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Index de Enfermería
versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296
Index Enferm vol.21 no.1-2 Granada ene./jun. 2012
https://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962012000100012
TEORIZACIONES
Una aproximación al estado de la partería tradicional en Colombia
An approach to the state of traditional midwifery in Colombia
Celmira Laza Vásquez1
1División de Investigaciones-Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, Hospital San José. Bogotá, Colombia
Dirección para correspondencia
RESUMEN
En Colombia coexisten dos sistemas de atención del parto: el formal y el tradicional. El segundo sobrevive dada la baja cobertura de la atención de los eventos relacionados con la gestación, el parto y el puerperio por el sistema formal, y por factores de tipo cultural. Sin embargo, a pesar de la consolidación de la partería tradicional y la figura de la partera en las zonas rurales apartadas y las urbanas marginales, en el país persiste un desconocimiento científico de este evento que cobra trascendencia actual ya que es uno de los que interviene en la presentación de la mortalidad y morbilidad materna y perinatal. El presente artículo se propone discutir acerca de la necesidad del abordaje investigativo en el tema de la partería y la partera tradicional. Así, se presentan los escasos resultados de los avances investigativos en este tema, se plantean algunos saldos pendientes a responder desde investigación científica y el posible aporte que pudiera realizar la partería tradicional al mejoramiento de la salud de la mujer.
Palabras clave: Partería tradicional, Partera tradicional, Mortalidad materna, Mortalidad perinatal, Investigación científica.
ABSTRACT
In Colombia there are two systems of care delivery: the formal and traditional. The second is still in use because of the low health coverage associated with pregnancy, childbirth and the postpartum period provided by the proper system, and other cultural factors. However, despite the consolidation of traditional midwifery and existence of the midwife figure in remote rural areas and urban marginal in the country, the lack of scientific knowledge persist of this event; who takes current impact in the presentation of mortality and maternal and perinatal morbidity. This paper aims to discuss about the need for research addressing the issue of midwives and traditional birth attendant. It presents the few results of the research progress on this subject, we present some outstanding balances to respond from scientific research and the possible contribution that could perform the traditional midwives to improve the health of women.
Key words: Traditional midwifery, Traditional midwife, Maternal mortaly, Perinatal mortality, Scientific research.
Partería tradicional en Colombia: ¿dónde estamos?
En Colombia, como en la mayoría de los países latinoamericanos, coexisten dos sistemas de atención de la gestación, parto y puerperio: el sistema de salud formal y el tradicional. El sistema tradicional, a pesar de que no es reconocido por el primero, debe su existencia, por una parte, a la cobertura incompleta para la atención de la mujer y la demanda insatisfecha para los eventos de la gestación por parte del sistema formal. El otro factor son las barreras de tipo cultural existentes entre los profesionales de la salud y la población, tanto de origen étnica como rural.
En relación a lo primero, y teniendo en cuenta el sub-registro en este tema, para el año 2006 según el Ministerio de la Protección Social el 97,1% de los partos fueron atendidos institucionalmente y un 1,7% por parteras tradicionales.1 Sin embargo, el Departamento Nacional de Estadísticas (DANE, 2007)2 refirió que 7.139 nacimientos fueron atendidos por parteras tradicionales en el país durante el año 2007 y resalta su presentación principalmente en las áreas marginales urbanas y rurales donde los servicios de salud tenían bajas coberturas y el acceso de la población a los centros de salud era difícil.
En cuanto a lo segundo, las barreras de tipo cultural, se traen a colación dos trabajos. Medina, Ayala y Pacheco (2001)3 en el Magdalena Medio refieren que la atención tradicional de la gestación, el parto y el puerperio en esta región rural son considerados eventos íntimos de la vida de la mujer que involucran el pudor de ésta y asumidos como asuntos propios de mujeres. Por esto, en el caso del parto, el ambiente propio del hogar y la partera forman parte de la intimidad, la solidaridad y la calidez necesarias para que este evento salga bien.
Laza y Ruiz (2010),4 en esta misma región rural, evidenciaron como los choques culturales se volvieron parte de las experiencias y recuerdos negativos de las parturientas en los encuentros con los servicios y profesionales de salud durante la atención del parto; como resultado del desconocimiento de la realidad social y las prácticas y creencias culturales de estas comunidades rurales. Así, además de las dificultades para el acceso a los servicios de salud de esta región, la preferencia por los cuidados de la partera se relacionaban con los problemas de acceso cultural y etnocentrismo evidenciados en no ser escuchadas, el no reconocimiento de sus prácticas y creencias culturales; la infraestructura hospitalaria considerada como fría y poco cómoda; la imposibilidad de estar acompañada por su familia; el trato de los profesionales de la salud y el desacuerdo con procedimientos para la atención del parto como la cesárea.3,4
El tema de la partería tradicional cobra vigencia actual teniendo en cuenta que la atención no institucional durante todo el proceso de la gestación es uno de los factores relacionados con la problemática de la mortalidad materna y perinatal existente en el país. En Colombia, este indicador se ha comportado de manera irregular en los últimos 20 años, siendo para el 2006, la razón de la mortalidad materna de 75 por 1.000 nacidos vivos,1 lejos aún de la reducción de 45 por 1.000 nacidos vivos propuesto como uno de los "Objetivos de Desarrollo del Milenio".5
En este sentido, la partería y la figura de la partera tradicional ha sido una constante preocupación por parte de organismos internacionales en países pobres y en vía de desarrollo como Colombia, y donde aún las coberturas de la atención son bajas. Por esto, la Organización Mundial de la salud, para la década de los setenta ya promovió un acercamiento institucional con las parteras tradicionales como estrategia para disminuir la mortalidad materna y perinatal en poblaciones vulnerables.6
También, como propuesta para la región de América Latina y el Caribe, la Organización Panamericana de la Salud (OPS 2003), reconociendo la problemática de la cobertura a la atención calificada de la gestante, como una estrategia provisional valiosa planteó la posibilidad de que el sistema de salud formal se asociara con las parteras tradicionales, en particular en materia de maneras culturalmente aceptables de atender a las mujeres.7 El reconocimiento de la función que podían desempeñar estas agentes en la detección y la referencia de las mujeres con emergencias durante el parto, la referencia de mujeres a la atención prenatal, y la prestación de servicios de apoyo esenciales (como el soporte emocional durante el trabajo de parto y la asistencia en el cuidado neonatal) ayudaría a aumentar las relaciones positivas.
En Colombia no existe una política clara con respecto a la atención tradicional durante la gestación, parto y puerperio ni sobre las parteras. Sin embargo, por las dificultades de acceso de las mujeres y de la cobertura del sistema de salud, éstas en muchas ocasiones se convierten en la única opción que tienen las mujeres y sus hijos para ser atendidas. Su existencia y consolidación, muchas veces se intenta ocultar, o en otros, son fuertemente criticadas por los profesionales sanitarios dadas su práctica informal, sin conocimientos científicos y fuera de la institucionalidad.
Sólo dos acciones institucionales formales se encuentran dentro de las relacionadas con la atención tradicional de la gestación en Colombia. En 1984, el Ministerio de salud creó el Programa de capacitación formal de parteras. Este se estableció como una estrategia para mejorar las coberturas de la atención y disminuir la morbilidad y mortalidad materna perinatal, ya que para ese momento, la tercera parte de los partos en las áreas marginales y rurales del país eran atendidos por parteras tradicionales.8 Sin embargo, de su implementación se desconoce la cobertura y la evaluación de la misma. Para el 2009, el Instituto Nacional de Salud (INS 2009), dentro de las acciones de vigilancia epidemiológica del evento de la mortalidad materna propuso incluir en las acciones de vigilancia comunitaria, como medidas encaminadas a la detección y seguimiento de las alteraciones de la mujer gestante, la participación de líderes de las comunidades, resaltando la figura de la partera tradicional.9
Un paso importante en el reconocimiento de la partería tradicional en el país ha sido la presentación del Proyecto de Ley 19 de 2009 "Por medio del cual se reconoce y regula la actividad de las parteras" que se encuentra actualmente en debate por el Congreso de la República de Colombia. Dentro de esta propuesta se considera en los artículos 1 y 2 que "Para todos los efectos de esta ley se entiende por partera, matrona o comadrona, la persona que asiste a las madres durante el embarazo, parto y el posparto y que inicialmente adquieren destrezas a partir de sus propios partos o a través del aprendizaje de otras parteras. Además que se reconoce a las parteras como proveedora primaria de servicios de salud dirigidos a las necesidades individuales de cada madre y bebé y regular el ejercicio de su labor a través de capacitación". Por último, solicita la necesidad de registro para el ejercicio de la partería en el país.10
Esta propuesta, que ante todo debe considerarse un gran avance frente a la necesidad del reconocimiento de la figura de la partería tradicional, podría encontrarse con varias dificultades para su implementación debido a los escasos conocimientos de los antecedentes y estado del arte actual acerca de la partería tradicional en Colombia. Lo anterior, a diferencia de otros países latinoamericanos que han alcanzado interesantes desarrollos teóricos y prácticos como son los casos de México, Brasil y Perú.
¿Qué sabemos de la partería tradicional en Colombia?
Aproximarse al conocimiento científico sobre el tema en el país es dar cuenta de una deuda investigativa. A continuación se describen algunos de los escasos aportes en la literatura colombiana.
En 1998, Eslava describió los agentes tradicionales de las zonas rurales de los departamentos de Cundinamarca y Santander; y dentro de los que incluyó la figura de la partera tradicional. En las conclusiones, refiere que la partería se considera el oficio que es ejercido en forma exclusiva por mujeres, cuyo promedio de edad supera los 55 años y quienes han permanecido conviviendo durante mucho tiempo en la comunidad y por tanto tienen un conocimiento muy familiar de la misma. Su proceso de aprendizaje es informal, la mayoría los adquiere a raíz de experiencias propias o circunstancias accidentales que las forzaron a atender un parto; esto ocurre a la edad de 19 años promedio. Lo predominante en su aprendizaje es la observación y la práctica. Su conocimiento se enriquece durante muchos años de práctica empírica.11
Hincapié y Valencia determinaron el grado de conocimientos entre las parteras capacitadas con un programa de formación formal impulsado por el Ministerio de salud desde 1984, y otras no capacitadas en la atención del embarazo, trabajo de parto y recién nacido;8 para establecer la relación entre la mortalidad perinatal del año 1997 en el municipio de Quinchía (Risaralda) y la atención de los partos por este grupo de parteras durante ese mismo año. Las autoras concluyeron que las parteras que habían sido capacitadas poseían conocimientos más sólidos sobre la atención del embarazo, parto y del recién nacido. Sin embargo, en ambos grupos persistían muchas prácticas inadecuadas que podían afectar la salud de la madre y el feto. También, constataron otros problemas como las inadecuadas condiciones de las viviendas donde se atendía el parto y la falta de elementos necesarios para la atención.
La investigadora Libia Restrepo, en su historia de la partería en el departamento de Antioquia,12 explica que la historia de la partería en Colombia se remonta al siglo XVII y que el término de comadrona o partera fue utilizado siempre por los médicos para designar despectivamente a las mujeres que ejercían la obstetricia como oficio y se llamaban a sí mismas parteras. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, solamente se le llamaba partera y se reconocía como tal a la comadrona que había recibido algún tipo de instrucción teórica por los médicos y se le concedía una licencia para ejercer la profesión; la que a su vez ya estaba condicionada por nuevas reglamentaciones legales.
En Antioquia, durante la etapa de 1870 a 1930, se definía a la partera como: "La mujer que asiste a la parturienta, ya que desde siempre las mujeres han sabido atender los partos, cuidar los niños y a los viejos y sanar a los enfermos, todo aquello con remedios caseros y una medicina transmitida de madres a hijos".12 La mujer generalmente carece de conocimientos científicos para la atención de la gestación, del parto y de los procesos y alteraciones que se pueden producir en cualquier momento; sin embargo cuenta con un cúmulo de conocimientos transmitidos de generación en generación y basados en la práctica de muchos años que les ha permitido brindar unos cuidados a la mujer durante la gestación y el parto inclusive, en el puerperio. A los cuidados empíricos también se le suma los sentimientos de solidaridad, de ayuda mutua, acompañamiento y apoyo de las parteras, por lo cual la atención del parto y los cuidados por parte de la partera se desarrollaban "con amor de madre".12 Su imagen aún es ambigua ya que su oficio se asocia más con la curandera y con prácticas mágicas condenables y peligrosas.12
En 2008, Laza, como preámbulo de un trabajo de mayor alcance, publica un relato biográfico acerca del cuidado cultural de una experimentada partera tradicional durante el proceso de la maternidad en la región rural del Valle del río Cimitarra (Magdalena Medio);13 y en el 2009, Laza y Ruíz presentaron las prácticas y creencias de las parteras tradicionales durante la atención del parto de mujeres campesinas en esta misma región.14 En este último, se describieron las prácticas de cuidado que apuntaban a la conservación de la vida, el bienestar y equilibrio del binomio madre-hijo, en medio de un complejo contexto ambiental. La mayoría de las prácticas realizadas eran beneficiosas y otras debían reestructurarse o negociarse por las alteraciones que podían causar a la salud de la mujer y el recién nacido. Además, estas acciones de cuidado se estructuraban sobre la creencia cultural del desbalance térmico y la vulnerabilidad de la mujer y su hijo.
Estas últimas autoras describieron a la partera tradicional de esta región como generalmente mujeres de más de 40 años que iniciaron su "quehacer" alrededor de los 30 años, producto de la necesidad y el deseo de "ayudar" a otras mujeres, desde la perspectiva de ser "mujer" y haber parido. Aprendieron por accidentes de la vida como atender los partos de sus hijas o por la observación de alguna mujer de la familia que parteaba. Sus conocimientos, sin base científica, se sustentaban en diferentes creencias culturales, la fe a diferentes divinidades y la lógica de la cotidianidad de la vida campesina; trasmitiéndose de forma oral, por la observación y las experiencias que brindan las mujeres que ya han parido, y la suya propia. A lo anterior se sumaba el aprendizaje de los saberes campesinos de otros agentes tradicionales (curanderos, yerbateros, rezanderos) de la región. Su quehacer lo desarrollan entre la incertidumbre por el límite de sus conocimientos y el temor a los problemas legales por la informalidad de su ejercicio. Ninguna se considera "partera" pues no tenían "cartón"; sino mujeres que "acompañan a otras mujeres en problemas propios e íntimos de mujeres". La partería no es una actividad de dedicación exclusiva y al desarrollarse en la región del Valle del río Cimitarra una economía de tipo solidaria producto del proceso organizativo que se adelantaba, no cobraban por su trabajo.4
Otros trabajos, aunque no abordaron directamente el quehacer de las parteras tradicionales, en la descripción de diversas prácticas de cuidado durante la maternidad, tuvieron en cuenta los saberes y prácticas de estas mujeres. Argote, Bejarano, Ruíz, Muñoz y Vásquez lo hicieron con las prácticas de cuidado de adolescentes de bajos recursos de las ciudades de Bogotá y Cali.15 Castro, Muñoz, Plaza, Rodríguez, y Sepúlveda se fijaron el mismo objetivo pero en puérperas adultas de la ciudad de Popayán.16 Finalmente, Delgado, Calvache, Del Cairo, Bedoya y Tabares abordaron las prácticas de cuidado hogareñas de la madre y el recién nacido durante la gestación, parto y puerperio en la región rural de Guapi en la costa Pacífica colombiana.17 Los resultados de los tres estudios reafirman la existencia de diversas prácticas de cuidado culturales que se institucionalizan al interior del hogar y lejos de la atención sanitaria formal, muchas beneficiosas y otras, que pueden resultar perjudiciales para el binomio madre-hijo. Además, se confirma la figura de la partera tradicional como trasmisora y reafirmadora de las formas de cuidado y de las creencias culturales durante esta etapa de la vida de mujer en sus colectivos.
Saldos pendientes y futuras contribuciones desde la investigación
Lo expuesto hasta el momento confirma el vacío en el conocimiento de la partería tradicional en Colombia, lo que evidencia no solo la imperiosidad del abordaje científico del tema, sino también, la poca importancia que en el país se le ha brindado y los esfuerzos por invisibilizar la atención tradicional del parto.
Para iniciar, es inminente un acercamiento a las diferentes formas locales de partería tradicional en Colombia que den cuenta de un mapeo de las prácticas de cuidado y cosmologías asociadas de la partería tradicional en el país. Para lo anterior, es necesaria la descripción de las características de las parteras, de los contextos socioculturales en que se ejerce la partería tradicional y las condiciones de la atención. El abordaje de los discursos, representaciones sociales y significados del cuidado que brindan las parteras tradicionales se convierte en la forma de comprender este quehacer fuera de la institucionalidad. A lo anterior se suma el conocimiento de las prácticas tradicionales en el cuidado con la mujer y el recién nacido durante la gestación, parto y puerperio, desde las características del sistema o modelo de salud que las sustentan y sus subsistemas teórico o los aspectos cognitivos, y el del cuidado de la salud.
También, la exploración de función social de las parteras tradicionales en sus colectivos que, como líderes en éstos, apuntarían y pudieran convertirse en temas a consolidar para un efectivo enlace e intersección entre los sistemas formales y tradicionales de salud en pos del bienestar de la mujer y el recién nacido. En este sentido, algunos ejemplos se encuentran en México, como los estudios adelantados por Valdez, Arenas y Hernández, en el cual identificaron como las parteras tradicionales detectaban e intervenían con mayor éxito que en el sistema sanitario los casos de gestantes víctimas de violencia;18 y Orozco, González, Kageyama y Hernández, que evaluaron la implementación de acciones de promoción de la salud como el fortalecimiento de las redes de apoyo de la gestante.19 En Uganda, Stanback, Mbonye y Bekiita evidenciaron el aporte de las parteras tradicionales en la distribución y administración con éxito de anticonceptivos a mujeres en zonas rurales;20 y Ssali et al. constataron la capacidad de los agentes tradiciones, entre los cuales se encontraban las parteras, para informar a las mujeres acerca de la necesidad del uso de métodos de planificación familiar y la prevención del VIH/SIDA.21
Por último, y no en el deseo de cerrar un tema de investigación que paso a paso irá dando más conocimiento, es necesario mirar con detenimiento los aspectos jurídicos o normativos, como es el caso del impacto que traerá a la partería tradicional y en la salud del binomio madre-hijo la aprobación de una ley que legalice esta actividad. En lo anterior, influirá la aceptación de este gremio por parte del sistema formal de y sus profesionales, y de la sociedad colombiana. En este tema es ineludible abordar las potencialidades y capacidades para la organización y asociación de las parteras en la reivindicación de sus intereses y el de las mujeres que cuidan. Las escasas experiencias en Colombia, como es el caso de Asociación de Parteras Unidas del Pacífico (ASOPARUPA)*, es un aporte que podrá ayudar a esto.
Muy cercana se encuentra la necesidad de aportar a la dignificación y reconocimiento de este oficio tradicional en el marco de prácticas alternativas en Colombia. La investigación científica puede contribuir significativamente al imperioso reconocimiento social de la partería y la partera tradicional ya que han sido baluartes en la subsistencia de los colectivos, en especial de los más pobres, vulnerables, marginales, y que han sido víctimas directas de fenómenos como el desplazamiento forzado por la violencia y el conflicto social y armado.
La indagación científica, además de dar cuenta de aspectos muy prácticos como los ya mencionados, no debe dejar de lado la deuda aún por saldar en el abordaje de la partería tradicional: como parte y guardián del patrimonio cultural, y como reafirmador de la identidad y la diversidad del pueblo colombiano.
Apuntar al acceso científico del conocimiento de estos temas, además de sentar bases para pensar en la intervención formativa y respetuosa del quehacer y creencias de las parteras tradicionales en Colombia; y por tanto, de cualificar el arte de la partería, se convertirá en elementos que ayudarán a la apropiación social del tema y del sistema de salud formal. Además de lo anterior, pensar en el acercamiento a la partería tradicional permitirá posicionarlo como objeto de discusión política en el país.
*Organización de carácter gremial integrado únicamente por las parteras tradicionales del municipio de Buenaventura, creada en 1991. Busca conservar los saberes ancestrales culturales y la práctica de la medicina tradicional con los conocimientos científicos, fomentando la unidad, solidaridad interculturalidad, para estar siempre en una búsqueda permanente de saberes que nos ayuden a complementar y articular el sentido de pertenencia y de compromiso comunitario.
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Dirección para correspondencia:
Carrera 19, no 8a-32.
Hospital San José. Bogotá D.C. Colombia
claza1@fucsalud.edu.co
Manuscrito recibido el 14.03.2011
Manuscrito aceptado el 18.08.2011