), padecen más enfermedades (Peterson, Seligman y Vaillant, 1988), tienen un mayor número de accidentes (Peterson y cols., 2001), su sistema inmunológico presenta peor eficiencia (Brennan y Charnetski, 2000; Peterson y Bossio, 2001), sobreviven menos tiempo después de haber sufrido un ataque cardiaco (Buchanan, 1995) y tienen un porcentaje de mortalidad más elevado, fundamentalmente cuando se analizan las muertes por accidente (Peterson, Seligman, Yurko, Martín y Friedman, 1998).
Se ha sugerido que el vinculo entre estilo explicativo negativo y malestar, tanto psicológico como físico, puede estar mediado por el empleo de estrategias de afrontamiento inadecuadas (Peterson y Bossio, 2001; Sonoda y Tonan, 1999), sin embargo, hasta la actualidad apenas existen estudios que analicen esta relación. Sería esperable que las personas con un estilo explicativo negativo presenten problemas de motivación para hacer frente a la adversidad que se traduciría en un estilo de afrontamiento menos efectivo, es decir, en un menor empleo de estrategias dirigidas a solucionar los problemas y en un mayor uso de las estrategias centradas en la emoción.
Los estudios realizados, que como se ha indicado son muy pocos, parecen apoyar esta idea, pues han encontrado que el estilo explicativo negativo mantiene una relación directa con el empleo de estrategias de afrontamiento centradas en la emoción después de un fracaso (Mikulincer, 1989; Sellers y Peterson, 1993) y una relación indirecta con el uso de estrategias de afrontamiento dirigidas a la solución de los problemas (Reilley, Geers, Lindsay, Deronde y Dember, 2005). Voyce (1997) también encontró una asociación de este estilo con el uso de las estrategias de afrontamiento menos efectivas.
El estilo explicativo presentado ante los sucesos positivos ha recibido muy poca atención, sin embargo, los datos sugieren que puede jugar un rol en el bienestar psicológico. Por un lado, se ha apuntado que explicar las situaciones positivas mediante causas externas, inestables y específicas podría incrementar la vulnerabilidad de las personas con un estilo explicativo negativo (Abramson y cols., 1978) y ser una tendencia tan característica y asociada al estado de ánimo depresivo como realizar atribuciones internas, estables y globales ante los fracasos (lo que hemos denominado estilo explicativo negativo) (Ahrens y Haaga, 1993; Mineka, Pury y Luten, 1995). En este sentido, existe alguna evidencia que relaciona las atribuciones inestables ante un sucesos positivos o ante el éxito en una tarea y el incremento del estado de ánimo depresivo (Ahrens y Haaga, 1993; Sanjuán, 2003).
Por otro lado, ciertos trabajos, desarrollando la hipótesis complementaria, también han propuesto que si bien la tendencia a explicar las situaciones positivas mediante causas externas, inestables y específicas podría aumentar la vulnerabilidad para desarrollar depresión o a manifestar síntomas depresivos, la tendencia a explicarlas mediante causas internas, estables y globales, disposición a la que ha empezado a calificar como estilo explicativo autoensalzante, podría representar un factor protector relacionado con los aspectos positivos del funcionamiento psicológico. En esta línea, algunos trabajos han encontrado una relación directa entre la tendencia a realizar atribuciones internas, estables y globales para los sucesos positivos y el éxito en el trabajo (Corr y Gray, 1996), el bienestar psicológico (Cheng y Furnham, 2001, estudio 1, 2003) y una mayor autoestima (Cheng y Furnham, 2003). Además, otros trabajos también muestran como explicar los sucesospositivos mediante causas internas, estables y globales produce una disminución de los síntomas depresivos en pacientes con este trastorno (Johnson, Crofton y Feinstein, 1996; Johnson, Han, Douglas, Johannet y Russell, 1998; Needles y Abramson, 1990; Voelz, Gerald, Joiner y Wagner, 2003).
Las estrategias de afrontamiento que habitualmente emplean las personas con un estilo explicativo autoensalzante no se ha estudiado hasta la fecha, pero dado que se relaciona con índices de bienestar psicológico, cabría esperar que emplearan las estrategias más efectivas.
