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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.18 n.3 Granada Jul./Sep. 2009

 

ARTÍCULOS ESPECIALES

ORIGINALES

 

El Conjuro: una práctica de cuidado cultural para la Leishmaniasis Cutánea Americana en Florián, Santander (Colombia)

The Pray: a cultural care practice for American Cutaneous Leishmaniasis in Florian, Santander (Colombia)

 

 

Celmira Laza Vásquez1, Alex G. Peniche Trujillo2, Leidy Rosalba Castillo Gómez3, Paola Andrea Silva3, Luisa Fernanda González3

1Enfermera. Especialista en Epidemiología General. Fundación Universitaria del Area Andina, Bogotá, Colombia.
2Biólogo. Magíster en Ciencias Básicas Médicas. Research Fellow. Infectious Diseases, Dp of Medicine. University of Texas, Health Science Center at San Antonio - USA.
3Estudiante, Facultad de Enfermería. Fundación Universitaria del Área Andina, Bogotá, Colombia

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Justificación: La Leishmaniasis Cutánea Americana (LAC) es una patología cutánea tropical endémica en Colombia, que en las últimas décadas ha recibido especial atención de los servicios nacionales de salud en cuanto al registro, atención básica y prevención entre otros, mejorando la epidemiología local y regional de esta dolencia en el país. Sin embargo, en el Departamento de Santander aún persiste un escaso conocimiento de las prácticas utilizadas por la población rural afectada en el cuidado cultural o genérico de la enfermedad.
Objetivo: Describir las prácticas de cuidado, factores que determinan su uso y creencias culturales para la curación de la Leishmaniasis Cutánea Americana en la población rural del municipio de Florián-Santander (Colombia).
Metodología: Estudio cualitativo descriptivo realizado en zona rural durante marzo de 2008, con la participaron pobladores y conjuradores de Florián Santander. La información se recolectó mediante entrevistas semi-estructuradas individuales, para realizar el posterior análisis de contenido.
Resultados y conclusión: el Conjuro realizado por un Conjurador emergió como la práctica central de cuidado cultural, alrededor de la cual se realizan cuidados complementarios que incrementen la eficacia. La modesta situación socioeconómica, la deficiencia en infraestructura vial, la escasez de los medios de transporte, así como las creencias entorno al tratamiento médico con Glucantime®, se identificaron como los factores que ayudan a consolidar el Conjuro en la población rural como la práctica más utilizada para "sanar el encono".

Palabras clave: Cuidado cultural, Prácticas, Leishmaniasis Cutánea Americana, Enfermería, Conjuro, Conjurador.


ABSTRACT

Justification: The American Cutaneous Leishmaniasis is an endemic tropical cutaneous pathology in Colombia that during the last decade has received special attention from the national health services regarding the registry, basic attention and prevention among others, improving the local and regional epidemiology of this ailment in the country. Nevertheless, in the State of Santander there still a little knowledge about the practices used by the rural population affected in the cultural or generic care of the disease.
Objective: To discover the practices of care, factors that determines its used and cultural believes to cure the American Cutaneous Leishmaniasis in the rural population of the municipality of Florián-Santander (Colombia).
Methodology: Qualitative-descriptive study done in the rural zone during March 2008, with the participation of the people and conjurors from Florián-Santander (Colombia). The information was collected by semi-structured individual interviews to then analyze the content.
Results and Conclusion: The pray spelled by the Conjurer emerged as the central practice of the cultural care. This tradition is complement with other cares to increase the efficacy. The modest socioeconomic situation, the shortage of ways of transportation, as well as the beliefs around the medical treatment with Glucantime®, were identified as the factors that help to consolidate the pray in the rural population as the major practice to "heal the ulcer".

Key words: Cultural care, Practices, American Cutaneous Leishmaniasis, Nursering, Pray, Conjuror, Conjurer.


