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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.29 no.3 Granada jul./sep. 2020  Epub 25-Ene-2021

 

Instrumentos

Cómo elaborar una Guía PRAXIS de Buena Práctica para ser publicada

How to prepare a PRAXIS Guideline of good practice to be published

Manuel Amezcua1    , Enrique Coca Boronat2  , Sergio R López Alonso3  4  , Sandra M Hernández Zambrano5  , Francisco Jair López García6  , Sonia Herrera Justicia1   

1Cátedra Index de Investigación en Cuidados de Salud, UCAM-Fundación Index. Granada, España

Cátedra Index de Investigación en Cuidados de Salud, UCAM-Fundación Index. Granada, España

2Empresa Pública de Emergencias Sanitarias de Andalucía, Málaga, España

3Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias. Distrito Sanitario Málaga. Servicio Andaluz de Salud. Málaga, España

4Centro Universitario de Enfermería "San Juan de Dios", Sevilla, España

5Facultad de Enfermería. Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud. Bogotá, Colombia

6Instituto Mexicano del Seguro Social. Ciudad de México, México

Resumen

Objetivo:

Diseñar un formato estandarizado de la guía PRAXIS de buena práctica que facilite su publicación como artículo en una revista científica.

Metodología:

A partir de una guía piloto elaborada con fines académicos, se utilizó una técnica Delphi mediante cuestionario para consensuar con expertos los componentes que deberían reflejarse en el formato de artículo y la adecuación de sus contenidos.

Resultados:

Se obtuvieron doce elementos básicos agrupados en tres bloques: partes preliminares, cuerpo del artículo y partes finales. Se propone un tamaño de 5.500 palabras, con mayor dedicación a los contenidos aplicados a la práctica.

Utilidad esperada:

La tecnología de síntesis de conocimiento propuesta en el modelo PRAXIS es sencilla y asumible desde la práctica clínica, empoderando así a los profesionales. La singularidad y ejemplaridad de los casos garantiza la creación de conocimiento y hará posible la realización de metasíntesis cualitativas sobre problemas complejos de salud en entornos de cuidado compartido.

Palabras clave: Guías de buena práctica; Guías de práctica clínica; Enfermería Basada en la Evidencia; Metodología enfermera; Publicación científica

Abstract

Aim:

To design a standardized format of the PRAXIS good practice guideline that facilitates its publication as a article in a scientific journal.

Methodology:

Based on a pilot guide prepared for academic purposes, Delphi technique was used in conjunction with a questionnaire to support experts' agreement of the components that should be included in the article format and of the adequacy of its contents.

Results:

Twelve basics elements were obtained and grouped into three blocks: preliminary part, body of the article and final part. The extension of 5,500 words is proposed, with greater dedication on the practical contents.

Expected utility:

Knowledge synthesis technology achieved by the PRAXIS model is simple and acceptable for clinical practice, empowering health professionals. The uniqueness and illustrative nature of the cases guarantees the generation of knowledge and will make it possible to carry out qualitative meta-synthesis on complex health problems in shared-care settings.

Key words: Good practice guidelines; Clinical practice guidelines; Evidence based nursing; Nursing methodology; Scientific publication

Introducción

Cada vez más, el cuidado de enfermería se debate entre la necesidad de adoptar prácticas competentes que aporten seguridad al paciente en el acto clínico y un enfoque holístico que considere la satisfacción plena de sus necesidades y la de su familia en su entorno cotidiano. La adopción de las guías PRAXIS (prácticas, integrales y seguras) supone un desafío al modelo tradicional de práctica clínica, sustentada en el saber carismático del profesional, para utilizar un enfoque armónico más acorde con el pensamiento enfermero, dirigido a proporcionar cuidados a las personas que, en interacción continua con su entorno, viven experiencias de salud.

Práctica, Integral y Segura, estos son los tres componentes a los que alude el acrónimo PRAXIS (la palabra praxis se refiere al proceso de llevar a la práctica los principios teóricos adquiridos durante el aprendizaje de una profesión): Práctica porque reposa en el saber experto,1Integral porque involucra al sujeto en su cuidado considerando su entorno, y Segura porque comprende prácticas basadas en la evidencia científica. Así pues, el modelo de Guías de Buena Práctica (GBP) al que nos referimos en este artículo conjuga los fundamentos de la Enfermería Basada en la Evidencia (EBE)2 con la investigación participativa dirigida a la acción,3 donde el paciente/sujeto se erige en el centro del proceso asistencial.

A los efectos que nos ocupa, consideramos buena práctica toda intervención cualificada que ha obtenido resultados positivos para el ciudadano en la mejora o solución de problemas de salud en un contexto determinado y de la que se espera lograr similares resultados en entornos de práctica parecidos. Según esta definición, podríamos identificar cuatro características de una buena práctica: (a) responde a necesidades sentidas por los ciudadanos, con independencia de la manera en que estas se manifiesten; (b) es perceptible, o sea, produce un efecto beneficioso y por tanto provoca satisfacción en los beneficiarios; (c) sirve de modelo para otros profesiona-les, en tanto su efectividad es evidenciada a través de investigaciones e intercambio de experiencias; y (d) es objetivable, esto es, se ha mostrado efectiva y transferible a otros entornos de práctica.4 Así pues, orientados por el modelo PRAXIS, podemos definir una Guía de Buena Práctica como el "conjunto de recomendaciones cuya eficacia ha sido demostrada a través de la investigación, aplicables a entornos de práctica concretos y que tienen en cuenta la participación comprometida de los sujetos involucrados en una situación o problema, según sus posibilidades y recursos disponibles".

Una buena parte de las guías clínicas publicadas privilegian las evidencias provenientes exclusivamente de la investigación, incorporando a lo sumo algunas recomendaciones o más bien prescripciones para pacientes, pero siempre desde la perspectiva disciplinar.5 En cambio, el modelo PRAXIS procura atenerse estrictamente a los principios de la EBE: incorporar a la práctica la investigación de calidad, fortaleciendo la experiencia y considerando las preferencias del paciente, todo ello en un contexto de recursos limitados.2

Es el maridaje entre las dos corrientes epistemológicas donde se sustentan las guías PRAXIS, la Enfermería Basada en la Evidencia2 y la Investigación-Acción Participativa,3 lo que las hace coherentes con el pensamiento enfermero, pues están dirigidas a procurar el nivel más óptimo de salud de la persona a través del mejor cuidado, pero teniendo en cuenta el entorno del sujeto, donde se fomenta su autocuidado. La competencia profesional integra las compartencias del sujeto6 en forma de saberes y habilidades cuidadoras, un modelo híbrido que afianza sin duda el ejercicio de la enfermería de práctica avanzada.

Una guía PRAXIS necesita de cuatro componentes debidamente engarzados para poder resolver en la práctica su visión renovada del cuidado:

  1. Un caso. Todo comienza con la descripción de una situación de cuidado que ha sido observada durante el proceso asistencial de una persona, que por su singularidad tiene la capacidad de suscitar nuevos interrogantes y activar un proceso de indagación para la búsqueda de una solución personalizada.7 Podría parecerse a un caso clínico, si no fuera porque aquí no se busca solo el historial de signos y síntomas, sino que se materializa en una narrativa breve que refleje la subjetividad de la persona, enfatizando los aspectos más sensibles de su afrontamiento y necesidad de cuidados en su situación de salud-enfermedad.8,9 El caso identifica pues un problema concreto sobre el que se pretende intervenir, pero a la vez ilustra un fenómeno complejo de cuidado.

  2. Una pregunta. Se trata de un interrogante suscitado a partir de la problemática identificada en el caso y se formula siguiendo la pauta de una pregunta documental propia del movimiento de la evidencia científica: el paciente o problema clínico, la intervención que se busca y el resultado que se espera alcanzar.10 Esta pregunta activa el proceso de búsqueda de información en la literatura científica, que culmina con la selección de una serie de artículos con la mejor evidencia, soporte de las recomendaciones de buena práctica.

  3. Recomendaciones de buena práctica (RBP). Intervenciones del campo competencial enfermero con suficiente evidencia científica para recomendar su uso en ausencia o frente a otras intervenciones similares ante un problema o situación determinada. Lo habitual es que una pregunta y su proceso de búsqueda den lugar a varias recomendaciones. En ellas, además de identificarse las intervenciones enfermeras, se describen los criterios para su implementación y su evaluación.

  4. Prácticas de autocuidado. Conjunto de cuidados que los pacientes y su familia podrían realizar para mejorar su situación de salud. Surgen como resultado del consenso alcanzado con un grupo de pacientes o ciudadanos, a los que se solicita: (a) su opinión sobre la factibilidad y pertinencia de las intervenciones propuestas en las RBP, así como las posibilidades de superar las barreras que puedan dificultar su implementación o aceptabilidad entre los beneficiarios; y (b) las acciones que desde los propios beneficiarios y su entorno se pueden adoptar para aumentar la efectividad de las RBP. De especial interés resulta el trabajo con pacientes expertos, considerando como tales a personas que habiendo atravesado la experiencia del enfermar, adoptan actitudes comprometidas de ayuda a otras personas que están pasando por situaciones parecidas (suelen colaborar habitualmente en Asociaciones y Escuelas de Pacientes). Resulta más efectivo el trabajo conjunto con tres o cuatro personas, utilizando técnicas grupales que permitan compartir experiencias, generar ideas y consensuar propuestas.11

Otro de los desafíos para las guías de práctica clínica es sintetizar la información en un documento de fácil uso y difusión. A día de hoy, son las revistas científicas las que logran mayor circulación de documentos profesionales, en tanto son recuperables a través de bases de datos bibliográficas y diversidad de buscadores. Por ello, en este trabajo se plantea como objetivo dotar a la guía PRAXIS de una estructura de contenidos que facilite su publicación como artículo en una revista científica.

Metodología

El diseño del modelo PRAXIS de guías de buena práctica se inscribe dentro de un proceso de revisión de instrumentos emanados del movimiento de la EBE, que fue iniciado por la Fundación Index en el año 20002 y que ha realizado otras propuestas de formatos para publicación, como el de revisión crítica de un artículo publicado12 o la elaboración de guías de recomendaciones para pacientes.13 La modelización PRAXIS ha sido el resultado de cinco años de trabajo cooperativo en el marco del Máster de Enfermería de Práctica Avanzada en cuidados a personas con ostomías, promovido por la Cátedra Index ICS (http://www.fundacionindex.com/catedra/master-epa-ostomias/), en un proceso metodológico que ha comprendido dos estrategias: (a) el análisis de la variabilidad de casos de pacientes ostomizados, a partir de la obtención de relatos biográficos;14 y (b) la exploración de metodologías participativas que empoderasen a la enfermera clínica en la gestión de la evidencia científica.15 Resultado de esta fase fue la elaboración de una guía piloto que sirvió como referencia para introducirla como modalidad de trabajo académico, pero con un estilo tan expansivo que dificultaba las posibilidades de publicación posterior.

La siguiente fase fue diseñar un formato de publicación como artículo de revista, para lo cual se contó con un panel de seis expertos procedentes de tres países, que fueron seleccionados por su adscripción a tendencias intelectuales diferenciadas dentro del campo disciplinar enfermero. En tres de ellos domina el pensamiento constructivista, siendo partidarios de la producción de materiales cualitativos por su capacidad descriptiva y posibilidad de comprensión más allá de la disciplina. En otros tres domina una perspectiva más racionalista, partidaria de la categorización y el uso de instrumentos disciplinares estandarizados. La mitad tienen adscripción académica, mientras que los otros son profesionales clínicos acreditados. La permeabilidad de todos hacia la corriente menos cultivada dio lugar a una dualidad en las propuestas que fue preciso integrar para obtener el producto híbrido que se buscaba.

A partir de la guía piloto, se realizó un cuestionario de 12 preguntas sobre los componentes que deberían reflejarse en un artículo de revista y la adecuación de sus contenidos. Mediante la técnica Delphi se encuestó en tres ocasiones a los expertos, cuyo resultado sirvió para refinar el modelo y obtener una primera Guía PRAXIS publicada,16 sustentada en la metodología descrita en este artículo.

Estructura de la GPB

Se han obtenido 12 elementos esenciales que configuran los contenidos de una GBP siguiendo el modelo PRAXIS, agrupados en tres bloques: partes preliminares, con los metadatos indexables; cuerpo del artículo, con los contenidos básicos de la GBP; y partes finales, con los materiales bibliográficos y complementarios (ver Tabla 1). El tamaño ideal del documento resultante no debería superar las 5.500 palabras, que sería algo superior a un artículo de revista convencional y similar a los de investigación secundaria. El esfuerzo de síntesis afecta especialmente a los aspectos metodológicos, pero favorece los contenidos aplicados a la práctica, en una estructura concreta, clara y constante.

Tabla 1.  Estructura de la Guía de Buena Práctica según el modelo PRAXIS 

Preliminares 1. Título
2. Autoría
3. Resumen
4. Palabras clave

Cuerpo 5. Introducción
6. Narrativa del caso
7. Búsqueda de evidencias:
a) Pregunta documental
b) Búsqueda bibliográfica (bases de datos, términos de búsqueda, años, idiomas, guías de lectura crítica, nº de documentos seleccionados)
c) Nº de Recomendaciones de Buena Práctica identificadas
d) Validación ciudadana (nº de participantes y nº de prácticas de autocuidado identificadas)
e) Valoración del resultado
f) Líneas de investigación
8. Recomendaciones de Buena Práctica
9. Prácticas de autocuidado

Finales 10. Bibliografía
11. Guía de recursos
12. Anexos

  1. Título. Se recomienda elaborarlo a partir de la pregunta documental que inspiró la guía, garantizando así que contiene los términos clave que la identifican.

  2. Autoría. La GBP es un trabajo cooperativo en la que participan profesionales y ciudadanos, por tanto en los créditos de la misma han de figurar todos ellos, reconociendo el rol que cada cual ha desempeñado. A efectos del artículo, los promotores de la guía deberán decidir si todos han de formar parte de la autoría por igual, o si, en función del rol desempeñado en la confección de la misma, se distingue entre autores propiamente dichos y colaboradores. En tal caso, la mención de los segundos se realizará en una sección de agradecimientos que se incluirá al final del cuerpo del artículo.

  3. Resumen. En 150 palabras, de manera estructurada, se escribirá sintéticamente lo más sustancial del contenido de la guía: Caso, Objetivo, Metodología, Recomendaciones de Buena práctica y Prácticas de autocuidado.

  4. Palabras clave. Incluir entre 3 y 6 descriptores o palabras clave que faciliten su recuperación en bases de datos y buscadores. Pueden servir de orientación las palabras clave utilizadas en la búsqueda bibliográfica realizada en la GPP.

    Del título, resumen y palabras clave se incluirá la traducción al inglés.

  5. Introducción. Con una extensión aproximada de 300 palabras, justificar por qué es importante realizar una GBP con la problemática que el caso ha suscitado, apoyándose en referencias bibliográficas y siguiendo este esquema: (a) Plantear la problemática general a la que alude la guía, o sea, el asunto principal que va a ser tratado (por ejemplo: las complicaciones de una ostomía, el contexto socio-cultural de los pacientes, las redes de apoyo, etc.). (b) Destacar la importancia del caso elegido, describiendo con detalle la problemática específica de la persona objeto de la narrativa (por ejemplo: afrontamiento inefectivo, déficit de conocimiento, limitaciones para el autocuidado, afectaciones del entorno, etc.). (c) Identificar en forma de objetivo las áreas de intervención que se van a abordar y los logros que se pretenden alcanzar con la guía.

  6. Narrativa del caso. Construir un texto no estructurado con una extensión inferior a 500 palabras que, en forma de narrativa, recoja la historia de la persona seleccionada como caso para ilustrar la guía. Puede optarse por utilizar un estilo netamente descriptivo, exponiendo datos de manera pulcra, estricta y exacta (incluso utilizando un lenguaje estandarizado), o bien enriquecerlo con un estilo más literario, tipo Storytelling,17 diversificando los recursos del lenguaje. En todo caso, el texto debería responder a las siguientes cuestiones:

    • - ¿Quién es? Mostrar los rasgos más señalados de la persona seleccionada en razón de la singularidad que presenta respecto al impacto o afrontamiento de su situación (sin desvelar su identidad). Para humanizar el caso, en lugar de siglas, puede utilizarse un nombre simulado.

    • - ¿Qué le sucedió? Describir las circunstancias clínicas o de otra índole que dieron lugar al problema que va a ser abordado en la guía.

    • - ¿Cómo afrontó la situación? Con especial referencia a sus circunstancias personales en relación con su entorno más cercano. Por ejemplo: su estancia hospitalaria, su hogar, su familia, sus redes de apoyo, su comunidad, etc.

    • - ¿Qué fenómeno-problema ilustra el caso? Explicitando claramente aquella problemática sobre la que se va a profundizar en la GBP.

  7. Búsqueda de evidencias. Describir los aportes de la investigación sobre el problema identificado en la narrativa del caso. Ha de hacerse de manera sintética y estructurada,18 conteniendo los siguientes elementos:

    1. Pregunta documental. Incluir la pregunta orientadora de la búsqueda bibliográfica. Puede utilizarse un formato estandarizado (PICO, SPICE, PIPOH, etc., sin comparación).10,19

    2. Búsqueda bibliográfica. Especificar las bases de datos utilizadas con sus términos de búsqueda, los años de cobertura e idiomas, así como las guías de lectura crítica utilizadas para determinar la calidad de los artículos tanto por su diseño como por la utilidad del resultado, indicando finalmente el número de documentos seleccionados.

    3. Número de RBP identificadas a partir de las intervenciones de los artículos seleccionados (la descripción de las mismas se incluirá en la tabla de resultados). Cada RBP, que puede estar sustentada en uno o varios artículos, ha de formularse en una frase que describa la acción de forma clara (fácil de comprender) y concisa (con el menor número de palabras).

    4. Validación ciudadana, incluyendo solo el número de participantes y el número de prácticas de autocuidado identificadas durante el proceso de trabajo cooperativo con pacientes o ciudadanos (ver apartado 9).

    5. Valoración del resultado. De forma breve se comentarán los hallazgos tras la búsqueda y selección de documentos, así como sobre las prácticas de autocuidado identificadas. Pueden abordarse cuestiones como: (a) si el resultado ha proporcionado suficientes RBP para responder a la pregunta; (b) si los documentos seleccionados tienen suficiente fuerza de recomendación; y (c) si las prácticas de autocuidado descritas en el apartado 9 tienen capacidad para complementar la implementación de las RBP identificadas.

    6. Líneas de investigación. La búsqueda de evidencias para fundamentar las RBP, a menudo pone de manifiesto lagunas de conocimiento (aspectos importantes para la práctica clínica sobre las que no se han encontrado suficientes evidencias) o intervenciones débilmente sustentadas que precisarían de nuevas investigaciones o estudios más sólidos. Lo adecuado es, de manera muy sintética, enumerar las líneas de investigación que deberían activarse para reforzar la potencia de la GBP que hemos elaborado.

    7. Tabla de resultados. Como ilustración a este apartado debe incluirse una tabla de vaciado de todo el material resultante del proceso de búsqueda de evidencias, que será citada en el texto, preferentemente en el apartado de valoración del resultado (ver Figura 1).

      Figura 1.  Modelo de tabla de resultados del proceso de búsqueda de evidencias 

  8. Recomendaciones de Buena Práctica. Siguiendo el mismo orden que aparece en la tabla de resultados, en este apartado se describirá cada una de las RBP contenidas en la guía. Se recomienda no superar las 300 palabras en la descripción de cada recomendación, pudiendo adoptar el siguiente esquema: (a) título o enunciado de la RBP (como en la tabla); (b) desarrollo de la intervención o intervenciones que han de realizarse para dar contenido e implementar la RBP, procurando documentarlas mediante la correspondiente bibliografía (es preciso citar al menos la referencia o referencias que son fuente de evidencias para esta recomendación); y (c) en párrafo aparte, enunciar algunos criterios de evaluación que permitan determinar cuándo se alcanza el efecto deseado de las intervenciones propuestas.

  9. Prácticas de autocuidado. Según se ha expuesto en la introducción, las RBP son sometidas a un proceso de validación por población afecta al problema abordado en la guía, preferiblemente pacientes expertos, a los que se solicita además que identifiquen prácticas de autocuidado que ayuden a implementar las recomendaciones. En este apartado se describirá brevemente el proceso de trabajo cooperativo con el grupo de informantes y se incluirá el contenido resultante del mismo, considerando prácticas de autocuidado referidas a: (a) lo que la persona y sujetos de su entorno debe-rían saber (conocimientos que le ayuden a comprender su situación y favorezcan la toma de decisiones autónoma); (b) lo que debería saber hacer (habilidades que debería desarrollar para favorecer su autonomía); y (c) las actitudes que debería adoptar para favorecer la efectividad de las intervenciones (los comportamientos esperados).

    La descripción de estas prácticas ha de ser sintética, con un estilo muy didáctico, siguiendo un listado ordenado y codificado (por ejemplo: 1C para conocimientos, 1H para habilidades y 1A para actitudes). Estos códigos son los que se incluirán en la tabla de resultados. De manera opcional, puede completarse este apartado aportando una ilustración que sintetice las recomendaciones dirigidas al paciente o ciudadanos. Modelos como el prospecto (díptico o tríptico), el cartel o la infografía pueden ser interesantes siempre que estén diseñados de una manera atractiva y didáctica.

  10. Bibliografía. Incluir el repertorio de referencias bibliográficas que han sido citadas a lo largo del texto de la GBP siguiendo preferiblemente el estilo Vancouver, teniendo en cuenta que solo han de referenciarse materiales bibliográficos publicados.

  11. Guía de recursos. Realizar un listado con los materiales considerados relevantes en apoyo a las RBP contenidas en la guía y que han sido mencionados en la misma, pudiendo considerarse, entre otros: (a) sitios webs de instituciones, sociedades científicas, asociaciones de pacientes, etc.; (b) webs, blogs, APPs y otros recursos digitales con especial valor divulgativo para recomendar tanto a profesionales como a pacientes; (c) textos divulgativos impresos o producidos digitalmente (sin excluirlos, hay que ser especialmente cautos al recomendar recursos facilitados por empresas con fines comerciales); y (d) directorios de centros de investigación y otros organismos de interés.

  12. Anexos. En ocasiones puede ser necesario incorporar algún tipo de material que por sus especiales características no procedería incluirse en la parte del texto correspondiente, como por ejemplo el algoritmo de búsqueda bibliográfica, un tipo de test o cuestionario, materiales educativos en forma de gráficos o ilustraciones, infografías, carteles, etc. En tales casos procede incluirlos en un apartado de anexos, haciendo las llamadas correspondientes desde el texto y citando la fuente si han sido obtenidos externamente.

