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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.31 no.3 Granada jul./sep. 2022  Epub 06-Feb-2023

 

Originales

Nivel de agencia de autocuidado de enfermeros chilenos durante el contexto pandemia de Covid-19

Self-care agency level of Chilean nurses during the context of the Covid-19 pandemic

María Ángela Uribe-Tohá1  , José Manuel León-Pino1  , Grupo para el estudio de Autocuidado*1 

1Escuela de Enfermería, Facultad de Salud, Universidad Santo Tomás, Los Ángeles, Chile

Resumen

Objetivo principal:

Determinar el nivel agencia de autocuidado de las enfermeras durante pandemia de Covid-19 en Chile y su asociación con variables sociodemográficas, laborales y hábitos de salud.

Metodología:

Se realizó un estudio cuantitativo, asociativo, de corte transversal en una muestra de 343 enfermeros. Para la recolección de datos se utilizó una encuesta de antecedentes sociodemográficos, laborales, hábitos de salud y la Escala de Valoración de Agencia de Autocuidado, aplicados mediante formulario de Google Forms.

Resultados principales:

El 46,9% de los participantes presentó una baja capacidad de agencia de autocuidado, obteniendo una asociación estadísticamente significativa entre la actividad física y horas de sueño con el nivel de agencia de autocuidado de las enfermeras.

Conclusión principal:

Se concluye que durante la pandemia Covid-19 el mayor porcentaje de enfermeros clínicos presentó un bajo nivel de agencia de autocuidado asociado a una baja actividad física y reducidas horas de sueño.

Palabras clave: Autocuidado; Enfermeros; Pandemia

Abstract

Objective:

To determine the level of self-care agency of nurses during the Covid-19 pandemic in Chile and its association with sociodemographic, occupational variables and health habits.

Methodology:

A quantitative, associative, cross-sectional study was conducted in a sample of 343 nurses. For data collection, a survey of sociodemographic and occupational background, health habits and the Self-Care Agency Rating Scale was used, applied by means of a Google Forms form.

Results:

46.9% of the participants presented a low capacity for self-care agency, obtaining a statistically significant association between physical activity and hours of sleep with the level of self-care agency of the nurses.

Conclusion:

It is concluded that during the Covid-19 pandemic, the highest percentage of clinical nurses presented a low level of self-care agency associated with low physical activity and reduced sleep hours.

Keywords: Self-care; Nurses; Pandemic

Introducción

Cuidarse, cuidar y ser cuidado son funciones naturales e inherentes al ser humano e indispensable para la vida y representan un conjunto de actos que tiene como finalidad hacer que la salud se mantenga, continúe y se desarrolle en las mejores condiciones de bienestar.1 Evidentemente, brindar cuidados a los demás es algo satisfactorio que llena de orgullo a los profesionales, sin embargo, cuando este deseo y deber de cuidar de otros opaca la necesidad de cuidar de ellos mismos, puede llegar a ser perjudicial para su propia salud.2

El cuidado de la salud de las personas está a cargo de las enfermerasa, respaldado en el Código Sanitario chileno, en el artículo 113 que define que las enfermeras son responsables de la "gestión del cuidado en lo relativo a promoción, mantención y restauración de la salud, prevención de enfermedades o lesiones, la ejecución de acciones derivadas del diagnóstico y tratamiento médico y el deber de velar por la mejor administración de los recursos de asistencia para el paciente".3

Desde otra perspectiva, el autocuidado se define como una actitud y aptitud para realizar, de forma voluntaria y sistemática, actividades dirigidas a conservar la salud y prevenir enfermedades. Es algo que se debe cultivar y adaptar de forma continua durante el transcurso de la vida, siempre en correlación con las necesidades presentadas a lo largo de las etapas de desarrollo y crecimiento. De este modo, se logra considerar el autocuidado como una propiedad del ser humano como ser individual que es aplicada para mantener la salud y el bienestar.4,5

