Sr. Director: México, como otros países, ha solicitado a sus ciudadanos que permanezcan en sus casas para combatir la propagación del Covid-19. En ese contexto, los niños y niñas y adolescentes son mayormente vulnerables, ya que presentan una comprensión limitada del evento, por otra parte, los niños y adolescentes son proclives de daños físicos y mentales, debido a que tienen pocas estrategias de afrontamiento.1
La vulnerabilidad se incrementa, cuando los niños y adolescentes presentan algún tipo de condición, como es el caso del Trastorno del Espectro Autista (TEA). El TEA es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza principalmente por déficits en la comunicación y en la interacción social, presenta patrones de conducta específicos, marcados por actividades repetitivas con inicio precoz en la infancia.2
En ese sentido, con el confinamiento en el hogar, surgen muchas dificultades, principalmente para las personas autistas, debido a los cambios en la rutina, que son a menudo un desafío significativo para las personas con TEA y sus familias. Sin embargo, en este momento de pandemia, estas personas desaparecen de la vista pública ya que no son consideradas con la misma prioridad que antes. Es por ello la necesidad de dejar a la vista los riesgos ocultos que las personas con TEA pueden estar enfrentando en ese momento de pandemia, que son los riesgos de violencia en el hogar.
Ya existen relatos sobre que el aislamiento social en el hogar puede tornarse abusivo, debido a este tiempo de inestabilidad financiera y social, miedo de la infección, aburrimiento y frustración.3 De acuerdo a la UNICEF, el riesgo de violencia contra los niños ha aumentado debido a la pandemia COVID-19, los servicios de protección infantil se han debilitado debido en parte a las medidas implementadas para controlar la propagación del virus. 1.800 millones de niños viven en los 104 países donde los servicios de prevención y respuesta a la violencia se han visto interrumpidos debido a la Covid-19.4 Los niños ya son un grupo vulnerable a la violencia sexual, sin embargo, niños con autismo son aún más vulnerables. De acuerdo a literatura, los factores que pueden llevar a que una persona sea más vulnerable a la violencia sexual son: tener discapacidad o una condición específica, ser del sexo femenino, ser menor de edad, falta de recursos económicos, limitaciones cognitivas y de comunicación que dificulten la capacidad para expresar los deseos y necesidades afectivas y sexuales, falta de accesibilidad en el entorno comunitario, falta de intimidad y aislamiento. En ese sentido, los niños con TEA cuentan con la mayoría de los factores.5
El permanecer en casa puede hacer que estos niños sean más propensos a sufrir maltrato, abandono, violencia de género y explotación. Desafortunadamente, hay muy poca información sobre la violencia sexual que las personas con TEA están enfrentando durante la contingencia por Covid-19. Lo que se sabe es que las personas con TEA sufren victimización y abuso a tasas más elevadas en los tiempos sin pandemia, comparado con las personas sin TEA, lo que se pone en evidencia un mayor riesgo durante el aislamiento social.6
En tiempos de Covid-19, con encierro y aislamiento social, la violencia sexual continuará, pero a puerta cerrada, y debido al menor acceso a la atención de salud y otros servicios sociales, los niños con TEA se vuelven cada vez más vulnerables al abuso y a sufrir sus serias consecuencias. En ese sentido, es importante reconocer la vulnerabilidad de estos niños y buscar medios para apoyarlos a través de búsqueda de información, por medio de nuevos estudios, estrategias de intervención en hogares y buscar fuentes de acceso para todos. Además, se precisa abordar esta cuestión en investigaciones con la propia participación de las personas con autismo, para conocer sus necesidades particulares. También es muy importante que los profesionales de salud, principalmente los enfermeros, que son piezas clave para apoyar los padres y familias en relación a la salud y el desarrollo de las personas con TEA, a su vez, deben estar atentos a las señales y advertencias de maltrato y abuso sexual en menores, incluso los niños con discapacidades, ya que también hacen parte del cuidado de enfermería. Todo eso ayuda a que los niños y niñas con autismo, salgan de esa mala experiencia del Covid-19, estén protegidos y atendidos como cualquier otro niño.