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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.27 no.1-2 Granada ene./jun. 2018

 

EDITORIAL

Imagen social de la enfermería, ¿estamos donde queremos?

Social image of nursing, where are we?

Desirée Mena Tudela1  , Víctor Manuel González Chordá1 

1Universitat Jaume I, Castellón, España

En la actualidad, la profesión enfermera sigue luchando por obtener su propio reconocimiento social. A pesar de tratarse de una de las profesiones históricamente más consolidadas (este año se conmemora el cuarto centenario de la publicación del primer manual de Enfermería en España), los diversos avatares que ha sufrido en épocas más recientes han distorsionado la imagen social como profesión autónoma y con identidad propia. Quizás es por esto que seguimos viviendo socialmente un momento en el que se intenta delimitar y definir las características distintivas de la identidad propiamente enfermera.

En 1989, Cañaveras ya exponía que muchos de los problemas de la Enfermería derivaban del desconocimiento de sus rasgos característicos y diferenciales con los de otros profesionales de la salud, así como del ámbito conceptual de sus competencias.1 Es precisamente esta situación la que determina la imagen que de los profesionales de enfermería tienen los miembros de los diferentes colectivos de la sociedad. Por otro lado, Domínguez Alcón (citada por M.P. Cañaveras) también reconocía que aunque la imagen del profesional de enfermería se había modificado en aquellos últimos años, todavía existían algunas tendencias aisladas a considerar a estos profesionales como ayudantes del médico que no precisaban de grandes aptitudes intelectuales, ni espíritu crítico alguno.1 Así, Belmonte (citado por M.P. Cañaveras) aportaba luz sobre este asunto añadiendo que afortunadamente con la creación de las Escuelas Universitarias de Enfermería, que sustituían a las antiguas escuelas de Ayudantes Técnicos Sanitarios, había comenzado el reconocimiento de su singularidad y rango como profesión independiente,1 hecho que se producía a finales de los años 70.

Han pasado pues 40 años desde la creación de las Escuelas Universitarias de Enfermería en España y, prácticamente, 30 años desde que Cañaveras escribiese el párrafo anterior. Parece ser mucho tiempo, pero para una disciplina de las características de la que se está tratando debe ser poco. Además del tiempo transcurrido, hay tener en cuenta la densidad de profesionales enfermeros existentes en nuestro país, dado que si dicha densidad es mínima, se puede considerar normal que sea una profesión poco conocida. Pero sorprende saber que los profesionales enfermeros tienen una gran presencia en la población. Así el Instituto Nacional de Estadística (INE) en la publicación de Notas de prensa del año 2014, muestra que en el año 2013 por cada 100.000 habitantes había colegiados 573,6 enfermeros, siendo esta una tasa en constante aumento desde el año 2007.2 Este dato invita a una reflexión acerca del feedback proyectado por la profesión enfermera sobre la población en general y, además, a reflexionar sobre la corroboración de este feedback que recibe el paciente en cuanto a la calidad del servicio percibido en caso de ingreso hospitalario. Así, algunos estudios internacionales aportan resultados preocupantes en cuanto a la percepción que tienen los pacientes sobre la calidad del cuidado que reciben en los hospitales, obteniendo calificaciones altas solo en el 35% de los hospitales españoles, mientras que en EEUU, Suiza, Finlandia e Irlanda esta cifra ascienden hasta el 60%.3 Tal vez esta deficiente percepción de la calidad del cuidado esté directamente relacionada con el ratio enfermera por 1.000 habitantes, debido a que en los países de la OCDE, España se encuentra al final del ranking con 5,2 enfermeras por 1.000 habitantes, mientras que la media europea se sitúa en 8 enfermeras por 1.000 habitantes, y Suiza, con la tasa superior, cuenta con 16,6 enfermeras por 1.000 habitantes. Por detrás de la tasa española solo se encuentran Letonia, Chipre, Bulgaria y Grecia.4

La preocupación de la Enfermería profesional por prestar unos cuidados de calidad ha estado presente desde que se inició como disciplina y profesión. Hoy en día, si se observa el matiz intraprofesional, nadie duda de la importancia que tienen los cuidados de enfermería en el mantenimiento y mejora de la salud de los usuarios, aunque identificar por parte de los usuarios del servicio las funciones de la enfermera profesional es una asignatura pendiente. De esta manera, un estudio realizado en Australia concluye que la falta de comprensión de la enfermería como profesión por el público en general es un fenómeno común.5 Este resultado no es un caso aislado, puesto que Ferri en su estudio, también demuestra que la población italiana posee un escaso conocimiento de la evolución de la profesión enfermera, destacando además que el 47% de los entrevistados no aconsejarían a sus hijos estudiar Enfermería debido a que consideran esta profesión como llena de sacrificios, mal remunerada, obligada a estar en contacto con enfermedades, sin posibilidad de promocionar y con una consideración social escasa.6 Estos estereotipos siguen vigentes también en España.7 Es reseñable que una imagen negativa de la Enfermería tiene una serie de consecuencias negativas directas en la profesión, afectando a la calidad y cantidad de personas que eligen la enfermería como profesión.7,8 Además, Ten Hoeve y cols. concluyen que la imagen pública de la enfermería es muy dispar y a la vez incongruente. Así, al comparar la visión que tienen las enfermeras sobre su propia profesión y la percepción del usuario, los resultados muestran un panorama bastante diferente sobre la profesión de enfermería. Además defienden que los usuarios deberían ser capaces de identificar a las enfermeras con el trabajo que hacen.9

En España la situación no parece ser muy diferente; una revisión de la literatura realizada en el año 2012 concluye que “la enfermería es una profesión poco visible y profundamente desconocida, ya que la sociedad todavía no reconoce plenamente la competencia, autonomía e independencia de las enfermeras, existiendo una tendencia a verla como una profesión inferior a la medicina y bajo su sombra. De modo que la mayoría de la población ignora que la Enfermería tiene un campo competencial propio, relacionándola estrechamente con tareas y confiando en ella para las actividades que se le han asociado tradicionalmente”.10

En el año 2015 y con motivo de la celebración del Día de la Enfermería, vio la luz el informe “Radiografía de la Enfermería española. Visión política y visibilidad social”, el cual aporta que en España se puso en marcha en el año 2011 una campaña de visibilidad de la profesión enfermera a través de la iniciativa “Soy enfermera”.4 Esta campaña se mantiene en activo y se puso especial intensidad en la misma durante el mes de mayo del año 2014. A pesar de los esfuerzos por visibilizar la imagen social de la enfermería, en el mes de mayo de 2015 se publicó, en distintos medios de comunicación como el Diario El Mundo, ABC, o páginas web de sindicatos y colegios profesionales, una noticia que no debe pasar desapercibida al conjunto de la población enfermera. Los titulares afirmaban que el 60% de los españoles desconoce las funciones de la profesión enfermera. El informe, además, aporta que un 48,58% de la población no acuden a la enfermera para consultar aspectos relacionados con su salud y que mientras que está muy claro para el conjunto de la muestra que los enfermeros realizan técnicas como los inyectables, curas o sondajes (93,03%), el porcentaje disminuye significativamente cuando se trata de actividades como la educación sanitaria (57,65%) o el control y seguimiento de pacientes crónicos (68,54%); coincidiendo con los resultados que Errasti-Ibarrondo y cols. obtenían en España en años anteriores (2012) y que el estudio llevado a cabo en la ciudad de Módena también corrobora, y que da lugar a que se acuñe el término de “cuidado invisible”.6,10-11 A pesar de esta percepción global que tiene la población acerca de la profesión enfermera y del bajo ratio enfermera-habitante, existe una paradoja y es que los pacientes se sienten satisfechos y muy satisfechos con los cuidados que las enfermeras proporcionan.12 13-14

Por lo tanto, es necesario mejorar la imagen pública de las enfermeras. Hay que reforzar el valor profesional de las enfermeras, ya que la profesión de enfermería necesita mejorar su imagen pública.5 Para tratar de visibilizar la imagen social de la enfermería, la literatura expone varias estrategias. Kalischi y cols. proponen utilizar Internet para mejorar la imagen pública de la enfermera debido a que esta plataforma representa un amplio canal de información.8 Esta perspectiva es muy interesante pero debido a que en el informe “Radiografía de la Enfermería española. Visión política y visibilidad social” el 48,13% de la población entrevistada tenía una edad comprendida entre los 51 y más de 65 años,4 tal vez, esta estrategia no llegue a causar el impacto deseado en toda la población, ya que, además, esta población fue la más representativa en los resultados de dicho estudio; aunque no debe descartarse como plataforma de lanzamiento y mantenimiento en actividades futuras de visibilización junto con otros proyectos más tradicionales.

Ten Hoeve y cols. proponen que la investigación de Enfermería puede ser útil para difundir las funciones de la profesión y que los resultados de la investigación se podrían utilizar para mejorar el desarrollo de la identidad profesional. Sugieren además que una de las estrategias sería organizar conferencias para difundir información sobre la profesión. Todo ello con la intención de restablecer a la Enfermería en la imagen pública y ser capaz de promover una identidad profesional que reconozca el valor de su desarrollo profesional y educativo, de lo contrario, el problema de una imagen difusa e inexacta seguirá existiendo.9 En este sentido, en España, la Declaración de Granada (DEGRA) aboga por la difusión masiva del conocimiento enfermero exponiendo que “se compromete a trabajar para que [...] el conocimiento enfermero sea de libre acceso, favoreciendo su disponibilidad tanto para los profesionales como para la ciudadanía”,7,15 recomendando que se “divulguen los hallazgos de investigación en soportes válidos, que sean accesibles a las enfermeras y a la comunidad científica en general, con independencia de la lengua o el territorio”;15 considerando así “la importancia de la cooperación para la generación y difusión del conocimiento, proponiendo comunidades de conocimiento abiertas, en las que se trabaje en la construcción de conocimiento disciplinar a partir de relaciones basadas en la cooperación, en compartir recursos y conocimiento. En donde lo global y lo local se conjuguen para la producción de conocimiento que sea puesto al servicio de la ciudadanía, y que permita la consolidación científica de la disciplina”.16 Que la investigación disciplinar llegue a la población, puede ser una actuación determinante pues, de este modo y como ciencia aplicada, la Enfermería cerraría un círculo en el que los efectos de la cercanía con los ciudadanos se haría visible, dando lugar a un crecimiento exponencial de la disciplina, al evaluar el impacto social de su conocimiento.11,17

El informe “Radiografía de la Enfermería española: Visión política y visibilidad social” vierte que es “importante hacer llegar a la población lo que los profesionales de enfermería podemos aportar al cuidado y mantenimiento de su salud, si los ciudadanos no lo saben no seremos necesarios para ellos”.4 Añadiendo que debemos “hacernos ver, oír, diferenciarnos del resto de miembros del sistema sanitario y mostrar nuestro trabajo diario”, ya que solo el conocimiento de la profesión enfermera “hará que los ciudadanos demanden la atención” de estos profesionales.4

A pesar de todo, se debe ser consciente de que la enfermería juega un papel muy importante e impactante en la salud de la población. Este impacto directo se ejerce desde el nacimiento ya sea en la misma sala de partos atendidos por una enfermera especialista en obstetricia; como durante toda la infancia con la atención de la enfermera pediátrica en respaldo a la promoción de la salud y la prevención y los cuidados de la enfermedad (a través del programa del niño sano, programas escolares, educación para la salud y otros); o bien en la edad adulta presente desde la vertiente de atención primaria con la ejecución de los programas relacionados con las enfermedades crónicas, sin olvidar las atenciones que la enfermedad aguda conlleva tanto en el ámbito primario como hospitalario; y por último los cuidados al final de la vida. Estudios internacionales demuestran y reconocen el papel que la Enfermería juega en la reorientación de los servicios de salud desde los “cuidados curativos especializados” hacia la promoción de la salud y la implementación de estilos de vida saludables; siendo reconocido socialmente el rol de promotora de la salud a la disciplina enfermera.18 Por ello, la investigación en Enfermería sigue avanzando y siendo un puntal imprescindible en el desarrollo de esta disciplina.

El cultivo de estrategias para, tal y como se nombra en el informe de 2015 “hacernos ver y oír” es y será fundamental para poder acercar la profesión enfermera a la población, para dar conocimiento acerca de qué hace nuestra profesión.4

Bibliografía

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CORRESPONDENCIA: dmena@uji.es

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