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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.17 no.1 Granada ene./mar. 2008

 

MISCELÁNEA

HISTORIA Y VIDA

 

Las dos caras de la enfermedad. Experiencia de una persona ostomizada

The two faces of the illness: Experience of a person with an ostomy

 

 

Candela Bonill de las Nieves1

1Enfermera. Fundación Index, Granada, España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El relato biográfico es un tipo de investigación cualitativa que nos permite conocer y comprender las vivencias de una persona expresada con sus propias palabras. El protagonista del relato que se presenta a continuación se llama Antonio, tiene 63 años y en 2005 le diagnosticaron cáncer de colon. Fue intervenido y tuvo una rápida recuperación, volviendo a su vida normal. Sin embargo al año y medio le volvieron a detectar un pólipo maligno. Tuvo que ser intervenido de nuevo y finalmente, en una tercera intervención, le realizaron una ileostomía de urgencia. A lo largo del relato Antonio nos cuenta como vivió el proceso desde que le diagnosticaron hasta el día de hoy, poniendo de relieve la indefensión y el vacío de información con el que se encontró al ser dado de alta, hasta conocer a su enfermera estomaterapeuta.

Palabras clave: Estoma, Ileostomía, Enfermera Estomaterapeuta, Estomaterapia, Conocimiento, Enseñanza, Ostomizado, Cáncer colorectal.


ABSTRACT

The biographical report is a kind of qualitative research which allows us to know and understand the experience of a person in his own words. The protagonist of the report is called Antonio, he is 63 years old and in 2005 he was diagnosed from colon cancer. He was operated and he had a speedy recovery, returning to his everyday life. Nevertheless, one year and a half later, he was detected again of a malignant polyp. He had to be operated again and finally, in a third operation, the physician had to make an emergency ileostomy. Antonio tells us, through the report, how he lived the process from the diagnosis to nowadays, underlining the helpless and the lack of information that he faced after been discharged from the hospital, until he meet the stomatherapist nurse.

Key words: Stoma, Ileostomy, Stomatherapy nurse, Stomatherapy, Knowledge, Education, Stoma patient, Colorectal cancer.


 

Introducción

Para brindar unos cuidados de calidad es fundamental que comprendamos cómo cada persona percibe su enfermedad, ya que es un hecho enormemente influenciado por las creencias, valores y costumbres. El relato biográfico nos permite este acercamiento, abordar la enfermedad desde el punto de vista emic, es decir, desde las vivencias y percepciones de la propia persona.1 De esta forma, la Investigación Cualitativa (IC) se convierte en un instrumento poderoso para lograr una comprensión de temas complejos y para establecer las bases de la acción a seguir en la práctica, acciones enfermeras sensibles y aceptables para nuestros pacientes y familias.2

De cara a preservar la confidencialidad, para desarrollar el relato se han empleado nombres ficticios.

Antonio, el protagonista del relato que se presenta a continuación, tiene 63 años y en 2005 le diagnosticaron cáncer de colon. Fue intervenido y tuvo una pronta recuperación volviendo a su vida normal. Sin embargo al año y medio en una de las revisiones le volvieron a detectar un pólipo maligno. Tuvo que ser operado de nuevo y finalmente, en una tercera intervención, le realizaron una ileostomía de urgencia. A lo largo del relato Antonio nos cuenta como vivió el proceso desde que le diagnosticaron hasta el día de hoy, poniendo de relieve la indefensión y el vacío de información con el que se encontró al ser dado de alta. En palabras del informante “Fue un verdadero calvario hasta que estuve con María”, “nos dio la vida.” María es una enfermera experta en estomaterapia. Antonio y su familia conocieron su consulta por casualidad, pues a lo largo del proceso ningún profesional les había hablado de esta figura. Sin embargo, sabían de su existencia, al menos en otros países, a través de las guías que consultaron en Internet.

