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Index de Enfermería
versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296
Index Enferm vol.15 no.52-53 Granada 2006
TEORIZACIONES
El discurso de las enfermeras ante el cuidado de las personas mayores dependientes y sus cuidadores familiares
Analysis of nurses attitudes to the dependent elderly and their caregivers
Bibiana Escuredo-Rodríguez
Diplomada en Enfermería. Master en Salud Pública y Comunitaria. Licenciada en Antropología Social y Cultural.
Doctora en Sociología. Responsable y profesora del Área Docente de Enfermería Comunitaria de la Escuela Universitaria de Enfermería de Sant Pau de Barcelona, Cataluña, España.
Dirección para correspondencia
RESUMEN
Actualmente existe una gran preocupación social por el cuidado de los ancianos dependientes. Como las enfermeras son las cuidadoras del sistema de salud interesa conocer su punto de vista y toma de posición al respecto. En este artículo se describen y analizan los planteamientos que los profesionales de la enfermería realizan respecto al cuidado de los ancianos dependientes. Se reflexiona sobre las repercusiones que algunos posicionamientos, propuestas y actuaciones de los profesionales pueden tener sobre los propios ancianos y los cuidadores familiares, y se comentan los cambios que deberían llevarse a cabo para que la actuación de las enfermeras fuera coherente con su discurso.
ABSTRACT
Care of the dependent elderly is a topic of considerable public concern in view of recent social changes and it is important to know and analyse the viewpoint of nurses. This article discusses the repercussions that nursing attitudes and behaviour may have on the elderly and their caregivers and considers the changes that should be introduced to adapt to new circumstances and provide better care.
Introducción
El aumento de la esperanza de vida y el crecimiento del grupo de edad de 80 y más años, junto al incremento de personas de todas las edades que como consecuencia de algún tipo de accidente o enfermedad sufren alguna deficiencia o discapacidad, y el cambio en los patrones epidemiológicos de los ancianos que se centra en problemas crónicos y degenerativos, está propiciando que cada vez sea mayor el número de personas que presentan algún tipo de dependencia y que por ello deben recibir cuidados por parte de otros.1 La familia es la institución que tradicionalmente y de forma principal se ha venido ocupando del cuidado de los ancianos dependientes. Actualmente y como consecuencia del incremento del número de dependientes y de los cambios producidos en la propia familia y la sociedad, entre los que se encuentran la disminución del número de hijos, el incremento de separaciones, el aumento del número de personas que viven solas y la incorporación mayoritaria de las mujeres al mundo laboral, junto a las escasas ayudas públicas destinadas al respecto, se da una situación en la que la familia cada vez tiene mayores dificultades para seguir haciendo frente a este problema en la forma que lo venía haciendo.2
Esta realidad provoca que el cuidado de los ancianos dependientes se viva como un problema y que sea una de las principales preocupaciones de nuestra sociedad,3 a tal punto, que al igual que ha sucedido en otros países de nuestro entorno europeo, se está trabajando para conseguir una protección pública específica ante este riesgo.4
El cuidado que lleva a cabo la familia se conoce como cuidado familiar o informal y se complementa con los cuidados formales que dependen del sistema sanitario. Los profesionales responsables de esta tarea son las enfermeras que colaboran con las familias en la atención y el cuidado de los dependientes en general y de los ancianos en particular. Este trabajo conjunto permite a las enfermeras disponer de un especial conocimiento y comprensión sobre los aspectos problemáticos que presentan las situaciones de cuidado, así como sobre cuales son las auténticas necesidades de apoyo y ayuda de las personas mayores y sus cuidadores familiares. Por ello a la hora de valorar los problemas que comportan estas situaciones y plantear posibles soluciones es importante que se escuchen las propuestas que las enfermeras realizan al respecto. Una forma de conocer el discurso de los profesionales es analizar las declaraciones y planteamientos de diferentes organismos representativos de la profesión.
Además de conocer y analizar las declaraciones profesionales, las enfermeras deben reflexionar sobre su propia posición ante el cuidado de los ancianos dependientes, sobre las razones por las que defienden o no determinados planteamientos y sobre las consecuencias que algunas actuaciones tienen en la salud y calidad de vida de los propios ancianos y sus cuidadores familiares, así como plantearse cual debería ser su contribución profesional específica en el tema de la dependencia.5 Este planteamiento resulta imprescindible si realmente se quiere incrementar la eficacia y calidad de los cuidados y en definitiva contribuir a la mejora de la salud de la población.
