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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.15 no.54 Granada oct. 2006

 

ORIGINALES

 

Significados y percepciones sobre el Cuidado de Enfermería en la 
Unidad de Cuidados Intensivos.

Meanings and perceptions about nursing care in an Intensive Care Unit.

 

 

Leandro Barbosa de Pinho1, Silvia Maria Azevedo dos Santos2

1Enfermero. Magíster en Enfermería, Doctorando en Enfermería Psiquiátrica.
2Enfermera. Profesora Doctora del Programa de Post Graduación en Enfermería.
Universidad Federal de Santa Catarina. Centro de Ciencias de la Salud. Departamento de Enfermería, Florianópolis - SC - Brasil.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El estudio pretende conocer los significados y las percepciones del cuidado de enfermería en la unidad de cuidados intensivos, según la óptica de enfermeros, pacientes y familiares que les acompañan. Se trata de una investigación cualitativa y utilizamos entrevistas parcialmente estructuradas hechas con siete enfermeros, cuatro familiares y un paciente en la Unidad de Cuidados Intensivos para adultos de un hospital universitario de la provincia de Santa Catarina, Brasil. Se ha notado que el discurso de enfermeros, de familiares y del paciente refuerza la necesidad de ampliarse la dimensión del cuidado en la UCI, no centrándose solamente en la técnica o en la rutina, pero sí contemplando la participación de los vínculos y la valoración de las necesidades psico-sociales de las personas. Se ha considerado que el discurso humanizado puede ayudar en el rescate de la lógica del saber integral, disminuyendo la atención biomédica y fragmentada, además de concebir al hombre como un todo, constituido de cuerpo, mente, espíritu y relaciones sociales.


ABSTRACT

This study aims to know the meanings and perceptions about nursing care in an Intensive Care Unit, according nurses, patients and familiar companions. This is a qualitative research, made by half-structuralized interviews applied 07 (seven) nurses, 04 (four) familiar and 01 (one) patient in the Intensive Care Unit for adults of a University Hospital of the Santa Catarina State, Brazil. We perceived that the speech of nurses, familiar and the patient strengthens the necessity to extend the dimension of the care in the ICU for beyond the technique and the routine, contemplating the participation of the bonds and the valuation of the psychosocial necessities of the people. We considered that the humanizator speech can help in the rescue of the logic of knowing integral, diminishing the biomedical and broken up attention, and conceiving the man as a whole, constituted of body, lain, spirit and social relations.


 

Introducción

La enfermedad vivenciada por una persona no sólo afecta su físico, sino también su propia identidad. La enfermedad que le acomete le causa un sufrimiento que también alcanza una dimensión psico-social. Por ser seres humanos, no dejamos de sentir, de sentirnos preocupados con lo que aceptamos o no, con lo que es cultural y socialmente aceptado, cuando estamos enfermos. Por tanto, es importante que el cuidado comprenda no solamente lo que el hombre piensa, sino también lo que siente.1 El cuidado puede ser capaz de trascender la técnica, porque engloba otras dimensiones, como la familia, las necesidades psico-emocionales, la comunidad, las relaciones interpersonales e interprofesionales, el afecto, la escucha, la política filosófica institucional, entre otras. El está relacionado a la dimensión ontológica y epistemológica del ser humano, siendo un proceso que determina las acciones, el verdadero "estar-en-el-mundo" hace parte de nosotros como seres humanos que nos relacionamos, enfrentamos dificultades, conocemos el mundo, a nosotros mismos, nuestras posibilidades, necesidades y limitaciones. El acto de cuidar aparece con un significado para el ser humano, que puede clasificarlo de acuerdo con su manera de vivir.2

Cuidar es más que un acto, es una actitud para con el otro, un "modo de ser" que representa las intenciones, las expectativas y las necesidades de ser y estar inserto en un ethos en la realidad concreta del mundo. Un Ethos contempla un conjunto de principios, reglas, rutinas, que tranculturalmente, rigen el comportamiento humano para que este humano sea un ser conciente, socialmente libre y responsable por sus actos y por sus actitudes.3 Así pensamos en el cuidado como un ethos en la medida en que se desenvuelve como una actitud, una relación de responsabilidad interhumana para satisfacer, conocer y compartir experiencias y comportamientos con las otras personas.

Entendemos que, por más que se piense en las diferentes estrategias de intervención sobre el proceso de enfermar, es importante considerar que el cuidado debe comprender a los individuos en su totalidad, no reducirse únicamente a la ejecución de tareas. Creemos que se pueda ampliar la atención de salud para una dimensión del cuidado que visualice al ser en su integridad, o sea, que busque la humanización de la atención. En esa perspectiva, pensamos que la enfermería es una de las profesiones de la salud que puede ayudar en esa concretización.

Así, el presente estudio pretende conocer los significados y las percepciones sobre el cuidado de enfermería en la unidad de terapia intensiva, según la visión de enfermeros, pacientes y familiares acompañantes.

 

Metodología

Se trata de una investigación cualitativa, realizada con siete enfermeros, cuatro familiares y un paciente en la UCI de adultos de un hospital universitario del estado de Santa Catarina, Brasil. Para ello, fue encaminado un documento, juntamente con el proyecto, para el Comité de Ética en Investigación de la institución, y recibimos el parecer favorable al desarrollo del estudio.

Los datos que subsidiaron la discusión de este estudio partieron del análisis de entrevistas semi-estructuradas aplicadas a los sujetos. Construimos una guía de preguntas específicas para los enfermeros y otra para los familiares acompañantes y el paciente. Para el análisis de esos datos hicimos lecturas y relecturas de los textos generados por las entrevistas, hasta llegar a las categorías que más representase lo que estaba siendo dicho por los informantes. En la etapa siguiente, cuando ya iniciamos el hacer inferencias e interpretaciones, construimos los ejes de la discusión, siendo en este estudio trabajado el aspecto de los significados y de las percepciones sobre la atención en la unidad de cuidados intensivos.

Se garantizó también el anonimato de los sujetos investigados, así como se respetó la decisión de desistir por parte de los investigados, según el término de Aceptación Libre y Esclarecida, Resolución 196/96 del Ministerio de Salud y el Código de Ética de los Profesionales de Enfermería. Para ello, los enfermeros fueron identificados con la letra "E" seguido del orden en la entrevista (por ejemplo, E2). Los familiares, de esa forma, fueron identificados con la letra "F" y el paciente investigado con la letra "P".

 

Resultados y Discusión

Abordando el ambiente de la UCI, entendemos que las personas que, por algún motivo, necesitan de atención especializada en esa unidad, carecen de atención integral, con la integración de cuidados curativos y solidarios, minimizando las tensiones y la inseguridad emocional que generan esos ambientes. Así, además de prestar atención al paciente que se encuentra bajo el riesgo constante de muerte, se debe acoger a la familia, que, siendo una extensión de la vida del paciente y estando del lado de fuera de la UCI, intenta reunir fuerzas para tomar conciencia de la situación, a la espera de una noticia, de un contacto con su pariente. La familia es la base de la convivencia social de las personas y es a través de ella que aprendemos a pensar, actuar, reaccionar, recibiendo enseñanzas éticas, morales, religiosas, en fin, construimos nuestra personalidad y manera de ver y vivir en el mundo externo. Familia es más que una simple reunión de personas, se constituye en un todo único, o sea, un sistema complejo originando a partir de las personas que adoptan una característica singular de manifestarse y entender la vida.4-5

Pensamos en la familia como una red de relaciones inherentes al ser humano. De alguna forma, convivimos con ella, hacemos parte de ella, construimos nuestra trayectoria de vida muchas veces junto a ella, en casi todos los momentos de nuestro proceso de vivir. En la enfermedad, por ejemplo, necesitamos de su mayor aproximación y, generalmente, ella también acaba sintiendo todas nuestras angustias, nuestros miedos y nuestra inseguridad. Se trata de una unidad social, englobando un sistema complejo de relaciones interhumanas, en las cuales el hombre se cría, se humaniza, se desenvuelve, se vincula, interactúa con otros hombres. Aunque en la UCI exista un mayor contacto de los profesionales con los pacientes, es importante resaltar a la familia como una unidad a ser considerada en el plan/proyecto terapéutico, tratándose de una perspectiva humanizadora de atención a la salud.