Son muchos los trabajos que tratan la importancia que tiene la intervención de la enfermera estomaterapeuta en el proceso de adaptación, en la calidad de vida y en la detección precoz de complicaciones, entre otros aspectos, constituyendo la educación sanitaria uno de los pilares fundamentales para la atención de la persona ostomizada.3-5 Chaudhri y cols6 demuestran en su ensayo clínico que la información es más efectiva si se realiza en el periodo preoperatorio, influyendo en un rápido manejo de la ostomía y una menor estancia hospitalaria. Furlani y cols7 en su estudio llegan a la conclusión de que aquellas personas que reciben escasa información sobre el estoma, antes de la cirugía, desarrollan temor y mayores dificultades de adaptación. Así mismo sugieren que las enfermeras deberían asumir la educación en todo el proceso preoperatorio para mejorar la calidad de vida de la persona ostomizada. En 2001 la Fundación Ostomía realizó una encuesta a 5.213 personas de las diferentes comunidades autónomas españolas. Los resultados fueron los siguientes: el 39% del total de las personas encuestadas no recibió información relativa al cuidado de su estoma antes del alta hospitalaria. Además, el 56% de los pacientes que recibieron alguna información, la califican de pobre o de poca calidad.8 Esto podría deberse a que en los hospitales de nuestro país no es habitual que encontremos consultas de estomaterapia. Si sabemos que la intervención de estas enfermeras es efectiva, ¿por qué no se implanta en todos los centros sanitarios?

A través de la IC podemos revelar aspectos invisibles del cuidado, ya que al identificarlos, describirlos y analizarlos, se muestra la contribución enfermera a los servicios de salud así como el impacto económico de nuestras acciones.2

Cuando conocí la historia de Antonio me pareció muy interesante recoger sus vivencias en un relato biográfico, pues refleja muy bien la realidad de la mayoría de las personas ostomizadas en nuestro entorno. Cuando se lo planteé aceptó encantado, mostrándose colaborador y participativo en todo momento. La entrevista, de una hora de duración, la realizamos en su domicilio, donde Antonio y su familia me recibieron cordialmente. La grabación fue transcrita de forma literal, empleando para la elaboración del relato la metodología propuesta por Amezcua y col.9

 

Bibliografía

1. Hueso Montoro C. El padecimiento ante la enfermedad. Un enfoque desde la teoría de la representación social. Index de Enfermería (edición digital) 2006; 55. En <http://www.index-f.com/index- enfermeria/55/6396.php> [Consultado el 29 de abril de 2007].        [ Links ]

2. De la Cuesta Benjumea C. Naturaleza de la investigación cualitativa y su contribución a la práctica de Enfermería. Metas de Enfermería, 2006; 9(5): 50-55.        [ Links ]

3. Fernández Romo MA, Capitán Vallvey M. La estomaterapia: una necesidad sanitaria y social. Inquietudes, 2003; VIII(26):12-16.        [ Links ]

4. Corella Calatayud JM, Mas Vila T. Importancia y justificación de la consulta de estomaterapia. Enferm Integral, 1999; 51:VII-XII.        [ Links ]

5. García López J. La soledad de sentirse diferente. Relato de una joven ostomizada. Arch Memoria, 2006; 3(1) En <http://www.index-f.com/memoria/3/a0608.php> [Consultado el 29 de abril de 2007].        [ Links ]

6. Chaudhri S, Brown L, Hassan I, Horgan AF. Preoperative intensive, community-based vs. traditional stoma education: a randomized, controlled trial. Dis Colon Rectum, 2005 Mar; 48(3):504-9.        [ Links ]

7. Furlani R, Ceolim MF. Living with a permanent intestinal stoma: changes told by stoma patients. Rev Bras Enferm, 2002 Sep-Oct; 55(5):586-91.        [ Links ]

8. Fundación Ostomía [sede web]. Madrid: Fundación Ostomía Perfil del paciente con ostomías en España. En <http://www.fundacionostomia.org/SER/perfilpacientes.asp#> [acceso 29 de abril de 2007].        [ Links ]

9. Amezcua M, Hueso Montoro C. Cómo elaborar un relato biográfico. Arch Memoria, 2004; 1. En <http://www.index-f.com/memoria/metodologia.php> [Consultado el 29 de abril de 2007].        [ Links ]

 

Relato biográfico

De los primeros síntomas al diagnóstico. Todo empezó con unas molestias y fui a mi médico de cabecera. Es médico de familia y en lo privado es digestivo, aparte es muy amigo mío. Fui y le comenté que tenía molestias en el estómago y empezó a hacerme pruebas. Primero me mandó una radiografía con la típica papilla, lo clásico, y me dijeron que no tenía nada, “a lo mejor son gases…” Me mandó unas pastillas y al mes y medio fui otra vez y le dije “mira yo estoy igual, no es un dolor para rabiar pero” [pausa] y dijo “bueno, te voy a mandar a que te hagan un enema opaco” le dije, “a mí enema opaco [disiente con la cabeza] no, ¿eso qué es?” y dijo “pues mira, te van a meter por el ano una papilla para verte” Yo le dije que no [con rotundidad] y él dijo “entonces una colonoscopia” y dije “¿quién me hace la colonoscopia?” dijo que él, y ya tuve mucha confianza. Me hicieron la colonoscopia y vieron un pólipo, pero el pólipo era plano, y dijo “este no te lo puedo quitar”. Me quedé muy preocupado. El ya sabía más o menos lo que tenía pero para asegurarse me dijo “vamos a hacer una biopsia”. Me la hizo y a los tres días la recogí, se la llevé a su consulta, y fue cuando me dijo [pausa] que era Cáncer. Sinceramente, me sentí bastante mal. No hablé desde que salí de la consulta hasta mi casa. Aquella noche me acosté [pausa] rápido y no dormí muy bien porque me acordaba de la palabra “Cáncer, Cáncer” eso me daba mucho miedo. Él en parte me tranquilizó un poco porque me dijo “Mira Antonio, es cáncer, pero te voy a dar una buena noticia. Está a 51 centímetros del recto, aquí hay donde cortar, es decir, que no vas a tener ningún problema”. Se equivocó y no estaba a 51 sino a 71 centímetros, quiere decir que fue más complicado el tema. Me dijo que no me preocupara porque llevaría poquísimo tiempo, y que no estaría muy afectado. Pero te imaginas lo que es entrar en un quirófano. Yo entré la primera vez en quirófano joven, con 25 años que me operaron de apendicitis, pero ahora me daba ¿no sé qué? [pausa] bastante miedo.

La primera intervención. Fui por lo privado al cirujano, uno de los mejores. Me vio y dijo “Esto hay que quitarlo rápidamente de aquí, quitarlo de en medio lo más rápido que se pueda” le pregunté “Bueno, pero ¿cuándo?” y dijo “Te puedo operar el viernes” Estuve allí [en la consulta] un martes y al viernes siguiente estaba en quirófano. Ingreso, aproximadamente el cinco o el seis de abril [de 2005] y el día ocho me operaron. El preoperatorio lo vi un poquito, bueno, lo vi fatal por el tema de tomarte tanto líquido tan malo [gesto de desagrado], la fosfosoda está malísima, para mí fue peor que la operación. Todo salió bien, me quitaron 40 centímetros de colon y no pasé por UVI. El postoperatorio al principio me fue bastante mal porque me daba [pausa] mucho miedo. Estuve diez días encamado, fue rapidito. Lo que quería era que me quitaran la sonda [señala la nariz] que era lo que más me estorbaba. Por lo demás todo fue bien, la herida perfectamente, todo me sanó rápido, salvo que había perdido seis o siete kilos. Llegué a casa, y sinceramente, me recuperé muy rápido. Al mes y pico ya estaba haciendo mi vida normal.

