Sr. Director: La publicación de artículos originales y revisiones puede facilitar la elaboración de significados para cuestiones complejas y la construcción de historias reconocibles capaces de transformar lo invisible en visible. La visualización articula el lenguaje conceptual con el lenguaje visual, permitiendo organizar, resumir y presentar datos de interés para un campo disciplinar como la Enfermería. Además, facilita la representación de teorías, que contribuye a la sistematización de los resultados producidos.1 La Revista Index de Enfermería ha valorizado con gran relevancia la publicación de estudios originales y revisiones que abordan como tema la violencia contra la mujer.2
La violencia contra las mujeres, principalmente en gestantes, ha aumentado considerablemente, siendo considerada por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud un grave problema de salud pública. De acuerdo con la OMS y el Ministerio de Salud se constató que en Brasil, cada cuatro minutos, una mujer es agredida en su propio hogar. Los datos disponibles en Comisarías especializadas en crímenes contra la mujer apuntan que cerca del 70% de los incidentes ocurren dentro de casa y que el opresor es el propio marido o compañero.3,4 La violencia y el abuso sexual se consideran la sexta causa de daños a la vida y a la integridad de la mujer. Es un asunto que merece atención total porque, además de acarrear consecuencias traumáticas y perjudiciales, comprometen la economía del país en lo que se refiere a gastos en los servicios de salud, así como también tiene consecuencias psicofísicas a la mujer, comprometiendo su integridad en lo que se refiere a la salud de la mujer, materna perinatal e infantil.3,4
La práctica de la violencia contra la mujer ha ganado proporciones preocupantes, necesitando una mirada especial de la sociedad y acciones conjuntas desde las más diversas esferas, en el intento de frenar tal fenómeno. Algunos casos, ampliamente divulgados por los medios de comunicación, de forma incluso exhaustiva, muestran la cruel realidad de la imagen de la mujer desde tiempo inmemorial. Una mujer vista como objeto, un verdadero sujeto sin derechos. La violencia contra la mujer puede ser entendida como una relación de fuerzas que convierten las diferencias entre los sexos en desigualdad. Se define como violencia contra la mujer cualquier acto o conducta basada en el género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico. Se entiende por violencia, el empleo de fuerza física suficientemente capaz de sobrepujar la resistencia de la víctima.5
La violencia sexual es un fenómeno universal que afecta indistintamente a mujeres de todas las clases sociales, etnias, religiones y culturas. Las consecuencias biopsicosociales son difíciles de medir, aunque afectan a la mayoría de las víctimas y sus familias. En la esfera emocional, la violencia sexual produce efectos intensos y devastadores, a menudo irreparables. Para la salud, el daño del abuso sexual es expresivo, con un impacto particular sobre la salud sexual y reproductiva.3 4-5
La violencia, sea física, sexual, psicológica o emocional, se vuelve aún más grave cuando la mujer se encuentra embarazada, pues trae consecuencias significativas para la salud de la madre y del hijo, tales como bajo peso al nacer, abortos, nacimiento prematuro y muertes materna y fetal, según los estudios revelados por la OMS en el Informe Mundial sobre la violencia y la salud. Al contrario de lo que se espera, la violencia contra la mujer no disminuye necesariamente durante el embarazo. De hecho, cerca del 13% de las mujeres reportan aumento de la frecuencia o de la severidad de la violencia durante dicho período. La prevalencia de violencia física y sexual durante el embarazo llega hasta el 20%, con índices igualmente altos en los primeros seis meses después del parto, alcanzando el 25% de las mujeres. Las adolescentes embarazadas son particularmente más vulnerables a la violencia, pues existe un riesgo dos veces mayor de que sean violadas, en comparación con el riesgo de las embarazadas adultas.3 4-5
La violencia durante el período gestacional puede traer consecuencias físicas graves para la salud de la mujer, del feto y posteriormente del neonato, como hemorragias, dolores pélvicos, partos prematuros, interrupción del embarazo, intercurrencias en el perío-do intra-parto, aumento del riesgo de muerte perinatal, trauma fetal y bajo peso del recién nacido al nacer.6
Para minimizar las consecuencias de las diversas formas de violencia, es necesario una mirada cuidadosa y profunda hacia la atención a la salud con un abordaje integral, individual y contextualizado.7,8 La asistencia a esta forma de violencia es de especial importancia por trascender el área de la salud en vista de las repercusiones psicológicas y sociales que acarrea. Las consecuencias emocionales son tan intensas y complejas como las médicas, necesitando por ello un enfoque multiprofesional integrativo y capacitado.3 4-5