El objetivo principal de este estudio fue comprobar qué estrategias de afrontamiento emplean las personas con un estilo explicativo negativo, así como las que tienen un estilo explicativo autoensalzante. En concreto, esperábamos que el estilo explicativo negativo se asociara positivamente con el empleo de estrategias de afrontamiento centradas en la emoción e inversamente con la utilización de las estrategias dirigidas a la solución de los problemas, mientras que se hipotetizaba encontrar el patrón contrario de resultados teniendo en cuenta el estilo explicativo autoensalzante. Además, queríamos conocer si las estrategias de afrontamiento empleadas por unos y otros son las variables que median la relación de estos estilos con la sintomatología depresiva, por lo cual empleamos para el análisis de los datos procedimientos estadísticos que permiten valorar este posible rol mediador, como son los modelos de ecuaciones estructurales.
Método
Muestra
Se empleó una muestra formada por 129 estudiantes universitarios, 29 varones y 100 mujeres, con un rango de edad entre 19 y 60 años y con una media de 36.84 años (desviación típica = 10.55).
Medidas y procedimiento
Los participantes contestaron en una única sesión a las siguientes medidas:
Estilo Atribucional:Se evaluó con la adaptación española (Sanjuán y Magallares, 2005, 2006) del Cuestionario de Estilo Atribucional (Attributional Style Questionnaire: ASQ, Peterson y cols., 1982). Este cuestionario consta de 12 situaciones hipotéticas, 6 con un resultado positivo y 6 con resultado negativo, la mitad de cada una de ellas, a su vez, se refieren a situaciones de logro, mientras que la otra mitad hace alusión a situaciones interpersonales o afiliativas. Ante cada una de estas situaciones, el sujeto contesta mediante escalas tipo Likert de 7 puntos a 4 preguntas: el grado en que cree que la situación es debida a factores internos, estables y globales, así como el nivel de importancia de la situación, indicando el 1 que considera que la situación es totalmente debida a factores externos, inestables y específicos, y nada importante, y el 7 que piensa que la situación es producida por factores totalmente internos, estables yglobales, y que es muy importante para la persona. Con esta escala, se puede obtener una puntuación por cada una de las dimensiones atribucionales (internalidad, estabilidad y globalidad) tanto para los sucesos positivos como para los negativos separadamente. Además, también permite el cálculo de dos puntuaciones globales, denominadas estilos compuestos (positivo y negativo). Las puntuaciones elevadas en el estilo compuesto negativo (ECN) indican tendencia a emplear causas internas, estables y globales para explicar las situaciones negativas (lo que hemos denominado estilo atribucional negativo), mientras que las bajas señalan la predisposición a explicarlas mediante causas externas, inestables y específicas (al que se llama estilo atribucional positivo). Por su parte, las puntuaciones altas en estilo compuesto positivo (ECP) reflejan la tendencia a explicar las situaciones positivas a través de causas internas, estables y globales (al que se ha denominado estilo explicativo autoensalzante), mientras que las puntuaciones bajas indican una predisposición a explicarlas mediante causas externas, inestables y específicas
Estilo de afrontamiento: Se midió con la adaptación española (Sánchez-Elvira, 1997) del Coping Inventory for Stressful Situations (CISS, Endler y Parker, 1990). Este cuestionario consta de 48 ítems a los que el sujeto tiene que contestar mediante escalas tipo Likert de 5 puntos, donde 1 significa que la persona no desarrolla en absoluto la actividad descrita y el 5 implica que suele utilizarla habitualmente. El inventario permite obtener puntuaciones diferenciadas para el Afrontamiento centrado en la tarea (actividades de planificación y solución de las situaciones problemáticas, como por ejemplo Determinar una acción a seguir y llevarla a cabo), el Afrontamiento centrado en la emoción (sentir las consecuencias emocionales derivadas del hecho de experimentar situaciones difíciles, como por ejemplo, Ponerme muy tenso, Echarme la culpa por no saber que hacer) y la Evitación (actividades conducentes al alejamiento y no afrontamiento del problema, comopor ejemplo, Irme a ver tiendas, Intentar dormir).
Sintomatología depresiva:Se evaluó con la adaptación española (Sanz y Vázquez, 1998; Vázquez y Sanz, 1997) del Inventario de Depresión de Beck (Beck Depression Inventory: BDI; Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979), un cuestionario de 21 items que mide la severidad de los síntomas cognitivos, afectivos, motivacionales y fisiológicos de la depresión. Es uno de los instrumentos más empleados para la medida de la depresión, por lo que se ha corroborado en reiteradas ocasiones su fiabilidad y validez.
Resultados
Antes de comenzar con los análisis estadísticos encaminados a descubrir las posibles relaciones establecidas entre las distintas variables, realizamos pruebas de t para comprobar si existían diferencias entre varones y mujeres en cada una de las variables de interés empleadas en el estudio (estilos explicativos, estrategias de afrontamiento y estado de ánimo depresivo). Ninguna de estas pruebas fue significativa (todas las p>0.4), debido a lo cual, en los análisis posteriores se incluyó a todos los sujetos de la muestra independientemente de su sexo.
Como puede observarse en la tabla 1, en la que aparecen los índices descriptivos y las intercorrelaciones de todas las medidas empleadas en el estudio, el Estilo Compuesto Negativo correlaciona de forma significativa y positiva con el empleo del afrontamiento centrado en la emoción y con el informe sintomatología depresiva, lo que indica que existe una relación entre la tendencia a hacer atribuciones internas, estables y globales (estilo explicativo negativo) y el empleo de estrategias de afrontamiento centradas en la emoción y la presencia de sintomatología depresiva. A su vez, encontramos que el empleo de estrategias centradas en la emoción correlaciona con el estado de ánimo depresivo. Por otra parte, el Estilo Compuesto Positivo (puntuaciones altas indican estilo atribucional autoensalzante) correlaciona significativamente con el uso de estrategias de afrontamiento dirigidas a la solución de los problemas. A su vez, el uso de estas estrategias mantiene una correlación inversa con la presencia de sintomatología depresiva.
Para probar la hipótesis relativa al posible papel mediador de las estrategias de afrontamiento entre los estilos explicativos y el desarrollo de síntomas depresivos empleamos modelos de ecuaciones estructurales (programa AMOS 4.0, en su versión 4.0., Arbuckle, 1994), los cuales permiten controlar el error de medida de las variables latentes. Como el tamaño de la muestra era relativamente pequeño para este tipo de análisis (n=129), empleamos las puntuaciones totales (estilos compuestos, tipos de estrategias de afrontamiento y puntuación total en el BDI) en vez de cada uno de los items por separado. El ajuste del modelo se examinó mediante el RMSEA (Residual Mean Squared Error Aproximation), índice que cuando tiene valores iguales o inferiores a 0.05 señala un adecuado ajuste (Browne y Cudek, 1993), y el CFI (Comparative Fit Index;) y el NFI (Normed Fit Index), cuyos valores, si son iguales o mayores a 0.90, indican un buen ajuste (Bentler, 1990;Newcomb, 1990, 1994).
El modelo propuesto, que se puede ver en la figura 1, presentó una bondad de ajuste adecuada [χ(2)= 2.09, p = 0.35; CFI = 0.998; NFI = 0.967; RMSEA = 0.019]. Como se observa, el modelo indica que la asociación entre el estilo compuesto negativo y la sintomatología depresiva está, en gran parte, mediada por el uso de las estrategias de afrontamiento centradas en la emoción y totalmente mediada por la falta de empleo de estrategias dirigidas a la solución directa de los problemas. Por otro lado, si tenemos en cuenta el estilo compuesto positivo, encontramos el patrón inverso, pues se relaciona directa y negativamente con el empleo de estrategias centradas en la emoción (las cuales, a su vez, se relacionan positivamente con la sintomatología depresiva) y positivamente con el uso de las estrategias dirigidas a la solución de los problemas (que se relacionan negativamente con el estado de ánimo depresivo).
Discusión
De los resultados de este estudio se pueden desprender dos conclusiones fundamentalmente. Por un lado, apoyan la hipótesis de partida y la de otros estudios realizados con anterioridad, puesto que encuentran una relación entre el estilo explicativo negativo y la tendencia a emplear las estrategias de afrontamiento centradas en la emoción y a no utilizar las dirigidas a la solución directa de los problemas (Mikulincer, 1989; Reilley y cols., 2005; Sellers y Peterson, 1993; Voyce, 1997). Como muchos de los estudios realizados desde esta perspectiva teórica, también se ha obtenido una relación entre el estilo explicativo negativo y el desarrollo de sintomatología depresiva, sin embargo la aportación más novedosa es que los resultados indican que la relación entre este estilo explicativo y el estado de ánimo negativo no es directa, sino que está mediada, tanto por el empleo de estrategias centradas en la emoción, como por la no utilización de las estrategias de afrontamiento dirigidas a la solución directa de los problemas.