Decepción. A los tres meses empecé con las pruebas de rutina. Me hicieron las clásicas analíticas, los marcadores, en los cuales yo creo muy poco, porque cuando por segunda vez me diagnosticaron que tenía [pausa] cáncer, los marcadores estaban perfectamente, a mí el cirujano me dijo “Hay que ver ¿cómo es posible esto? Tiene los marcadores perfectamente bien y sin embargo tiene usted cáncer”. Te cuento, estuve durante 18 meses con los controles, y todo bien, hasta la última prueba que era otra colonoscopia. Cuando me hicieron la colonoscopia, estaba despierto, no me gusta que me duerman ni nada. Total que estoy mirando y digo “si eso parece un campo de setas”. Tenía ocho pólipos, siete eran verdaderamente como los hongos, te los quitan sobre la marcha, pero uno era otra vez plano. Empezó a quitármelos “venga vamos a quitarte esto. No veas lo que tienes aqu텔 de broma conmigo. Me quita siete y dice “primero vamos a hacer una biopsia y éste [se refiere al plano] vamos a dejarlo para lo último”. Era cáncer, otra vez cáncer, y esta vez a 20 centímetros. Si la primera vez lo pasé mal, la segunda fue ya [pausa] peor, más que nada porque como no muestra síntomas. Llevaba un año y medio muy bien y en una revisión encontrarme otra vez con lo mismo sin ningún síntoma, y tener que ingresar otra vez en un hospital, enfrentarme a una operación encontrándome perfectamente.

Segunda intervención: Antes que bolsa, lo que sea. Fui otra vez al cirujano, un buen cirujano. Empezó a decirme “hay que darle una solución porque lo que padeces es una poliposis”. Yo iba para decirle que a mí me quitara otro trozo de colon porque no quería bolsa, eso lo mantuve hasta última hora. Él me explicó “bolsa ahora mismo no te voy a poner, lo que vamos a hacer es quitarte el colon. Como tienes el esfínter bien no hay ningún problema, te voy a unir el íleon con el recto. El problema es que vas a tener que ir muchas veces al servicio y al principio te va a doler mucho porque eso es prácticamente ácido” y dije “bueno, antes que la bolsa me hace usted lo que sea” y en eso quedamos. Ingreso el día 23 de noviembre [de 2006] y el 24 por la tarde voy a quirófano. Esa vez me mandan para la UVI, allí estuve dos días, todo fue bien. El postoperatorio fue mucho peor desde un principio que el otro, me entraban sudores, fiebre. Así aguanté hasta el jueves [cinco días], que dije “uy, ya voy a empezar a hacer caca” y me dio una alegría, porque tenía el vientre como una piedra, hasta el mismo médico se quedó asombrado. Era una piedra, me hacía así [se oprime el abdomen con la mano] y no podía. Ten en cuenta que era una segunda operación en el mismo sitio. Empiezo a soltar y vi que mi hija y mi mujer se miraban y no me decían nada, era sangre lo que estaba echando y vi que algo raro pasaba.

