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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.19 no.4 Granada oct./dic. 2010

 

ARTÍCULOS ESPECIALES

TEORIZACIONES

 

Estrés en los cuidados: una mirada desde el modelo de Roy

Stress in nursing: A look from the Roy model

 

 

Encarna Bonfill Accensi1, Mar Lleixa Fortuño2, Flor Sáez Vay1, Sara Romaguera Genís1

1DUE, Ms. Departamento de Enfermería, Universidad Rovira i Virgili, Campus Terres de l´Ebre. Tarragona (Cataluña), España.
2DUE, Lic, Dr. Departamento de Enfermería, URV, Campus Terres de l´Ebre. Tarragona (Cataluña), España

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El estrés se conoce como un proceso emocional de tipo adaptativo que en determinados momentos es necesario, ya que nos ayuda a poner en marcha mecanismos frente a ciertas situaciones para salir adelante, pero que cuando el estrés se alarga en el tiempo, es un factor de riesgo más para la salud de las personas. Con este trabajo se pretende dar a conocer el estrés desde una mirada histórica, lo que nos puede facilitar y ayudar a comprender la repercusión del estrés en la salud de la persona y la capacidad de interferencia en la toma de decisiones adecuadas. El abordaje del estrés a través de la aplicación de un modelo de enfermería puede contribuir a facilitar el camino hacia la acción de cuidar, sin descuidar a la persona como ser único y singular.

Palabras clave: Cuidados de enfermería, Estrés, Modelo de enfermería.


ABSTRACT

Stress is an emotional process of an adaptive type that people sometimes suffer to face threats or difficult situations in their daily life. However, if the stress is extended in time, it could be an important health risk factor. The main goal of this paper is to present stress from a historical point of view. That perspective can help us to understand the repercussion of stress in our health and the rate of interference both in our daily life decision making, and in our professional tasks. The nursing approach to stress can contribute to help the way in which nursing professionals take care of the patient, considering that every patient is individual.

Key words: Nursing, Stress, The application of a model.


 

Introducción

El término estrés es de uso cotidiano, pero ello no disminuye ni su importancia, ni los efectos que genera. De ahí la necesidad de controlar las situaciones que lo favorecen o, en última estancia, la posibilidad de prevenirlo. El estrés no es necesariamente un estado que puede siempre ser obviado o podría ser siempre "curado", sino que es el resultado inevitable de vivir en un mundo en el que las cosas le ocurren a uno. El ser humano siempre ha sentido la necesidad de observar a su alrededor y explicarse lo que ocurre en el mundo y por supuesto en él mismo. Durante nuestro proceso evolutivo todos hemos aprendido desde la niñez a convivir y a resolver situaciones de estrés que han formado parte de nuestro proceso adaptativo. En dicho proceso, han contribuido tanto nuestro contexto social (padres, familiares, amigos, profesores…) como nuestra actitud receptiva para aprovechar todos los recursos que se nos han puesto al alcance de la mano para hacer frente a la vida.

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Con este trabajo se pretende dar a conocer el estrés y su repercusión en la salud, así como la capacidad de interferencia en la toma de decisiones adecuadas, la posibilidad de un recorrido histórico a través del estrés nos ayudará a adquirir conocimientos para poder aplicar un modelo de enfermería como herramienta que contribuya en gran medida a un adecuado rendimiento, a la vez que nos ayude a identificar las posibles respuestas estresantes para abordarlas y reconducirlas y así articular "el saber ser con el saber conocer, y el saber hacer con el saber convivir".