Utilidad esperada

El proceso de construcción de una guía PRAXIS se inicia y finaliza con la perspectiva del sujeto, que de esta manera pasa a convertirse en el eje que orienta y determina el intercambio de saberes que se va a producir durante la construcción de la guía. La GBP se materializa al final en un documento publicable, que es resultado de un proceso en el que la investigación más relevante y la experiencia tanto del profesional como del paciente experto se ponen al servicio de un mismo fin: la resolución de problemas de salud que pueden abordarse desde el cuidado compartido. Además de colocar en el centro a la persona, la guía PRAXIS propone el uso de una tecnología de síntesis de conocimiento sencilla y asumible desde la práctica clínica, empoderando así a los profesionales (aunque pudiera resultar incompleta para evidenciólogos radicales). Igualmente facilita su implementación al considerar entornos de práctica reales, a diferencia de las visiones abstractas de las guías tradicionales, a las cuales complementa y pormenoriza.

Si las guías clínicas tradicionales se sustentan en la estandarización, el modelo PRAXIS privilegia la visión subjetiva, que ha de entenderse como una oportunidad para comprender la diversidad de situaciones que dimensionan las realidades complejas de los problemas de salud. Sin caer en particularidades y localismos (la GBP no es un plan de cuidados personalizado, pero puede favorecer el establecimiento de estos), es la singularidad y ejemplaridad de los casos lo que garantiza la creación de conocimiento.7 Si las guías clínicas precisan de una actualización constante para que puedan resultar efectivas, las guías PRAXIS se actualizan de manera continua con el aporte de nuevos casos. Este acervo favorece la realización de síntesis de conocimiento, para lo cual podrán realizarse metasíntesis cualitativas a partir de las GBP publicadas.

Las guías PRAXIS constituyen una herramienta profesional que se abre al conocimiento ciudadano y se preocupa por la transferencia de las mejores evidencias científicas a la práctica clínica, incorporando acciones de autocuidado. Privilegian procesos de participación ciudadana y se esfuerzan en utilizar un lenguaje comprensible, pero no deben entenderse como productos dirigidos a la ciudadanía, aunque puedan anexar materiales con este fin.

Finalmente, aunque estamos resaltando algunas diferencias entre las guías clínicas tradicionales y las guías PRAXIS (ver Tabla 2), es preciso aclarar que no se busca con ello establecer oposiciones o rupturas entre los dos modelos, sino justo lo contrario, mostrar su complementariedad. Las guías PRAXIS constituyen otra oportunidad de profundizar en el conocimiento aplicado desde el mestizaje de saberes, adaptándose a nuevos tiempos que favorecen una mayor participación de los ciudadanos en los procesos científicos, así como una diversificación de enfoques y métodos en coherencia con las líneas emergentes en la gestión del conocimiento.

Tabla 2.  Algunas diferencias y complementariedades entre las guías clínicas tradicionales y las guías PRAXIS 

Criterio Guías clínicas tradicionales Guías PRAXIS
Corriente epistemológica Enfermería Basada en la Evidencia Enfermería Basada en la Evidencia e Investigación + Acción Participativa
Base del conocimiento Saber experto Saber experto y preferencias del paciente
Naturaleza de la práctica Busca la uniformidad de criterio Busca la diversidad de casos
Posición del sujeto El paciente es un conjunto de conductas esperables Cada paciente es un universo diferenciado
Objeto Cuidado estandarizado ante la variabilidad de la práctica clínica Cuidado personalizado ante la diversidad de situaciones posibles
Fuente de verificación Evidencia científica Evidencia científica y opinión de pacientes expertos
Actualización y producción investigadora Revisiones sistemáticas Estudios de caso y metasíntesis cualitativas
Indicación de autocuidado Prescripción desde el saber experto Consenso con el saber ciudadano

Bibliografía

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Recibido: 14 de Agosto de 2020; Aprobado: 29 de Septiembre de 2020

CORRESPONDENCIA: Manuel Amezcua secretaria@ciberindex.com

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons