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Index de Enfermería

On-line version ISSN 1699-5988Print version ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.26 n.4 Granada Oct./Dec. 2017

 

ARTÍCULOS ESPECIALES

EDITORIAL

 

Antropología filosófica: un aspecto pendiente en la investigación de Enfermería en América Latina

Philosophical Anthropology: An sigue pending in nursing research in Latin America

 

 

Blanca Katiuzca Loayza Enriquez1,2, Manuel Alberto Merino3

1Departamento del Desarrollo de la Investigación Básica Clínica, Hospital Regional Lambayeque. Chiclayo, Perú.
2Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Chiclayo, Perú.
3I.E. Teresa Gonzales de Fanning. Lima, Perú

Dirección para correspondencia

 

 

La investigación en Enfermería en Latinoamérica se va incrementando numéricamente y aborda temáticas diversas acorde al escenario en el que se encuentran las enfermeras, y no solo eso; sino que en palabras de Do Prado y cols. "la diversidad de abordajes teórico-metodológicos, así como de temas y áreas de conocimiento han contribuido a un importante impacto en la disciplina, tanto en los campos de práctica como en los espacios de la academia".1 Sin embargo, a pesar de que han contribuido a nivel teórico, aún se puede afirmar que el contexto en el que se brindan los cuidados de enfermería no tiene cambios significativos, pues los índices de morbilidad, mortalidad, estilos de vida insanos e incluso de pobreza se mantienen y agudizan. Desde otro ángulo, también puede afirmarse que, abordar desde un paradigma humanista la dinámica que acontece en el espiral de salud-enfermedad, no ha permitido cambios sustanciales respecto al trato que se brinda a las personas mientras cuidamos, pues la rutina es una tentación que fácilmente seduce al personal de enfermería, en los diferentes escenarios, incluso en la investigación misma. Por lo tanto es necesario reflexionar sobre los fines últimos de la investigación.

Fotografías sobre la situación de salud en los diferentes escenarios del cuidado, son un panorama de la realidad en sus diferentes dimensiones; sin embargo, no nos hemos encontrado con la verdad de los aspectos investigados, pues se ha realizado una renuncia a temas trascendentales como el ¿por qué y el para qué cuidamos la vida y la salud de las personas? Hace falta que se investigue sobre quién es la persona cuidada y el ser de las enfermeras. Por tanto, el vilipendio que se ha dado a la antropología filosófica debe abolirse y buscar redescubrir fines y verdades últimas, que puedan direccionar la defensa de la dignidad humana.

Adentrarse al mundo de los fines últimos tiene un costo, que ha llevado a muchos a su renuncia.2 Y en ese mismo sentido, Fernández expone que "Renunciar al conocimiento de las verdades últimas, trae consecuencias graves: tal renuncia siempre es grave, puesto que culmina en el relativismo subjetivista (subjetivismo puro) o incluso en el nihilismo (nihil = nada). Las consecuencias son tremendas, de ahí procede en buena parte el menosprecio de la existencia humana, de la vida de los no nacidos, de los ancianos y enfermos terminales o, en fin, de todas aquellas personas que parecen gravosas a la comunidad en que viven".3

Es necesario distinguir entre la necesidad de abordar los fines últimos del cuidado de enfermería de argumentos sentimentalistas, que incluso son utilizados para ir en contra de la defensa de la vida, pues como afirma Agejas, "cuando las normas y las leyes no bastan, el sujeto posmoderno solo tiene una certeza, la de aquello que siente. Un sentimiento es particular, nunca universal. No es un principio ético, aunque la cultura postmoderna se empeñe en utilizarlos constantemente como referentes en los debates éticos en los que nos jugamos el futuro: eutanasia, experimentación con embriones, aborto... Quiten de esos debates el sentimentalismo y se acabaron las objeciones".4 Por lo tanto necesitamos dotar a los planes de estudios de argumentos racionales, reconociendo la dignidad de las personas, y por lo tanto su defensa desde la concepción hasta la muerte natural, pues muchas veces, la defensa de la vida también se diluye en argumentos sentimentalistas.

Frente a las limitaciones del personal de enfermería en la atención a las personas y en aspectos de investigación, necesitamos que los planes de estudio de las carreras profesionales y no profesionales de enfermería, sean sustentados en una antropología filosófica que constituya para el futuro enfermero y enfermera, un encuentro con su propio ser, como persona única e irrepetible. Que merece respeto, que merece ser amado, que merece ser reconocido. ¿Cómo vamos a cuidar de manera integral de un desconocido si no sabemos quienes realmente somos? Y no nos referimos al nombre o al hobby o a lo que hemos estudiado; sino al ser, al ser que somos. A lo que nos hace valiosos, únicos e irrepetibles. Nos tendríamos que preguntar: ¿somos conscientes de que no cuidamos de un algo, sino de un alguien? Lo que investigamos, ¿realmente contribuye con el bienestar de la sociedad? Cuando abordamos un problema de investigación, ¿realmente nos lleva hacia el conocimiento del ser de la persona, y por ende del autoconocimiento, o se quedan en cuestiones superficiales que no nos interpelan? De ahí que es necesario apostar por una formación en enfermería basada en antropología filosófica. Como bien afirma Sellés, "la antropología personal no alcanza solo a conocer la persona que uno es, sino también el modo de ser de las demás personas existentes".5

Cuando nos referimos al cuidado de enfermería, solemos decir que lo hacemos de manera integral, que la unidad de cuerpo y alma es indiscutible. Sin embargo hay que reflexionar respecto a que hemos superado varias barreras para comprender en profundidad cómo funciona nuestro cuerpo humano; pero nos faltan palabras para definir nuestra alma y espíritu. Las caras de nuestros colegas y estudiantes cambian de expresión cuando nos dicen que brindan cuidados espirituales y les preguntamos ¿cómo es su alma o espíritu? Las respuestas son variopintas, como por ejemplo, "mi alma es como mi cuerpo en transparente", hasta el silencio que denota que no siempre sabemos de qué estamos hablando. Sin embargo, decimos que brindamos cuidados espirituales. Podemos afirmar entonces que "los cuidados que personalizan y humanizan la salud no están siendo de interés para el personal socio-sanitario, quedando un vacío asistencial, o bien, es realizado de manera intuitiva confundiendo espiritualidad con religión y proselitismo".6 Los trabajos de investigación también deberían de abordar la espiritualidad del ser humano, más allá de su religiosidad.

Otra barrera que es necesario derribar en el ámbito de la investigación del cuidado de enfermería emerge de los profundos problemas relacionales entre los enfermeros y enfermeras en los diferentes escenarios del cuidado, como el ámbito universitario y el hospitalario. Los problemas relacionales no siempre permiten potenciar a los investigadores de la profesión, y tampoco permiten que los núcleos y redes de investigación se consoliden. Al respecto existen estudios que buscan comprender esa realidad en los ámbitos sanitarios, entre ellos se encuentra el realizado por Yáñez y cols., quienes afirman que: "los centros de salud son altamente vulnerables a los conflictos interpersonales producto del contexto y la naturaleza compleja y estresante del trabajo que se realiza. Las jefaturas de enfermería deben enfrentar y resolver conflictos interpersonales con frecuencia. Sin embargo, pese a su relevancia, las investigaciones sobre la reacción afectiva de los trabajadores a situaciones negativas con la jefatura es un tema aún embrionario en su comprensión.7 Realidad que atañe también a los llamados líderes de nuestra profesión, pues existen grupos pequeños que se consideran élite en la profesión, creando brechas y exclusiones al autodenominarse núcleos de transformación, pero que no muestran mayor impacto en la mejora de los cuidados de enfermería. Esta realidad reclama la necesidad de humanizar cada escenario de cuidado. De allí que la Enfermería de América Latina requiere despertar de su letargo, y oxigenarse. Hacer investigaciones no solo respecto al hacer; sino también al ser enfermero y respecto al ser a quien se cuida. Y respecto a la investigación, valdría preguntarnos ¿por qué y para qué lo hacemos? Quizá así deje de ser solo un medio para alcanzar un grado académico o para postular a un premio.

Una de las causas por las cuales se ha inmolado el investigar sobre el fin último del cuidado de la persona humana, obedece a lo que Gabriel Marcel denominó "la civilización industrial", que es la civilización que está cimentada sobre los valores funcionales y utilitarios y se caracteriza por el dominio o hegemonía de la técnica, convertida en tecnocracia. Estas características de la sociedad técnica, están conduciendo a la visión del hombre como un ser carente de sentido ontológico y funcionalizado o reducido a funciones.8 Y las enfermeras no hemos sido ajenas a esta realidad, de allí que aún ocupen un sitio privilegiado las investigaciones cuantitativas y aquellas direccionadas a favorecer solo el avance tecnológico, que si bien es cierto es loable, no es suficiente. También deben desarrollarse aspectos antropológicos del cuidado de enfermería que permitan reflexionar sobre los fines últimos del por qué y para qué cuidar. Urge trascender la mirada de lo meramente biológico para profundizar en la dimensión espiritual del ser humano. Sin embargo, también es necesario reflexionar sobre las investigaciones cualitativas que se están realizando pues nosotros también podemos afirmar junto a Menéndez, "Comparto la opinión de una de las más destacadas antropólogas brasileñas, que sostiene que el boom de la investigación cualitativa generado en los 80 y 90, se caracteriza por ser frecuentemente superficial y por generar aportes que no van más allá del sentido común".9

