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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.17 n.1 Granada Jan./Mar. 2008

 

ARTÍCULOS ESPECIALES

TEORIZACIONES

 

Construcción de la debilidad femenina

Construction of the feminine weakness

 

 

Isabel Gentil1

1Doctora en Antropología Social y Cultural. Diplomada en Enfermería. Diplomada en Podología. Profesora de la Escuela de Enfermería, Fisioterapia y Podología. Universidad Complutense, Madrid, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

En estos momentos, en nuestra sociedad, la moda para la “mujer elegante” impone un modelo de calzado totalmente dañino para la salud de sus pies, por tanto para la salud de las mujeres. Las deformidades, lesiones y dolor en los pies de las mujeres están aumentando a consecuencia de ello. Nos cuestionamos el por qué de ésta moda, siendo conscientes de que los dictados de la moda nunca se producen en el vacío, fuera de un contexto social y nunca son neutros. Se realiza un estudio cualitativo utilizando la teoría fundamentada de Glaser y Strauss y la perspectiva de género para analizar los datos recogidos mediante la observación, tratando de descubrir qué significados esconde el modelo de “mujer elegante” que nos presentan los medios de comunicación. Descubrimos que tras la ideología de la elegancia femenina se oculta una realidad pragmática que busca el regreso de las mujeres a una inferioridad biológica.

Palabras clave: Salud. Investigación Cualitativa. Género. Moda.


ABSTRACT

In these moments, in our society, the fashion for the "elegant woman" there imposes a model of totally harmful footwear for the health of the feet, therefore for the health of the women. The deformities, injuries and pain in the feet of the women are increasing as a result of it. We question why of this one fashion, being conscious that the dictations of the fashion never take are produced in the emptiness, out of a social context and they are never neutral. A qualitative analysis is realized using the theory of Glaser and Strauss and the perspective of genre to analyse the information gathered by means of the observation trying to discover that meant there hides the model of “elegant woman” that they present theirs the mass media. We verify that after the ideology of the feminine elegance there hides itself a pragmatic reality that looks for the return of the woman to a biological inferiority.

Key word: Health. Qualitative análisis. Genre. Fashion.


 

Introducción

Gracias a los métodos cuantitativos aplicados al estudio de la prevalencia de patologías en los pies conocemos que el 80-90% de las deformidades de los mismos se da en mujeres.1 Y también que la causa principal está en el tipo de calzado utilizado por las mujeres. Es fácil de entender. El calzado de tacón alto coloca el pie en equinismo por lo que todo el peso corporal cae sobre las cabezas metatarsales y éste es el principal factor de riesgo para las metatarsalgias. La puntera estrecha que acompaña a este tipo de calzado es factor de riesgo para el hallux valgus y los dedos en garra. Además, el calzado de tacón alto obliga a colocar en hiperlordosis la columna lumbar para compensar el desplazamiento del centro de gravedad corporal y ello es factor de riesgo para las lumbalgias.

Pero el análisis cuantitativo sólo descubre una pequeña parte de la realidad. Si se pretende intervenir para mejorar la salud de la población necesitamos utilizar metodología cualitativa, porque con ella podremos descubrir las causas que están detrás de la causa, podremos interpretar y comprender qué encierra que el calzado diseñado para mujeres sea lesivo para la salud, en definitiva no nos quedaremos con una parcialidad de la realidad como si fuera la Realidad.

En el momento actual existe una contradicción entre los reclamos sociales que exigen tener un cuerpo joven, sano, activo, bello, funcional, productivo y competitivo como proclaman los discursos publicistas, sanitarios, deportivos, estéticos, ideológicos y el calzado diseñado para las mujeres generador de pies deformes, débiles, no funcionales y menos productivos. Pero recordemos que la moda no se produce en ausencia de contexto social y que pretender separar la moda del calzado de otras razones sociales y culturales más profundas no es posible, “incluso en donde suponíamos que existía una espontaneidad vital hay cultura, convención, sistema, código y por tanto, ideología”.2 Y aquí y ahora la moda impone para la mujer elegante un tipo de calzado con tacones altos, o altísimos, y puntera estrecha. Sin embargo, la moda para el hombre elegante diseña zapatos con tacones de 2-3 cm. (ésta altura de tacón ayuda a que los pies se fatiguen menos) y con puntera ancha, con holgura suficiente para que quepan los dedos sin dañarlos. Se elabora así un contraste entre los pies construidos como femeninos o construidos como masculinos. Los primeros deformados y lesionados; los segundos sanos y útiles.

