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Medifam

versión impresa ISSN 1131-5768

Medifam vol.12 no.2  feb. 2002

 

NOTA CLÍNICA

Mieloma múltiple IgA: a propósito de un caso 

M. Repiso Moreno, E. Vélez de Mendizábal*, Mª J. Elizondo Pernaut** 


Especialista en Medina Familiar y Comunitaria. Servicio de Medicina Interna.

*Sección de Oncología. Complejo Hospitalario San Millán- San Pedro. Logroño.

**DUE. Hospital de Navarra. Pamplona 

 


RESUMEN 

El mieloma múltiple es una enfermedad caracterizada por una proliferación de células neoplásicas plasmáticas en la médula ósea y la producción de una inmunoglobulina monoclonal. 

Se aporta el caso de un mieloma IgA y se describe la epidemiología, clínica, diagnóstico y tratamiento del mieloma múltiple. 

Se resalta la importancia de la diferenciación con la gammapatía monoclonal de significado incierto, que es la causa más común de banda monoclonal en suero u orina y que no requiere tratamiento quimioterápico. El seguimiento de estos pacientes a largo plazo determina que el 16% desarrollará un mieloma múltiple. 

Palabras clave: Mieloma múltiple. Paraproteinemias. Células plasmáticas. 

IgA multiple myeloma: review of one case 

ABSTRACT 

The multiple myeloma is a disorder characterised by a proliferation of malignant plasma cells in the bone marrow and production of a monoclonal inmunoglobulin. 

We report a case of a IgA multiple myeloma and we describe the epidemiology, clinical features, diagnosis and treatment of this disease. 

It is very important to differenciate it from the gammopathy of undetermined significance, the most common cause of the presence of a monoclonal component in serum or urine, wich not requires chemotherapy. The follow- up of this patients has shown that multiple myeloma develops in up to 16 percent. 

Key words: Multiple myeloma. Paraproteinemia. Plasma cells. 


Aceptación: 10-10-01

 

CASO CLÍNICO 

Varón de 77 años fumador de 10 cigarrillos/día y con antecedentes de carcinoma en cuerda vocal izda que es remitido por su médico de familia para estudio al servicio de Medicina Interna por presentar desde hace seis meses astenia intensa, anorexia y dolores óseos generalizados en extremidades y parrillas costales que aumentan con el movimiento, presentando en la analítica un aumento de la velocidad de sedimentación (VSG). 

En la exploración física la auscultación cardiaca es normal presentando roncus difusos en la auscultación pulmonar. En el abdomen no se palpa hepatoesplenomegalia. Las arterias temporales laten simétricas y no se aprecia focalidad neurológica. 

En la analítica de sangre presenta una hemoglobina de 13,9 g/dl, siendo el resto del hemograma normal. La VSG es de 111/118. La bioquímica es normal, incluyendo CPK y aldolasa, con urea 48 mg/dl, creatinina 0,9 mg/dl y calcio de 10 mg/dl. 

La determinación de T4, TSH, PTH, vitamina B12 y ácido fólico presentaba valores normales, al igual que los marcadores tumorales (CEA, PSA y alfafetoproteína). 

Las proteínas totales se encuentran ligeramente elevadas (9 g/dl) y el proteinograma revela unas cifras de albúmina de 3,5 g/dl (normal 3,7-5,3), alfa 1 globulina 0,2 g/dl, alfa 2 globulina 0,5 g/dl, beta globulina 0,5 g/dl y ganmaglobulinas 4,4 g/dl (0,6-1,6), presentando una banda monoclonal en la región gamma. 

Las proteínas en orina de 24 horas son 2.550 mg. 

La cuantificación de las inmunoglobulinas muestra una IgA elevada 5.070 mg/dl (90-395), con un descenso de las restantes con IgG 366 mg/dl (840-1.600) e IgM 29 mg/dl (48-220). 

La proteinuria de Bence-Jones fue positiva y se identifican en orina inmunoglobulinas tipo IgA junto con cadenas ligeras kappa. 

La inmunofijación en suero corresponde a IgA tipo kappa. 

En la radiografía de tórax se apreciaba un aumento bilateral de los hilios pulmonares y la ecografía abdominal no mostraba imágenes patológicas. 

Se realizó una serie ósea radiológica mostrando múltiples imágenes líticas a nivel del cráneo, huesos largos, costillas y clavículas. 

Se realizó una biopsia de médula ósea en la que se apreciaban acúmulos de células linfoides y amplios grumos, correspondientes a infiltración en sábana por elementos plasmocitoides bien diferenciados productores de IgA kappa, compatible con un mieloma múltiple. 

Con el diagnóstico de mieloma múltiple tipo IgA en estadio IIIA se inició tratamiento por parte del servicio de Oncología con melfalán y prednisona, con mejoría de los dolores óseos y del estado general del paciente. 


DISCUSIÓN 

Las gammapatías monoclonales constituyen un grupo de trastornos que se caracterizan por la proliferación anormal de un clon de células plasmáticas que son capaces de producir una paraproteína monoclonal (componente M), constituida por moléculas completas y/o fracciones de inmunoglobulinas. 

La gammapatía monoclonal esencial o de significado incierto constituye la causa más frecuente de hallazgo de un componente monoclonal en suero u orina. 

Se caracteriza por no cumplir los criterios diagnósticos para el mieloma múltiple y por su estabilidad, cursando de manera asintomática durante años, aunque en algo más del 16% de los casos evoluciona hacia un mieloma. 

Es un proceso cuya frecuencia aumenta con la edad, de manera que puede aparecer en el 10% de las personas mayores de 80 años1. Es importante conocer que puede haber gammapatías monoclonales transitorias en enfermos post-trasplante sometidos a tratamiento inmunosupresor y en infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana. 

Su manejo requiere un seguimiento periódico, ya que no se puede predecir aquellos casos que evolucionarán hacia una malignización. 

El mieloma múltiple es el prototipo de gammapatía monoclonal maligna. 

Su incidencia anual es de 4 casos por cada 100.000 habitantes. No existe un claro predominio sexual y la edad media en el momento del diagnóstico es de 65 años, representando el número de casos por debajo de los 30 años únicamente el 0,3%2. Es responsable de aproximadamente el 1% de las muertes debidas a cáncer en los países occidentales. 

Las manifestaciones clínicas son debidas al aumento de células plasmáticas a nivel de la médula ósea que producen un descenso del resto de las series celulares y la aparición de lesiones líticas por alteración de los sistemas de redes de citoquinas que regulan la relación entre las células plasmáticas y el microambiente medular junto a la afectación renal secundaria a la eliminación de cadenas ligeras por orina y a la hipercalcemia3

Clínica 

El dolor óseo es el síntoma más frecuente, es de carácter mecánico y se localiza más frecuentemente en columna y parrilla costal. Puede haber osteoporosis y fracturas patológicas. En ocasiones se producen compresiones medulares o radiculares, tanto por la afectación mielomatosa como por aplastamientos vertebrales, que cursan con dolor y en los casos más severos pueden llegar a dar una paraparesia espástica4

Un tercio de los pacientes presenta anemia y también se aprecia pérdida de peso en el 27% de los casos. 

El 10% de los pacientes debutan con clínica infecciosa, fundamentalmente neumonía neumocócica e infecciones urinarias por bacilos gram negativos. La hepatomegalia y la esplenomegalia son infrecuentes. 

En aproximadamente el 50% de los pacientes hay afectación renal en algún momento de la evolución, con deterioro de la función renal, secundario a la excreción de cadenas ligeras por orina o a la hipercalcemia. Esta última puede cursar con desorientación, confusión, estreñimiento, náuseas, poliuria.

En algunos casos puede haber plasmocitomas extraóseos, que se presentan como masas cutáneas. 

La amiloidosis aparece en aproximadamente en el 15% de los casos y se puede manifestar como insuficiencia cardiaca, síndrome del túnel carpiano,...5 

Las causas principales de muerte son las hemorragias, infecciones y fallo renal. 

Diagnóstico 

En la analítica de sangre podemos encontrar anemia (60-70%) con el resto de series conservadas, acompañada de un aumento marcado de la VSG (normalmente superior a 100 mm). El 25% de los pacientes tienen cifras de creatinina superior a 2 mg/dl y la hipercalcemia aparece en el 20% de los pacientes. 

El dato fundamental que suele constituir el inicio del estudio de un mieloma es la aparición en el proteinograma electroforético de sangre u orina de una banda monoclonal en las regiones gamma o beta, aunque hay que recordar que existen casos en los que puede ser normal. 

En el presente caso se plantea el diagnóstico diferencial con otros procesos neoplásicos, teniendo en cuenta los antecedentes del paciente, pero la presencia de una banda monoclonal en el proteinograma de rutina orienta el estudio hacia el diagnóstico de un mieloma. 

La proteinuria de Bence-Jones aparece en el 50% de los casos y detecta, por electroforesis de orina concentrada, la presencia de cadenas ligeras. Asimismo debe realizarse una cuantificación de las proteínas en orina de 24 horas. La medida de eliminación de cadenas ligeras por orina aporta información sobre el índice de masa tumoral y permite una monitorización de la evolución de la enfermedad6

La determinación de inmunoglobulinas séricas por nefelometría o por inmunodifusión radial es una técnica obligada, ya que permite cuantificar la inmunoglobulina monoclonal (componente M) y el descenso del resto de gammaglobulinas. 

Tras haber realizado los estudios previos se determina el tipo de inmunoglobulina monoclonal y de cadena ligera mediante las técnicas de inmunoelectroforesis o inmunofijación en sangre y/o orina. En la actualidad se prefiere ésta última por su mayor rapidez y resolución.7,8

Según el tipo de inmunoglobulina que produce el mieloma se puede clasificar en varios tipos9: IgG (50-60%), IgA (20-30%), cadenas ligeras o Bence-Jones puro (10-20%; el componente M está formado sólo por cadenas ligeras), IgD (2%), no secretor (1%), siendo muy infrecuentes los tipos IgE e IgM10. La relación entre las cadenas kappa y lambda suele ser de 2/1. 

Parece que en los pacientes más jóvenes la incidencia del mieloma de cadenas ligeras es mayor que en el resto de edades11,12

Las técnicas de imagen son de gran utilidad en el diagnóstico del mieloma y la más utilizada es la serie ósea radiológica. Los huesos más frecuentemente afectados son cráneo, vértebras, costillas, esternón, pelvis y región proximal de húmero y fémur. Las lesiones son típicamente líticas y circunscritas, apareciendo también acuñamientos vertebrales,... (Fig. 1

 

Figura 1 Lesiones osteolíticas en húmero



El estudio histológico es fundamental, demostrándose por aspiración o por biopsia un infiltrado de células plasmáticas en médula ósea o en otros tejidos en el caso de los plasmocitomas extraóseos. El porcentaje de células plasmáticas es uno de los criterios diagnósticos del mieloma y sirve para diferenciarlo de las ganmapatías monoclonales de significado incierto. Habitualmente en el mieloma suele encontrarse una cifra de células plasmáticas en médula ósea superior al 10%. 

Se han elaborado diversos criterios para el diagnóstico del mieloma múltiple y uno de los más utilizados es del Southwest Oncology Group (SOWG) que se expone en la tabla I.3 

 



Para el estadiaje de la enfermedad la clasificación más extendida es la de Durie y Salmon que está descrita en la tabla II13, aunque tiene sus limitaciones, por lo que en la actualidad, además de los criterios clásicos de edad, estado general, función renal, hemoglobina, calcemia, albúmina y respuesta al tratamiento, se tienen en cuenta para el pronóstico otras determinaciones como la beta 2 microglobulina, PCR. 

 



Hay unas formas clínicas especiales que conviene reseñar: 

El mieloma quiescente que se caracteriza por presentar una cifra de células plasmáticas en médula ósea superior al 10% y un componente M en suero superior a 3 g/dl sin otras alteraciones analíticas ni radiológicas. Su manejo requiere un seguimiento periódico, pero no precisa tratamiento citostático. 

La leucemia de células plasmáticas en la que se observan más del 20% de células plasmáticas en sangre periférica suele constituir la fase terminal de un mieloma y se caracteriza por su comportamiento agresivo. 

El mieloma no secretor en el que no existe componente M en sangre ni orina, demostrándose la paraproteína en el citoplasma de las células plasmáticas por métodos inmunohistoquímicos. 

El plasmocitoma óseo solitario es una tumoración de células plasmáticas en una región ósea sin componente M ni infiltración medular. 

El plasmocitoma extramedular se caracteriza por una tumoración en amígdalas, nasofaringe o tejido digestivo sin componente M ni infiltración medular. 

Tratamiento 

El mieloma múltiple es una enfermedad tratable, pero rara vez curable. 

Tras la aparición de la quimioterapia la media de supervivencia es de 2-3 años y a los 10 años sobrevive únicamente el 3%. 

A la hora de valorar el tratamiento de un paciente con mieloma hay que tener en cuenta la edad, el estado general y los parámetros clínicos, analíticos y radiológicos. 

El mieloma quiescente no precisa tratamiento quimioterápico, su manejo requiere un seguimiento periódico por si aparecen signos clínicos o analíticos que indiquen una progresión. 

El tratamiento clásico es la asociación de agentes alquilantes (melfalán o ciclofosfamida) asociados a prednisona. La pauta utilizada es melfalán 0,25 mg/kg/día vía oral (v.o.) asociado a prednisona 100 mg/día v.o. durante 4 días, repitiéndose estas dosis cada 4-6 semanas, a lo largo de 12 meses3. Con este esquema de tratamiento la media de supervivencia es de 2-3 años. 

Se han propuesto otras pautas poliquimioterápicas como la asociación vincristina, adriamicina, dexametasona (VAD) que producen con mayor rapidez la inducción a la remisión, pero no aumentan la supervivencia14

El papel del interferón alfa en el tratamiento del mieloma continúa siendo controvertido tras múltiples años de evaluación. Mandelli et al sugirieron en un estudio un aumento de la supervivencia con el uso del interferón como tratamiento de mantenimiento tras la inducción, pero esto no ha podido corroborarse en estudios posteriores15

En la actualidad en los casos de mieloma refractario al tratamiento inicial y en recaídas quimiosensibles se usa quimioterapia con melfalán a dosis altas seguida de trasplante de médula ósea o de células progenitoras de sangre periférica. 

En todos los pacientes hay que administrar tratamiento de soporte como analgésicos, hidratación, eritropoyetina para disminuir las necesidades transfusionales en los casos de anemia y bifosfonatos para tratar la hipercalcemia16


CORRESPONDENCIA: 
Manuel Repiso Moreno 
Avda Eulza nº 77- 1º D. 
31010 Barañáin 
Navarra 

 

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