SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.38 número6Impacto de la crisis económica en la actividad de un comité ético de investigación clínica índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Farmacia Hospitalaria

versión On-line ISSN 2171-8695versión impresa ISSN 1130-6343

Farm Hosp. vol.38 no.6 Toledo nov./dic. 2014

https://dx.doi.org/10.7399/FH.2014.38.6.8268 

EDITORIAL

 

Aspectos positivos del envejecimiento

Positive aspects of aging

 

 

F. J. Carrera-Hueso

Servicio de Farmacia. Hospital Dr Moliner. Serra, Valencia. España.

Dirección para correspondencia

 

 

Aspectos positivos del envejecimiento

El proceso de envejecimiento no es, desde luego, un fenómeno estrictamente demográfico. Afecta a todos los órdenes de la vida: sistema productivo, pensiones, sanidad, servicios sociales o, incluso, el contenido de los programas políticos, que se modulan en función de los intereses de la población. Y no son iguales los mensajes que se dirigen a una población joven que envejecida.

Los aspectos negativos del envejecimiento que sufren los países occidentales son crónicos y bien conocidos como son mayor número de personas dependientes, mayor consumo de servicios sanitarios o menor productividad y crecimiento económico. Pero también tiene su lado bueno como demuestran Kluge y Cols1 en un reciente estudio sobre los aspectos positivos que tienen las sociedades que envejecen. Este estudio ha sido realizado mediante un modelo en Alemania, segundo país mundial con una población más envejecida tras Japón, que consideraba diferentes variables como el medio ambiente, productividad laboral, la calidad de vida, la salud, entre otras. Su principal conclusión es que el envejecimiento poblacional aporta un aumento de los niveles de educación, mayor productividad, mejor salud y calidad de vida, menos daños para el medio ambiente y compartir la riqueza con las generaciones más jóvenes. En efecto, el envejecimiento poblacional puede llegar a tener muchos efectos positivos para la sociedad. Estas conclusiones son extrapolables a otros países similares, entre ellos el nuestro.

Kluge y cols1 observan que aunque el envejecimiento de la población probablemente conducirá a una disminución de la fuerza de trabajo, es posible un aumento de la productividad debido a los esperados incrementos en los niveles de educación de los trabajadores. Esta mayor formación puede compensar en parte este descenso, a través de una mayor productividad.

Asimismo el envejecimiento de los ciudadanos puede ser bueno para el medio ambiente, puesto que los cambios en la estructura de edad y un declive en el tamaño de la población están asociados con la reducción del consumo de productos de alto consumo energético y la disminución de las emisiones de dióxido de carbono.

Además, puede promover que se comparta la riqueza con las generaciones más jóvenes. A medida que aumenta la esperanza de vida, la gente hereda, en promedio, a edades más avanzadas y, potencialmente, utiliza parte de la herencia para cualquiera financiar su jubilación o ayudar a sus hijos económicamente conforme se convierten en adultos. Por otra parte, ya que las familias tienen menos hijos, la herencia se divide entre un menor número de personas, por lo que, manteniéndose todo lo demás constante, los individuos recibirían más.

En cuanto a la salud, como las personas viven más tiempo, también se mantienen saludables durante más años. Los resultados estiman que el hombre medio alemán en 2050 permanecerá un 80 por ciento de su tiempo de vida con buena salud, en comparación con el 63 por ciento de la actualidad. Asimismo, la relación entre el ocio, el trabajo y las tareas del hogar cambiará en el futuro, siendo cada vez mayor el tiempo de ocio.

Este estudio proporciona una nueva perspectiva en un momento en el que el envejecimiento de la población se está extendiendo a muchos países de todo el mundo. Aunque el estudio se centró en Alemania, los investigadores dicen que los hallazgos son aplicables a muchas sociedades que envejecen. El contexto particular de otro país determinará el grado de su importancia1.

España también envejece, y lo hace más rápidamente de lo previsto. Hasta el punto de que la edad media de los españoles se sitúa ya en 40,9 años. Se trata, por supuesto, de la edad más avanzada desde que se dispone de estadísticas, y supone un crecimiento de nada menos que de 7,7 años desde 1975. El proceso de envejecimiento es especialmente significativo en el caso de las mujeres, con una edad media que se sitúa en 42,2 años, por encima de los 39,6 años de los hombres. Como resultado se obtiene una pirámide de población totalmente invertida2.

Lo más significativo, con todo, es la distribución territorial del envejecimiento. En provincias como Ourense la edad media de sus habitantes se sitúa en 48 años, una cifra verdaderamente espectacular que refleja una intensa crisis demográfica. Mientras que en Asturias -la región más envejecida- la edad media de sus habitantes se sitúa en 45,6 años, en Murcia baja hasta los 38 años. En Ceuta y Melilla, zonas no representativas por sus especiales características geográficas, la edad media desciende hasta los 36,2 años debido al peso de la inmigración. Este efecto también se nota en la Comunidad de Madrid, donde la edad media se sitúa en 39,9 años, ligeramente por debajo del nivel alcanzado en el conjunto del país2.

Existe además un crecimiento sostenido de la esperanza de vida al nacer, que en 2009 se situó en 81,6 años. En el caso de las mujeres, alcanza los 84,6 años, muy por encima de los 78,5 años de los hombres, aunque la distancia se está acortando. Esto supone un incremento promedio de algo más de un año adicional de esperanza de vida por cada periodo temporal de 5 años, y de 7,9 años adicionales desde 1977, cuando la esperanza de vida se situaba en 73,7 años. La mayor esperanza de vida al nacer se localiza en el centro y noreste de la península. A la cabeza está Madrid, donde se alcanza los 83 años. La diferencia con la región que presenta el mínimo valor para este indicador que es Andalucía de 2,7 años. Un madrileño, por lo tanto, tiene una esperanza de vida superior en casi tres años a la de un andaluz. El desarrollo económico está, sin duda, detrás de este fenómeno, ya que el producto interior bruto per cápita de un madrileño es un 72% superior al de un andaluz. Por provincias, la diferencia entre los valores máximo y mínimo de esperanza de vida al nacer se amplía a 3,8 años. La mayor distancia corresponde a Guadalajara y Cádiz, 83,6 y 79,8 años respectivamente2.

¿Y cómo será en el futuro de nuestra población? Todas las previsiones dicen que aumentará la tasa de envejecimiento, siendo más pronunciada la inversión de la pirámide. Sin ir más lejos, el número de octogenarios pasará de los 2,7 millones actuales a 3,9 dentro de 20 años y se duplicarán en 2045 (5,3 millones). Y lo que es más grave aún, en 2100, España tendrá más de 7 millones de habitantes de más de 80 años de edad, de forma que uno de cada seis ciudadanos esté por encima de esta edad. Si tenemos en cuenta los mayores de 65, la situación es aún más complicada: ahora mismo, suponen un 18,3% de la población, una proporción que irá subiendo sin parar hasta representar un cuarto de los ciudadanos en 2030. En los siguientes 20 años, la situación continuará deteriorándose, de forma que los mayores de 65 superarán el tercio de la población española3.

Por tanto, nuestro país envejece a un ritmo más acelerado del previsto y lo seguirá haciendo en los próximos años más si cabe, y con ciertas desigualdades no solo en los entre varones y mujeres sino también territorialmente entre las diferentes CCAA y provincias. Las repercusiones de este envejecimiento poblacional son claras y ponen en tela de juicio la sostenibilidad del sistema de bienestar social que disfrutamos. Sin duda, esto significa que los próximos 30 o 35 años serán más que relevantes para el futuro de las pensiones, al disminuir de manera ostensible la ratio entre la población activa y la pensionista; y sabemos que la población mayor de 65 años consume más recursos sanitarios y entre ellos los medicamentos.

Este estudio1 nos avanza las posibilidades de actuación en sociedades envejecidas. De hecho, en la actualidad sabemos del aporte de los pensionistas a la viabilidad de las familias, tanto en realizar tareas o actividades no remuneradas (cuidado de niños por ejemplo), como ayuda económica directa con su pensión para el sustento de todas las personas de su núcleo familiar.

Con los cambios poblacionales proyectados se deberán adaptar los distintos servicios sanitarios y más concretamente la asistencia farmacéutica. Ya que tienen repercusión directa sobre la longevidad de las personas y más importante si cabe en su calidad de vida. Diferentes estrategias legislativas y sociales, así como herramientas4 que se ponen en marcha en la actualidad deben tener presente el envejecimiento poblacional, y van desde la troncalidad de las especialidades médicas y farmacéuticas a la asistencia asistida en residencias de ancianos o más intensa asistencia domiciliaria.

El papel del farmacéutic@ de los servicios sanitarios o institucional, en mi opinión, será crucial para asegurar la utilización de medicamentos en esta población envejecida. Posiblemente un mayor número de profesionales serán necesarios, al aumentar el número de personas mayores que por sus características intrínsecas tienen más pluripatología y consumen más medicamentos, sometiéndose a mayor riesgo de iatrogenia. Por ello también se requerirá una mayor especialización para asegurar su calidad de vida, disminuyendo todos los efectos indeseables de su terapia. Estos servicios demostrarán su eficiencia al considerar todos los aspectos, positivos y negativos, del proceso de envejecer. En resumen, nuestro enfoque profesional posiblemente debe cambiar y mirar más allá de los procesos agudos que tratamos en cada uno de nuestros servicios farmacéuticos, y centrar nuestra actuación en poblaciones objetivo como son nuestros mayores. El futuro ahí está para aprovechar las oportunidades que nos ofrece y acabar profesionalmente conquistándolo.

 

Conflicto de intereses

El autor declara no tener ningún conflicto de interés.

 

Bibliografía

1. Kluge F, Zagheni E, Loichinger E, Vogt T (2014) The Advantages of Demographic Change after the Wave: Fewer and Older, but Healthier, Greener, and More Productive? PLoS ONE 9(9): e108501. doi:10.1371/journal.pone.0108501        [ Links ]

2. Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. Nota de prensa: Valencia, 23 de marzo de 2011. (Consulta: 10 de octubre de 2014). Disponible en: http://www.ivie.es/downloads/2011/03/NP_tablas_mortalidad_Ivie_230311.pdf        [ Links ]

3. Calderón I. ¿Qué hacemos con las pensiones? En 30 años, España tendrá el doble de octogenarios. Eleconomista.es: 10 de octubre de 2014. (Consulta: 10 de octubre de 2014). Disponible en: http://www.eleconomista.es/interstitial/volver/198541702/economia/noticias/6133212/10/14/Que-hacemos-con-las-pensiones-En-30-anos-Espana-tendra-el-doble-de-octogenarios.html#.Kku8QK0Hdk0Ftr5        [ Links ]

4. Chang CB, Chan DC. Comparison of published explicit criteria for potentially inappropiate medications in older adults. Drugs Aging 2010; 27 (12): 947-957.         [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia:
Correo electrónico: javier_carrera2690@yahoo.es
(F. J. Carrera-Hueso).

Recibido el 20 de octubre de 2014;
aceptado el 10 de noviembre de 2014.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons