Introducción
La Imposición de tocas o ceremonia de la luz, está establecida en algunas universidades como un acto académico que simboliza el compromiso de vocación y servicio de los estudiantes con la comunidad y su futura labor como cuidadores. De acuerdo con Sosa y Cuamatzi, su origen se da con la enfermera inglesa Florence Nightingale, pionera de la enfermería contemporánea, quien portaba una pequeña lámpara para atender a los heridos en combate durante la guerra de Crimea.1
La ceremonia consiste en que las docentes, como enfermeras antiguas y experimentadas, hacen traspaso de los símbolos (lámpara, toca, placa de identificación) como un voto de confianza, credibilidad, pertenecía y acogimiento del estudiante de enfermería a su vida profesional. De esta forma lo reconocen como sujeto de conocimiento, cumplimiento, transparencia, comportamiento profesional y ético, cualidades que potenciaron durante su formación como pilares del cuidado.2
Las descripciones que acompañan los significados de la ceremonia de la luz, están permeadas por una fuerte influencia de lo femenino como parte de su significación. La enfermería ha partido de prácticas históricas construidas desde ámbitos culturales y religiosos, siendo desde sus inicios una actividad de mujeres, específicamente en Colombia. La toca, como símbolo histórico de la identidad de enfermería, es un análogo del velo de las religiosas, por lo que se convierte en un elemento de exclusión de lo masculino.3
Lo anterior genera interés dado que la profesión de enfermería ha venido consolidándose como un ejercicio profesional donde cada vez participan más hombres. Según los institutos nacionales de estadística estos suponen a nivel mundial el 15,4% (2013) de los nuevos estudiantes de enfermería y en Colombia según el Ministerio de Protección Social (2017), por cada 100 mujeres enfermeras existen 8 enfermeros hombres. A pesar de que los datos no representan un giro transcendental sobre el ejercicio del cuidado tradicionalmente feminizado, sí es preciso reconocer que las experiencias de lo masculino como un elemento analítico de interés, y por ende, los significados que estos generan no solo al ejercicio profesional sino también sobre los rituales y elementos simbólicos que la han representado históricamente. Dado esto, y como parte de la consolidación del pensar histórico profesional, es importante diversificar la comprensión de este reconocido ritual, ceremonia de la luz, como un momento de transición de estudiante a profesional desde el pensar masculino.
Actualmente en Colombia aproximadamente diez universidades en las que se encuentra el programa de enfermería realizan la ceremonia de la luz o de imposición de símbolos, las cuales señalan su importancia como símbolo de la unión entre el conocimiento científico y el arte del cuidado de enfermería, cumpliendo con la función de comunicar la trascendencia de la profesión a los estudiantes, futuros profesionales. Existen algunas coincidencias en el ritual que cada unidad académica realiza, entre estas: el uso de símbolos como la toca, la lámpara, la placa de identificación y el uniforme blanco.
Los significados dados a cada uno de los símbolos confluyen en los siguientes: el uniforme blanco, ligado al paradigma católico influye en la construcción de la escala de valores y significados que se le otorgan, reflejando las cualidades del sujeto que lo usa, así lo describen Galindo y Romero: “el uniforme adquiere un significado más intimista para las enfermeras, ya que la higiene del uniforme no solo es una forma de protección, sino que es una forma de proyectarse como profesional y como persona: ‘ser limpia y pulcra también por dentro, porque yo estoy en un acto de cuidado. Es como reflejar un tanto lo que yo puedo ser, sencillo, sobrio, cómodo.’ (ED), ‘ser muy transparente, muy honesto, muy sincero, ser bien pulido’ (ED).”4
Por otro lado, están los elementos que complementan este uniforme blanco: la toca o cofia representa autoridad, honor, distinción y responsabilidad en el cuidado, herencia militar y religiosa dentro de la profesión. La lámpara señala la luz que ilumina el camino en el quehacer profesional, luz que se requiere en todos los actos de cuidado, emblema de la claridad, de la ciencia e iluminación que brinda el saber. La placa no cuenta con un significado histórico, pero busca representar la identificación de cada uno como profesional de su respectiva alma mater. Aunque no está claro su origen histórico, es necesario reconocer su cercanía con la tradición militar de identificación. Un símbolo que la escuela de enfermería de la Universidad pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC) utiliza en los hombres es una flor de loto, realmente es muy raro su uso a nivel general, pero su significado se ve atribuido a la superación de las adversidades, ya que esta flor crece en las condiciones más difíciles.5 El otro aspecto es el uso de padrinos/madrinas que en algunos casos son los mismos docentes de la profesión y en otros, un enfermero profesional diferente seleccionado por el estudiante.
Así mismo existen algunas particularidades en la realización de la ceremonia, entre ellas: el momento de la realización, en algunos casos se realiza antes de la iniciación de prácticas formativas y en otros a inicio de último semestre o al final como parte de la graduación.
Como se puede observar, los elementos y significados del ritual son variados, pero dado su fuerte vínculo con las herencias históricas de la profesión (religiosa, militar y femenina) guardan y han sido más frecuentes las sistematizaciones de los sentidos que surgen desde la perspectiva femenina. Así mismo, en un intento por vincular ritualmente a los hombres se han generado nuevos símbolos (placa y flor) con el fin de generar sentido simbólico a este grupo de profesionales.
Para Ana Luisa Velandia las herencias aun cuando continúan siendo significativas, se han ido modificando a medida que se transforma la sociedad colombiana y cada vez se hacen menos conscientes. Ella estableció cuatro herencias recibidas en enfermería por tradición a comienzos del Siglo XX:6
1) La herencia religiosa, es mundial y para algunos la enfermería nació cuando enfermeras seglares fueron ocupando los puestos que la disminución de las congregaciones religiosas fue dejando vacíos.
2) La herencia femenina es muy profunda. Con la llegada en 1873 de las primeras enfermeras religiosas francesas, se cristaliza la influencia femenina en la profesión. La primera carrera que pudieron seguir las mujeres colombianas en la universidad fue la enfermería.
3) La herencia militar. La participación de enfermeras colombianas en la Guerra de los Mil Días, posteriormente en la Guerra con el Perú, la creación de la Escuela de Enfermeras de la Cruz Roja, el primer grupo de enfermeras que recibió el grado de tenientes del Ejército, denotan la influencia militar en la enfermería colombiana.
4) Las herencias etnográficas en América Latina tienen mucho peso. En Colombia se inicia con los saberes médicos de los grupos nativos, continúa con la influencia española, luego la francesa y posteriormente con la influencia norteamericana.
En la Escuela de enfermería de la UPTC la ceremonia de la luz se origina hacia 1980 con la llegada a Tunja de enfermeras profesionales de la Universidad Industrial de Santander. Con el tiempo la ceremonia se combinó con el aspecto religioso, el sacerdote hacía la bendición de las tocas. Esto fue promovido por las enfermeras Olga Valero y Sofia Gómez, quienes hicieron el himno y la bandera de la escuela de Enfermería de la universidad, asumiendo la trilogía hereditaria de la enfermería (militar, religioso y femenino) (entrevista personal con una docente pensionada de la Escuela durante la I tertulia de la memoria, organizada por el grupo de investigación GERCUS).
A partir de lo anterior, nos propusimos describir los significados de un grupo de enfermeros frente a la ceremonia de la luz de la Escuela de Enfermería de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Desde un enfoque cualitativo se realizaron cuatro relatos biográficos. En esta oportunidad presentamos el relato de Carlos, quien decidió participar en este estudio. Carlos es enfermero profesional de 31 años que trabaja actualmente como docente universitario. Es un hombre inteligente, crítico y beligerante, así lo deja ver durante nuestra conversación. Carlos nos conduce en su relato por sus experiencias como estudiante y profesional.
La información fue recolectada a través de una entrevista en profundidad, que fue grabada y transcrita. Para el análisis del material registrado se siguió la metodología propuesta por Amezcua y Hueso sobre relatos biográficos.7
A partir de este proceso analítico surgen cuatro categorías denominadas: experiencias escuela de enfermería, significado simbólico, experiencia desde lo profesional, lo masculino desde la invisibilidad. Las categorías describen de manera genérica los significados de la ceremonia de la luz desde la perspectiva masculina. Teniendo en cuenta que el relato biográfico permite articular significados subjetivos de experiencias y prácticas sociales, podemos decir que la experiencia relatada por Carlos, se convierte en una herramienta que, mediante la fuerza simbólica del lenguaje, lleva a la construcción, explicación y expresión de identidades.8
EXPERIENCIAS ESCUELA DE ENFERMERÍA. Siempre quise estudiar algo que tuviera relación directa con el sector de la salud y debido a esto resulto teniendo como opción la enfermería; sumado a una tradición familiar en este gremio, varias personas de mi familia, mayores que yo, pertenecen a este gremio y eso tuvo seguramente algo que ver en el momento de escogerlo. Cuando ingresé en el año 2005, el grupo con el que di comienzo a mi carrera estuvo inmerso en un cambio generacional donde se empezó a trabajar por créditos, el modelo educativo y el plan de estudios era absolutamente diferente y nosotros estrenamos el primer plan por créditos dentro de la acreditación, enfermería era la primera escuela acreditada de la universidad.