Por otro lado, los resultados han mostrado que el estilo explicativo autoensalzante se relaciona con el empleo de estrategias de afrontamiento dirigidas a la solución directa de los problemas, y que éstas, a su vez, se relacionan negativamente con el desarrollo de síntomas depresivos, y también con la no utilización de las estrategias centradas en la emoción, las cuales, se asocian positivamente con la sintomatología depresiva. Estos últimos datos ponen de manifiesto, tal y como se ha expuesto en la introducción, la necesidad de prestar atención al estilo explicativo presentado ante las situaciones positivas, que prácticamente se ha ignorado en la investigación, pero que parece jugar un rol relevante en el bienestar psicológico.
En esta línea, se podría sugerir que sería interesante estudiar el estilo explicativo presentado ante las situaciones positivas en interacción con el estilo atribucional mantenido ante las situaciones negativas, para que así se permitiera analizar sus posibles efectos sinérgicos. Las personas con un estilo atribucional negativo que además tengan una tendencia a explicar las situaciones positivas mediante causas externas, inestables y específicas, podrían incrementar su riesgo, tal y como ya apuntaron Abramson y colaboradores (1978) originalmente. Por otra parte, la tendencia a explicar los resultados positivos mediante causas internas, estables y globales podría ser un factor protector o atenuador del malestar en las personas con estilo atribucional negativo.
Esta posible capacidad protectora del estilo explicativo autoensalzante necesita ser corroborada, lo cual requiere el empleo de muestras más elevadas, aunque como se apuntaba en la introducción existe alguna evidencia que prueba cómo esta tendencia predice la disminución de sintomatología en pacientes con trastornos depresivos (Johnson y cols., 1996; Johnson y cols., 1998; Needles y Abramson, 1990; Voelz y cols., 2003).
En su conjunto, los resultados obtenidos corroboran los postulados del modelo reformulado de indefensión aprendida y la teoría de la desesperanza, al poner de manifiesto que los estilos explicativos (el negativo y el consistente en la tendencia a explicar las situaciones positivas mediante causas externas, inestables y específicas) se asocian con los diferentes déficits que la indefensión supone, puesto que se relacionan con una mayor sintomatología depresiva (déficit emocional) y menor puesta en marcha de estrategias de solución directa de los problemas (déficits cognitivo y motivacional).
Se hace imprescindible seguir investigando en esta línea, pues sólo conociendo todos los mecanismos mediadores hasta completar la secuencia de procesos que culmina en la conducta, se posibilita una intervención adecuada y eficaz. En este sentido, los resultados de este estudio, de corroborarse, permiten sugerir nuevas posibilidades de tratamiento clínico y de promoción del bienestar. Así, sería apropiado que las intervenciones estuvieran dirigidas, no sólo a la modificación del estilo atribucional negativo, sino también a la promoción del estilo explicativo autoensalzante y, de forma más directa, a la enseñanza y puesta en marcha de estrategias de solución directa de los problemas.
De cara a futuros trabajos, creemos que habría que tener en cuenta ciertas consideraciones, algunas de las cuales se refieren a las limitaciones del presente estudio en relación con las características y el tamaño de la muestra empleada. En este sentido, cabría decir que los resultados obtenidos requieren ser replicados en estudios posteriores, con muestras más numerosas, que proporcionen un mayor poder de generalización sobre el papel mediador que las estrategias de afrontamiento juegan entre los estilos atribucionales y el malestar o bienestar tanto físico como psicológico.
Por otra parte, la muestra empleada estaba desequilibrada, ya que la formaron un 78% de mujeres. Por ello, sería necesario seguir trabajando en esta línea con muestras más igualadas, pues aunque en la muestra actual no se encontraron diferencias en función del género en ninguna de las medidas, tanto las estrategias de afrontamiento como los síntomas depresivos, son medidas que pueden fluctuar de acuerdo con el sexo.
Además, también hay que tener en cuenta que la muestra estuvo formada por estudiantes que presentaban, en distintos grados, diferentes síntomas depresivos, por lo cual sería conveniente comprobar si el papel mediador que las estrategias de afrontamiento juegan también se encuentra en personas con depresión clínica.
En otra línea de argumentación, queremos señalar que sería interesante comprobar si el patrón de resultados obtenidos, se mantendría si se pusieran en relación las estrategias de afrontamiento con medidas de ansiedad. Esta posibilidad está basada, por un lado, en la gran capacidad predictiva que las estrategias de afrontamiento tienen en relación con diferentes emociones negativas y trastornos psicológicos (Perona y Galán, 2001; Peñacoba, Velasco, González y Garrosa, 2005) y, por otra, en distintos estudios que han puesto de relieve que el estilo explicativo negativo se relaciona positivamente con ansiedad en sus variadas manifestaciones de estado, rasgo o trastorno clínico (Fresco, Alloy y Reilly-Harrington, 2006; Helton, Dember, Warm y Matthews, 2000; Jackson y cols., 2002; Kopecky, Sawyer y Behnke, 2004; Martin-Krumm, Sarrazin, Peterson y Famose, 2003; Mineka y cols., 1995; Ralph y Mineka, 1998; Wang y Zhang, 2005). De hecho, se ha sugerido que el estilo explicativo negativo se asociaría con una alta afectividad negativa, que es compartida tanto por la ansiedad como por la depresión y que el estilo característico de la depresión sería el presentado ante los sucesos positivos, consistente en la tendencia a explicarlos mediante causas externas, inestables y específicas (Ahrens y Haaga, 1993; Fresco y cols., 2006; Mineka y cols., 1995; Sanjuán, Pérez García, Rueda y Ruiz, 2006).
Referencias
Abela, J. (2001). The hopelessness theory of depresión: A test of the diathesis-stress and causal mediation components in third and seventh grade children. Journal of Abnormal Child Psychology, 29, 241-254. [ Links ]
Abramson, L.Y., Alloy, L.B. y Metalsky, G.I. (1995). Hopelessness depression. En G.M. Buchanan y M.E.P. Seligman (eds.), Explanatory Style (pp.:113-134).Hillsdale, N.J.: Erlbaum. [ Links ]
Abramson, L.Y., Metalsky, G.I. y Alloy, L.B. (1989). Hopelessness depresión: A theory-based subtype of depresión. Psychological Review, 96, 358-372 [ Links ]
Abramson, L.Y., Seligman, M.E.P. y Teasdale, D.C. (1978). Learned helplessness in humans: Critique and reformulation. Journal of Abnormal Psychology, 87, 49-74. [ Links ]
Ahrens, A. H. y Haaga, D. A. F. (1993). The specificity of attributional style and expectations to positive and negative affectivity, depression and anxiety. Cognitive Therapy and Research, 17, 83-98. [ Links ]
Alloy, L., Abramson, L.Y., Whitehouse, W., Hogan, M., Tashman, N.A., Steinberg, D., Rose, D. y Donovan, P. (1999). Depressogenic cognitive styles: Predictive validity, information processing and personality characteristics, and developmental origins. Behaviour Research and Therapy, 37, 503-531. [ Links ]
Alloy, L.B. y Clements, C.M. (1998). Hopelessness theory of depression: Tests of the symptom component. Cognitive Therapy and Research, 22, 303-335. [ Links ]
Alloy, L.B., Just, N. y Panzarella, C. (1997). Attributional style, daily life events, and hopelessness depression: Subtype validation by prospective variability and specificity of symptoms. Cognitive Therapy and Research, 21, 321-344. [ Links ]
Arbuckle, J. L. (1994). AMOS: A Structural Equations Modeling Program. Chicago: SmallWaters. [ Links ]
Beck, A.T.; Rush, A.J.; Shaw, B.F. y Emery, G. (1979). Cognitive therapy of depression. Nueva York: Guilford Press. [ Links ]
Bentler, P. (1990). Comparative fit indexes in structural models. Psychological Bulletin, 207, 238-246. [ Links ]
Brennan, F.X. y Charnetski, C.J. (2000).Explanatory style and immonuglobulin A (IgA). Integrative Physiological and Behavioral Science, 35, 251-254. [ Links ]
Browne, M. y Cudek, R. (1993). Alternative ways of assessing model fit. En K. Bollen y J. Long (eds.), Testing structural equation models (pp.:136-162). Newbury Park, CA: Sage Publications. [ Links ]
Buchanan, G. M. y Seligman, M.E.P. (1995). Explanatory Style. Hillsdale, N.J.: Erlbaum. [ Links ]
Buchanan, G.M. (1995). Explanatory style and coronary hearth disease. En G.M. Buchanan y M.E.P. Seligman (eds.), Explanatory style (pp.: 225-232). Hillsdale, N.J.: Erlbaum. [ Links ]
Cheng, H. y Furnham, A. (2001). Attributional style and personality as predictors of happiness and mental health. Journal of Happiness Studies, 2, 307-327. [ Links ]
Cheng, H. y Furnham, A. (2003). Attributional style and self-esteem as predictors of psychological well-being. Counselling Psychology Quarterly, 16, 121-130. [ Links ]
Corr, P.J. y Gray, J.A. (1996). Attributional style as a personality factor in insurance sales performance in the UK. Journal of Occupational and Organizational Psychology, 69, 83-87. [ Links ]
Dixon, J.F. y Ahrens, A.H. (1992). Stress and attributional style as predictor of selfreported depression in children. Cognitive Therapy and Research, 16, 623-634. [ Links ]
Endler, N.S. y Parker, J.D.A. (1990). Multidimensional assessment of coping: A critical evaluation. Journal of Personality and Social Psychology, 58, 844-854. [ Links ]
Fresco, D.M., Alloy, L.B. y Reilly-Harrington, N. (2006). Association of attributional style for negative and positive events and the occurrence of life events with depression and anxiety. Journal of Social and Clinical Psychology, 25, 1140-1159 [ Links ]
Gillham, J.E.; Shatté, A.J.; Reivich, K.J. y Seligman, M.E.P. (2001). Optimism, pessimism, and explanatory style. En E.C. hang (ed.), Optimism and pessimism: Implications for theory, research, and practice (pp.: 53-75). Washington, DC: APA. [ Links ]
Hankin, B.L. y Abramson, L.Y. (2002). Measuring cognitive vulnerability in adolescence: Reliability, validity and gender differences. Journal of Clinical Child and Adolescent Psychology, 31, 491-504. [ Links ]
Hankin, B.L., Abramson, L.Y. y Siler, M. (2001). A prospective test of the hopelessness theory of depression in adolescence. Cognitive Therapy and Research, 25, 607-632. [ Links ]
Helton, W.S., Dember, W.N., Warm, J.S. y Matthews, G. (2000). Optimism, pessimism, and false failure feedback effects on vigilance performance. Current Psychology, 18, 311-325. [ Links ]
Hilsman, R. y Garber, J. (1995). A test the cognitive diathesis-stress model of depression in children: academic stressors, attributional style, perceived competence, and control. Journal of Personality and Social Psychology, 2, 370-380. [ Links ]
Jackson, B., Sellers, R. y Peterson, C. (2002). Pessimistic explanatory style moderates the effect of stress on physical illness. Personality and Individual Differences, 32, 567-573. [ Links ]
Johnson, J., Crofton, A. y Feinstein, S. (1996). Enhancing attributional style and positive life events predict increased hopefulness among depressed psychiatric inpatients. Motivation and Emotion, 20, 285-296. [ Links ]
Johnson, J., Han, Y., Douglas, C., Johannet, C. y Russell, T. (1998). Attributions for positive life events predict recovery from depression among psychiatric inpatients: An investigation of the Needles and Abramson model of recovery from depression. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 66, 369-376. [ Links ]
Kneebone, I.I. y Dunmore, E. (2004). Attributional style and symptoms of depression in persons with multiple sclerosis. International Journal of Behavioral Medicine, 11, 110-115. [ Links ]
Kopecky, C., Sawyer, C. y Behnke, R. (2004). Sensitivity to punishment and explanatory style as predictors of public speaking state anxiety. Communication Education, 53, 281-285. [ Links ]
Kwon, P. y Laurenceau, J.P. (2002). A longitudinal study of the hopelessness theory of depression: Testing the diathesis-stress model within a differential reactivity exposure framework. Journal of Clinical Psychology, 58, 1305-1321. [ Links ]
Martin-Krumm, C., Sarrazin, P., Peterson, C. y Famose, J. (2003). Explanatory style and resilience after sport failure. Personality and Individual Differences, 35, 1685-1697. [ Links ]
Metalsky, G.I., Halberstadt, L.J. y Abramson, L.Y. (1987). Vulnerability to depressive mood reactions: Toward a more powerful test of the diathesis-stress and causal mediation components of the reformulated theory of depression. Journal of Personality and Social Psychology, 52, 386-393. [ Links ]