Me cuestiono ¿por qué la moda del calzado para mujeres lleva implícito deformar los pies y la moda del calzado para hombres proteger los pies? ¿Por qué el calzado para mujeres se ofrece acompañado de argumentos para realzar su belleza y el calzado para hombres se acompaña de argumentos que resaltan la comodidad? ¿Qué lógica encierra que las mujeres no debamos usar calzado cómodo? ¿Qué poder o poderes dirigen los criterios de la moda? ¿Quién decide lo que es estéticamente bello? ¿Por qué las mujeres siguen la tiranía de una moda que daña su salud? Y por último y sobre todo ¿a quién beneficia esta diferencia? Cuando nos resulte difícil comprender un hecho o fenómeno social es aconsejable preguntarse ¿a quién o a qué beneficia? Y descubrir la respuesta equivale a descubrir el significado de lo aparentemente incomprensible.

 

Marco teórico

La imagen del modelo de calzado que sometemos a crítica en este artículo se obtiene mediante observación en la sociedad, en la publicidad y en los medios de comunicación de masas. Se utiliza la teoría fundamentada de Glaser3 y Strauss3-5 para analizarla. La teoría fundamentada gravita en el interaccionismo simbólico desarrollado principalmente por Mead y Blumer,6 éste acuñó el término. Busca la combinación entre pragmatismo, humanismo y uso de procedimientos analíticos formales. El foco central del interaccionismo simbólico son las percepciones de y a propósito de la gente y de los símbolos. Las cosas no son, significan. Es el añadido a la cosa. Mead7 plantea la importancia de la reflexión, considerando al individuo como agente activo con capacidad para deconstruir lo construido socialmente como realidad.

La teoría fundamentada da mucha importancia al mundo empírico y a generar teoría como dos fases íntimamente unidas del proceso de investigar. Entiende la investigación como un proceso dinámico entre los datos y el análisis. Por todo esto la teoría fundamentada parece la idónea en este trabajo, pues desde la observación en la sociedad y en los medios de los modelos de calzado que la moda diseña para las mujeres más la reflexión continua se pretende generar teoría aplicable al problema objeto de estudio.

La reflexión se hace desde la perspectiva de género. Género entendido como aquellas características de las mujeres y de los hombres que construidas socialmente definen roles, responsabilidades, forma de pensar, de sentir y de actuar diferentes, no por las diferencias biológicas individuales sino por la forma de haberse construido socialmente el género. El género no informa de cómo son los hombres y las mujeres sino de cómo deben ser.8,9 Aclarar que esta perspectiva no la entendemos como la exclusión de los hombres en la vida social, sino con un enfoque relacional de los dos géneros. “La perspectiva de género implica a ambos géneros en el desarrollo. Es un esfuerzo por lograr modificaciones en las respectivas especificidades, funciones, responsabilidades, expectativas y oportunidades de varones y mujeres”.10

Se construyen dos categorías analíticas: “calzado femenino” y “calzado masculino” diferentes en cuanto a las consecuencias para la salud. El “calzado femenino” es antifisiológico, traumático y factor de riesgo para numerosas patologías. El “calzado masculino” es fisiológico, protector y no factor de riesgo para patologías.