El discurso de los profesionales de la enfermería
Para conocer la opinión de las enfermeras respecto al cuidado de las personas dependientes podemos fijarnos en las declaraciones de algunos organismos como el Consejo Internacional de Enfermería (en adelante CIE) y la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (en adelante SEEGG). El CIE es una federación de más de 120 asociaciones internacionales de enfermeras que representa a millones de profesionales de todo el mundo, es la voz internacional de la enfermería y trabaja para asegurar la calidad de los cuidados para todas las personas y la implantación de unas políticas adecuadas en el ámbito internacional. En la declaración de posición que ha realizado el CIE respecto a la atención de enfermería a las personas mayores que es el grupo más numeroso de personas dependientes, se sostiene que las enfermeras junto a otros profesionales de la salud y en colaboración con las familias tienen una función clave a desempeñar en el cuidado de las personas mayores. El objetivo de los cuidados de enfermería respecto a las personas mayores, dice, es conseguir o mantener una salud, bienestar y calidad de vida óptimas, teniendo en cuenta el punto de vista de los receptores de los cuidados, es decir teniendo en cuenta los valores y deseos de las personas mayores, así como su participación en las decisiones. Manifiesta también que las enfermeras son el mayor recurso para dispensar cuidados a las personas mayores frágiles, enfermas y moribundas y que al tiempo también contribuyen al mantenimiento de su salud y a prevenir enfermedades y problemas de salud.
Por otra parte la SEEGG, institución que agrupa a las enfermeras especialistas en geriátrica y gerontología de España, manifiesta que la atención de la enfermera gerontóloga se dirige tanto a los ancianos como a su familia y al cuidador principal y que para ello se requiere de una formación específica. Otro de los principios que plantea es que cuando la situación de gravedad o dependencia se prolonga o implica una importante carga física o emocional para el cuidador principal, éste puede convertirse en un cliente potencial.6 Y entre las conclusiones7 del X Congreso de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontólogica se incluyeron las siguientes:
-La dependencia en muchos casos puede prevenirse o retrasarse, por ello hay que seguir trabajando en métodos que ayuden a mantener la independencia y calidad de vida en la vejez.
-La atención a las personas mayores dependientes debe ser necesariamente interdisciplinar y la enfermera tiene un importante papel como líder del grupo de cuidados y coordinadora de los distintas servicios socio-sanitarios.
-Para dar respuesta a las necesidades sociales de la atención de las personas mayores dependientes son necesarios nuevos enfoques en los cuidados.
-La tutorización de los cuidados en residencias geriátricas privadas por enfermeras de atención primaria reduce las visitas a los servicios de urgencias, disminuye el gasto farmacéutico y mejora la salud y la calidad de vida de los ancianos residentes.
-La principal actividad de la enfermera comunitaria debe ser la visita domiciliaria centrada en la atención, supervisión y el apoyo a los ancianos dependientes y a las familias que los cuidan.
-Las enfermeras deben velar porque se garanticen los derechos de dignidad, autonomía, intimidad y participación de los usuarios en las residencias geriátricas con independencia de su grado de dependencia.
-Los grupos de ayuda mutua son un recurso eficaz de ayuda para las familias cuidadoras de ancianos dependientes, por ello la enfermera potenciará su creación y colaborará en su coordinación.
-Las enfermeras geriátricas deben tener entre sus objetivos prioritarios la lucha contra el maltrato y el abuso de los mayores dependientes.
La SEEGG ha llevado a término un documento técnico en el que toma posición respecto al abordaje profesional que se debería llevar a cabo ante las personas dependientes afectadas por procesos de demencia. En dicho documento se manifiesta que las enfermeras como profesionales de los cuidados deben ser el pilar básico del equipo que preste atención asistencial al enfermo con demencia y a su familia, ya que estos pacientes y sus familias lo que necesitan fundamentalmente son cuidados. La SEEGG propone algunas actuaciones concretas para llevar acabo con los ancianos y las familias, como establecer en primer lugar un diagnóstico clínico precoz y certero y atender posteriormente al enfermo en las diferentes fases del proceso de demencia, mediante un plan de cuidados que contemple el tratamiento de los problemas existentes, la prevención de los problemas y alteraciones potenciales, así como la detección precoz y tratamiento de las posibles complicaciones. Respecto a las familias manifiestan que concretamente el cuidador principal deberá también ser incluido en el plan de cuidados de enfermería y justifican esta medida porque la implicación y participación de éste resulta imprescindible para el desarrollo del plan de cuidados.8
Algunas reflexiones para la práctica
Si analizamos el contenido de las declaraciones realizadas, tanto por parte del CIE como por la SEEGG, nos damos cuenta que los profesionales de enfermería defienden que, desde el sistema formal, además de cuidar al dependiente también se debe cuidar al cuidador. Ahora bien, si se observa la justificación que apoya este planteamiento, vemos que el interés de las enfermeras por los cuidadores familiares viene dado principalmente porque prolongan y refuerzan los cuidados que los profesionales determinan que se deberían llevar a cabo, lo que en realidad implica un interés secundario por el cuidador familiar, ya que éste interesa de manera principal como un recurso o colaborador, en tanto que permite llevar a cabo los cuidados planificados por los profesionales.9 Este enfoque olvida que el cuidador como cualquier otro ciudadano y en cualquier situación es, por derecho, un cliente real del sistema sanitario y que por lo tanto atender y cuidar de su salud es una responsabilidad que el sistema formal no puede dejar de asumir. Atender la salud de los cuidadores implica llevar a término actividades que contribuyan a promocionar su salud, prevenir sus problemas y enfermedades, administrarles tratamientos y cuidados cuando así lo precisen, y ayudarles a recuperar el máximo nivel de salud e independencia posible. Todo ello nos lleva a la conclusión de que la persona que asume el cuidado del dependiente debe ser cuidado en todas las situaciones, tanto si ya presenta problemas de salud como si no se han manifestado todavía. Este enfoque es el único que puede garantizar la salud de los cuidadores familiares como un derecho fundamental,10 por lo tanto se debe cuidar al cuidador, no sólo porque colabora con el sistema formal y es útil para la consecución de los objetivos del sistema formal, sino y sobre todo porque como ciudadano tiene ese derecho.
Otro argumento a favor de que se debe cuidar al cuidador familiar es que cuidar de una persona mayor dependiente tiene consecuencias en la vida y en la salud de las personas que asumen esta responsabilidad, ya que éstas suelen presentar diversos problemas de salud y también porque la dependencia pone a prueba a toda la familia, pues asumir el cuidado de un anciano propicia el afloramiento de conflictos y tensiones entre los miembros de la familia.11,12 Si tenemos en cuenta que los problemas de salud relacionados con el hecho de cuidar son potenciales, es decir pueden manifestarse o no, quiere decir que existe la posibilidad de poder prevenir su aparición. El que los problemas lleguen a manifestarse o no, depende entre otros factores, del apoyo y ayuda de la que disponga el cuidador y de si éste ha sido incluido o no en un plan de cuidados de enfermería que contemple acciones dirigidas a prevenir o retrasar la aparición de dichos problemas y a solventar o contener los aspectos problemáticos que ya se hayan manifestado. Así pues no se puede esperar a cuidar al cuidador cuando los problemas ya se han manifestado porque prevenir la aparición de los mismos constituye una auténtica responsabilidad profesional. Recientemente las enfermeras están empezando a incluir a los cuidadores en los planes de cuidados con carácter preventivo, como es el caso del Programa de Intervención de Enfermería en los Procesos de Duelo, de la Area básica de Salud de la Creu de Barbarà en Sabadell (Barcelona), en el que se incluyen a los cuidadores durante la fase final del dependiente y durante un determinado tiempo tras el fallecimiento del mismo con el objetivo de acompañar al cuidador en su proceso de duelo y ofrecerle elementos que prevengan el desarrollo de un duelo patológico.
Desde el discurso profesional se mantiene que para dar respuesta a las necesidades de los dependientes es necesario llevar a cabo un nuevo enfoque de los cuidados, en el que se contemplen una serie de elementos que son característicos de los procesos de dependencia. Entre estos elementos se encuentra que son procesos que implican necesidades y recursos diversos en un mismo tiempo y distintos atendiendo a la etapa del proceso por la que se esté atravesando. Estas características implican que no se pueda hablar de necesidades de los dependientes en general, ni aceptar del mismo modo que el domicilio y la familia es siempre la mejor alternativa a este tipo de situaciones, ya que el que lo sea o no, dependerá de las características de cada situación y de los apoyos con los que se cuente. Por ello se deberá valorar minuciosamente el nivel de dependencia de la persona, las condiciones del domicilio, las características y posibilidades de la familia, los recursos disponibles, así como la situación y condiciones personales del cuidador familiar, pues de otro modo buscando lo mejor para el dependiente, las enfermeras podrían estar contribuyendo a la aparición de importantes problemas de salud en el cuidador, ya que en ocasiones el sistema les aboca a asumir una responsabilidad que sobrepasa sus posibilidades y recursos.5
Las enfermeras geriátricas defienden así mismo que su principal actividad debería ser la atención domiciliaria. Pero para que esto sea una realidad, es necesario introducir cambios en la organización del trabajo en los centros de atención primaria, planificando más horas de atención en esta modalidad asistencial, formando a los profesionales en este tema y dando prioridad a la atención domiciliaria respecto a otras actividades asistenciales como la consulta de enfermería a las personas con problemas de salud crónicos. Para hacer más eficaz la atención domiciliaria y contribuir en mayor medida a la salud de los ciudadanos, también se deberán introducir cambios en el contenido de la atención, incorporando a las actividades curativas que ya se vienen desarrollando otras de carácter preventivo, rehabilitador y de fomento de la salud.