El reto que tenemos delante es alto, pues Frankl afirma que "lo espiritual no puede educarse: lo espiritual debe realizarse; lo espiritual "existe"".10 De ahí que la solución no está encaminada a trasmitir cursos de investigación cualitativa y abordajes de aspectos de antropología filosófica, si estos no están iluminados desde una antropología filosófica que busque el rescate de la dignidad humana y si quienes asumen su dirección no luchan por una coherencia entre aquello que dicen y hacen. Y es necesario aquí hacer referencia a una necesidad que tenemos las enfermeras para reconocer a las personas con quienes compartimos el ámbito del hacer profesional, pues aún persisten los problemas de relaciones interpersonales que no permiten un trabajo armonioso que asegure el desarrollo de las personas y de sus instituciones. No solo salen afectadas las personas a quienes se cuidan sino que también se desvirtúa el ser de las cuidadoras pues "la negación del reconocimiento puede constituir una forma de opresión": significa despojar a la persona de aquello que le hace ser él mismo y que le da su identidad.11 Y cuando esto ocurre podemos afirmar que hemos vaciado de contenido y sentido el arte y la ciencia del cuidado humano.

 

Bibliografía

1. Do Prado, Lenise; De Souza, Lourdes; Carraro, Telma; Roman, Gladys; Arzuaga, María. Producción del conocimiento en enfermería en América latina: Un meta-análisis. Investigación cualitativa en enfermería: Contexto y bases conceptuales. Serie Paltex Salud y sociedad 2000. N 9. Washington: Organización Panamericana de la Salud, 2008.         [ Links ]

2. Loayza Enríquez, Blanca Katiuzca. Bases filosóficas que sustentan el cuidado de la salud comunitaria. Rev Paraninfo Digital, 2010; 9. Disponible en: http://www.index-f.com/para/n9/pi012.php (acceso: 20/10/2016).         [ Links ]

3. Fernández Burillo, Santiago. La inspiración filosófica-La filosofía en la Calle. Curso de filosofía elemental. Asociación ARVO.NET. Disponible en: http://arvo.net/curso-de-filosofia-elemental/01-capitulo-i-la-inspiracion-de-la-filosofia/gmx-niv539-con11889.htm (acceso: 5/07/2010).         [ Links ]

4. Agejas, José Angel. La ética del Dr. House. Revista Chesterton, febrero 2007; 1. Disponible en: http://es.catholic.net/comunicadorescatolicos/580/1491/articulo.php?id=31579 (acceso: 15/10/2016).         [ Links ]

5. Sellés, Juan Fernando. Antropología para inconformes. Una antropología abierta al futuro. Madrid: Ed. Rialp, 1996.         [ Links ]

6. Muñoz Devesa, Aarón; Morales Moreno, Isabel; Bermejo Higuera, José Carlos; Galán González Serna, José María. La Enfermería y los cuidados del sufrimiento espiritual. Index de Enfermería 2014; 23 (3): 153-156.         [ Links ]

7. Yáñez Gallardo, Rodrigo; Valenzuela Suazo, Sandra; Dagnino Rivera, Paulina; Cuadra Olmos, Rossana. Las consecuencias emocionales de desconfiar en las jefaturas de enfermería. Index de Enfermería 2012; 21(1-2): 28-32.         [ Links ]

8. Urabayen Pérez, Julia. El pensamiento antropológico de Gabriel Marcel: un canto al ser humano. Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 2001.         [ Links ]

9. Menéndez, Eduardo L. Metodología cualitativa: varios problemas y reiteradas omisiones. Index de Enfermería 2012; 21(1-2): 62-68.         [ Links ]

10. Frankl, Viktor. El Hombre Doliente. Barcelona: Ed. Helder, 1995.         [ Links ]

11. Yepes R, Aranguren J. Fundamentos de Antropología: Un ideal de la excelencia Humana. 3o ed. Colección filosófica núm. 139. Pamplona: EUNSA, 1998.         [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia:
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