Por otro lado, los trabajadores de la salud se encuentran vulnerables a diferentes agentes patógenos, físicos y emocionales, los que, si no se toman en cuenta, pueden conllevar a un deterioro de la salud.6 Las enfermeras, en su rol asistencial, están inmersas en el cuidado integral de los pacientes utilizando la totalidad de sus energías enfocadas única y exclusivamente en su trabajo, sin tener tiempo para su autocuidado, dejando muchas veces de lado sus propios deseos y cuidados para mantener una actitud adecuada frente al paciente y familia.7 Actualmente, el personal de salud está enfrentando la crisis sanitaria por Covid-19 y ha tenido que reorganizar el funcionamiento de la atención,8 afrontando extensas jornadas laborales, evidenciándose una sobrecarga de trabajo y estrés emocional sumado al alto riesgo de contraer el virus.9 Si bien las enfermeras pretenden siempre buscar el bienestar de la persona, mantener o recuperar su estado de salud, es importante valorar cómo proveen estos profesionales su propio autocuidado en el día a día o fuera de sus lugares de trabajo. Más aún considerando que el autocuidado es un recurso protector para que el desgaste laboral no afecte la salud y promueva el bienestar de los profesionales de la salud.10,11

En vista que las enfermeras se encuentran constantemente expuestas a comprometer su salud mental y física,12 este estudio buscó determinar el nivel de agencia de autocuidado de las enfermeras durante pandemia Covid-19 en Chile y su asociación con variables sociodemográficas, laborales y hábitos de salud.

Método

Con el fin de cumplir el objetivo de este trabajo, se realizó un estudio cuantitativo, asociativo, no experimental y de corte transversal. La muestra fue conformada por 343 enfermeras clínicas activas de nacionalidad chilena, previa firma del consentimiento informado.

Para la recolección de datos se aplicó una encuesta en formato online por medio del software Google-Forms, que incorporó una encuesta de antecedentes sociodemográficos, laborales y hábitos de salud. Se aplicó la Escala valoración de agencia de autocuidado (Appraisal of the Self Care Agency - ASA).13 La versión utilizada en este estudio fue la adaptación al español realizada en la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia, que corresponde a una escala Likert de 1 a 4 puntos.14 Para su interpretación, se aplicó lo siguiente: 96 puntos equivalen a la máxima capacidad de agencia de autocuidado, 76-95 puntos corresponde una alta capacidad de agencia de autocuidado, 70-75 una mediana capacidad de agencia de autocuidado, 25-69 a una baja capacidad de agencia de autocuidado y menor a 24 puntos a una mínima capacidad de agencia de autocuidado. Este instrumento cuenta con una alta validez con un de alfa de Cronbach de 0,744.14

El análisis estadístico se realizó utilizando el paquete estadístico SPSS (IBM SPSS Statistics, v 21). El análisis de estadística descriptiva se realizó a través de medidas de tendencia central, tablas de frecuencia y de contingencia. El análisis de asociación entre las variables cualitativas se realizó mediante la prueba estadística Chi-cuadrado de Pearson (p<0,05).

Esta investigación respetó los principios de la Declaración de Helsinki y contó con la aprobación del Comité de Ética de la Universidad Santo Tomás de Chile, código 68-20.

Resultados

El grupo de estudio está conformado en un 87,8 % por participantes del sexo femenino y la edad media es 34,78 años y el 59,7% trabaja en sistema de turno (Tabla 1). En relación con las conductas de salud, un gran porcentaje de enfermeras declara no realizar actividad física (64,7%), no poseer hábito tabáquico (72%), consumir alcohol con frecuencia de al menos una vez por semana (53,6%), consumir comida chatarra al menos de tres veces a la semana (80,5%) y dormir entre 6 y 8 horas diarias (67,9%) (Tabla 2).

Tabla 1. Nivel de agencia de autocuidado según variables sociodemográficas y laboral. 

Nivel de agencia de autocuidado

Alta Media Baja Total Prueba Chi cuadrado
Sexo Masculino 14 (4,1%) 14 (4,1%) 14 (4,1%) n=343 P=0,104

Femenino 91 (26,5%) 63 (18,4%) 147 (42,8%)

Edad 22-29 30 (8,7%) 27 (7,9%) 42 (12,3%) n=343 P=0,311

30-39 47 (13,7%) 38 (11,0%) 77 (22,5%)

40-49 16 (4,7%) 7 (2,0%) 31 (9,0%)

50 o más 12 (3,5%) 5 (1,5%) 11 (3,2%)

Horario de trabajo Diurno 44 (12,8%) 31 (9,0%) 63 (18,4%) n=343 P=0,094

Sistema de turno 61 (17,8%) 46 (13,4%) 98 (28,6%)

Tabla 2. Nivel de agencia de autocuidado según variables de hábitos de salud. 

Nivel de agencia de autocuidado

Alto Medio Bajo Total Prueba Chi cuadrado
Actividad física Si 50 (14,6%) 31 (9,0%) 40 (11,7%) n=343 P=0,000*
No 55 (16,0%) 46 (13,4%) 121 (35,3%)

Hábito tabáquico Si 15 (4,4%) 10 (2,9%) 31 (9,0%) n=343 P=0,445
Ocasionalmente 0 (0%) 10 (2,9%) 30 (8,7%)
No 81 (23,7%) 47 (13,7%) 119 (34,7%)

Consumo de alcohol Nunca 32 (9,3%) 22 (6,4%) 43 (12,6%) n=343 P=0,911
1 vez por semana 56 (16,3%) 42 (12,2%) 86 (25,2%)
2 veces por semana 10 (2,9%) 9 (2,6%) 21 (6,1%)
3 veces por semana 6 (1,7%) 5 (1,5%) 9 (2,6%)
4 o más veces por semana 0 (0%) 0 (0%) 2 (0,6%)

Consumo de comida chatarra Nunca 17 (5,0%) 5 (1,5%) 11 (3,2%) n=343 P=0,054
Menos de 3 veces por semana 81 (23,7%) 65 (18,9%) 130 (37,9%)
3 o más veces por semana 7 (2,0%) 7 (2,0%) 20 (5,8%)


Horas de sueño Menos de 6 horas 12 (3,5%) 18 (5,2%) 68 (19,8%) n=343 P=0,000*
Entre 6 a 8 horas 83 (24,2%) 58 (17,0%) 92 (26,8%)
Mas de 8 horas 10 (2,9%) 1 (0,3%) 1 (0,3%)

*p<0,05 significancia estadística

Un resultado relevante en este estudio es el bajo nivel de agencia de autocuidado que los enfermeros perciben: del total de los encuestados, 161 enfermeras (47%) posee un nivel bajo de autocuidado. El siguiente nivel con mayor porcentaje es el nivel alto de autocuidado con 105 enfermeras (30,6 %) seguido por el nivel medio con 77 enfermeras encuestadas (22,4%).

El nivel de autocuidado según las distintas variables bajo estudio se muestra en las Tablas 1 y 2. El sexo masculino muestra una distribución homogénea según niveles de autocuidado, contrario al sexo femenino donde el mayor porcentaje se encuentra en el nivel bajo de autocuidado (42,8%). Según la edad, en el grupo entre 22 a 49 años se observa un nivel bajo de autocuidado, mientras que los mayores de 50 años alcanzan niveles más altos. Respecto al tipo de turno, los encuestados muestran niveles bajos de autocuidado. No se encontró asociación estadísticamente significativa entre las variables sexo, edad y sistema de turno con nivel de agencia de autocuidado (p>0,05) (Tabla 1).

Según las variables de salud, podemos mencionar que solo se encontró asociación estadísticamente significativa en la actividad física y horas de sueño con el nivel de agencia de autocuidado (p<0,001) (Tabla 2).

Discusión

El nivel de agencia de autocuidado en Chile ha sido estudiado en diferentes grupos de personas, sin embargo, es un área poco indagada en enfermeras, haciéndose relevante su estudio debido a que, para brindar una gestión del cuidado segura y de calidad, ha de requerirse de un profesional saludable.15 Por otro lado, las enfermeras son los responsables de gestionar y aplicar medidas de cuidados durante todo el ciclo vital de las personas, pero se desconoce si estas medidas son autoaplicadas favoreciendo su propio autocuidado.

Este estudio reportó que el mayor porcentaje de las enfermeras presentó una baja capacidad de agencia de autocuidado, predominando en el sexo femenino (42,8%), siendo similar a los resultados de Bamonde et al.11 Esto puede deberse a que el sexo femenino cumple diversos roles en el ámbito familiar, laboral y en el desarrollo moral en donde la mujer conflictúa sus propias necesidades y las de los demás, lo que lleva postergarse y dejar un limitado espacio para adquirir conductas que favorezcan el autocuidado.15,16 A su vez, el mayor porcentaje de enfermeras que obtuvieron baja capacidad de agencia de autocuidado se encontraba entre los 22 y 39 años. Esto resulta preocupante, debido a que corresponde a un adulto joven y a que están iniciando la vida laboral, enfrentándose a un cambio de vida e intensidad del trabajo, sin valorar su autocuidado anticipadamente.17

En lo que concierne al sistema de jornada laboral, el mayor porcentaje de las enfermeras que trabajaba en modalidad de turnos presentó una de baja capacidad de agencia de autocuidado. Este resultado podría respaldarse con estudios que han demostrado que trabajar en sistema de turno deteriora la calidad de vida, interfiriendo en el desarrollo del autocuidado,18 sumado a la alta demanda de trabajo y estrés emocional.9 Por otro lado, se debe considerar que la evidencia reporta que el proceso de trabajo de las enfermeras tiene implicancias negativas en la salud del profesional debido al trabajo en sistemas de turno, repetición de turnos por falta de personal, lo que lleva a una disminución de su tiempo de descanso y auto recreación. Además, estas consecuencias negativas pueden incrementarse dependiendo del servicio clínico en que trabaje o del cargo que desempeñe.19 Por ende, la enfermería, por su contexto de trabajo, debería ser considerada como profesión de riesgo de daño a la salud profesional priorizándola al momento de abordar la salud del personal, sobre todo en contexto de la pandemia Covid-19, donde se ha reportado el incremento de los niveles de ansiedad, estrés y depresión, repercutiendo directamente en la salud profesional.20

En cuanto a la dimensión de hábitos y conductas de salud, este estudio devela que existe una tendencia a presentar malos hábitos en actividad física, alimentación, consumo de drogas y pocas horas de sueño, acorde a lo reportado en otras investigaciones.21,22 Los factores que contribuyen a esta tendencia serían que las enfermeras se ven obligadas a cambiar estilos de vida debido a la rutinización del ejercicio profesional, llevando a diversas formas de abandono y deterioro de prácticas saludables.19 Por otro lado, el ritmo laboral al que se enfrentan altera su forma de actuar, considerando que ocupan mayoritariamente su tiempo en actividades familiares, no cuentan con un horario regular de alimentación, lo que incrementa el riesgo de desarrollo o descompensación de enfermedades, vislumbrando un déficit en su propio cuidado.23 A esto, debemos sumar el contexto de pandemia de Covid-19, que ha repercutido de forma biopsicosocial a las enfermeras, generando una mayor dificultad al momento de querer implementar acciones saludables.12 Es aquí donde los gobiernos debieran prevenir y tratar los efectos negativos secundarios a la pandemia, implementando programas de fortalecimiento y organización de servicios, tal como el reforzamiento en los sistemas de turnos, espacios de descanso y de reflexión.

Las variables que se asociaron significativamente con el nivel de agencia de autocuidado en enfermeras fueron la actividad física y horas de sueño, destacando que la no realización de actividad física presentó predomino con bajos niveles de autocuidado, concordando con lo expuesto por la Encuesta Nacional de Salud (ENS) que señala una alta prevalencia de sedentarismo en Chile con un 86,7%.24 Este resultado concuerda con el estudio realizado por Flores et al. en el año 2011, donde un 72,1% de las enfermeras indicó realizar casi nunca y nunca actividad física.25 En este contexto, los factores que no permiten el desarrollo de un hábito de actividad física corresponden al sistema de trabajo y carga laboral, principalmente en aquellos que trabajan en sistemas de turnos.16 Por otro lado, tenemos la desmotivación, ya que los resultados físicos o metabólicos no son de forma inmediata y requieren de meses para ver su efecto.25 Estos antecedentes son preocupantes, puesto que son factores difíciles de modificar, debido a que el desarrollo de un hábito saludable requiere de motivación, tiempo y recursos.18,21 Es por este motivo que las instituciones de salud debieran desarrollar estrategias que permitan que las enfermeras dispongan y se les respeten sus días de descanso para implementar medidas de autocuidado. En este caso, fomentando el desarrollo del hábito de la actividad física, incrementando los convenios de las instituciones de salud con gimnasios u otros centros que permitan el desarrollo del hábito por medio de deportes.

Este estudio mostró que existe asociación entre las horas de sueño y nivel de agencia de autocuidado, destacando que el mayor porcentaje de los que duermen la cantidad mínima requerida (≤ 8 horas) presentaron una baja capacidad de agencia de autocuidado. Dentro de los factores que podrían dar respuesta a este resultado, encontramos que el mayor porcentaje de enfermeras se encontraba trabajando en sistema de turnos, los que en pandemia fueron modificados e intensificados, por lo tanto, contaban con menos horas de sueño, coincidiendo esto con lo reportado en un estudio donde se afirma que los turnos rotativos afectan el patrón del sueño de las personas.26 Como se sabe, el sueño es un indicador de salud, contribuye al bienestar mental y emocional. La privación de sueño altera negativamente la capacidad de concentración, además de provocar nerviosismo, irritabilidad, riesgo de obesidad, problemas cardíacos, entre otros.

Por otra parte, el sistema de turnos nocturnos lleva a dormir a veces de día o simplemente no dormir debido a muchos motivos, tales como las responsabilidades del hogar, el trabajo consecutivo en otro centro laboral, la asistencia a clases o el empleo del tiempo en otras actividades de ocio, provocando alteraciones en el sistema circadiano y dando lugar a un agotamiento permanente en un síndrome psicosomático, repercutiendo negativamente en la vida familiar, social y laboral. Es por esto que dormir una cantidad suficiente, así como una calidad adecuada, deben ser considerados elementos indispensables de un estilo de vida saludable, permitiendo un cuidado seguro y de calidad hacia los usuarios.23,27

Estos resultados exponen una realidad presente en el sistema de salud chileno, la cual debería ser conocida tanto por las universidades formadoras de enfermeras como por el servicio de salud en el cual se desempeñen. Es de suma importancia que las enfermeras tengan conciencia de su autocuidado porque refleja cómo se cuidan a sí mismas y cómo podrían cuidar a otros. Además, se debe considerar que las enfermeras, por la naturaleza del trabajo que desempeñan, se encuentran constantemente en riesgo de desarrollar o descompensar patologías crónicas.26 Es por estos motivos que las instituciones formadoras de enfermeras deberían fomentar el desarrollo del autocuidado en sus estudiantes, considerándolo como una obligación ética para poder cuidar a otros. Asimismo, las instituciones de salud deberían incrementar la dotación de enfermeras para favorecer en estas el cumplimiento de sus días libres y desarrollar programas que fomenten su autocuidado físico y mental.

Debido a que esta investigación es una de las pocas evidencias en el tema, se propone indagar en la incorporación de otras variables como servicio clínico en el que se desempeña, tipo de contrato de trabajo, entre otros, para poder determinar qué factores pudieran ser intervenidos para favorecer que las enfermeras cuenten con óptimos niveles de gestión del autocuidado y así poder entregar cuidados seguros y de calidad a todos sus pacientes.

Conclusión

Este estudio deja en evidencia que durante la pandemia de Covid-19, un gran porcentaje enfermeras presentó niveles bajos de agencia de autocuidado, lo cual corresponde a un riesgo de desarrollo de enfermedades físicas o mentales. Por otro lado, fue el sexo femenino y adultos jóvenes quienes presentaron en un gran porcentaje bajo niveles de agencia de autocuidado. Se encontró una asociación estadísticamente significativa entre la actividad física y horas de sueño con el nivel de agencia de autocuidado, lo que sugiere que estas variables debieran ser consideradas al momento de implementar estrategias que fomenten el autocuidado.

Por tanto, este tema debe ser tenido en cuenta para generar una reflexión en la comunidad, así se concreten programas o medidas para revertir esta situación en especial en el área de enfermería, puesto que son los encargados de brindar cuidados de calidad, pero antes deben priorizar su bienestar tanto físico como psicológico y social.

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aEn este trabajo se utilizará el femenino como género no marcado para designar a enfermeros y enfermeras.

Recibido: 21 de Marzo de 2022; Aprobado: 04 de Agosto de 2022

CORRESPONDENCIA: muribet@santotomas.cl (María Ángela Uribe Tohá)

*

Otros componentes: Cristina Estefanía Cancino Quezada, Javiera Pilar Cerda Rocha, Camila Andrea Chacón Garay, Marcelo Javier Chávez Pulgar, Gloria Eileen Lama Campos, Camila Fernanda Monsalve Martínez

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