Educación médica centrada en el paciente
MA. De Bendetto, MA. Janaudis, G. Moreto, I. Ramirez Villaseñor, V. Reginato
FUNDACIÓN LILLY, UNIÓN EDITORIAL
MADRID, 2017; 179 PÁGS.
Educación significa: "Formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen". En salud es innegable la importancia de la educación, la Carta de Otawa para la Promoción de la Salud de 1986 así lo certifica. La adquisición por parte de la población de conocimientos y habilidades para intervenir en las decisiones que tengan efectos sobre la salud es fundamental e imprescindible tanto para la prevención, el diagnóstico, como para el tratamiento de la enfermedad con el fin de crear oportunidades de aprendizaje para facilitar cambios de conducta o estilos de vida, y para conocer y analizar las causas que influyen tanto en la salud individual como en la colectiva. Esta educación viene anexa a la idea de la medicina centrada en el paciente, sus inquietudes y necesidades.
La humanización está en auge pero hemos pasado de una medicina en la que se curaba poco y se apoyaba y consolaba mucho, a una en la que se curan muchas cosas, pero el enfermo pasa a un segundo o tercer plano. Los autores en cada una de sus páginas nos hacen plantearnos cómo funciona el sistema y cómo podríamos solucionarlo mediante una educación médica responsable orientada hacia la persona, modelos, doctrinas, disciplinas, etc., unidas a estos principios básicos de humanización que permiten un modelo de enseñanza basado en el todo.
Hoy en día la medicina parece tener su única preocupación en la salud, pero esta no es solo enfermedad, la irrupción de las ciencias humanistas en el desarrollo profesional son fundamentales y compatibles con la visión técnica de la disciplina traducida en conocimientos, habilidades y actitudes. La medicina del hoy, del ayer y del mañana dota al médico de una incuestionable influencia sobre la persona enferma, por la necesidad o por la debilidad en ocasiones del momento, de ahí la importancia de su preparación desde el inicio de su formación. El Código Deontológico y el Juramento Hipocrático nos recuerdan que el objeto de actuación es el enfermo y el objetivo su salud, pero bien es cierto que la percepción que se tiene de la medicina parece que se olvida de la persona para dejar paso a los nuevos avances tecnológicos. Los autores reclaman planes de estudio basados tanto en el paciente como en su enfermedad, incluso hablan de la necesidad de una selección de dichos profesionales con las características precisas, aunque reconocen que hoy en día esta necesidad es inviable.
Esta obra de referencia médica se divide en cinco capítulos bien diferenciados y ampliamente relacionados entre sí: Significado y características de la educación médica centrada en el paciente. Vocación médica y humanismo: qué enseñamos a los estudiantes de medicina. Enseñar el camino de la evidencia científica hasta la persona: una trayectoria necesaria. La medicina centrada en el paciente: adquirir su metodología científica y la Educación de la afectividad para entender al paciente. Todos ellos exponen de forma clara y concisa la necesidad de aplicar el conocimiento a la persona, basando el ejercicio profesional en la evidencia y en la afectividad, y fundamentando sus pretensiones a nivel académico. Para los profesionales de la enfermería, esta irrupción de proyectos y obras como la presente nos obliga a contribuir con nuestro esfuerzo, trabajo y dedicación, a la consecución de metas comunes desde el marco de la salud humanista en el que se encuadra la educación como elemento clave para el profesional.
En el libro se proyecta e insiste sobre la importancia del enfermo como persona y no tanto de la enfermedad, donde el alivio del sufrimiento no se limita a un tratamiento farmacológico y donde la práctica clínica se entrelaza firmemente con la empatía, con las emociones, con el sentir la enfermedad por parte del paciente, sin que ello suponga una carencia en perjuicio de las competencias médicas específicas. Paloma Calero Martín de Villodres (martindevillodres@hotmail.com).