Mi calvario. A la mañana siguiente vino mi médico a verme, echó a todo el mundo de la habitación y dijo “échate de lado” me metió un dedo en el recto y al sacarlo lo que solté fue un chicate de sangre y dijo “lo siento mucho pero ahora mismo nos vamos para el quirófano que te voy a poner una bolsita”. Esa fue la primera noticia que tuve yo de la bolsa, pero como estaba tan mal decía “pues bueno, lo mismo de lo malo, es lo mejor”. Eso fue el uno de diciembre. La operación duró cuatro o cinco horas, me puso la bolsita y otra vez a la UVI, pero esta vez estuve más días. Cuando me desperté, un ATS de allí, muy buen ATS, me dijo “No veas el susto que nos has dado”, estuve muy grave. Me recuperé, pasé a la habitación y empecé con el calvario mío, el estoma. El cirujano me dijo que tenía un estoma plano porque se me había endurecido y no pudo hacer otra cosa, me lo tuvo que poner en un sitio deprisa y corriendo. Pasan los días, se rompen los puntos y el estoma para dentro. Imagínate el susto que me llevé, pensé que tenía que operarme otra vez. Él me dijo “Esto ahora mismo no te lo puedo tocar, más adelante ya haremos un arreglillo. Algo tengo que hacerte, pero ahora mismo esto no se puede tocar”. Allí, no estaban preparados para el tema de los estomas porque las bolsas que me estaban poniendo eran de urología, y claro esto como era muy líquido, muy ácido [se refiere a las heces], tenía pérdidas, llegaba el ATS y (rash), me quitaba la bolsa entera. Se me puso aquello en carne viva y lo pasé muy mal hasta que mi mujer le dijo al médico “queremos que usted le vea cómo tiene esto” [se refiere al estoma]. Él se escandalizó “este hombre lo que necesita son unas bolsas…” y no había bolsas. Las bolsas que me pusieron después fueron unas que ya habíamos encargado, pero sin tener ni idea. Allí fue un representante que nos dijo cosas, pero la verdad, ahora que sabemos un poco del tema eran cosas garrafales. Allí recortaban las bolsas al ancho entero, el doble de mi estoma, y así no era, en fin, todo muy mal.

La falta de información y sus consecuencias. Los médicos tendrían que dar más información al paciente antes de la operación, lo único que me dijo fue que esto era una bolsa y ya está. Me tendría que haber dicho “Vas a tener sensación de que tienes que ir al váter” como tengo el recto, y decirme “siéntate tranquilo, que vas a echar una mucosidad”. Yo no sabía nada, y de pronto siento que me venía una cosa por aquí, me limpio y noto que es sangre. Eso me pasó el día 23 de diciembre por la mañana, si tú me hubieras visto, llegué a urgencias llorando como un niño chico porque pensé “¿otra vez me va a ocurrir lo mismo?”. Bueno y a parte de eso, de la sangre, cada vez que me limpiaba habían tres o cuatro grapas, “pero ¿esto qué es?”. Todo eso me lo tendría que haber dicho, pero no te avisan de nada [exclama].

La búsqueda de información ¿y la enfermera estomaterapéutica? Mi hija había buscado en Internet, y en un principio sí nos sirvió esta información. Lo que ocurre es que en algunas guías, te decían “su enfermera especialista le dará las indicaciones antes de salir del hospital”. Esa era la referencia que te venía y sin embargo la enfermera no estaba. Esto fue muy duro, porque no teníamos nada más.

Pasaron 15 días hasta enterarnos de que existía una enfermera estomaterapeuta, fue una casualidad. En un principio no quería ir porque el médico me dijo que de momento no fuera porque él tendría que arreglarlo, pero mi hija se empeñó y cuando María vio el estoma dijo “esto lo tenemos que arreglar” y efectivamente, el estoma, que estaba hundido, ya no esta ni hundido ni plano, ya se ha convertido en un euro, bueno un poco más chiquitito, y está saliendo para afuera, además tengo casi el 95% de alrededor curado, y yo eso lo tenía muy mal. Nos dio la vida, te da una cantidad de consejos que son cosas que tú no sabes. Yo creo que debería de haber mínimo en cada ambulatorio una ATS que se especializara en el tema de estomas.