 

Introducción

En Colombia la Leishmaniasis Cutánea Americana (LCA) es endémica en prácticamente todo el bosque tropical e interandino y de selva húmeda por debajo de los 1.750 m sobre el nivel del mar del territorio nacional.1 Durante el año 2007 esta enfermedad afectó a 5.637 habitantes2 y un poco más de 5.000 integrantes en el Ejercito Nacional;2 ubicándola como la cuarta enfermedad infecciosa de mayor impacto en la población, después de la malaria, la varicela, el dengue clásico, y un escaño más arriba que la tuberculosis.3 Se ha descrito que la mayoría de infecciones en el continente son zoonóticas, en las que el humano se convierte en un hospedero accidental del parásito al ingresar en los ciclos de transmisión selváticos entre animales salvajes (principalmente roedores y caninos) y vectores (Lutzomyia),4 popularmente conocidos en Santander como "mosco marrano", "jején" o "palomillas".5 La lesión cutánea se caracteriza por tener apariencia de cráter, de bordes levantados y color rojizo, que generalmente se localizan en áreas expuestas como extremidades y cara. Esta lesión cutánea puede cicatrizar espontáneamente en semanas o persistir por años.6

Conforme se ha incrementado la información científica sobre la LCA en el país se han descrito condiciones ecoepidemiológicas que favorecen la endemicidad de la enfermedad como la colonización de zonas selváticas para la agricultura legal e ilícita, la expansión del conflicto social y armado, el fenómeno meteorológico de El Niño, que junto a una construcción y uso inapropiado de la vivienda en las áreas rurales (cría de animales de granja dentro de la vivienda), contribuye a que esta enfermedad afecte mayoritariamente a la población de escasos recursos, en su gran mayoría hombres jóvenes en edad productiva.2,5 No obstante, aún persiste un escaso conocimiento sobre las prácticas de cuidado cultural (o genérico) y de las creencias que tiene la población rural afectada de la enfermedad en las diferentes regiones de Colombia.

Para abordar este interrogante se seleccionó el departamento de Santander que ha presentado una prevalencia de LCA entre 60 a 75% durante los últimos 10 años.7 Específicamente el trabajo se realizó con la población rural del municipio de Florián dado que de acuerdo a la experiencia de los autores la mayoría de la población rural prefiere realizar prácticas culturales que recurrir a los servicios de atención básica en salud ofrecidos por la Secretaría de Salud Municipal.

El presente estudio tuvo por objetivo describir las prácticas y creencias de cuidado cultural, así como también identificar los factores que determinan el uso de estas prácticas en la población rural del municipio de Florián para el manejo de la LCA. Conceptualmente el estudio se abordó desde la teoría de la diversidad y universalidad del cuidado cultura de Leininger (1995),8 en la que se plantea la cultura como forma de vida y proceso colectivo, que permea los eventos de salud, enfermedad y las prácticas de cuidado para cada grupo humano, siendo estas últimas el resultado de la diversidad cultural y las creencias de cada grupo social. Además, se observaron otros factores socioeconómicos y de contexto ambiental que influyen en el comportamiento cultural y las prácticas de cuidado.

 

Metodología

Se realizó un estudio cualitativo descriptivo durante un mes (marzo de 2008) en el área rural del municipio de Florián, que se compone de 19 veredas en total. Participaron 34 habitantes, entre hombres y mujeres adultos y 5 conjuradores de gran reconocimiento por las comunidades. El número de participantes se definió por el criterio de saturación de la información.9

La observación se realizó sobre pobladores rurales que llevaran viviendo un mínimo de 5 años en las veredas, que hubiesen tenido o no LCA, sin alteraciones mentales y que desearan contar su experiencia acerca de las prácticas de cuidado realizadas o conocidas para sanar la lesión cutánea por LCA. Las prácticas de cuidado se precisaron bajo los sistemas de "Cuidado genérico" definidos por Leininger como "Aquellos conocimientos y habilidades culturales indígenas (o tradicionales) folclóricos (con base local) amplia y émicamente aprendidos, utilizados para proporcionar asistencia, apoyo, capacidad o actos facilitadores hacia o para otro individuo o grupo con necesidades evidentes o anticipadas, de aliviar o mejorar una condición humana, una condición de salud o para manejar las incapacidades o la muerte".8

Los instrumentos utilizados fueron dos entrevistas semi-estructuradas individuales dirigidas a los pobladores, y posteriormente a los conjuradores. A los primeros se les pidió que describieran los cuidados culturales para la curación de la LCA; a los conjuradores se les entrevistó con la intención de profundizar, corroborar, ampliar y aclarar la información brindada inicialmente por los pobladores. Todas las entrevistas se realizaron en un sitio privado, para brindarle la oportunidad al entrevistado de expresarse libremente. En general tuvieron una duración entre 30 a 60 minutos, sólo se repitieron en los casos en que era posible que el entrevistado pudiera ampliar información suministrada previamente. La información se transcribió textualmente y fue analizada mediante la técnica de análisis de contenido8 de tipo semántico, para buscar el sentido de las palabras y realizar el posterior análisis de los temas y categorías11 conforme los pasos metodológicos de codificación, categorización y estructuración de la información recabada.11

Aspectos éticos. Según el Ministerio de salud de Colombia, en la resolución 008430 del 4 de octubre de 1993, el presente estudio se clasificó como investigación sin riesgo.12 Previo al trabajo de campo, se contó con la aprobación del Comité Institucional de investigación de la Fundación Universitaria del Area Andina y de la Secretaría de salud del municipio de Florián, Santander. Se utilizó un formato de consentimiento informado por escrito, mediante el cual los participantes autorizaron su participación en la investigación, con pleno conocimiento de la naturaleza de los procedimientos, objetivos y beneficios, y con la capacidad de libre elección y sin coacción alguna.

 

Resultados

Escenario cultural: el municipio de Florián, Santander. Florián está ubicado al sur del Departamento de Santander a una altura promedio de 1.800 m sobre el nivel del mar, y cuenta con una extensión rural de 18.266,15 hectáreas, más 34,18 hectáreas en la cabecera municipal. El clima de las veredas varía según su ubicación geográfica, y presentan temperaturas que oscilan entre los 10 a 26o C. Tiene una población total de 7.623 habitantes, en la cabecera municipal de 1.359 y 6.264 habitantes en la zona rural. Política y administrativamente el municipio se divide en cabecera municipal y 21 veredas. Acorde a la caracterización geográfica del municipio, sólo se consideraron 12 veredas como epidemiológicamente importantes para la transmisión de la LCA, dado que están debajo de los 1.800 m sobre el nivel del mar, y por el tipo de vegetación "selvática y bosque tropical" que determinan los factores ecológicos más significativos para la presencia de los vectores que transmiten la enfermedad.

La mayoría de la población del municipio son campesinos que permanecen el mayor tiempo en las zonas rurales, que perciben sus ingresos económicos del trabajo realizado en el campo derivado de los cultivos (transitorios y permanentes) y la ganadería. En la agricultura sobresalen los cultivos de caña de azúcar, yuca, café, plátano, lulo, mora, papaya, maíz, entre otros; y en la ganadería, la cría de vacunos y porcinos, además de aves de corral, los cuales son mantenidos en pequeñas parcelas, incluso dentro de la misma vivienda. Además, la Policía Nacional de Colombia ha determinado la presencia de cultivos ilícitos como la coca, los cuales suelen generar altos ingresos a los campesinos.

La religión predominante en los pobladores del municipio es la católica. En menor proporción se practican otros cultos judeo-cristianos como la Pentecostal, la Adventista y la Casa Cruzada. También se identificó la realización de otros ritos definidos como "magia blanca", así como de hechicería o "magia negra".

Conceptualización cultural de la Leishmaniasis Cutánea Americana. La LCA es concebida por la población rural como una enfermedad trasmitida al humano por la picadura de un "mosco o zancudo". Tradicionalmente se cree que el "mosco marrano" o "pito" adquiere el veneno para picar al humano al picar una culebra talla X o un sapo verrugoso (asociados con materia en descomposición) o por permanecer sobre "palos podridos"; de esta manera, 20 días después, el mosco ha inducido en los sitios de picadura la aparición de los "enconos", que definen las úlceras características de la LCA. "Es un enconito que lo prende el tal este mosco, pues depende del pito, depende del zancudo, cualquier animalito que chupe sangre, cualquier bichito de esos chupa sangre, eso es lo que depende. Porque el problema es que ese animal, ahí donde ha picado una culebra que esté muerta o si ya podrida entonces, él pica ese animal allá el zancudo por lo menos el pito lo que sea y viene y lo inyecta a uno, y ahí es donde trae la enfermedad. Ese es el problema, de que él viene y lo inyecta a uno y le trae el virus" (conjurador de 53 años).

La población identificó que la LCA es una enfermedad de tipo crónica, que puede causar relapsis, pero que no es incapacitante debido a que la zonas donde aparecen las lesiones no hay pérdida de la funcionalidad, y por consiguiente pueden continuar realizando sus labores cotidianas.

Factores que determinan el uso de las prácticas culturales para el cuidado de la LCA. Tanto para la LCA como para otras enfermedades de zonas rurales aisladas en Colombia, se han observado la existencia de factores de orden social, económico y político, que ayudan a la consolidación y persistencia de las prácticas tradicionales o culturales en la población. En el caso de la población de Florian se identificó:

-La distancia y la difícil geografía montañosa de la región rural que dificulta el traslado desde la vereda a la cabecera municipal, incluso entre veredas y viviendas dentro de una región. En muchas veredas no existen carreteras o se encuentran en muy mal estado, por tanto el trasporte es nulo o escaso, por lo cual los pobladores típicamente deben emplear más de 4 horas diarias para caminar hasta la cabecera municipal.

-Dado que la mayor parte de la población rural es campesina, que percibe la mayor parte de sus ingresos de trabajo diario como "jornalero" en fincas de la zona, el desplazamiento diario hasta la cabecera municipal para recibir el tratamiento médico con Glucantime® durante 20 días (acorde a la guía gubernamental), implica dejar de trabajar y por ende de percibir ingresos, lo que influye negativamente en la subsistencia del núcleo familiar.

-El temor a la agujas, lo doloroso y prolongado del tratamiento con Glucantime® también se observaron como factores determinantes para no iniciar el tratamiento suministrado por la entidad municipal de salud. También se encontró la creencia de que el tratamiento médico causa debilidad muscular, y que en los hombres induce impotencia sexual. Además, la mayoría de los pobladores indicó que desconocía que el tratamiento y los exámenes de laboratorio necesarios para el manejo de la LCA son gratuitos.

-La escasez de promotoras de salud, que son las encargadas de visitar periódicamente las zonas rurales para realizar los exámenes de diagnóstico de la LCA que permitan iniciar el tratamiento médico.

Prácticas de cuidados culturales. Las siguientes categorías emergieron de los relatos de los participantes.

-El conjuro: práctica cultural central para sanar la LCA. Se observó como la práctica de cuidado cultural central y más utilizado para sanar el encono de la LCA. El conjuro es un rito, definido como de "magia blanca", que sólo puede realizarse por un agente tradicional llamado "conjurador", el cual es considerado como una persona especial, que se instruye y ejercita para tal, que por lo general sobrepasa los 50 años.

Los participantes describieron que el conjuro comienza cuando el conjurador, previamente preparado durante 2 a 5 minutos, se quita el sombrero y arrodillado o de pie, toma la zona en donde se encuentra el encono y cerrando los ojos murmura en secreto un rezo para curar la enfermedad. Se indicó también que el contenido del rezo es heredado o concedido por otro conjurador más antiguo. Durante el conjuro también se realizan oraciones católicas como el Credo, el Padre nuestro y el Avemaría. Al final, el conjuro puede tener una duración entre 5 a 20 minutos.

La población indicó que los efectos del conjuro sobre la enfermedad eran prontamente visibles, pues la sanación ocurre típicamente a los pocos días o semanas del conjuro. La cantidad de conjuros varía acorde al estado de la lesión en cuanto a tamaño, cantidad de lesiones, ubicación y gravedad del "encono", así como el progreso de sanación varía con cada persona, según referenciaron los agentes tradicionales entrevistados. "No, pero mire que por lo menos yo tuve un caso allá en La Belleza, una niña, tenía siete enconos, y ella fue al hospital, y le dieron la droga que inclusive el papá está vivo, es gente joven, y llevaban gastados 200 mil pesos. él me dijo y ella no se había curado. En eso entonces me dijeron a mí, que tenía inflamados los pies, eso estaba harto deteriorada y. se llegó la persona que les dijo que yo sabía hacer ese trabajo y ella fue. Fueron donde mi persona, y salí urgente de la casa y les hice ese trabajo y con el solo conjuro que le hice le maté esos enconos. Con un solo conjuro" (conjurador de 53 años).

Se identificó que el conjurador debía presentar una fortaleza tanto física como mental, así como contar con buena reputación y el reconocimiento de los habitantes de la región. El conjurador suele tratar a través del rezo del "secreto" otras dolencias como fracturas, hemorragias y dolores. La mayoría de los conjuradores realizaban esta práctica hacía más de 20 años, según los dones que le fueran regalados y trasmitidos por tradición oral de otros conjuradores, con el compromiso de hacer el bien a otras personas.

En torno al conjuro se presentaron creencias como la necesidad de que el conjurado tenga fe y confianza el conjurador, para que el conjuro fuera efectivo. Así lo expresó uno de ellos: "Sí, tiene que tener fe. Si la persona se manda hacer un conjuro y no tiene fe, es mejor que no lo haga porque entonces se va a empeorar. Se empeora. Cuando no tiene fe es mejor que no lo haga, porque hay gente que lo hace como por probar si uno sabe, entonces esa persona si lo hace como por recocha, el burlado es él porque se va a empeorar" (conjurador de 57 años).

La confianza en el conjurador fue un aspecto que se resaltó en todas las entrevistas sostenidas con la población rural. La confianza se obtiene por tradición, experiencia y efectividad que a través de los años demuestra el conjurador en el tratamiento de numerosas enfermedades, lo cual crea una reputación que es trasmitida de generación en generación en cada zona rural.

Además de la fe, persisten otras creencias en torno al conjuro como que el conjurador no debe conjurar a su familia o a él mismo, así como que la persona conjurada no pude tener más fuerza mental que el conjurador. Tampoco se permite conjurar a mujeres con el periodo menstrual, ni acercársele a una mujer con la menstruación, o tener relaciones sexuales durante un mes. También se le prohíbe al conjurado el consumo de bebidas alcohólicas, evitar comer lácteos, fritos o carne de cerdo hasta por cinco días después de ser conjurados, ya que se consideran alimentos "irritantes" que retrasan la cicatrización del encono; de esta manera se evita que el conjuro pierda efectividad. Además la persona que se conjura no se puede medicar con Glucantime®, pues se indica que ninguno de los dos tratamientos le hace efecto y por tanto no habría curación de las ulceraciones.

En todas las entrevistas se informó que la paga por el conjuro es voluntaria y el conjurador no cobra ni en dinero ni en especie, pero que si no se hace un pago el conjuro no tenía efecto. "Yo no cobro, no señora, porque no es debido. No porque eso es voluntad de la persona, pero ellos siempre le reconocen a uno y le pagan a uno con lo que ellos puedan tener, con plata y así, hay veces que me dan pollos, o algo así" (conjurador de 55 años).

-Otras prácticas culturales para aumentar eficacia del conjuro. Se observó durante las entrevistas que adicional al conjuro, los conjuradores recomendaban otras prácticas culturales que permitan secar más rápido la lesión y obtener la máxima efectividad del conjuro:

-La utilización de ungüentos a base de ceniza de roble u hollín de fogón, los cuales se mezclan con pólvora y alcohol. En ocasiones también se combinan con penicilina, aceite de oliva y azufre.

-La aplicación de infusiones a partir del cogollo de mango, la hierba mora y la planta aro para "limpiar" el encono.

-Ingerir una cucharada diaria de la bebida caliente preparada con la corteza del árbol Gualanday.

-Lavado como mínimo dos veces por día del encono, utilizando jabón de lavar ropa "Azulín".

-La aplicación sobre el encono de dos veces al día de la crema Nixoderm®.

También se identificó el uso de términos médicos como "asepsia" por los conjuradores y la población rural sobre la limpieza del encono, para prevenir la infección del encono. "El encono debe mantenerse limpio, es decir, con asepsia para que sane mas rápido, y sino, se infecta y se demora en secarse" (hombre de 28 años).

 

Discusión

Estudios previos realizados en Colombia y en Sur América indican que en el imaginario de la población rural el mejor tratamiento para la LCA es aquel que físicamente sea más "fuerte" que la enfermedad. De esta manera la población recurre en primera instancia a las bebidas hechas con hierbas tradicionales que realicen una "limpieza general", para seguir con tratamientos locales a base de sustancias químicas como ácido de batería, ácido sulfúrico, ácido bórico, hipoclorito de sodio, yodo, ácido salicílico, timerosal, cresol, alcohol, agua oxigenada, yodo, petróleo, pólvora, nitrato de plata; incluso quemando la lesión con una cuchara o instrumento de metal caliente.13-15 De esta manera se espera vencer la infección y eliminarla del organismo. En este sentido este estudio identifica en la población rural de Florián una práctica de cuidado diferente, el conjuro o rezo, basada en el manejo no invasivo de la lesión, no obstante también se encuentre basada en la creencia del poder superior (fortaleza) de la oración sobre la enfermedad. Las prácticas secundarias como los enjuagues y pomadas (medios físicos) tienen como fin apresurar la curación y evitar complicaciones (sobreinfección) del encono ó úlcera cutánea.

Es importante señalar que la población rural de Florián justifica la utilización del conjuro no sólo por su extensa tradición y eficacia "comprobada", sino también por las limitaciones socioeconómicas que impone el trabajo, y el uso de tiempo y dinero en desplazarse hasta la cabecera municipal, similar a lo reportado en las poblaciones de Choco y otras veredas de Santander en Colombia.5,14,17 De esta manera se encontró similitud con la investigación realizada por Vélez (2001),18 en la cual los campesinos informaron que buscan el tratamiento empírico porque lograba una atención más eficiente, así como una cicatrización y curación en menos tiempo que el tratamiento médico.

En este estudio se evidenció la necesidad de realizar futuras investigaciones, que desde la etnografía contextualicen lo socioeconómico en la cultura y la salud, así la educación en salud para las regiones rurales serán más participativas, haciendo participes a los conjuradores y población expuesta a la LCA en una estrategia de salud integral, donde la voz del "otro" y la del sector político y público de la salud, con sus profesionales y administradores sanitarios, planifiquen y ejecuten medidas integrales de prevención, educación y tratamiento que reduzcan la transmisión y las complicaciones típicas de esta enfermedad, a nivel social, laboral, domiciliar y ecológico.

 

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Dirección para correspondencia:
Celmira Laza Vásquez.
Fundación Universitaria del Área Andina,
Centro de Investigación y Desarrollo.
Carrera 14 A # 69-35, Bogotá, Colombia
celmira.laza@gmail.com

Manuscrito recibido el 16.10.2008
Manuscrito aceptado el 3.2.2009

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