 

Un recorrido histórico por el estrés

El término estrés es anterior a su uso sistemático o científico. Fue utilizado ya en el siglo XIV para expresar dureza, tensión, adversidad o aflicción.1 A finales del siglo XVIII Hocke utilizó la palabra en el contexto de la física, aunque este uso no se sistematizó hasta principios del siglo XIX. Se definió la palabra load como una fuerza externa; stress hace referencia a la fuerza generada en el interior del cuerpo como consecuencia de la acción de una fuerza externa load, que tiende a distorsionarlo, y a la deformación o distorsión sufrida por el objeto se le denomino strain.1,2

Los conceptos de stress y strain persistieron y en la medicina del siglo XIX fueron concebidos como antecedente de la pérdida de salud. Walter Cannon (1932) añadía vitalidad a las investigaciones del momento sobre psicología de la emoción, consideró el estrés como una perturbación de la homeostasis ante situaciones de frío, falta de oxígeno, etc. Habló de que sus sujetos se hallaban "bajo estrés" y dio a entender que el grado de estrés podía medirse. En 1936, Hans Selye utilizó el término estrés, en un sentido técnico muy especial, definiéndolo como un conjunto coordinado de reacciones fisiológicas ante cualquier forma de estímulo nocivo, una reacción que denominó Síndrome General de Adaptación.1

Una de las primeras aplicaciones psicológicas del término estrés se encuentra a partir de lo descrito en algunos temas sobre la Segunda Guerra Mundial escrito por Grinker y Spiegel (1945), a los militares les interesaba conocer el efecto del estrés sobre el rendimiento en el combate; éste podía aumentar la vulnerabilidad de los soldados a las lesiones o a la muerte y debilitar el potencial de acción efectivo de combate de grupo. Ello supuso un gran avance en la investigación sobre el estrés, más adelante, se reconoció que el estrés representaba un aspecto inevitable de la vida y lo que marcaba las diferencias en el funcionamiento social entre los individuos era precisamente la forma en que cada uno afrontaba las diferentes situaciones que se presentan en el transcurso de la vida.1

El estrés se ha definido casi siempre o bien como un estímulo o bien como una respuesta. Como estímulo se centra en acontecimientos del entorno, tales como enfermedad, problema laboral, etc. desde este punto de vista, se acepta la consideración que existen ciertas situaciones que son de forma universal estresantes y no tienen en cuenta las diferencias individuales ante dichas situaciones. Las definiciones que lo consideran como una respuesta son las que han prevalecido en biología y medicina, hacen referencia al estado de estrés, en las cuales se plantea que el individuo estaría dispuesto a reaccionar ante él.1

El estrés fisiológicamente hablando responde a una reacción del sistema nervioso autónomo (SNA) lo que implica que es algo que la persona conscientemente no puede controlar. Cuando se sufre estrés, el SNA se activa automáticamente y se producen una serie de cambios en la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la sudoración etc. Pero también existe una respuesta dependiente, una valoración consciente que el propio individuo lleva a cabo y que puede aumentar o disminuir el estrés, es en este tipo de reacción donde las personas pueden pararse a valorar y plantearse qué consecuencias tienen esas situaciones. Paralelamente, el individuo puede valorar qué recursos posee para hacer frente a dichas situaciones independientemente de las consecuencias que se puedan desprender.3

Desde una perspectiva más contemporánea, en 1986 la definición de estrés que defienden Lazarus y Folkman hace referencia a la relación entre el individuo y el entorno, en la cual se tienen en cuenta las características del sujeto por un lado y la naturaleza del medio por otro; dice "el estrés psicológico es una relación particular entre el individuo y el entorno que es evaluado por éste como amenaza o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar". El estrés incluye a la persona y a la situación, entre ambos se establece una relación que es el resultado de la apreciación de la persona de sus relaciones adaptativas al contexto.1

Sería inadecuado trabajar el estrés simplemente como una reacción sin hacer referencia a las características del individuo. Ya sabemos que las fuentes y la reacción ante éste son diferentes en cada individuo. En el 2000 Lazarus apunta "Se puede decir que la respuesta emocional trasciende al contexto situacional en cierto grado; hemos descubierto un rasgo de personalidad y hemos aprendido algo estructuralmente importante sobre el modo en que las personas se relacionan con el mundo".4 Existe una interdependencia entre el estrés y el campo emocional. Tomás por su parte en el 2001, remarca la relevancia de los factores de personalidad implícitos a la hora de enfrentarse a situaciones potencialmente estresantes.5 Mingote en el 2002 afirma que la vulnerabilidad o la resistencia individual al estrés va a depender de factores biológicos, como el grado de reactividad al estrés, de factores cognitivos como el pensamiento y el perfeccionismo; de factores psicológicos de personalidad; y por supuesto de factores ambientales como la exposición a varios estresores a la vez y el contar con un bajo soporte social.6

Pero el estrés no es habitualmente un fenómeno negativo, ya que media en la adaptación de la mayor parte de las personas a su medio y en el logro de muchas transformaciones y logros sociales. El estrés negativo enferma, pero el adecuado control del estrés produce salud, a través de aumentar la maestría personal por el aprendizaje y el desarrollo de nuevas habilidades.6

La palabra estrés se utiliza con bastante ligereza en nuestro lenguaje coloquial; es cierto que la palabra estrés adquiere un significado diferente de unas personas a otras, lo que para una persona resulta estresante para otra es lo que en realidad le da sentido. Buceta define el estrés como una respuesta general del organismo ante demandas internas o externas que aunque en un principio resultan amenazantes, también puede resultar beneficioso para incrementar y mantener el rendimiento y la salud. Básicamente se trata de una movilización de recursos fisiológicos y psicológicos para poder afrontar tales demandas.3

Existe un paralelismo entre esta consideración y el concepto actual de la enfermedad, la enfermedad no es vista como una consecuencia única de un agente externo, sino que exige la participación del organismo en cuanto a vulnerabilidad se refiere. En 1978, la OMS define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no como la mera ausencia de enfermedad. Actualmente este término es considerado como un proceso que permitirá a la persona adaptarse desde el punto de vista físico, psíquico y social, y consecuentemente intentar variar el medio externo e interno.7 Desde un punto de vista más integrador, es posible concluir que el estrés para el ser humano es un fenómeno multidimensional que se caracteriza por incluir un estímulo significativo (estresor) capaz de activar la respuesta de estrés, la cual media tanto en el desarrollo de una personalidad sana como en la génesis de varias disfunciones psicobiológicas (enfermedades psicosomáticas, trastornos mentales) y enfermedades orgánicas, según sean las diferentes vulnerabilidades y recursos adaptativos individuales.5

 

El modelo de Callista Roy como herramienta de adaptación al estrés

En la búsqueda de un marco teórico de enfermería que nos permita encontrar estrategias de afrontamiento al estrés, vemos que numerosos autores han escrito acerca de este concepto. Callista Roy elaboró en 1970 un modelo de adaptación, el Roy Adaptation Model (RAM), y señala que las respuestas adaptativas son respuestas que favorecen la integridad de la persona en términos de metas de supervivencia, crecimiento, reproducción y dominio.8 Su modelo nos presenta una herramienta de gran utilidad para poder comprender la función de la enfermera y su intervención para reducir los mecanismos productores de estrés. Partiendo de esta base pensamos que este modelo puede convertirse en una herramienta eficaz para afrontar el estrés, a continuación lo expondremos para adentrarnos en él, con el objetivo de adquirir conocimientos del modelo que nos permita la valoración de las conductas generadoras de estrés.

Roy, en su trabajo como enfermera, observó la gran capacidad de recuperación que tenían los niños y también su capacidad para adaptarse a cambios físicos y psicológicos importantes, concretamente, le impactó su nivel de adaptación. Al factor que pone en marcha la conducta lo denomina estímulo focal, que es el estímulo interno o externo más inmediato al que se enfrenta el ser humano. Los factores del entorno que se le presentan a la persona los denomina estímulos contextuales y los estímulos residuales son aquellos que singularizan a la persona, le dan sentido, en definitiva, esencia.

Roy describe los mecanismos innatos de afrontamiento como procesos automáticos, aunque los seres humanos no piensan en ellos. Las experiencias vividas a lo largo de la vida ayudan a presentar reacciones habituales ante estímulos particulares. El campo de actuación de la enfermera estaría vinculado a aquellas situaciones en las que la persona que se está adaptando presenta reacciones ineficaces. La enfermera que se guía mediante los cuatro modos adaptativos de la teoría de Roy puede encontrar una valoración de las conductas que manifiesta la persona que son generadoras de estrés.

Modo fisiológico de adaptación: el modo fisiológico se evidencia en las conductas y reacciones fisiológicas que la enfermera observa en la persona con cierto grado de estrés. Encontrar una explicación a través de los conocimientos teóricos puede contribuir a tranquilizar a la persona que presenta estrés. La enfermera puede intervenir enseñando a la persona a reconocer sus propias reacciones ante estímulos determinados y iniciar técnicas que la ayuden a controlar las reacciones del sistema nervioso autónomo por estimulación simpática, como es el aumento respiración, la frecuencia cardiaca, la sudoración, la elevación de la tensión arterial, etc. El poder ofrecer técnicas como son la relajación en todas sus variedades, la respiración profunda, hace que las personas tengan una mayor agudeza sensorial y puedan reducir y llegar a neutralizar dichas respuestas, pues entra en juego la reacción del parasimpático y se establece el equilibro necesario para mantener la homeostasis interna. Estas intervenciones enfermeras contribuyen a ayudar a la persona a reconocer y manejar su propia reacción estresante.

Modo de adaptación del autoconcepto de grupo: se centra en los aspectos psicológicos y espirituales del sistema humano, la autoestima, concepto que tiene la persona de sí misma, de unidad, significado y finalidad en el universo para poder existir bajo un sentido. Refleja como se ve y percibe la gente dentro de un grupo, basándose en reacciones ante el entorno, la persona que tiene una visión de sí misma positiva, favorable "autoestima" y dispone de forma natural de recursos suficientes para poder afrontar la situación de estrés. La enfermera puede ayudar en el reconocimiento de los recursos propios de que dispone la persona y centrar su intervención fundamentalmente en fortalecer estos recursos y no descuidar las debilidades y los temores. Existe la posibilidad de reconvertir una fuente de estrés en un logro positivo que le ayude a crecer como persona.

Modo de adaptación de desempeño de rol: se trata de un modo de adaptación social y se centra en el papel que tiene la persona en la sociedad, la necesidad que se tiene de saber quien es uno mismo con respecto a los demás, para así saber cómo actuar. La enfermera puede identificar en qué posición se encuentra la persona socialmente hablando, si está sobrecargada, cual es su cotidianidad, Roy lo llama el "comportamiento expresivo", qué piensa de su situación, lo que siente, gustos, manías, factores que influyen en el desempeño de su papel. La enfermera puede ayudar a la persona a encontrar qué papel es insustituible o esencial, cual es importante y lo que representa una sobrecarga, a través de técnicas de reconocimiento de cómo distribuye el tiempo, establecer prioridades y estableciendo espacios para poder trabajar conjuntamente.

Modo de adaptación de la interdependencia: la necesidad básica de este modo de adaptación resulta ser la integridad de las relaciones. Dos relaciones específicas forman el núcleo del modo de la interdependencia, fruto de su aplicación en la vida de los individuos. Las personas intentan adaptarse cuando se ven delante de situaciones difíciles, buscan ayuda, apoyo, amor en los otros. La enfermera debe detectar las dificultades que presentan las personas y ofrecer sistemas de apoyo, tanto desde el ámbito social como de recursos asistenciales dirigidos a paliar el conflicto.

El modelo de Roy, en general, se puede extrapolar a todos los ámbitos de la enfermería, independientemente de cual sea el motivo del malestar. El papel de la enfermera es esencial para reducir el estrés sin descuidar otros tratamientos más específicos los cuales contribuirán a alcanzar el objetivo principal que va dirigido principalmente al concepto de adaptación de la persona y su entorno.8

 

Reflexiones finales

A través de este recorrido por el marco teórico, observamos que la ayuda que la enfermera puede ofrecer es muy importante, es fundamental abrir el campo mental y poseer sensibilidad suficiente para captar lo que ocurre a su alrededor así como no prescindir de la imaginación necesaria para hacer uso de los recursos disponibles de la forma más eficaz y eficiente posible y de este modo ayudar a optimizar los recursos personales que permitirán afrontar las situaciones estresantes.

El estrés constituye un proceso complejo y una vivencia personal intensa. La capacidad de adaptarse al entorno y a las personas, así como las formas de percibir lo que nos rodea, nos hace únicos y singulares. Identificar como es el entorno donde nos movemos, ayuda a poner en marcha mecanismos individuales de afrontamiento.

Ante un entorno cambiante y la creciente necesidad de dar respuesta a las necesidades de salud de la población, el profesional sanitario del siglo XXI debe ser un profesional competente en los aspectos conceptuales y técnicos de su profesión (saber y saber hacer) y además, debe poseer un conjunto de características personales, destrezas, habilidades y actitudes (saber estar) que son esenciales para alcanzar un desempeño superior ante los desafíos que plantea la realidad actual.9 Para asumir estos retos que llevan a la excelencia, es imprescindible sentirse bien, este aspecto lo referencia LLuch cuando dice "hay razones por las que deberíamos cuidarnos mucho más, una es la necesidad de sentirse bien para poder ayudar a los demás, cuidar conlleva una relación asimétrica de desgaste frente a la que hay que saber reponerse; la otra es que los profesionales de la salud deberíamos ser modelo de referencia de conductas saludables.10

Si bien es verdad que a través de esta mirada del modelo de Callista Roy que nos describe los cuatro modos adaptativos de la teoría, se ofrecen herramientas que nos pueden resultar de utilidad para encontrar estrategias para abordar el estrés. Podemos sugerir algunas propuestas: (a) Enseñar a establecer prioridades en las actividades obligatorias, urgentes e importantes. (b) Eliminar los momentos que no se aprovechan plenamente y no son productivos. (c) Reducir la percepción de frecuencia o de urgencia, dedicar tiempo a actividades lúdicas, son estrategias que pueden ayudar a minimizar el problema.

Actualmente bajo nuestro punto de vista necesitamos cuestionarnos la utilización de un solo modelo de enfermería, lo que puede representar una limitación, es necesario pensar en la realidad existente donde la aplicación de éste y otros modelos pueden guiar la práctica y resultar de gran ayuda, pero también contemplar la posibilidad de crear espacios abiertos para reflexionar donde la persona enferma pueda explicar y comprender para dar nuevos significados a su vida.

Bajo esta mirada el profesional de enfermería necesita disponer de estrategias y espíritu crítico que le permitan abrir el intelecto hacia un crecimiento y madurez tanto para el paciente como para el propio profesional, con un propósito, el de facilitar el camino hacia la acción de cuidar que constituye en definitiva la característica fundamental de enfermería.

 

Bibliografía

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4. Lazarus R. Estrés y Emoción. Manejo e implicaciones en nuestra salud. Bilbao: Desclée De Brouwer; 2000.        [ Links ]

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10. Lluch MT. Promoción de la salud mental: cuidarse para cuidar mejor. Matronas Profesión [revista en Internet], 2002.; 7: 10-14. Disponible en: http://www.federacion-mtronas.org/revista/matronas-profesion/sumarios/i/7542/173/promocion-de-la-salud-mental-cuidarse-para-cuidar-mejor [consultado: 30 de noviembre de 2009].        [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia:
Encarna Bonfill Accensi.
C/ Esplanetes 14,
43500 Tortosa (Tarragona), España
encarna.bonfill@urv.cat

Manuscrito recibido el 7.1.2010
Manuscrito aceptado el 12.4.2010

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