La importancia de la enfermera estomaterapéutica. Lo más importante para una persona que esté como yo, es encontrarse con una persona como María que le busque la bolsa idónea, porque hay muchas clases de bolsas y a mí me tuvo que poner un par de ellas hasta dar con la que yo creo que es la mía, que es la que llevo puesta ahora. Que te enseñe también a cuidarte. Ya he estado tres o cuatro veces con mi hija en su consulta. Sobretodo se necesita mucha información, información de lo que me va a pasar, de los síntomas. Mi hija antes de ir a su consulta no sabía nada y para ella era una gran responsabilidad cada vez que me tenía que ayudar, lo pasaba muy mal. Fue un verdadero calvario hasta que estuve con María. Ella me orientó en todo: en la dieta, en cómo tenía que ducharme… Me dijo “Antonio no tengas miedo, te duchas tranquilamente, si tienes que quitarte la bolsa te la quitas”. La bolsa me la quito y me ducho, naturalmente hay que buscar una hora idónea porque no puedes hacerlo a las tres horas de haber almorzado porque va a salirse todo pero por la mañana temprano, que por la noche he echado todo lo que tengo que echar, no desayuno, me quito esto [se señala la bolsa] y me ducho tranquilamente sin problema. También me dijo “no te preocupes, que si tocas y echa sangre no pasa nada, eso es normal”. Yo no sabía nada de eso, a mí la que me devolvió la vida fue ella. Lo primero que nos preguntó cuando estuvimos en su consulta fue “¿cómo te limpias el estoma?”, le dijimos que con suero y gasas, y nos dijo “de eso nada, con esponja, jabón y papel de cocina” [se ríe]. Pues ya está, papel de cocina y punto, eso es lo que yo estoy haciendo y hasta ahora mismo va todo perfectamente. En cuanto a comer, el médico me dijo “No vayas a comer de todas las cosas” y María me dijo “Antonio, puedes comer lo que quieras, lo que te apetezca, pero teniendo en cuenta algunas cosas. El tema de la comida es muy importante porque al ser líquido, cuanto más tiempo lo retengas, más calorías, más proteínas coges, porque todo lo que va a la bolsa ya lo pierdes”. Yo tenía mucho miedo en ese aspecto porque pensaba “me voy a quedar chupaíto, porque si prácticamente como y lo hecho…” En cuatro meses que han pasado, ya no es líquido, ahora voy al servicio y muchos días me cuesta trabajo vaciar la bolsa porque es sólido. También mi mujer tiene culpa en eso [sonríe], me explico, ella lo basa todo en patatas, arroz, pasta. Hace un puré de patatas con zanahorias que es maravilloso, eso viene magníficamente además está muy rico con su aceitito y su limoncito. Pasta, sopita de fideos, que se queda la cuchara de pie [se ríe], metes la cuchara y no se cae. Mi peso normal, vestido, antes de operarme era de 73 kilos, cuando llegué aquí a la casa después de operado pesaba 65 y ahora mismo peso 71 kilos, me he vuelto a recuperar totalmente.

Afrontamiento y vuelta a la normalidad. Antes de conocer la consulta de estomaterapia lo llevaba muy mal, lo peor es la falta de información. Yo creo que si no voy a María, cojo una depresión de caballo, porque fueron muchas cosas a la vez y todo nuevo. De pronto encontrarme con esto aquí [señala el estoma] que era una cosa extraña para mí, y a parte en el sitio donde lo tengo que es incomodísimo. Lo próximo que voy a hacer es comprarme unos tirantes, a mí no me importa, porque sino tengo que ir a lo Julián Muñoz, ¿sabes a qué le digo yo ir a lo Julián Muñoz? ir con los pantalones aquí arriba [se ríe].

Yo no sé exactamente si a todas las personas les va igual, porque la madre de una amiga de mi hija tenía lo mismo y decía que por dios le quitaran eso, que ella no podía vivir con eso, así que la tuvieron que operar. Yo cuando quiera puedo volver [se refiere a que su estoma no es definitivo], pero me lo tengo que pensar, porque si vuelvo a operarme voy a tener que tirarme mínimo tres años yendo diez veces al día al váter y se me va a poner a mí eso que tiene que ser terrible. Yo no estoy molesto, no tengo molestias de ninguna clase. Me cambio la bolsa cinco o seis veces al día porque no me gusta llevarla llena, pero si yo quisiera, con tres o cuatro veces estaría perfectamente. Antes me tenía que levantar dos o tres veces en la noche, ya no, ahora lo hago de forma que a lo mejor me tengo que levantar una vez o ninguna. El cambiarme esto [señala la bolsa] no me supone nada, lo hago en cinco minutos, teniendo todos los preparativos, claro. Me pongo un papel de cocina por debajo de la bolsa porque al quitármela muchas veces sale un poco. Preparo papel de cocina, en mi vida hemos comprado tanto papel de cocina como ahora [se ríe] cada vez que vamos a comprar, yo lo primero es mi papel de cocina. Entonces me quito la bolsa y la pongo dentro de una bolsa de plástico para envolverla. Naturalmente muchas veces está todo lleno, entonces cojo el papel y me lo limpio, me pongo otra bolsa, el cinturón y listo. Ya me he acostumbrado al cinturón y no me lo quito ni por la noche, es que te da mucha seguridad. Ya mismo empezaré a ponerme el aro yo solo, puedo ponerme el aro si quiero porque se perfectamente lo que tengo que hacer, lo que pasa es que tenemos que buscar un espejo para que yo me vea estando tendido.

La calidad de vida que tengo ahora mismo es muy buena, pensaba que no me iba a poder mover [pausa] y estoy haciendo una vida normal y corriente, ¡y eso que sólo han pasado cuatro meses! conduzco desde el principio. Me dijeron que no hiciera nada en absoluto y no he hecho nada [sonríe], la semana pasada pinté la habitación [se ríe].

Como de todo, un mes y medio después de operado y de visitar a María, que ya me puse bien, fui con mis amigos a almorzar por ahí para celebrar que lo mío había salido dentro de lo que cabe bien, y lo que comí fue una pata de cordero lechal con guarnición, no te vayas tú a creer. Te quiero decir, que todo normal y corriente.

Proyectos de futuro, en junio me voy a Roma y la semana que viene me voy a Sevilla, si dios quiere, que todavía no he salido de aquí. Llevando mi bolsita no tengo problema. Tengo dos, una de color azul y otra de color rojo, es decir, que voy combinado [se ríe]. Llevo una bolsa preparada con aros, con bolsas, con los polvitos, la pasta, con mis pañuelos de papel, suero. En el coche tengo tres o cuatro paquetes de papel de cocina, vamos que voy con el kit completo, y muy bien.

Este año, lo que me falta es el verano, la playa, me tendré que bañar. Usaré la misma bolsa, aunque me ha dicho María que hay bolsas más chiquititas, de todas formas yo no soy de los que están todo el día en el agua. Lo que pienso es que en el sitio en el que está, con la correa se va a notar, aunque allí lo sabe ya todo el mundo, no tengo ningún problema, si me tengo que meter en la playa me voy a meter y si se me ve el cinto me da igual yo no tengo por qué ocultar nada en absoluto, ¿qué voy a ocultar? lo que tengo es que darle gracias a dios porque te lo estoy contando porque no todo el mundo lo cuenta.

He tenido la suerte de dar con mi familia, a mí me ha cambiado un poco la vida, pero a ellos también. Por ejemplo mi hija, si no hubiera sido por ella, que me ha ayudado en todo desde el principio, porque al principio yo ni me quería ver eso, verdaderamente es una cosa que te impone. La familia es un factor muy importante, te da mucha seguridad.

Ya prácticamente vamos tomando decisiones nosotros sobre la marcha y lo he aceptado, que es lo principal, de hecho muchas veces me olvido de que tengo bolsa, palabra de honor, me doy cuenta cuando escucho el ruido que hace de vez en cuando. Total que aquí el milagro ha sido, y vuelvo a repetirlo, María.

 

Vocabulario

Chicate: chorro de líquido (Del Pozo Aguilar A. El habla de Málaga. 2ª ed. Málaga: Miramar; 2000).

Chupaíto: muy delgado.

 

 

Dirección para correspondencia:
Fundación Index.
C/ Horno de Marina nº2, 3º-2,
18001 Granada, España
candela_bonill@yahoo.es

Manuscrito recibido el 27.8.07
Manuscrito aceptado el 1.12.07

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