Los profesionales también dicen que es necesario promover y apoyar a los grupos de ayuda mutua (GAM) Estos son un sistema de apoyo y ayuda ciudadana que intercambian trucos, experiencias y pequeños servicios y que contribuyen al mantenimiento de los cuidados por parte de la familia. Los GAM suponen un recurso complementario al profesional para la ayuda del anciano y de su cuidador familiar. Ayudan a superar situaciones de aislamiento y a obtener respuestas más especificas y adaptadas a las necesidades de la vida cotidiana. Ponen de manifiesto las debilidades del sistema y sobre todo constituyen un desafío para la actuación de los profesionales ya que aportan una manera nueva de comprender y afrontar las necesidades.13 Contar con la colaboración de los GAM en el cuidado de los ancianos puede ser una alternativa a la carencia de servicios públicos y a la insuficiencia y dificultades de las familias para seguir haciendo frente a la dependencia en el actual contexto social.14 Es también una manera eficaz de contener y resolver algunos problemas del cuidado de los dependientes y sus cuidadores por lo que las enfermeras, en aras de un mejor cuidado, deberían potenciar su desarrollo y contar y colaborar con estos grupos en todo lo que sea necesario.
Otro tema sobre el que alerta la SEEGG es el maltrato. Recomienda que para luchar contra el maltrato y el abuso de los mayores, las enfermeras deben incluir, entre sus objetivos prioritarios, acciones de carácter preventivo y de detección precoz de estas situaciones. El maltrato en los ancianos es un problema que se relaciona con los cuidados de larga duración, tanto en el ámbito institucional como en el doméstico.15 Esta violencia se considera la consecuencia de las tensiones sociales, económicas y personales que sufren los hogares que tienen que hacerse cargo de un dependiente y que cuentan con escasos recursos y ayudas. Los factores que con mayor frecuencia se encuentran entre las causas de los malos tratos familiares son: las situaciones estresantes derivadas del hecho de cuidar a un anciano, especialmente si éste padece algún trastorno psíquico o emocional, y la existencia de problemas familiares, económicos, antecedentes de violencia familiar y problemas personales del cuidador.16 Aunque no se conoce la verdadera dimensión de este problema, ya que aunque se han publicado datos que informan que el maltrato de los ancianos se sitúa entre el 4,5% -12%, se estima que su volumen se sitúa alrededor del 6% y se prevé que éste va a seguir incrementándose en un futuro próximo. Y también se sabe que los maltratadores del ámbito familiar son las propias parejas o los hijos de los dependientes.17 Estos datos nos deben hacer reflexionar sobre lo duro e insoportable que, en ocasiones, debe resultar para las familias el cuidado de un anciano dependiente para que se vean abocados a este extremo, sobre la cantidad y adecuación de las ayudas públicas de las que seguramente estas familias no disponen, y sobre la actuación que los profesionales tenemos al respecto, pues en ocasiones contribuimos a descargar la responsabilidad del cuidado de los ancianos dependientes, casi en exclusiva sobre la familia, exigiéndoles cuidados que ni están en disposición de poder llevarlos a cabo ni cuentan con los recursos para poder hacerlo. Ante esta realidad cabe plantearse que parte de la responsabilidad del cuidado de los dependientes le corresponde al sistema formal y que parte le corresponde a la familia, ya que los profesionales que llevan a cabo el Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS) de la Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria sostienen que el maltrato de los ancianos se relaciona de manera principal con la falta de ayudas, apoyo y descanso del cuidador18 y por otra parte un informe sobre la violencia con los ancianos, indica que el apoyo al cuidador es el instrumento más eficaz tanto para prevenir las situaciones de maltrato como para actuar cuando éste ya se ha producido.19
En conclusión, las enfermeras tienen un papel clave en el cuidado de los ancianos dependientes, ya que su trabajo con las familias les permite tener un conocimiento profundo de los problemas y las necesidades cambiantes de los ancianos y sus cuidadores familiares durante el proceso de dependencia. Pero para poder prevenir la aparición de los problemas y hacerles frente de manera más efectiva, es necesario reflexionar sobre la práctica, identificar los puntos débiles y plantear alternativas que con frecuencia implican nuevos enfoques de los cuidados y cambios en la organización y prioridades de los mismos. Este es un ejercicio imprescindible de responsabilidad profesional y la manera que tienen las enfermeras de garantizar unos cuidados más adaptados, comprensivos y eficientes y de contribuir a incrementar la salud, la calidad de vida y la independencia de los ancianos dependientes y de sus cuidadores familiares.
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Recibido: 19.06.2006
Aceptado: 5.07.2006