Realmente no recuerdo que hubieran mencionado la ceremonia de la luz durante mi formación sino hasta al final, hasta el último semestre, donde pues, finalmente, ese acto iba a ocurrir, porque de igual manera lo oía uno mencionar en el momento en que tenía probabilidad de graduarse, pero antes no se contaba con recursos bibliográficos, recursos fotográficos, no teníamos la oportunidad de verlo o que nos dieran la posibilidad de hacer un acercamiento a lo que era eso.
SIGNIFICADO SIMBÓLICO. La ceremonia de la luz es la imposición de una simbología que se traduce en la luz a través de una lámpara, la colocación en el caso de las mujeres de una cofia o toca y en el caso de los hombres una lámina con su nombre. Ahora me parece un poco curioso entenderlo como [pensativo] como que sin eso no se podría calificar a una persona con el estatus de profesional y entiendo que es estrictamente como una simbología, pero en el ámbito de estudiante es algo importante y es una cuestión, más que otra cosa, de reconocimiento, y así también, lo considero un evento social.
La ceremonia de la luz ha tenido dos significados en mi vida, en ese momento como estudiante y posteriormente. Para mí es recurrir a una simbología que en términos culturales era algo especial siendo estudiante, toda suerte que era como el reconocimiento al esfuerzo que había realizado durante unos años y del cual, en lo personal, podían participar mi familia, mi mamá y mi papá podían ver ese acto que en últimas es algo muy solemne en su momento, entonces digamos que dentro de la concepción que uno tenía como estudiante y el reto de haber estudiado, de haber terminado una carrera, sin duda que era un momento en que se hacía un reconocimiento que seguramente durante todo el proceso de estudio no se había tenido.
En cuanto al significado de los símbolos finalmente yo lo entiendo como un acto social, pero tiene cierta solemnidad, vuelvo y reitero en la comparación con los diferentes sacramentos que se adquieren a través del tiempo en las personas adheridas a la religión católica o cristiana y tiene que ver con un reconocimiento tanto para el ahijado como para el que asume el padrinazgo, entonces generalmente uno tiende a recibir unas palabras de apoyo o guía. Lo mismo, la persona que es el padrino entrega a esa persona unas palabras que tienen que ver con respecto a lo que se va a enfrentar, y por supuesto es un escenario que no es particular, no es una cosa que se haga de manera personalizada, sino es ante un escenario, familia… Lo voy a asemejar guardando las proporciones y el respeto, como si estuviéramos en una iglesia. Entonces cuando se produce el bautizo o el beso en el matrimonio donde hay testigos, donde hay padrinos, lo mismo ocurre en este lugar, hay aplausos, hay venias, hay palabras, es una solemnidad que va marcada de por medio con la asignación de unos símbolos como lo es la toca, ¡es algo que se va a llevar siempre!, no se puede quitar. Como en el matrimonio, una argolla; como en el bautizo, el aceite o el agua con la que se unge al niño en el momento en que se le salva del pecado o se le da la bienvenida a la iglesia católica como dice la religión, pues ¡parece que la toca! en los profesionales o la lámpara, la luz, que esa si no se lleva, es la bienvenida a una vida profesional desde un evento social, y si hablamos de padrino vuelvo e insisto en un sacramento.
Desde que fui estudiante hasta ahora como padrino, la ceremonia sigue siendo igual [risa], incluso me llamaba la atención que cuando fui estudiante o cuando recibí el grado hace más de 10 años y ahora, se siguen llevando otras simbologías que pues uno se pregunta ¿qué es, qué significa?, una flor y tiene que ser una orquídea, un arreglo floral que se lleva, desde esa época está, aun aparece acá y es algo que se ha replicado y que seguramente desconocemos cuál es su significado estricto, incluso yo en esa ceremonia en aquel tiempo no quise llevar la flor o el arreglo que le ponían, no sé cómo le llaman [piensa], un ajuar, y mire usted que ¿quién es el que utiliza ajuar?, esa cosa se utiliza es de igual manera en el sacramento del matrimonio, ese arreglo lo lleva es el novio, la novia, en la primera comunión usted lo lleva, en la confirmación es lo mismo, así que a mí eso no me resulta otra cosa que la explicación desde ese punto, la comparación que yo le doy, pero básicamente sigue siendo lo mismo.
En lo personal no entendía muy bien o no le daba la importancia suficiente al significado de cada uno de los elementos en la ceremonia de la luz, sino más bien lo tomé en su momento como una cuestión de reconocimiento que tenía cierta trayectoria como algo cultural, casi dogmático y ya, pero pues que fuera un acontecimiento realmente relevante para mí no lo era, y aún más adelante lo entiendo de una manera absolutamente diferente desde otra posición y me parece algo que, si está o no está, realmente no cambia en absolutamente nada la concepción profesional de la persona.
Estas ceremonias de la luz son paradigmas que se han generado, romper esos paradigmas es un poco complicado, pero tratándose de eso, eso no debe ser una cuestión que se imponga, eso debe aparecer desde un punto de vista particular y que no se nos convierta en un escenario mediático y como lo digo yo: se nos convirtió en un sacramento, o sea usted no puede ser profesional sin eso [risas]; entonces no, eso debe ser así como la decisión de participar o no en una religión, en creer o no en algo.
También está todo el derecho absoluto de que se tome decisión o no, pues algo personal, si el graduando tiene el criterio para decir a alguien que ha sido su ejemplo, sin necesidad que lo nombren desde un contexto sacramental, pues está bien, es manifestarlo, pienso yo se puede hacer desde un punto de vista personal y ya es suficiente esta paradoja mediática con el recibir un diploma. También es hacer la reflexión de cosas que se heredan, por ejemplo, una mujer que vaya a recibir esos símbolos en pantalón y no en falda va a ser mal vista como en una iglesia, como en los años 50, como antes, donde las mujeres no usaban pantalón, peor aún si la mujer no va a usar la toca, entonces a mí realmente no me parece relevante, ni me parece una cuestión desde el punto de vista personal que tenga que ser impositiva, si es algo que por su creencia o por el reconocimiento que a esto se da, alguien quiere acceder, perfecto. Pero me parece que no es algo que tenga que ser impuesto ni que por obligación se tenga que participar. Me parece que debería ser una decisión particular, de la persona que quiere participar cuando lo quiera hacer, por qué no hacerlo a la mitad de la carrera, por qué no antes, y mi discusión, ¿por qué tiene que ser en un escenario lleno de gente?, eso puede ser de manera personal si se quiere hacer.
EXPERIENCIAS DESDE LO PROFESIONAL. He tenido la oportunidad como profesional de participar en la ceremonia como padrino, y ese padrino es una figura que uno entiende que es casi como sacramental, como una herencia desde lo judío cristiano porque se nombra un padrino y ¿cuál es el padrino dentro de los sacramentos de la tradición católica o judío cristiana?, pues esa persona que está ahí, y esos sacramentos que se adquieren dentro de lo que la mayoría fuimos educados, dentro de esa cultura, esos sacramentos como el bautizo, como la confirmación, como la presentación, incluso como el sacerdocio, tienen un padrino. Entonces es curioso que para la enfermería siendo una profesión, se establezca este padrinazgo casi como una doctrina, así se ha heredado, así lo conocimos y así se resuelve tradicionalmente, entonces uno en la figura de docente o de profesional le piden la oportunidad porque [como] lo nombran en la ceremonia: fue un ejemplo o es una persona a seguir, una guía, un norte, [por eso] lo escogen a uno como padrino, pero sí me llama la atención en cuantas profesiones existirá un padrino, y es la adopción de una figura sacramental, desde una tradición católica o judío cristiana.
Desde mi punto de vista personal y al considerar el desarrollo teórico de la disciplina y sumado a nuestro contexto cultural, regional y local me parece que la ceremonia no representa algo importante dentro de la creación de la identidad profesional y que este acto es una respuesta directamente ligada o relacionada a una herencia que aun permea en nuestra disciplina y son herencias desde otros ámbitos como los religiosos.
Más allá de la simbología pienso que el único reconocimiento con el que a uno lo identifican como enfermero es la calidad profesional, es por esto que para mí los hombres no necesitan de símbolos como la toca, incluso yo pongo en discusión la utilización de un uniforme de un color específico, y desafortunadamente estamos siendo reconocidos por algo superficial como lo es un overol, porque eso es, simplemente un material de trabajo, ni el profesional hombre o mujer, pienso yo, que debería reconocerse estrictamente por el porte de un uniforme o por la calidad en su estética, que es importante, pero me parece que no es el motivo principal para que sea reconocido. He tenido la fortuna en el desarrollo de mi vida profesional de ser reconocido más allá de la ausencia de una toca, más allá del porte de un uniforme blanco impecable, más que eso, por mi desempeño profesional desde lo integral en la aplicación de los cuidados de enfermería que permiten tener ciertas competencias de liderazgo y de ser sobresaliente en escenarios distintos y por eso me parece que el uniforme no es un elemento esencial que nos marque y nos dé el reconocimiento, eso es un overol.
Necesitamos buscar un origen de donde sale la ceremonia de la luz para la escuela de enfermería, ¿eso es nuestro o no es nuestro?, pero yo tengo mi teoría [riendo] que está un poco ligada a eso y ¿de dónde viene?, pues como le digo, quiénes fueron los antecesores o que generaron y construyeron esta escuela y por qué estamos en este lugar que era un convento, por qué estamos en uno de los cuartos [oficina] donde dormían las monjas, por ejemplo, qué es este lugar, esta facultad, donde esta enfermería, era el sitio donde residían las internas, las monjas, donde dormían. Pues no me extrañaría que fuera una conducta y me voy a preguntar en este momento si la novicia que se ordena dentro de una comunidad y ya la consideramos una hermana de la comunidad, una monja, también va a tener un rito parecido, para mí sería una grata sorpresa que encontrara algo así, que también hay luz, que también hay la imposición de un hábito, qué se yo, si esa herencia de lo de la luz viene… obviamente entiendo que lo de la luz y la lámpara es algo que va mucho más allá y relacionado con el origen de nuestra disciplina, pero el término de la toca, el término de la placa para la marcación, lo de la flor, lo del padrino, ¿de dónde resulta?
LO MASCULINO DESDE LA INVISIBILIDAD. Dentro de la ceremonia, el símbolo impuesto a los hombres es la placa y su significado realmente no lo conozco, y pues uno entiende que de hecho la toca tiene una evolución histórica, desde el origen de la enfermería o de la tradición que ha tenido históricamente la enferme-ría, ligada a la tradición católica judeocristiana, donde pues quienes utilizaban tocas y ese tipo de hábitos muy parecido inicialmente eran las religiosas, y lo de la luz la herencia viene de la que consideramos la madre de la enfermería [Florence Nightingale] y la simbología que tiene esto desde el contexto histórico de la guerra de Crimea y todo el desenvolvimiento que tiene la enfermería como profesión y como disciplina desde ese entonces, y sí, es curioso, incluso yo decía ¿por qué no nos ponen una gorra, un sombrero para dar esa simbología?, entonces ahí, personalmente y de manera muy particular es donde entiendo el estereotipo, donde se reconoce y se marca la diferencia en el estereotipo de la profesión enfermera como estrictamente femenina, y la visión social de ello es una profesión de un corte estrictamente femenino, y tan femenino es, que la toca la portan solo las mujeres y los hombres no. Me imagino yo, desde una apreciación muy personal también, que la placa era la manera de darle una simbología cuando los hombres empezaron a aparecer en esta profesión.
El estereotipo o la visión social de enfermería es netamente femenino, pero me parece que más allá de los estereo ipos, las visiones o la concepción que se tenga desde la enfermería, para mí no solo el hombre sino la mujer dentro del reconocimiento general sufre una crisis de identidad con respecto a sus fortalezas, sus mismas limitantes, con respecto a la consideración social más allá de estar ligado a un género, la concepción general de la enfermería me parece a mí que carece de unas fortalezas o unos cimientos que lo llevan a un reconocimiento social. Sin embargo, no es un secreto para nadie que los hombres hemos venido encontrando un espacio dentro de la profesión con una visión absolutamente diferente, tal vez en el momento de calificar el quehacer o algunas competencias características por naturaleza de un género u otro, pero en últimas sigue siendo una profesión o una disciplina masivamente practicada y estudiada por mujeres. El espacio que tenemos es escaso, incluso la calificación a la que se ha llegado de la participación de hombres dentro de la Enfermería está ligada a otros aspectos como el homosexualismo u otras cosas que también han marcado los estereotipos del hombre dentro del desarrollo de su profesión.