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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.16 n.57 Granada Nov. 2007

 

ARTÍCULOS ESPECIALES

TEORIZACIONES

 

Revisión crítica de una interpretación del pensamiento de virginia Henderson. Acercamiento epistemológico al libro de Luis, Fernández y Navarro

Critical revision of one interpretation of the thought of Virginia Henderson: epistemological approach to the book of Luis, Fernandez and Navarro

 

 

Xabier Irigibel-Uriz1

1Diplomado en enfermería por la Universidad Pública de Navarra/Nafarroako Unibertsitate Publikoa. Estudiante de la Maestría Ciencias de la Enfermería. Escuela de Enfermería, Universidad de Costa Rica, sede Rodrigo Facio. San José, Costa Rica

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

La construcción teórica en enfermería se presenta como el camino por donde deben acontecer las transformaciones de la disciplina. En ese caminar este artículo tiene por objetivo contribuir al debate de la adecuación o no de la teoría de Virginia Henderson, así como de la interpretación que se hace de la misma. Para ello y por medio de la metodología historicista, se realiza un acercamiento epistemológico del libro “De la teoría a la práctica, el pensamiento de Virginia Henderson en el siglo XXI”, escrito por tres enfermeras docentes de la Universidad de Barcelona. Los resultados ofrecen una lucha paradigmática en la que la ideología que impregna a las autoras dificulta una concepción innovadora de los Metaparadigmas de enfermería.

Palabras clave: Construcción teórica de la enfermería. Teoría de Virginia Henderson. Método historicista. Metaparadigmas de enfermería.


ABSTRACT

The theoretical construction as it relates to nursing, presents itself as the way where all disciplinary transformations happen. Within the context of this particular way, the article contributes to the debate regarding the suitability or not of Virginia Henderson’s theory, as well as its interpretation. For this purpose, using the Historicism methodology, an epistemological approach is used towards “From theory to practice, Virginia Henderson’s approach in the XXI century”, book written by three nurses, teachers at the University of Barcelona. The conclusions this article presents, offer a paradigm, a struggle, where the ideology which impregnates the authors, make difficult the conception of innovative metaparadigms in nursing.

Key words: Theoretical construction of nursing. Virginia Henderson theory. Historicism methodology. Metaparadigms in nursing.


 

Introducción

Este artículo, pretende promover la reflexión y el debate sobre la adecuación de la teoría de Virginia Henderson así como de la interpretación que se hace de la misma. Para propiciar dicha reflexión, y a través del historicismo, se realiza un acercamiento epistemológico al libro “De la teoría a la práctica, el pensamiento de Virginia Henderson en el siglo XXI”, escrito por María Teresa Luis Rodrigo, Carmen Fernández Ferrín y María Victoria Navarro Gómez,1 todas ellas enfermeras docentes de la Escuela Universitaria de Enfermería de la Universidad de Barcelona. La metodología historicista surge como reacción ante el cientificismo puro de las ciencias naturales y desde esta perspectiva se estudia la teoría desde matrices disciplinares y tradición investigativa, enfocándose más en la habilidad explicativa que en el análisis estructural.2 Meza señala que desde esta perspectiva “el descubrimiento de la teoría se ve como un proceso en vez de un producto que surge de la actividad científica”.3

Por medio del historicismo y partiendo del deseo de construir elementos que sirvan para propiciar una relectura de la esencia de la enfermería, se realiza un análisis epistemológico del libro en cuestión. Un análisis donde se trata de evidenciar el peso ideológico del ser y del saber enfermero en el hacer generalizado, esencia de la enfermería para el inconsciente colectivo. La reflexión, se orienta a resolver las siguientes cuestiones: ¿cuál es la orientación paradigmática de las autoras? Partiendo de los postulados de Virginia Henderson, ¿es posible interpretar los metaparadigmas de enfermería desde una perspectiva diferente a la que nos evocan las autoras?

El primer paso para tratar de responder al objeto de estudio y a las preguntas planteadas, será acercarse a las interpretaciones y a los planteamientos que las autoras hacen de la teorizante. Una vez aproximados al contenido del libro en cuestión, se procederá a realizar un acercamiento epistemológico en la que se abordarán los patrones del conocimiento, la forma del conocimiento y el paradigma desde donde se trata de construir el conocimiento. El artículo termina proponiendo diferentes anteojos desde donde reorientar los casos clínicos que analizan las autoras.

El libro se divide en tres partes: “La primera de las cuales, dedicada a los aspectos teóricos, contiene el soporte conceptual y metodológico necesario para comprender la segunda donde, mediante el desarrollo de casos, se ejemplifica nuestra propuesta”.1 El soporte conceptual y metodológico, se centra en el análisis del proceso de atención de enfermería, la taxonomía diagnóstica de la North American Nursing Diagnosis Association (NANDA), los modelos conceptuales de enfermería, el modelo conceptual de Virginia Henderson y en la relación entre los elementos de análisis identificados recientemente. La tercera y última parte contiene los anexos en donde se ofrecen una serie de instrumentos y datos a considerar para una mejor comprensión de la teoría de Virginia Henderson.

Virginia Henderson elaboró su modelo conceptual debido a su deseo de clarificar la función de las enfermeras. Para ello y basándose en las teorías sobre necesidades y desarrollo humano descritas por autores como A. Maslow, E. Ericsson y J. Piaget, desarrolló un modelo conceptual basado en 14 necesidades básicas. Desde la perspectiva de la teorizante, la disciplina de enfermería nace ante la falta de fuerza, conocimiento o voluntad para satisfacer cualquiera de las necesidades básicas de las personas, lo que da lugar a estados de dependencia y de falta de autonomía.

 

Desarrollo

La teoría del conocimiento o epistemología por la adaptación del termino inglés Epistemology, proviene del griego episteme (ciencia) y logos (tratado), esto es, tratado de la ciencia;4 y se refiere a la doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico. El conocimiento es el producto de la relación entre el sujeto (quién conoce) y el objeto (lo conocido). El sujeto no obtiene el objeto en si mismo, sino una imagen de él, una representación mediatizada por su experiencia y su proceso de socialización: “El resultado de este proceso cognoscente es producto de los determinantes personal, social e histórico”,3 los cuales, son los principales determinantes de la ideología del sujeto y en consecuencia, los condicionantes de toda representación.5 Partimos de que somos sujetos ideológicos y de que cualquier intento de conocer la teoría de Virginia Henderson estará mediatizada por la ideología que impregne a cada sujeto. Mayor influencia ideológica se desprenderá en el caso en que además de conocer la teoría, como en el caso de las autoras del libro, se de una “…visión o interpretación del modelo de V. Henderson”.1 Se enfatiza en la idea del sujeto ideológico debido a que más tarde, en las conclusiones, se retomará este aspecto para tratar de comprender el sentido de la necesidad de cambio de mentalidad en función de nuevos paradigmas de enfermería.

Se considera como unidad de análisis para este estudio, los patrones del conocimiento identificados por Carper.6 Estos se refieren al conjunto de conocimientos que al clasificarlos en diferentes patrones sirven para delimitar el horizonte de expectativas a los que se acotan. De este modo, Carper identificó cuatro patrones o cuatro horizontes de expectativas en cuanto al conocimiento de enfermería: patrón estético, empírico, ético y personal.

El primero, el patrón estético, se refiere al arte de la enfermería. Meza señala que “…se percibe a través de la descripción de las acciones, actitudes, conductas e interacciones de las y los enfermeros con otras personas”.3 Partiendo del mismo título del libro se hace evidente la voluntad de trabajar la teoría con fines prácticos, por lo que se identifica claramente la hegemonía del patrón estético. Hecho que se concreta con el desarrollo de los ocho casos clínicos enfocados a la descripción de las acciones, actitudes e interacciones de las enfermeras y los enfermeros con otras personas. Circunstancia esta que nos permite afirmar que el pragmatismo es la corriente epistemológica predominante en las autoras.

Sin embargo, el conocimiento que en última instancia se orienta a fines prácticos, nace del análisis y descripción de conceptos teóricos de Virginia Henderson. Nace del patrón empírico, entendido como: “Sinónimo de la ciencia positivista, el conocimiento es sistemáticamente organizado en leyes y teorías generales con el propósito de describir, explicar y predecir fenómenos o intereses especiales de la disciplina de enfermería”.7 En resumidas cuentas y en términos coloquiales, las autoras nos presentan un libro donde el conocimiento nace del saber de la enfermería (la teoría de Virginia Henderson), para de este modo, transformar el ser de la enfermería (patrón personal) y en consecuencia el hacer (fin deseado). Todo ello para que la atención que brindan las enfermeras sea de mejor calidad, lo que implicaría la repercusión de todos los anteriores patrones sobre el cuarto y último, el patrón ético. Como se puede observar, resulta imposible desprenderse del carácter dialéctico de los patrones, en donde el principio de desarrollo y de universalidad8 adquieren gran importancia al imposibilitar la clasificación rígida de la incidencia de dichos patrones.

Del mismo modo que los aportes de Carper han transcendido al conocimiento de enfermería, Meleis es otra enfermera teorizante que ha contribuido notablemente al desarrollo de ciencia de la enfermería. En su libro Epistemology: The nature of Knowledge,9 identifica tres formas que han contribuido a aprehender el conocimiento de enfermería: el conocimiento clínico, el conceptual y el empírico. El conocimiento empírico supondrían los resultados de las investigaciones, empíricas o no. El conocimiento conceptual trata de generalizar e ir más allá de las experiencias y se podría identificar como ejemplo, los aportes que hace Virginia Henderson. En última instancia se encuentra el conocimiento clínico, donde situaríamos este libro puesto que está orientado a conocer la problemática del cuidado de las personas y el compromiso con la práctica.

Dicen las autoras del libro que “…los modelos enfermeros están marcados por las grandes corrientes filosóficas de pensamiento imperantes en el momento en que vieron la luz”.1 Del mismo modo, estas grandes corrientes influyeron en el análisis y la interpretación que realizan las autoras sobre la teorizante. En enfermería se distinguen tres corrientes de pensamiento, tres formas de percibir el mundo. Denominadas paradigmas de enfermería, Kérouac10 describe las corrientes que brevemente señalan las autoras.

El paradigma de la categorización nació a finales del siglo XIX con la primera publicación de Florence Nightingale y duró hasta principios del siglo XX. Su principal característica es que el cuidado está orientado hacia la enfermedad bajo el principio de efecto-causa. El paradigma de la integración se caracteriza por centrar la atención en la persona integral y se extiende desde mediados del siglo XX hasta la década de 1970. El paradigma más moderno es el denominado como de la transformación o simultaneidad y se sitúa temporalmente a partir de la década de 1980. Su característica principal es que el cuidado se orienta desde un enfoque de apertura al mundo del que el ser humano forma parte. Una apertura que supone un cambio cualitativo al dejar de trabajar para las personas (categorización), al dejar de trabajar con las personas (integración), y pasar a estar con las personas (transformación) y desde ahí, trasformar las realidades.

Las autoras, sitúan los aportes de Virginia Henderson dentro del paradigma de la integración y al hacer apología de dicha teoría, se supone que se identifican con dicha corriente. Como lector del libro debo señalar que esta circunstancia me llamó mucho la atención puesto que no entendía como aún conociendo la evolución paradigmática de enfermería, se podían casar con un paradigma que supuestamente debiera ir cediendo espacio en función de los nuevos pensamientos y las nuevas formas de comprender el mundo que describe el paradigma de la transformación. De cualquier manera, se entiende que lo más importante no es en qué paradigma se clasifique la teorizante asumida por las autoras, sino la interpretación que hagan de la misma.

Es por ello por lo que se trató de que el análisis paradigmático se realizara a partir de la identificación de los significados que se extraen de los metaparadigmas de enfermería. Los metaparadigmas son los conceptos que suponen la mayor perspectiva global de la disciplina11 y se identifican como los ejes centrales o nucleares por donde transita cada disciplina. En enfermería se distinguen el de persona, salud, entorno y enfermería. Para el estudio que nos ocupa nos centramos en el concepto de persona y en el concepto de enfermería puesto que tanto en el libro como en la teoría misma de Virginia Henderson, no se ofrecen los elementos necesarios como para clasificar los conceptos nucleares de entorno y salud en uno u otro paradigma. Para ello se partirá del concepto de persona desde los paradigmas descritos por Kérouac y desde la orientación de la teorizante, y posteriormente se tratará de analizar y clasificar el concepto que utilizan las autoras.

Este concepto varía sensiblemente si nos remitimos a diferentes autoras que han analizado los postulados de la teorizante: de este modo, para Marriner, Virginia Henderson identifica a la persona como paciente y la consideraba como “…un individuo que requiere asistencia para obtener salud e independencia o una muerte tranquila. La mente y el cuerpo son inseparables”.12 Las autoras del libro sin embargo, refieren que para Virginia Henderson la persona: “Es un ser integral con componentes biológicos, psicológicos, socioculturales y espirituales que interactúan entre sí, y tienden al máximo desarrollo de su potencial”.1

