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Psychosocial Intervention

versión On-line ISSN 2173-4712versión impresa ISSN 1132-0559

Psychosocial Intervention vol.17 no.3 Madrid  2008

 

EXPERIENCIAS

 

Capital social e integración comunitaria: consideraciones psicosociales en el estudio inmigración iberoamericana en Teruel

Social capital and community integration: psychosocial considerations in the latin american immigration research in Teruel

 

 

Marta Gil-Lacruz, Alicia Izquierdo, Pilar Martín, María Elena Ochoa

Área de Psicología Social. Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de Teruel. Universidad de Zaragoza. mglacruz@posta.unizar.es

 

 


RESUMEN

Se describe el proceso y el diseño metodológico seguido en la investigación sobre la inmigración iberoamericana en la provincia de Teruel subvencionado por la Universidad de Zaragoza (Código: 270-58). Desde el modelo del capital social, nos planteamos indagar en la trayectoria de integración comunitaria e inserción sociolaboral de los inmigrantes de Teruel capital y los núcleos rurales de la provincia. Con este fin, elaboramos un instrumento de medida que hace especial hincapié en la perspectiva del inmigrante, su red social y en la consideración de sus demandas y potencialidades. La entrevista personalizada se compone de cuestionarios estandarizados y preguntas abiertas. El artículo explica las características del instrumento final, las fases de implementación y los agentes sociales que intervinieron.

Palabras clave: Inmigración, Capital social, Entorno rural.


ABSTRACT

We describe the process and methodology followed in research on Latin American immigration in the province of Teruel funded by the University of Zaragoza (Code: 270-58). Since the model of social capital, we plan to investigate the trajectory of community integration and social inclusion of immigrants and the capital of Teruel villages in the province. To this end, we developed a measuring instrument with a special focus on the perspective of immigrants, their social network and in consideration of their demands and potential. The interview consists of customised questionnaires and open questions. The article explains the characteristics of the final instrument, the phases of implementation and the social agents involved.

Key words: Immigration, Social capital, Rural environment.


 

Introducción

Tendencias actuales de los procesos migratorios

Las migraciones constituyen procesos inherentes a la historia de la humanidad. Sin embargo, no ha sido sino hasta fechas recientes cuando por su incremento, intensidad y consecuencias se consideran fenómenos susceptibles de estudio e intervención. Se estima que actualmente en el mundo hay 160 millones de migrantes (alrededor del 2-3% de la población total: Sasse y Thielemann, 2005). En 2003, sólo en Europa residían 4,1 millones de emigrantes forzados (UNHCR, 2003: 16). Cada año en nuestro continente la cifra de emigrantes se incrementa en 1,7 millones de personas (Eurostat, 2004: 52). España, Italia, Alemania y Reino Unido contabilizan el 70% de este contingente.

Los flujos migratorios actuales se caracterizan por su complejidad. Con frecuencia, el emigrante evita situaciones de precariedad económica acudiendo a comunidades en las que las opciones laborales interesantes tampoco son abundantes. La solidaridad internacional resulta un tema de urgente necesidad y debate (Camarero, 1992). Las diferencias del nivel de renta, la cercanía del mundo industrializado gracias a los medios de comunicación y la tecnología, los distintos ritmos demográficos y democratizadores, etc., son factores que explican nuestra magnitud migratoria (Requeijo, 2006).

En nuestro país observamos como en una década el número de extranjeros se ha triplicado. Esta tendencia continuará al alza ya que para el período correspondiente del 2002 al 2012 configuraran el 36% de la población activa. Otra cuestión estriba en qué condiciones y qué tipo de trabajo van a desarrollar, puesto que resultado también de la internacionalización socioeconómica, la flexibilidad laboral se ha convertido en una constante de nuestro entorno europeo y nacional (Gullette, 2007; Heitmueller, 2005).

Constatamos la llegada a nuestros pueblos y ciudades, de trabajadores procedentes de Europa del Este, Norte de Africa, Sudamérica y algunos países asiáticos (Martín-Hernández, Ochoa, Izquierdo, y Gil-Lacruz, 2007). Estas cifras no solo generan cambios en nuestra composición demográfica y en nuestro contingente laboral, sino que nos remiten a su correspondiente impacto legislativo, social y cultural (García, Barragán y Granados, 1999; Raya, 1999).

La situación del entorno turolense

Los procesos migratorios tampoco son homogéneos y dependen considerablemente de las características del lugar de acogida. El panel familiar de la Comunidad Europea (ECHP-UDB) organizado anualmente por el EUROSTAT, sugiere que no solo las condiciones de entrada en el país de destino influyen en el desarrollo de la inmigración sino también otros factores como el acceso al sistema laboral y el modelo de integración social (Büchel y Frick , 2005). Por ejemplo, en entornos rurales como el turolense, las migraciones caracterizan también los movimientos de la población autóctona. La despoblación hipoteca las posibilidades de progreso del capital humano y social del territorio (Rye, 2006). La explicación de estos procesos nos remite al análisis del desarrollo rural.

Así, en el terreno laboral, encontramos dos datos aparentemente contradictorios. Como plantea García (2004), históricamente la tasa de desempleo turolense es menor que las tasas aragonesa y española. Sin embargo, la tasa de actividad en la que las mujeres y los jóvenes apenas participan, es muy reducida (45% Teruel, frente al 50% promedio español según el Instituto Nacional de Estadística, 1997). La carencia de oferta de trabajos especializados, la reducida contribución al PBI sectorial de la población agraria activa, los elevados porcentajes de población desempleada, etc. condicionan aún más la salida provincial de la población autóctona (Frutos y Rubio, 2000).

La desaceleración económica de la provincia, la deficiente infraestructura de transporte y comunicaciones, el estancamiento demográfico y el envejecimiento de la población (22,4% del total de la población tiene mas de 65 años según el Informe sobre la despoblación en Aragón del 2000) repercuten en un panorama socioeconómico poco alentador. El atractivo de la ciudad ej. Zaragoza, Valencia, Madrid, se encuentra tanto en su estilo de vida como en las mejores oportunidades de empleo. Teruel comparte con otras regiones despobladas, el aislamiento como razón decisiva de la marcha de sus jóvenes (ej. jóvenes del campo australianos en el estudio de Davies, 2008).

Como contrapartida a esta penosa situación, los residentes extranjeros en Teruel aumentan. En 1998, la Dirección General de Policía censo 1.148 personas en la provincia. Una cuestión de dimensiones internacionales se plasma en la esfera local: ¿qué hacer desde los ayuntamientos con respecto a la cuestión de los inmigrantes? (Giménez, 1992). En algunos núcleos rurales, como por ejemplo, en Aguaviva, se están llevando a cabo proyectos de repoblación con la ayuda de familias argentinas.

Con esta coyuntura, la inmigración en Teruel puede suponer un motor de desarrollo. Se prevé que uno de los primeros signos de revitalización se observará en el sector servicios (ej. las familias de inmigrantes suelen presentar un perfil joven y estar compuestas por los padres y varios niños. Gracias a esta inyección demográfica es posible mantener abiertas las escuelas y los centros de atención primaria). La recuperación, además de demográfica podrá valorarse en otras áreas de progreso, especialmente en la faceta cultural y socioeconómica, puesto que el colectivo de inmigrantes constituye ya un elemento definitorio de nuestras comunidades (Ochoa, 2003).

A pesar de estos datos, todavía nos quedan muchos aspectos por estudiar. La inmigración no es la panacea a los problemas estructurales de una provincia empobrecida. La lógica nos dice que si los propios nativos emigran, los inmigrantes que acudan van a requerir un tratamiento diferencial. Muchos de los problemas que tienen que abordar los inmigrantes son compartidos por los locales (Jacob, 1999). El análisis de la trayectoria de inserción del emigrante nos revela como muchos de ellos no terminan de adaptarse a la dinámica provincial.

La adaptación a un nuevo medio sociocultural es un proceso de aprendizaje complejo que requiere también que el inmigrante adquiera las competencias y habilidades necesarias para manejarse en el entorno de forma efectiva. A menudo, a este proceso se ha definido como de autentico choque cultural (Bravo, 1992). Aunque se comparte la misma lengua, las dificultades de comunicación siguen sin resolverse (Luque, 2005).

De ahí que resulte especialmente relevante investigar aquellos aspectos relativos a la integración y la convivencia poblacional (Gregorio, 1994). El estudio del desarrollo y del bienestar psicosocial contextualizado en la provincia, resulta igual de importante para el mantenimiento de la población autóctona como para el adecuado asentamiento de los que acaban de llegar.

 

Marco teórico: modelos psicosociales y capital social

La necesidad de un enfoque psicosocial

En nuestros mass media, la mención de cuestiones relativas a los emigrantes se encuentra frecuentemente relacionada con sus aspectos conflictivos. A menudo, asociamos la palabra inmigrante con términos como violencia, delito, muerte, explotación, clandestinidad. El discurso economicista agrava esta imagen sesgando las consecuencias de la emigración, por su presunta incidencia negativa sobre el nivel de empleo y sus repercusiones sobre los sistemas de seguridad social (Requeijo, 2006).

Estos razonamientos simplificados afectan de manera negativa a la percepción que tenemos del fenómeno. La categorización cultural de los otros se produce en cualquier tipo de intervención social (Gregorio y Franze, 1999). Según los resultados del barómetro del CIS 2625, las diferencias de la opinión pública sobre estos temas son significativas en función de las actitudes socio-políticas (ideología), cantidad del capital cultural (educación) e intereses económicos (clase social) (Ayerdi y De Rada, 2008).

Pero la tendencia estereotipada nos lleva a la culpabilización de la víctima. Es decir, a concluir que el inmigrante es responsable de la violencia, los problemas y la usurpación. La disparidad de criterios entre los agentes externos e internos en cuanto a criterios, prioridades y actuaciones migratorias, las tendencias excluyentes o xenófobas, y/o las formas autoritarias de ejercicio de poder constituyen barreras al desarrollo de la competencia cultural y fomentan relaciones de indefensión y pasividad cuando no, de abierta hostilidad (Montero, 2004).

Hoghe, Trappers, Meuleman y Reeskens (2008) analizan la diversidad de aproximaciones teóricas que nos ayudan a comprender los movimientos migratorios. Las teorías económicas consideran estos procesos como una reacción al mercado laboral y a las iniciativas económicas. Las teorías culturales lo interpretan desde el modelo de centro - periferia, mientras que los análisis de red social asumen que los inmigrantes siguen patrones en red. Los datos de la OECED y del Eurostat disponibles para la emigración europea desde 1980 hasta 2004 demuestran que el flujo de inmigración se resiste a un único modelo de interpretación.

La consideración de las dimensión cultural constituye un imperativo actual de nuestras investigaciones e intervenciones (Bernal y Sáez-Santiago, 2006; Martínez, Martínez y Calzado, 2006, Pederson, 2003). Nuestro comportamiento se aprende en un contexto y a menudo, determina nuestras oportunidades de participación social y de acceso a los recursos comunitarios (Nelson y Prilleltensky, 2005).

Por tanto, necesitamos modelos interdisciplinares de investigación que nos permitan ahondar en indicadores positivos como la integración comunitaria o la inserción sociolaboral, porque el inmigrante no supone un peligro a nuestro status quo sino que ya forma parte inherente de nuestro capital social,

Esta reflexión es más apremiante si cabe en entornos rurales como Teruel, donde nuestro principal problema es demográfico y social: "durante todo el siglo XX, la provincia de Teruel ha sido poco a poco privada de su principal fuente de riqueza: su gente. La población es un elemento económico de primera magnitud sobre la que se asienta el proceso de desarrollo" (pagina web de la plataforma ciudadana Teruel Existe).

Necesitamos también y con la misma urgencia, un enfoque que analice las pautas de interacción entre diferentes agentes y culturas. Las dificultades que se plantean en las relaciones entre diferentes grupos, étnias, comunidades, instituciones gubernamentales y no gubernamentales, suelen proceder de la incomprensión que en los organismos oficiales se tiene hacia la diversidad, lo que lleva a una actitud negativa de cierre y no escucha, y a la correspondiente imposición de programas que aunque bien intencionados pueden ignorar las necesidades y recursos que ellas pueden tener. El populismo y las tendencias autoritarias también pueden llevar a la desmovilización y al clientismo institucional (Montero, 2004).

Estas carencias contrastan con lo que Maya y Font (2004: 345) constatan como un aumento de la movilización de carácter informal protagonizada por ciudadanos más formados e informados que no se conforman con un rol pasivo. Existen argumentos de peso para incorporar al individuo como tal en los procesos de decisiones públicas.

Si la globalización es un proceso imparable y cada vez va a ser mas frecuente la interacción entre las diferencias, tendremos que profundizar en las iniciativas y estrategias que facilitan el intercambio, la convivencia y el bienestar. Para apostar por el discurso del bienestar será necesario que además se garantice: "la asunción de los valores, los hábitos, las actitudes y las aptitudes correspondientes, en definitiva que se asuma la cultura de la participación". (Puig, 2004: 361). Los conceptos de empoderamento y resiliencia pueden enfocarse en la intervención social desde sus dimensiones individual, familiar y comunitario (Villalba, 2003).

En este sentido, la psicología social nos aporta un marco teórico y empírico centrado en dimensiones abiertas a la intervención social (ej. actitudes, valores, representaciones sociales, creencias, identidades, vivencias personales, estructuración y desigualdad social). El objetivo es tanto el desarrollo individual como el progreso social. Procesos indisolubles que se contextualizan en un tiempo y en un espacio social.

Como plantea Eberle (1993, p.12): "La psicología no puede ser otra cosa que psicología social. Los mundos subjetivos no pueden ser separados de los procesos en cuyo seno son construidos, comunicados y mantenidos (…) las identidades personales no pueden ser separadas de la estructura social en la cual son constituidas".

Inmigración y capital social

Nuestro trabajo conceptualiza la inmigración como parte del capital social de nuestro entorno rural. El capital social presenta las siguientes coordenadas según Putnam (1993):

- La existencia de una red densa de organizaciones locales comunitarias y asociativas.

- Elevados niveles de compromiso cívico y participación en estas comunidades.

- Una identidad local fuerte y positiva que comparta un elevado sentido de solidaridad y equidad entre sus miembros.

- Normas generalizadas de confianza y apoyo social entre sus miembros independientemente de su conocimiento mutuo.

La utilización de estas variables en las investigaciones sobre inmigración ha sido muy fértil (Mouw, 2006). Tas analizar diversos estudios europeos en el entorno italiano, alemán y búlgaro, Haug (2008) concluyó que el capital social influye considerablemente en las decisiones relativas a la emigración, ej, intenciones de emigrar, decisión de volver al lugar de origen, selección del nuevo destino, etc.

En un sentido similar, los trabajos de Vaiou y Stratigaki (2008) evidenciaron como las practicas informales de apoyo y ayuda en el vecindario y el rol de los servicios sociales (salud pública y cuidado de los niños) influyeron poderosamente en los esfuerzos de las mujeres inmigrantes (ej. albanesas en Atenas) para negociar el lugar de residencia para ellas y sus descendientes y forjar un sentimiento de pertenencia a la nueva comunidad. Del mismo modo, la familia y las redes que se quedan en el país de origen pueden determinar la decisión de asentamiento (Amuedo-Dorantes y Tundra, 2007)

Nannestad, Svendsen y Svendsen (2008) plantean como el concepto de capital social nos ayuda a conectar al individuo a su estructura social más amplia y su grupo de referencia. Ambas redes resultaron complementarias en el estudio desarrollado con inmigrantes no occidentales en Dinamarca.

La investigacion de Ek, Koiranen, Raatikka, Jarvelin y Taanila (2008) profundiza sobre el rol de los factores socioeconómicos (como educación y empleo) y los factores psicosociales (como el apoyo social, las estrategias de afrontamiento y las expectativas de futuro) en la relación entre emigración, salud percibida y satisfacción vital en un estudio longitudinal desarrollado en Finlandia. Los resultados revelaron que la interacción negativa de las variables era mayor en los inmigrantes jóvenes residentes en las zonas rurales. Este estudio constituye un alegato sobre la importancia de las redes sociales para el bienestar del emigrante, especialmente en zonas aisladas y remotas.

En nuestro país, las redes de los inmigrantes han sido descritas en función de su estructura (ej. densidad, reciprocidad y cohesión de sus miembros) y composición (país de origen y porcentaje de miembros de la familia). Cuando las redes sociales no solo están formadas por personas del mismo país o familia, el sentido de pertenencia e identidad de los inmigrantes es más plural. Los resultados de este tipo de estudios muestran que las características individuales y de red contribuyen a entender los procesos de identidad (Lubbers, Molina y McCarty, 2007). Otros factores como la temporalidad ej. los años viviendo en España, a pesar de las mejoras en comunicaciones y formulas de participación alternativas, sigue siendo un predictor significativo del sentido de comunidad en la residencia (Maya-Jariego y Armitage, 2007).

 

Objetivos

Una de las ventajas de la utilización del modelo de capital social en el estudio de la emigración es su vocación interdisciplinar y multinivel. En nuestro estudio nos interesa combinar un análisis crítico y macro social (ej. influencia de las políticas internacionales, económicas, laborales, etc.) y micro (ej. importancia de la identidad, de la trayectoria concreta de reinserción laboral). Esta pretensión se articula en torno a los siguientes fines de la investigación:

- Describir las dimensiones del proceso inmigratorio actual en el contexto provincial de Teruel y determinar las condiciones de inserción sociolaboral e integración comunitaria de los inmigrantes iberoamericanos.

- Analizar el impacto, consecuencias y potencialidades de la inmigración en el desarrollo rural de la provincia.

- Investigar la integración y participación del inmigrante en su medio, y los factores que posibilitan o dificultan la misma.

En cuanto a este artículo, el objetivo sería describir el proceso metodológico seguido en dicha investigación y explicar las características del instrumento final, las fases de implementación y los agentes sociales que intervinieron en la consecución de estos fines.

 

Diseño metodológico

La psicología social como disciplina científica ilustra claramente la manera en que la metodología y los objetos de estudio evolucionan a la par. Un ejemplo de estas dificultades en el análisis de la inmigración estriba en el abordaje metodológico del estudio del capital social y la calidad de vida. Dichos conceptos han intentado superar las limitaciones de la definición de bienestar como medida exclusivamente basada en variables objetivas y en la que habría que recuperar la noción cualitativa y subjetiva de felicidad (Casas, 1991).

El punto de partida del estudio del bienestar se ubica en las condiciones vitales básicas como el trabajo (Gil- Lacruz, 2007). Pero a partir de aquí, la satisfacción sentida se encuentra en función de las discrepancias percibidas entre lo que uno tiene y lo que desea, lo que tienen otras personas significativas, lo mejor que se ha tenido en el pasado, lo que se esperaba y lo que uno necesitaba.

Por tanto, nos interesa integrar diversos ámbitos psicosociales como el estudio de las necesidades sociales, las representaciones sociales y sus identidades, los comportamientos laborales, las expectativas y las fuentes de mejora, etc. Como psicólogos sociales, la interacción individuo-sociedad sigue siendo nuestra asignatura pendiente (Markova, 2000).

En nuestro caso hemos seleccionado diferentes modelos procedentes de dos subdisciplinas complementarias de la psicología social:

- La psicología comunitaria nos permite contextualizar los conceptos de participación, solidaridad, calidad de vida en un entorno comunitario concreto como es la provincia de Teruel.

- La psicología del trabajo nos aporta la dimensión laboral como motor de cambio social y desarrollo personal. El capital social se potencia a través de variables como la innovación laboral, la motivación, unas expectativas y unas condiciones laborales adecuadas.

Este acercamiento multidisciplinar requiere un encuadre metodológico integral. Hemos realizado este diseño a partir de:

- Búsquedas bibliográficas sobre el tema.

- Compilación e interpretación de datos estadísticos.

- Encuesta a una muestra representativa de inmigrantes iberoamericanos.

- Entrevistas con profesionales implicados en procesos migratorios.

- Participación en foros de debate y divulgación científica.

Tamaño muestral

Una vez consesuados los objetivos, modelos y metodología de nuestro trabajo, fijamos el tamaño muestral necesario para representar al universo de inmigrantes de la provincia turolense. En estudios recientes realizados en Aragón, se ha constatado como la edad media de los inmigrantes es de 29,79 años; la procedencia mayoritaria es de Latinoamérica (58,1%), seguidos de Europa del Este (17,3%), Magreb (11,5%), África Subsahariana (11,6%) y Asia (1,4%) y en cuanto a los estudios, más de la mitad (60%) tiene estudios secundarios y superiores (García y Sobradiel, 2008).

Por razones presupuestarias, de tiempo y afinidad cultural decidimos restringir nuestro estudio a los inmigrantes iberoamericanos de la provincia, aunque no descartamos continuar en un futuro con personas de otras procedencias. En el último Registro de la Policía Nacional disponible encontramos en la provincia de Teruel 1.132 inmigrantes iberoamericanos. Aproximadamente la mitad residen en Teruel capital (508 personas) y el resto en los núcleos rurales de la provincia (524).

Como se trabaja con una población finita y optamos por un nivel de confianza del 95,5% y un margen de error del ± 5, necesitaremos entrevistar a 286 personas para que la muestra sea estadísticamente representativa (García, Arribas, Del Val, Camarero y Aguinaga, 1992).

La selección de la muestra fue en sí misma una cuestión espinosa, dada la dispersión geográfica de los inmigrantes, la carencia de un sistema de registro demográfico adecuado (distintas instituciones son competentes en la materia, con la correspondiente dificultad de coordinación y la disparidad de datos y fuentes sobre la inmigración turolense) y el temor a revelar situaciones de irregularidad por parte del universo inmigrante.

Procedimiento

Una vez fijado el tamaño muestral, iniciamos el diseño del estudio de campo. Se recurrió a una técnica mixta de buzoneo y entrevistadores directos para asegurarnos un número mínimo de respuestas en diferentes entornos geográficos. Con este fin, en un primer momento se explicaron los objetivos del estudio en diferentes foros públicos y especializados, solicitando la colaboración de diversos profesionales que trabajan en temas de inmigración en la provincia.

Así, a los agentes de desarrollo local, agentes de igualdad de oportunidades, oficinas de comarcalización, sindicatos, asociaciones culturales y con fines sociales, centros de salud, ayuntamientos, etc. les enviamos una carta de presentación, una solicitud de colaboración, 4 ejemplares de nuestro instrumento y en algunos casos, por ejemplo, en los ayuntamientos, una petición de información sobre el número y procedencia de los inmigrantes censados.

El coste de esta primera fase fue considerable, especialmente en lo relativo a gastos de reprografía y correspondencia. Estimamos que la respuesta a nuestra solicitud no fue importante en cifras numéricas (ej. número de entrevistas efectuadas y remitidas correctamente a nuestro proyecto). Sin embargo, si que consideramos justificado el gasto por la calidad de las mismas. Con una muestra tan dispersa en un territorio geográfico amplio, la recepción de información desde zonas alejadas a la capital resulta más que valiosa. Aprovechamos la oportunidad para agradecer efusivamente a las personas que voluntariamente nos apoyaron en esta petición.

Una vez completado este proceso, continuamos en el trabajo de campo con la selección y formación de encuestadores. Dada la trascendencia del tema, pensamos que seria una opción interesante contar con los alumnos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de Teruel. En su curriculum académico, los futuros diplomados en relaciones laborales, licenciados en ciencias del trabajo y licenciados en humanidades comparten una vocación social. La Universidad, además tiene la obligación de adaptar los procesos formativos de estos futuros profesionales a las necesidades de su entorno.

Desde estas condiciones, preparamos un curso en el que se combinaran los aspectos teóricos y prácticos de la investigación, el análisis interdisciplinar de la inmigración y su impacto en el desarrollo rural. Los mismos miembros que componemos el equipo de investigación diseñamos e implementamos un curso formativo que contemplaba el análisis teórico y empírico de: las necesidades sociales y el desarrollo comunitario, la dinamización sociocultural en el entorno rural, técnicas de investigación aplicadas al concepto de capital social, técnicas de comunicación y habilidades sociales, características y condicionantes de la entrevista, introducción al manejo e informatización de cuestionarios estandarizados.

El curso tuvo una duración presencial de 20 horas. Una vez concluido asignamos a cada estudiante un tutor que acompañase el estudio de campo, la supervisión de las encuestas realizadas y el seguimiento periódico. A cada alumno se le planteó la realización de 8 entrevistas y se le facilitó una credencial de colaboración en el proyecto. Esta fase de entrevistas se desarrolló aproximadamente desde marzo a junio del 2004.

La participación de los 30 estudiantes que se apuntaron a esta experiencia piloto, fue también interesante para detectar sus demandas formativas y conocer con detenimiento las dificultades de nuestro estudio. La mayoría valoró de un modo positivo: la formación aplicada, la convalidación de créditos de libre elección y el conocimiento vivenciado de realidades humanas distintas y al mismo tiempo, cercanas a su territorio.

Instrumento de medida

En esta investigación optamos por seleccionar los instrumentos atendiendo al criterio de utilidad social y de intervención positiva. Esta pretensión no fue sencilla de operativizar puesto que a pesar del volumen disponible de estudios sobre la materia, muchos de ellos se centran en un análisis meramente descriptivo de carácter demográfico y económico. Desde la psicología, predominan los trabajos relativos a la salud mental y la discriminación étnica.

La selección de los instrumentos de medida es un asunto delicado puesto que dicha sistematización influirá en la obtención de los resultados. Llegar a un consenso como equipo nos llevo mucho tiempo de reuniones y debates. Supuso introducir un criterio de eclecticismo en las fuentes de información:

- Encuestas sociológicas, ej. preguntas relativas a la población activa.

- Encuestas sindicales, ej. UGT, preguntas relativas al itinerario de inmigración.

- Encuestas académicas, ej. cuestionario de expectativas laborales.

- Preguntas de elaboración propia, ej. fuentes de mejora y agente responsable de dichas fuentes.

El formato de la entrevista final se compone de las siguientes variables (cuadro 1).


Algunas de estas variables son de respuesta opcional en función de la situación laboral del encuestado. Muchas de ellas se integran en 10 cuestionarios breves previamente estandarizados con escalas de medida tipo Likert (cuya amplitud de intervalo suele oscilar del 1 al 5): Estrategias de afrontamiento (Israel et al., 1989), Centralidad del trabajo, Significado del trabajo, Expectativas laborales (Pinazo et al., 1993), Locus de control (Wosy, 1989), Autoeficacia laboral, Bienestar (Escala de Bäßler y Schwarzer, 1996), Red laboral, Innovación laboral, Apoyo comunitario (Musitu y Gracia, 1994).

Dicha estandarización nos permite cuantificar las tendencias de respuesta de la muestra, mantener unos márgenes de control sobre la fiabilidad del instrumento, comparar los resultados con otras poblaciones y establecer una línea base de cara al seguimiento de la muestra (Gil-Lacruz, 2000).

Las preguntas abiertas también juegan un papel importante en esta investigación, ya que nos permiten considerar de forma literal las aportaciones de nuestros encuestados. Las maneras de percibir el futuro, el proceso de integración, las fuentes de mejora a la situación personal, son tan variadas en nuestros inmigrantes como diversas son sus trayectorias, sus entornos y sus condiciones sociales. (cuadro 2)


Frente a una clasificación de necesidad definida y detectada por expertos (como una categoría de las necesidades sistematizadas por Bradshaw, 1983) que hubiese facilitado y limitado la interpretación de las posibles respuestas, se optó por un modelo cualitativo que nos permite la participación de las personas encuestadas. En la sistematización de las preguntas abiertas intentamos comprender a las personas respetando su marco de referencia. Este sistema también es coherente con la línea apuntada en apartados anteriores sobre la conceptualización del capital social y la conciencia cívica.

No obstante, necesitamos un sistema que nos permita el cruce estadístico de estas respuestas con la información procedente de los cuestionarios estandarizados. La codificación de las respuestas consiste en el proceso de reunión y de análisis de todos los datos que se refieren a temas, ideas e interpretaciones recurrentes en estas respuestas (Taylor y Bodgan, 1992). Es un proceso sistemático de catalogación e interpretación de los datos. En nuestro caso, hemos optado por la siguiente secuencia de fases:

- Transcripción literal de las aportaciones del entrevistado.

- Selección aleatoria de 50 cuestionarios, para la realización de un diseño provisional de categorías de respuesta.

- Como resultado de este proceso, se seleccionaron posibles tendencias de respuestas basadas en el análisis y frecuencias de las contestaciones.

- En una segunda fase, las categorías puestas a prueba con las contestaciones seleccionadas, se reagrupan en función de criterios cerrados de clasificación.

- Informatización de las contestaciones. Se diseñó una base de datos específica con el programa SPSS 10.0. Este procedimiento permite la interrelación de los datos con las respuestas estandarizadas de la encuesta.

- Detección y corrección de los errores y de los datos no validos.

Con el fin de validar el instrumento resultante se realizó un pase piloto de la entrevista total a un 10% de la muestra y posteriormente se realizaron los ajustes oportunos a las preguntas que no se entendían o presentaban un elevado grado de deseabilidad social. La fiabilidad de los instrumentos estandarizados se midió mediante los procedimientos alfa para los ítems pares-impares.

A menudo, las ciencias sociales contraponen la metodología cualitativa frente a la cuantitativa. Cada método presenta sus ventajas e inconvenientes. Generalmente los partidarios de técnicas cualitativas hacen especial hincapié en la validez de la investigación, mientras que los investigadores cuantitativos se centran en la fiabilidad de los resultados. En nuestro estudio, hemos intentado combinar con este procedimiento secuencial ambos sistemas, utilizando técnicas cualitativas para la recogida de datos y estadísticas para su posterior análisis. Con esta combinación metodológica, podemos concluir en la necesidad de ampliar nuestros conocimientos sobre la inmigración como proceso, vivencia e impacto. Deberíamos profundizar mas en las dinámicas de inserción en entornos concretos y en este sentido, las técnicas cualitativas y cuantitativas constituyen herramientas indispensables de acercamiento a la realidad social. Las políticas sociales en el medio rural turolense empiezan a hacerse eco de estas premisas. Desde una perspectiva internacional (ej. Programas LEADER), regional (ej. plataforma "Teruel Existe") y local, se intenta dar respuesta a estos retos fomentando la investigación y los estudios psicosociales.

La Universidad como agente de desarrollo social tampoco debería de quedarse al margen. Nuestro trabajo se inserta en dicho compromiso. La investigación en áreas desfavorecidas y en temas de trascendencia social, constituye una de nuestras principales prioridades en el ejercicio del desarrollo comunitario. Nuestro papel investigador, ni es profético ni es un mero ejercicio técnico o de disgresión intelectual. Como aconseja Bourdieu (2002), nuestro rol debe relacionarse con la critica y denuncia a situaciones de injusticia y desigualdad, valiéndonos de las herramientas metodológicas, que por su rigor y coherencia, pretendemos científicas.

 

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Fecha de Recepción: 18-07-2008
Fecha de Aceptación: 27-01-2009

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