Metalsky, G.I. y Joiner, T.E. (1992). Vulnerability to depressive symptomatology: A prospective test of the diathesis-stress and causal mediation components of the hopelessness theory of depression. Journal of Personality and Social Psychology, 63, 667-675. [ Links ]
Metalsky, G.I. y Joiner, T.E. (1997). The Hopelessness Depression Symptom Questionnaire. Cognitive Therapy and Research, 21, 359-384. [ Links ]
Metalsky, G.I., Joiner, T.E., Hardin, T.S. y Abramson, L.Y. (1993). Depressive reactions to failure in a naturalistic setting: A test of the hopelessness and self-esteem theories of depression. Journal of Abnormal Psychology, 102, 101-109. [ Links ]
Mikulincer, M. (1989). Causal attribution, coping strategies, and learned helplessness. Cognitive Therapy and Research, 13, 565-582. [ Links ]
Mineka, S., Pury, C.L. y Luten, A.G. (1995). Explanatory style in anxiety and depression. En G.M. Buchanan y M.E.P. Seligman (eds.), Explanatory style (pp.: 135-157). Hillsdale, N.J.: Erlbaum. [ Links ]
Needles, D. y Abramson, L.Y. (1990). Positive life events, attributional style, and hopefulness: Testing a model of recovery from depression. Journal of Abnormal Psychology, 99, 156-165. [ Links ]
Newcomb, M. (1990). What structural modelling techniques can tell us about social support. En I.g. Sarason, B.R. Sarason y G.R. Pierce (eds.), Social support: An interactional view (pp.:26-63). Nueva York: Wiley. [ Links ]
Newcomb, M. (1994). Drug use and intimate relationships among women and men: Separating specific from general effects in prospective data using structural equation models. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 62, 463-476. [ Links ]
Peñacoba , C., Velasco, L., González, J.L. y Garrosa, E. (2005). Estrategias de afrontamiento y personalidad resistente en pacientes de cuidados paliativos. Un estudio preliminar. Clínica y Salud, 16, 65-89. [ Links ]
Perona, S. y Galán, A. (2001). Estrategias de afrontamiento en psicóticos: Conceptualización y resultados de la investigación. Clínica y Salud, 12, 145-178. [ Links ]
Peterson, C. (1988). Explanatory style as a risk factor for illness. Cognitive Therapy and Research, 12, 119-132. [ Links ]
Peterson, C. (1995). Explanatory style and health. En G.M. Buchanan y M.E.P. Seligman (eds.), Explanatory style (pp.: 233-2246).Hillsdale, N.J.: Erlbaum. [ Links ]
Peterson, C. y de Avila, M. (1995). Optimistic explanatory style and the perception of health problems. Journal of Clinical Psychology, 51, 128-132. [ Links ]
Peterson, C., Bishop, M., Fletcher, W., Kaplan, M., Yesko, E., Moon, C., Smith, J., Michaels, C. y Michaels, A. (2001). Explanatory style as a risk factor for traumatic mishaps. Cognitive Therapy and Research, 25, 633-649. [ Links ]
Peterson, C. y Bossio, L.M. (2001). Optimism and physical well-being. En E.C. Chang (ed.), Optimism and pessimism: Implications for theory, research, and practice (pp.: 127-145). Washington, DC: APA. [ Links ]
Peterson, C. y Seligman, M.E.P. (1987). Explanatory style and illness. Journal of Personality, 55, 237-265. [ Links ]
Peterson, C., Seligman, M.E.P. y Vaillant, G.E. (1988). Pessimistic explanatory style is a risk factor for physical illness: A thirty-fiveyear longitudinal study. Journal of Personality and Social Psychology, 55, 23-27. [ Links ]
Peterson, C., Seligman, M.E.P., Yurko, K.H., Martin, L.R. y Friedman, H.S. (1998). Catastrophizing and untimely death. Psychological Science, 9, 127-130. [ Links ]
Peterson, C., Semmel, A., Baeyer, C., Abramson, L.Y., Metalsky, G.I. y Seligman, M.E.P. (1982). The Attributional Style Questionnaire. Cognitive Therapy and Research, 6, 287-300. [ Links ]
Ralph, J.A. y Mineka, S. (1998). Attributional style and self-esteem: The prediction of emotional distress following a midterm exam. Journal of Abnormal Psychology, 107, 203-215. [ Links ]
Reilley, S., Geers, A., Lindsay, D., Dereonde, L. y Dember, W. (2005). Convergence and predictive validity in measures of optimism and pessimism: Sequential studies. Current Psychology, 24, 43-59. [ Links ]
Robinson, N., Garber, J. y Hilsman, R. (1995). Cognitions and stress: Direct and moderating effects on depressive versus externalizing symptoms during the junior high school transition. Journal of Abnormal Psychology, 104, 453-463. [ Links ]
Sánchez-Elvira, M.A. (1997). Spanish Coping Inventory for Stressful Situations (CISS, Endler y Parker, 1990). Canada: Multi- Health Systems Inc. [ Links ]
Sanjuán, P. (1999). Estilo atribucional y depresión: conclusiones y aspectos relevantes. Clínica y Salud, 10, 39-57. [ Links ]
Sanjuán, P. (2003). Postperformance attributions among depressive and no depressive subjects. Trabajo presentado en la 11th Biennial Meeting of the International Society for the Study of Individual Differences. Graz (Austria). [ Links ]
Sanjuán, P. y Magallares, A. (2005). Spanish adaptation of Attributional Style Questionnaire: Psychometric properties. Trabajo presentado en la VIII European Conference of Psychological Assessment. Budapest (Hungría), 31 de Agosto - 4 de Septiembre. (Acta de Congreso: pp.: 142). [ Links ]
Sanjuán, P. y Magallares, A. (2006). La relación entre optimismo disposicional y estilo atribucional y su capacidad predictiva en un diseño longitudinal. Revista de Psicología General y Aplicada, 59, 71-89. [ Links ]
Sanjuán, P., Pérez García, A., Rueda, B. y Ruiz, M.A. (2006). Estilos explicativos y salud. VI Semana de Investigación de la Facultad de Psicología. Madrid: UNED. [ Links ]
Sanz, J. y Vázquez, C. (1998). Fiabilidad, validez y datos normativos del Inventario para la depresión de Beck. Psicothema, 10, 303-318. [ Links ]
Sellers, R. y Peterson, C. (1993). Explanatory style and coping with controllable events by student-athletes. Cognition and Emotion, 7, 431-441. [ Links ]
Southall, D. y Roberts, J. (2002). Attributional style and self-esteem in vulnerability to adolescence depressive symptoms following life stress: A 14-week prospective study. Cognitive Therapy and Research, 26, 563-579. [ Links ]
Sonoda, A. y Tonan, K. (1999). Causal analysis of hopelessness theory: Effects of diathesis and proximal factor upon stress response. Japanese Journal of Health Psychology, 12, 1-16. [ Links ]
Stiensmeier-Pelster, J. (1989). Attributional style and depressive mood reactions. Journal of Personality, 57, 581-599. [ Links ]
Sweeney, P.D., Anderson, K. y Bailey, S. (1986). Attributional style in depression: A meta-analytic review. Journal of Personality and Social Psychology, 50, 974-991. [ Links ]
Tucker, L. y Lewis, C. (1973). A reliability coefficient for maximun likelihood factor analysis. Psychometrika, 38, 1-10. [ Links ]
Vázquez, C., Jiménez, F., Saura, F. Y Avia, M.D. (2001). The importance of importance: A longitudinal-stress model of depression measuring the importance of the attributions and the impact of stressor. Personality and Individual Differences, 31, 205-214. [ Links ]
Vázquez, C. y Sanz, J. (1997). Fiabilidad y valores normativos de la versión española del Inventario para la depresión de Beck de 1978. Clínica y Salud, 8, 403-422. [ Links ]
Voelz, Z., Haeffel, G., Joiner, T. Y Wagner, K. (2003). Reducing hopelessness: The interaction of enhancing and depressogenic attributional styles for positive and negative life events among youth psychiatric inpatients. Behaviour Research and Therapy, 41, 1183-1198. [ Links ]
Voyce, J. (1997). An investigation of the relationships among attributional style, hardiness, gender,and depression as predictors of coping with real life events by chemical dependent inpatients. Dissertation Abstracts International. Section A, 57, 3407. [ Links ]
Wang, C. y Zhang, N. (2005). Personality correlates to attributional style in undergraduates. Chinese Journal of Clinical Psychology, 13, 53-54. [ Links ]
Fecha de Recepción: 19-06-2006
Fecha de Aceptación: 03-04-2007