Atendiendo a estas dos interpretaciones que las diferentes autoras nos ofrecen, podríamos decir que efectivamente la visión de persona de Virginia Henderson calza dentro del paradigma de la integración puesto que señalan el carácter integral del ser humano. Como dato a tener en cuenta se podría señalar que la interpretación de Marriner de los aportes de Virginia Henderson, aporta un significado de persona en donde enfatiza su carácter dependiente “…requiere de asistencia…”,12 lo que nos induce a pensar que todavía este concepto de persona está orientado hacia la enfermedad, puesto que identifica a la persona como dependiente. Esta misma circunstancia se identifica en las autoras del libro cuando en el primer caso clínico que describen, identifican a la persona que proporciona la información como “la enferma”.1 Este hecho de orientar la atención hacia la enfermedad se enfatiza cuando a la hora de sugerir los pasos para realizar un diagnóstico, señalan que “…incluyendo la situación desde la perspectiva médica, ya que es un elemento clave para enmarcar el análisis”.1 Cita que refleja claramente como los cuidados, en lugar de partir de las necesidades de la persona, parten de las implicaciones de las patologías diagnosticadas por los médicos, lo que nos lleva a visualizar en primera instancia la enfermedad y no la persona que padece la enfermedad.

La lucha paradigmática se percibe constantemente cuando por un lado enfatizan en el carácter integral y por el otro, todavía no se consigue desprender de cierta orientación categórica al referirse a la persona como el paciente; circunstancia ésta que expresa, aunque sea sólo literalmente, la condición de paciente de la persona, lo cual supone una ligera connotación de sujeto pasivo que no participa en los cuidados (categorización).

Al estudiar el concepto de persona en las autoras del libro, cabe señalar que se percibe cierta incongruencia entre la definición y su aplicación en función del proceso enfermero y de la taxonomía de la NANDA que proponen. Incongruencia que radica en señalar que Virginia Henderson entiende a la persona como un ser único, cuyas necesidades humanas se satisfacen de diferente manera, y por el contrario, ofrecen los protocolos, los planes estandarizados y la taxonomía NANDA para desarrollar el trabajo de enfermería. Esta circunstancia se trata de maquillar señalando la necesidad de individualizar los planes estandarizados, pero cabe preguntarse si es ético ofrecer un mismo esquema de actuación y de definición a todas las personas si en primera instancia se dice que todas las personas son diferentes.

Circunstancia esta que se agrava si tenemos en cuenta el significado de dinamismo que adquiere el concepto de persona desde el paradigma de la transformación. Desde este paradigma la persona no sólo es considerada como única sino que se hace mención a que está en continua evolución e interacción con el mundo del que forma parte. Traducido en un ejemplo práctico (caso clínico nº 3),1 nos llevaría a cuestionarnos la eficacia del plan de cuidados que proponen las autoras puesto que no indica la necesidad de valorar la persona, y el mismo plan, a lo largo de los tres días para los que se plantea.

En las conclusiones y en la cuestión de la clasificación de la orientación paradigmática del concepto de persona, se concluye que si bien se ofrece una definición de persona desde el paradigma de la integración, ésta no ha transcendido y sigue estando ligada a las connotaciones e implicaciones propias del concepto categórico, lejos de una visión transformadora.

El concepto de cuidado o como se denomina en el libro rol profesional, se describe en primera instancia cuando las autoras analizan el modelo conceptual de la teorizante. Luego de definir el rol profesional se desprende implícitamente y explícitamente diferentes características que las autoras atribuyen a dicho rol. En referencia a la visión de Virginia Henderson, las autoras señalan que: “El rol profesional es un servicio de ayuda a la persona en la satisfacción de sus necesidades básicas. Se orienta específicamente a suplirla cuando ésta no puede hacerlo o a ayudarla a desarrollar lo que le falta (fuerza, conocimientos o voluntad) para que logre su independencia y las satisfaga por ella misma”.1 En esta definición y a lo largo del libro, se percibe como el cuidado de enfermería puede enfocarse de muy diferente manera dependiendo de la interpretación que se haga de los planteamientos que realizan las autoras en función del modelo conceptual a analizar.

Por un lado y debido a que las explicaciones no son lo suficientemente concisas, se puede interpretar que el rol de la enfermería podría clasificarse dentro del paradigma de la categorización cuando refieren que “se orienta a suplirla” lo que sería equivalente al hacer para que plantea Kérouac y que se sitúa en el paradigma mencionado. Situación que aparece de nuevo cuando en relación a los diagnósticos de colaboración, las autoras refieren que “…la enfermera realice por él las actividades de tratamiento y control…”.1 Esta afirmación se reforzaría si atendemos que en la definición del rol se menciona la palabra “ayuda”, la cual responde a la influencia histórica de la enfermería que al estar ligada a estamentos religiosos, propició un hacer de enfermería en función de la caridad y la compasión en lugar de hacerlo desde una perspectiva de derechos humanos.13

La definición planteada recientemente también presenta la posibilidad de clasificar la asunción del metaparadigma de cuidado en el paradigma de la integración puesto que en la última parte, al referir que la enfermera puede ayudar a la persona a desarrollar aquello que le falta para lograr la independencia, está haciendo mención explícita a la responsabilidad y al papel que juegan las personas en sus procesos de salud. En esta parte de la definición la persona adquiere protagonismo y deja de ser un sujeto pasivo que asume los cuidados para convertirse en sujeto activo, que de la mano de la enfermera, trabaja para lograr su independencia. De cualquier manera, en las dos perspectivas se puede percibir cómo la interpretación de los postulados de la teorizante siguen estando centrados en una perspectiva de cuidado dominado por la enfermedad, puesto que en ambos casos se menciona la necesidad de procurar cuidados directos. Circunstancia que se refleja en las autoras cuando al desarrollar los casos clínicos, presentan en todo momento a las personas como personas enfermas.

Este hecho podría ser de muy diferente manera si las autoras del libro hubiesen hecho una interpretación de la teorizante desde el paradigma de la transformación.10 Desde este paradigma, los cuidados de enfermería se orientarían en lugar de hacia la enfermedad, hacia las potencialidades de las personas referidas por Virginia Henderson. Si se guiase el quehacer de la enfermería en función de lo que las autoras identifican como “Diagnósticos de salud”, podría traducirse en el desarrollo de casos clínicos con personas sanas que todavía tienen capacidad de desarrollar sus potencialidades (promoción de la salud).

Desde esta perspectiva la enfermería centraría su quehacer en el ser humano (paradigma de la transformación) en detrimento de un enfoque en el que la patología y las dependencias guían no sólo el hacer, sino el ser y el saber de la disciplina. Perspectiva que supondría una revolución en la disciplina puesto que vendría a transformar el actual hacer centrado en el modelo biomédico-intramuros, en pro de una enfermería basada en “estar con” las personas, y desde ahí, contribuir a fortalecer las capacidades y los potenciales de las personas y las colectividades.

 

Reflexiones finales

El modelo de Virginia Henderson, a la luz de lo analizado, ofrece pequeños espacios (potencialidades de salud y diagnósticos de salud) por donde transformar la enfermería, si bien dicha transformación debe realizarse por medio de una visión diferente de la que las autoras del libro están impregnadas.

El paradigma de la transformación identifica un camino por donde guiar la nueva enfermería que se propone construir. Una nueva enfermería en donde la asunción de un solo modelo conceptual, como asumen las autoras, se presenta como un limitante puesto que estaríamos obviando el conocimiento construido por enfermeras tan prestigiosas como Martha Rogers, Hildegard Peplau, Dorothea Orem o Madeleine Leininger entre otras.

Puede ser válido asumir un modelo conceptual pero resulta necesario guiar la práctica con los aportes de otras teorizantes. Por poner un ejemplo cabe cuestionarse que las autoras del libro asuman el modelo de Virginia Henderson y lo justifiquen mencionando que es afín a los valores de su cultura cuando en la actualidad, sólo en Cataluña conviven casi 940.000 personas inmigrantes, esto es, un 13'1 % de la población total.14

Cabe cuestionarse si las autoras asumen que la cultura es Una en el Estado Español y si comparten la misma cultura las personas andaluzas, las inmigrantes (latinoamericanas, africanas, etc.), las catalanas o las navarras. En consecuencia, cabe cuestionarse que las autoras promuevan la utilización de un solo modelo conceptual y dejen de lado, a la luz de lo referido, teorizantes como Madeleine Leininger y su Teoría de los Cuidados Culturales.

Del mismo modo, y por poner un último ejemplo, cabe cuestionarse que las autoras omitan los excelentes aportes del enfoque de las Relaciones Interpersonales en Enfermería que ofrece Hildegard E. Peplau al planificar los cuidados de los 5 primeros casos clínicos, los cuales se basan principalmente, en establecer relaciones interpersonales de ayuda.

Frente al anquilosamiento de la concepción de los Metaparadigmas de enfermería, frente al saber eminentemente biomédico y la práctica intramuros, resulta necesario devolvernos a la esencia de la enfermería, reflexionar y transformarnos en función de las necesidades y potencialidades de las personas y de las colectividades.

En el prólogo de la segunda edición del libro estudiado, Concha García González nos invita a cambiar lo que somos, lo que pensamos, y la forma en que actuamos como enfermeras. Ojalá que la búsqueda de esa nueva enfermería nazca de la reflexión, la concientización, el análisis crítico y la apertura al mundo que promueve el paradigma de la transformación.

 

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Dirección para correspondencia:
xabier.iu@hotmail.com

Manuscrito recibido el 27.09.2006
Manuscrito aceptado el 12.12.2006

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