Las familias y los pacientes que vivencian el proceso de internamiento en la UCI tienen sus inquietudes sobre la atención desveladas en la constitución de un "senso común" sobre la atención intensiva. El referido senso común parece contemplar las representaciones sobre el ambiente, las expectativas con el suceso o el fracaso de las tentativas de recuperación, además de la construcción de una realidad imaginaria como una combinación de ambivalencias, situadas entre la recuperación de la vida y el riesgo de la muerte. Las declaraciones siguientes expresan esa condición: "Yo comencé a tener problemas serios con la respiración, falta de aire, y ahí fue cuando vino la noticia de usted va para UCI, bueno, ahí quedé dos veces sin piso debajo de los pies... es un proceso complicado, hasta porque todo lo que se relaciona con la palabra UCI está muy desgastado negativamente" (P1). "Como el quedó más tiempo, él era el paciente más antiguo, todo el mundo ya había salido o fallecido, entonces nosotros acabamos teniendo contacto con algunas personas. Yo cambié mi concepción de UCI, no sé si las otras son así, pero yo cambié un poco. Así yo creí que él estaba totalmente cuidado..." (F1). "Yo ya pasé por momentos difíciles, entonces es difícil para ti llegar a la persona y preguntar, porque duele dentro de uno, porque es una persona que no está bien...yo nunca vi una persona toda entubada, de esa manera, llena de aparatos. Mi madre falleció en un hospital pequeño, entonces no tenía ni UCI... yo sé que es muy triste para nosotros ver a la persona así..." (F3).

La UCI está culturalmente vinculada a la idea de sufrimiento y muerte inminente, por pacientes y familiares. La verdad, por ser una unidad del hospital que se dedica a la atención crítica, o sea, a los casos en que hay gravedad y que existen servicios constantes y especializados, ese tipo de imagen mistificada denota cierta faceta de la realidad.6

La eficacia terapéutica de hoy se diferencia cada vez más con vigor y ahínco, en función de las nuevas drogas, de los nuevos equipamientos médico-hospitalarios y de los diagnósticos más precisos. Esos factores son responsables por la minimización de los cuadros de enfermedad no solucionables antiguamente. En ese sentido, se presume que la atención médica continúa centrada en el diagnóstico, en los pronósticos, en la terapéutica de la enfermedad y en la reversión del cuadro.7

Entendemos que el abordaje biomédico influencia intensamente las prácticas del cuidado en la UCI, siendo importante para la optimización del estado de recuperación/rehabilitación de las personas que por algún motivo necesitan de atención intensiva. En las declaraciones anteriores, sin embargo, es posible percibir que la referida atención biomédica, altamente tecnológica, parece favorecer la cristalización de ese senso común de carácter negativo sobre el cuidado intensivo, que orienta el imaginario de las personas y que, creemos, solamente puede ser redimensionada con la inversión de la atención centrada en la enfermedad para una atención centrada en el enfermo y en sus solicitaciones.

Los enfermeros en la UCI parecen percibir esa necesidad de trabajar procurando la resignificación del senso común que incluye los cuidados intensivos. En la medida en que ellos tienen una concepción humanizada de la atención, parecen comprender que el cuidado contempla una dimensión compleja en que la familia también haga parte del tratamiento como una extensión de los pacientes. Esa realidad queda caracterizada dentro del discurso defendido por los enfermeros sobre el significado que ellos atribuyen al cuidado de enfermería. Para ellos, cuidar es dar sentido a las experiencias del otro, reconocer el valor del sufrimiento y acoger a la familia en sus inquietudes. Los relatos que siguen muestran esa tendencia: "El cuidado es muy amplio, coge todo. En el cuidado en una UCI yo tengo que tener desde con mis compañeros de trabajo, hasta con los pacientes, con los otros funcionarios de otros sectores, con los parientes de esos pacientes, entonces yo lo veo como una cosa bien amplia, no sólo el cuidado restringido al paciente... Para tener un buen ambiente de trabajo. Entonces cuidado para mí es todo. Desde la buena relación hasta el cuidado en sí con el paciente" (E1). "Es todo lo que puedo hacer por un ser humano que en la mayoría de las veces no puede hacer por él mismo, hasta puede, pero necesita de ayuda, entonces es aquello que puedo hacer por las personas, sería una definición mía del cuidado, entonces, observar aquello que la persona precisa, la necesidad de ella y tentar trabajar sobre lo que ella necesita" (E6). "La verdad, cuando se está aquí, se está bajo tu cuidado, tu cuidado total. Tú eres responsable por todo. La verdad envuelve todo, psico, social, religioso, y por ahí va. Cualquier cosita que se haga en el paciente es cuidado. Cualquier atención, hasta escuchar al paciente aunque sea una mentira es un cuidado, algunas veces acomodar una cabecera es un cuidado" (E7).

El ambiente de atención intensiva, por más estresante y agresivo que pueda parecer, ofrece una gran posibilidad apara la prestación de un cuidado globalizado, volviendo no solamente a la objetividad de la atención, así como también a la subjetividad del paciente. La mirada, los gestos, la preocupación con el enfermo y el compromiso emocional son alternativas eficaces para establecerse un vínculo de unión con quien sufre, además de poder romper con un paradigma biomédico que considera al ser humano como el cuerpo enfermo que necesita ser restaurado del desequilibrio, siendo objeto de control por los profesionales.8-9

La valoración de la historia de vida de la persona, de su entendimiento sobre las prácticas de cuidado, de sus necesidades inmediatas/mediatas y su inserción en el proceso terapéutico puede redimensionar el senso común sobre el proceso de enfermedad, integrando la asistencia. La referida integración en salud parte del presupuesto de que el hombre es un ser único, indivisible, que se relaciona, posee conocimientos previos (aunque considerados empíricos por la ciencia) sobre su salud y alternativas de tratamiento. Así, valorizarlo por entero puede auxiliar en el establecimiento de la confianza del enfermo en el profesional, además de crear una nueva concepción sobre salud/enfermedad y sobre el cuidado del ser humano en ese contexto10-11

Percibimos que el valor atribuido por los enfermeros al cuidado se destaca en el envolvimiento emocional y en el compromiso para con el otro, en el sentido de minimizar sufrimientos, acoger las expectativas negativas y las inseguridades/inquietudes. Creemos que el discurso convergente sobre el cuidado por parte de los profesionales, puede ayudar en el rescate del espacio social de la UCI como escenario promotor de un discurso y de una práctica tecnicista, pero también volcada a la comprensión de las necesidades psico-sociales y de los significados del proceso de adolecer/vivir/morir, para pacientes y familiares.

El discurso de los enfermeros acerca de lo que sea cuidado, de cierta forma, va al encuentro de las necesidades de cuidado de pacientes y de familiares acompañantes. Para estos, el cuidado parece contemplar parte de su sufrimiento y de sus demandas psico-emocionales durante el proceso de internamiento en la UCI. Los familiares acompañantes y pacientes entienden también el cuidado como una relación que no se encierra en la mera reproducción de tareas, sino engloba el envolverse afectivamente, comprometerse, acoger las ansiedades y, más que todo, aproximar pacientes y familias que se encuentran distanciados temporalmente: "Cuidado es tú querer estar con la persona de tal manera que si pudieses, tu sentías el dolor por ella, ¿sabe? La gente quería cuidar, quería quedarse en la noche con él, para poder cuidar, para poder llamar al enfermero para cualquier cosa que precise. Algunas veces dejar el cuidado para otro es difícil, tú te vas y dejas al enfermero cuidando de tu padre, ¿sabe? Es difícil eso para mi, porque tú no sabes si él va a cuidar de la misma manera que tú cuidarías... Si yo pudiese dividirme, yo muero de miedo de las agujas [risas], pero yo daba mi brazo para que él no sienta aquel dolor todo" (F1). "Es hacer lo mejor que yo puedo por el bienestar del otro, y dar dentro de mis condiciones todo lo necesario. Cuidar es en las más diferentes áreas, en el área del cuerpo, en el área del espíritu de la persona, en el área de la psique de la persona. Colocarse en el lugar del otro y entenderlo, haciendo lo mejor que yo pueda. Yo creo que eso es cuidado" (F2). "Yo creo que, cuando pasó el impacto de la UCI, yo fui recibido en un ambiente sorprendentemente acogedor. Descubrí también que la UCI es una mixtura de la maquinaria con el ser humano. Nosotros estamos allá ligados con las máquinas, depende de aquellas máquinas, pero la máquina es fría, y ahí entra el enfermero, el auxiliar, entra el médico, entra el fisioterapeuta, y ellos dan el calor. Ellos misturan el calor a la capacidad de la máquina, lo que acaba siendo un proceso muy interesante en la vida..." (P1).

Dentro de esas nuevas posibilidades de actuar en salud, el vínculo y el acogimiento entran como expresiones de cuidado que posibilitan reconocer al ser humano en su integridad. En especial los autores citan el vínculo y el acogimiento como instrumentos del cuidado en salud, necesarios a la comprensión de la historia de vida del enfermo, de sus necesidades, además de posibilitar el compartir sus experiencias con el ser humano, devolviéndole la autonomía necesaria y el poder de decisión en las instancias de salud.12-13 El vínculo y el acogimiento -en ese contexto aún se insirió la relación terapéutica- son formas de expresión y cuidado que rescatan las concepciones de práctica de salud en defensa de la vida, comprendiendo al ser humano en toda su integridad, unicidad y dinamismo. Surgen como alternativas teórico-metodológicas para la prestación de un cuidado solidario, comprometido, y por lo tanto, humanizado. Son formas de expresión que incorporan una necesidad emergente de combatir la contradicción en los servicios de salud que aún trabajan bajo la óptica de la medicina curativa e impersonal (12).

Percibimos que la receptividad calurosa, el compromiso con su momento de sufrimiento y el entendimiento de las reacciones físico-emocionales de pacientes y familiares acompañantes pueden rescatar una práctica de cuidado centrada en la valorización del modo de vivir de esas personas, humanizando, de esa forma, la atención. La humanización de la atención nos posibilita pensar en las prácticas de cuidado con la adopción de posturas de empatía inter-subjetivas, compromiso interpersonal, con la participación de la familia y la comunidad en las acciones. Tales actitudes pueden permitir el reconocimiento del cliente como ser participante del proceso terapéutico, autónomo, libre, que tiene necesidades específicas, además de derechos y solicitaciones.

El lugar del paciente está en el centro del proceso terapéutico. Se debe dejar emerger sus ideas, sus conceptos, sus visiones de mundo, concordancias, discrepancias, sentimientos y demandas. La comunicación y la inter-relación personal deben señalar la atención en salud, por ser instrumentos importantes para viabilizar el rescate de la experiencia y del significado de la dolencia para el paciente, favoreciendo así el entendimiento del enfermero acerca del proceso del sufrimiento de su paciente, de sus necesidades en el momento, respetándolo como un ser único e irreducible.14

Tratándose de las relaciones interpersonales, la relación terapéutica se constituye en un instrumento que favorece el alivio del sufrimiento humano causado por la hospitalización y por la gravedad del cuadro. Se basa en un conjunto de saberes y prácticas destinado al cuidado del ser humano, respetando toda su complejidad, sus limitaciones y potencialidades. Se trata de una expresión del cuidado que viene siendo considerada como parte de los cuidados de enfermería porque rescata el papel del ser humano como integrante activo del proceso terapéutico.15-16 La enfermería al utilizarlo como instrumento de su cuidado, puede reconocer la entereza del ser humano, sus limitaciones, potencialidades y posibilidades, hecho éste que parece suceder en el escenario de la terapia intensiva, como se demuestra en los siguientes relatos de los familiares: "Ahí adentro yo dije que la persona está casi a merced de aquellas máquinas, y yo estoy muy agradecida por la capacidad con que los hombres desenvolvieron todo eso... sólo que es muy frío. Usted conectado a una máquina es una cosa fría, y ahí entra justamente el contacto de las personas allá adentro, porque elimina el aspecto de la frialdad y coloca el calor humano..." (F2). "Es la primera vez que yo entro en una UCI, pero fui bien atendida, un joven vino y conversó conmigo. Yo intenté conversar más con él, pero él me dijo que Antonio estaba dopado porque estaba muy inquieto. Ahí yo quedé observando, porque tú no puedes hacer más nada, y pidiendo a Dios para que él tenga misericordia, que él vuelva a la casa..." (F3). "El personal durante la semana está siempre junto al paciente, paran allí, conversan un poco, preguntan, explican alguna cosa sobre los aparatos, cuando tú preguntas, para mi fue 100%... Hasta el personal de la noche, que yo vi unas dos veces, fue bien tranquilo" (F5).

Los relatos apuntan para una tendencia de luchar con el dolor y con el sufrimiento a través del apoyo físico-emocional, de "estar al lado" para atender las solicitaciones, las dudas, y de la disponibilidad personal para tal hecho. El trabajo sobre el acogimiento, el vínculo y la relación terapéutica, con base en tecnologías leves, puede rescatar un saber-hacer humanizado, con posibilidades de valoración del sufrimiento humano y de los significados que los sujetos atribuyen a la experiencia de adolecer en la UCI. La utilización de tecnologías leves en el cuidado a las personas y a los familiares acompañantes en la UCI parece dar importancia al modo de vivir de los sujetos, rescatando una práctica asistencial en que la subjetividad del enfermo también hace parte del proceso terapéutico.

Percibimos que las relaciones interpersonales que se basan en el acogimiento, en el vínculo y en la relación terapéutica pueden crear un "proceso de cuidar humanizado" en la UCI, que se torna relevante para la disminución de los miedos, de las inseguridades y de los conflictos psíquicos por los cuales los acompañantes y los pacientes pasan, al depararse con la necesidad de internamiento intensivo. Las relaciones persona-persona, presentes en el discurso, sugieren la intención de, en la práctica, organizar la lógica del proceso de trabajo, centrándolo en estas características, además de una dilución de cargos y jerarquías, colocando a las personas que trabajan en contacto horizontal con las personas que vivencian un momento de sufrimiento en sus vidas.

Como se puede percibir, el cuidado es una dimensión que aparece en el discurso de los enfermeros y converge para con las necesidades de pacientes y de familiares. Por más que la UCI sea un ambiente frío, mecanicista, en que gran parte de los cuidados son centralizados en la técnica y en las rutinas, la presencia de un discurso humanizado por parte de los enfermeros sugiere la posible reorganización de los saberes y de las prácticas en torno de la construcción de una política de atención que esclarezca las vicisitudes de la vida y las diversas manifestaciones del adolecer para promover salud. Creemos que la contemplación de la  atención humanizada puede rescatar la lógica del saber integral, disminuyendo la atención biomédica, fragmentada, y concibiendo al hombre como un todo, singular, dotado de cuerpo, mente, espíritu y relaciones sociales.

 

Conclusiones

Los relatos de enfermeros y familiares tienen una definición interesante sobre el cuidado implementado en la UCI. Para los enfermeros, es importante que se piense en un cuidado integral, con base en la atención centrada en las demandas de los sujetos en su complejidad biopsicosocial.

Ya en relación al discurso de los familiares y del paciente, sentimos que da razón a sus necesidades psico-emocionales durante el proceso de internamiento en la UCI. También parecen levantar una dimensión práctica de la realidad institucional de cuidados, cuando se aproxima y complementa el discurso de los enfermeros que trabajan en la unidad.

Percibimos que la UCI puede servir como escenario de inquietudes e inseguridades para pacientes y familiares, así como un espacio de redimensionamiento de las habilidades personales para que los enfermeros puedan lidiar mejor y de una manera más humanizada con las cargas del sufrimiento generado por la condición de enfermedad grave. Así, entendemos que el cuidado en la UCI, parece venir contemplando una espiral en que se mezclan demandas, expectativas y posibilidades, lo que promueve la transformación constante del contexto asistencial, de las personas que en él trabajan y de las personas cuidadas en la unidad.

 

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Recibido: 20.01.2006
Aceptado: el 10.03.2006

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