Sr. Director: La comunidad científica se pregunta si el verano hará disminuir o parar la expansión de la pandemia que nos afecta estos días de calor veraniego. Esta pandemia ha hecho historia, ya que desde hacía cien años no nos encontrábamos con una situación parecida donde su influencia ha ido más allá de las consecuencias económicas, sociales, políticas y organizativas de todos los países a nivel mundial.1
Hemos realizado una revisión bibliográfica donde hayamos relación entre el virus y el medioambiente, especialmente con rayos UV, los cuales lo inactivan2 y un análisis de una serie de indagaciones propias, tales como un estudio de los casos de países con temperaturas máximas elevadas con geolocalizaciones determinadas como trópicos, especialmente el de capricornio, los cuales suelen desarrollar temperaturas máximas más elevadas que en los países del hemisferio norte. Dicha recopilación de datos puede orientar a hacer un pronóstico del comportamiento epidemiológico en Europa durante el verano boreal.
Además, se realizó una búsqueda de literatura científica con estudios similares² y descriptivos epidemiológicos relacionados con la epidemiología geográfica relacionada con el comportamiento de la expansión de la pandemia en los primeros meses del año donde la expansión de la infección tuvo un comportamiento matemáticamente exponencial o geométrico. Con los datos obtenidos no solo pueden servir para hacer una predicción del comportamiento durante el verano, sino que además pueden inspirar estudios paralelos complementarios aprovechando el análisis de las bases de datos manejadas.
El rastreo de la Johns Hopkins University (https://coronavirus.jhu.edu/map.html) es especialmente sensible en Estados Unidos. Las diferencias climáticas entre el norte y el sur pueden ser significativas. El problema surge en países donde cuestionamos la fiabilidad de los datos proporcionados por los gobiernos herméticamente cerrados o con censura abierta o encubierta. Aunque poco fiables sí pueden hacer una estimación con países más colaboradores.
En los datos recogidos se tuvieron en cuenta tanto el ratio confirmado/fallecido como una variable de densidad de población. Puesto que consideramos que no es la misma tasa una ciudad con cien mil habitantes que con una con un millón. Se eligieron ciudades y zonas urbanas con número de habitantes similar y cerca de grandes núcleos urbanos.
Los resultados encontrados no fueron halagüeños. Considerando como referentes las ciudades de Chicago, con máximas en el mes de marzo de 40º F o 4,5º C, y un ratio de confirmados/muertos de 21,45; Snohomish, Washington, US (Cerca de Seattle) tiene un incide de 20; Ramsey, Minnesota, US (Cerca de Mineapolis) indice de 24. A nivel internacional hemos observado Irlanda con un indice de 15,2, Dinamarca con 20,3, Moscú con 70, Tokio con 17,3.
En el trópico de capricornio y países dentro del hemisferio sur hemos observado: Sudáfrica con 48,3 y temperaturas máximas de 76ºF o 24 º C, Brasilia con 53 y temperaturas máximas de 23º C, Bolivia con Indice de 29,7 y 35 º C, Lima con 56 y 22º C, Nigeria con 35 y 31º C, Israel con 60 y 30º C, Pakistán con 47 y 35º C.
Cerrando este escrito, estos y otros datos revisados3 nos hacen pensar que el verano boreal no va a contribuir a la contención de la pandemia, sino las medidas de distanciamiento social, higiene, información, cuarentena de casos confirmados. El sistema de vigilancia es crítico para establecer medidas de contención de la expansión del virus.