 

Los medios de comunicación

En nuestro tiempo la aceptación de significados, la enculturación, se lleva a cabo en gran medida a través de los medios. Los medios de comunicación de masas, el cuarto poder, no reflejan la realidad, pero tienen el extraño poder de contribuir a crearla. Moldean las actitudes de las personas y no cabe duda de su enorme influencia para crear estereotipos. Los estereotipos ligados al género en la publicidad y en los medios son uno de los factores que influyen en perpetuar desigualdades entre mujeres y hombres. Ciertos medios y ciertos programas de televisión muestran mujeres que son sobre todo cuerpo-imagen antes que cualquier otro concepto o identidad. Incluso si una mujer ha accedido a ocupar puestos en la política o desempeña una profesión de alta responsabilidad a menudo la describen a través del discurso de “elegancia femenina”. Los hombres diputados, escritores, son definidos por sus características políticas o intelectuales.

En estos medios el ideal de belleza lo representan las modelos. Estas profesionales han pasado de denominarse maniquíes a modelos pues se presentan realmente como modelos a imitar. Nos las exhiben como patrón de vida afortunada y lujosa, que puede producir deseos de imitar sobre todo a las mujeres más jóvenes que han tenido como modelo a sus madres, mujeres liberadas-agotadas a quienes no quieren parecerse, y además se enfrentan a un mundo muy competitivo. Todo ello puede desanimarlas y hacerlas creer que el regreso al hogar tradicional es el ideal de vida. En este caso un matrimonio ventajoso será el seguro de una buena vida. No perciben el riesgo de que el estar alejadas del hacer profesional y de la vida pública es el mecanismo para impedir el acceso al conocimiento y a los lugares de decisión.

En ciertas profesiones masculinas donde el dinero se consigue pronto y fácil (toreros, futbolistas, ciertos empresarios) las esposas que previamente fueron modelos profesionales es lo más frecuente. No hay mejor adorno para el hombre triunfador que el ideal de mujer bella, frágil, ociosa, desocupada, cara y que luzca; una mujer que viva pendiente de cómo agradar al varón que la alimenta. Pero ¿tienen las mujeres modelos-publicitarios algo que ver con las mujeres reales que viven y trabajan diariamente? Las mujeres de lujo y fantasía, calzadas con zapatos de tacón alto, que sólo las permite lucirse más sugerentes, más pasivas, son la imagen contraria a la evocada por una mujer con un zapato de tacón bajo preparada para afrontar el quehacer diario.

Las mujeres presentadas como elegantes y triunfadoras aparecen calzadas con zapatos de tacón alto y éste tipo de calzado se transmite como el símbolo principal de su vida ociosa y elegancia. Crear estereotipo de “elegancia femenina” se convierte en efectivo porque permite la manipulación de dominio más fácil. La forma de calzarse tiene por tanto una repercusión mucho más significativa que lo que cabría deducir de la actitud frívola con que se enfoca la moda del calzado para las mujeres.

 

Cambios en los roles de género

Aunque la actualidad diaria nos muestra la persistencia de los intolerables asesinatos de mujeres dentro de la violencia de género, también existen avances en relación a tiempos anteriores. Así, en estos momentos el porcentaje de mujeres estudiando en la universidad supera al de los hombres, además se ha producido un avance en la participación de las mujeres en la vida pública, en el mundo laboral y en puestos de responsabilidad. El cada vez mayor papel activo de las mujeres tiende a destruir la ancestral idea de jerarquía por razón de género.

Los modelos masculino y femenino tradicionales ya no se acomodan con los roles sociales actuales y quien más está sufriendo esta descolocación es el modelo masculino de dominación, lo que provoca en muchos hombres cierta intranquilidad por pérdida de los puntos de referencia de un pasado seguro de superioridad. Cuando se perciben cambios en una sociedad y son interpretados como peligro por los que tienen los privilegios, se busca resolver el conflicto acentuando el conservadurismo. Son muchos los hombres enfrentados a los cambios en las relaciones de género que desean la vuelta a la seguridad del modelo hogar tradicional, donde ellos como proveedores económicos, pueden mantener el dominio en el resto de los órdenes familiares.

 

Biología es destino

B. Ehrenreich y D. English11 recogen numerosos datos de médicos de siglos pasados que afirmaban que la existencia de dos sexos biológicos diferentes en los humanos era la base para elevar a universal la desigualdad entre géneros. Convertían en parámetros lógicos jerarquizados las diferencias anatómicas. Suponían a las mujeres físicamente más frágiles, sus cráneos más pequeños, sus músculos más delicados, siendo por tanto ineptas para labores intelectuales y trabajos musculares. Seres débiles de cuerpo y mente, por ello tanto física como económicamente tenían que depender del hombre, más fuerte e inteligente.

En la actualidad los argumentos de “biología es destino” y “biológicamente más débil es sumisión” parecen no tener vigencia. Pero la ideología machista que no muere busca nuevas estrategias con el fin de cambiar las cosas para volver a tiempos pasados. Se utiliza uno mucho más ladino y perverso, más sutil, parece menos elaborado, más espontáneo, aparentemente halagador, es el modelo “mujer elegante”, acompañado del reclamo de utilizar un zapato de tacón alto como el símbolo de la elegancia. Pero esconde la vuelta a una inferioridad biológica construida.

Se intenta crear situaciones de inferioridad biológica mediante el fomento de un calzado que produce deformidades y afecciones en los pies de las mujeres. Y con el resultado de unos pies dolorosos e incapacitados regresar a aquellos orígenes, donde basados en factores biológicos de debilidad se justificaba la dominación masculina, volviendo a la idea de un macho fuerte protector. El deformar los pies es transformar a uno de los sexos biológicos en "el sexo débil". Ya que la debilidad biológica no existe habrá que construirla y, por oposición queda construida la superioridad de los hombres.

Los zapatos de tacón alto provocan una menor base de apoyo del pie lo que obliga a un andar inestable. La mujer que lleva este tipo de calzado necesita un punto de soporte para tener estabilidad durante la marcha, ese punto de soporte durante muchos años fue, y se pretende que vuelva a ser, el brazo de un hombre. La necesidad de ayuda y protección se dispara con este tipo de zapato, pero “quien protege controla y quien controla despoja”.12 Los zapatos de tacón alto suponen un freno a la igualdad de oportunidades.

 

El calzado interpretado

El calzado tiene significados que desbordan su función protectora. Detrás de la moda del calzado hay ideología. Detrás de un modelo u otro de calzado se esconden valores sociales y los valores, a su vez, dictaminan normas que regulan las conductas adecuadas. Hay una dialéctica: modelos de calzado, valores, conductas. Desaparece el trato de igualdad social al crearse desigualdad en salud por los modelos de calzado. Las diferencias entre los diseños de calzado masculino y de calzado femenino son la consecuencia de las diferencias de funciones y estatus que se asignan a cada género. A lo masculino la fuerza y el poder, a lo femenino la debilidad y el sometimiento, simbolizados por un calzado que protege los pies, su salud y que está adaptado para una vida activa en el primer caso, y por un calzado que daña los pies, la salud y que quiebra la libertad de acción y movimiento, en el segundo. La mala salud de las mujeres restringe sus actividades y las coloca en un papel secundario en la sociedad.

Aunque el tacón alto pretenda dar la falsa imagen de elevar, sólo eleva el carácter de objeto y encierra la realidad de inferioridad construida. El zapato de tacón alto es mutilante como lo fueron los corsés y las vendas en los pies de las mujeres chinas. Convierte a las mujeres en seres débiles, frágiles, vulnerables, enfermizos, en objetos para ser contemplados, protegidos, dominados, no en personas para actuar, pensar y decidir. Desde el simbolismo también se puede interpretar el porqué empequeñecer los pies de las mujeres. Porque la polaridad cabeza/pies se completa simbólicamente con las correspondencias arriba/abajo, cielo/tierra, masculino/femenino, hombre/mujer. Empequeñecer los pies es empequeñecer a la mujer. En el imaginario social está inscrito que lo grande domina a lo pequeño, pues en las especies animales es el pequeño quien sirve de alimento al grande. Entre los humanos, donde el uso de actividades mentales ha supuesto dominar a especies con mucho mayor tamaño físico y mayor fortaleza física, aún perdura ese código inconsciente del tamaño como determinante para el dominio. Por ello histórica y socialmente a las mujeres se les ha tratado de empequeñecer y debilitar físicamente para justificar el dominio sobre ellas por los hombres.

En la dicotomía naturaleza-cultura, a la mujer se le ha colocado unida a naturaleza, pero en relación con el calzado, es al calzado femenino al que se le cubre de artificiosidad, que contrasta con el calzado masculino, respetuoso con la naturaleza anatómica y fisiológica de los pies.

 

Negación del cuerpo

El calzado que oprime los pies, oprime el cuerpo. Un calzado que daña el cuerpo es una forma de negar el cuerpo. Un calzado que impide realizar la función fisiológica de andar es una forma limitar la independencia. Es convertir el cuerpo de las mujeres en cuerpo para los demás, es despojarlas de su propio cuerpo. En estos momentos en que aparentemente se está viviendo la explosión del cuerpo, el zapato de tacón alto niega el cuerpo para una misma, es cuerpo para otro. Foucault13 hablaba de “cuerpos dóciles”, entendiendo que un cuerpo es dócil cuando puede ser sometido, puede ser transformado, perfeccionado, utilizado. Aunque él se refería a la disciplina en las instituciones militares, médicas, escolares o industriales, esta idea de “cuerpo dócil” sometido puede aplicarse a los dictados de la moda del calzado para los pies de las mujeres cuando son doblegados con calzados mutilantes. Unos pies torturados y deformados hacen individuos dóciles. Foucault decía que el sometimiento físico produce también una conciencia sometida. En busca de una figura elegante se propone usar zapatos de tacón alto, pero éstos y los largos desplazamientos son dos cosas contradictorias, con lo cual la vigilancia y el control sobre las mujeres es sustituida por una disciplina del cuerpo elegante que quiebra la capacidad de movimiento.

Al ser este zapato agresivo, tiránico y dañino para las mujeres, y precisamente por ello, debe acompañarse de un discurso pleno de bondades: es elegante, viste, embellece, afina la figura (en una sociedad donde los cuerpos deben ser delgados). Aparentemente este calzado realza la belleza del cuerpo, en realidad niega el cuerpo porque lo lesiona y lo debilita. Un calzado que deforma, traumatiza y lesiona el cuerpo, anula a las personas a quienes va dirigido y las convierte en objetos. El zapato de tacón alto aparentemente eleva a la persona que lo utiliza, en realidad empequeñece su condición humana. Cuanto más se les niega a las mujeres como seres adultos y con derechos más importancia se da a la apariencia corporal, más se les adorna como objetos, más reclama la moda el zapato de tacón alto.

Al diferenciar tan drásticamente el calzado para hombres del calzado para mujeres, lo que sucede es que el calzado reproduce los conceptos y cualidades que la construcción del género atribuye a lo femenino y a lo masculino. Frágil y sumiso frente a fuerte y dominio. Encierra una segregación de derechos y valores, ya que el calzado femenino no solo es lesivo sino que también es generador de discriminación. Las experiencias diferentes en la forma de ser tratado el cuerpo según el calzado sea protector o sea lesivo producen diferencias sustanciales en el modo de ser, porque impregnan a la persona experiencias diferentes en su relación con el mundo.

A partir de una mirada deconstructora hemos descubierto una nueva forma de ver la moda del calzado femenino. La lógica que subyace a los reclamos para utilizar zapatos de tacón alto encierra unos valores de retroceso en los logros en derechos alcanzados por las mujeres. Una sociedad en crisis, desorientada en los modelos de valores es una sociedad que se vuelve reaccionaria, restrictiva y retrógrada y así vemos que en las épocas conservadoras los tacones de los zapatos de las mujeres aumentan.

 

Bibliografía

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13. Foucault M. Microfísica del poder. Madrid: Las ediciones de La Piqueta, 1980.        [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia:
Isabel Gentil.
Escuela Universitaria de Enfermería, Fisioterapia y Podología.
Universidad Complutense, 28040 Madrid, España
isagen@enf.ucm.es

Manuscrito recibido el 6.07.2007
Manuscrito aceptado el 24.10.2007

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