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Index de Enfermería

versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296

Index Enferm vol.31 no.3 Granada jul./sep. 2022  Epub 06-Feb-2023

 

Historia y Vida

Mujer cisgénero en situación de trabajo sexual: "nos ven como el foco infeccioso o como el virus andante"

Cisgender woman in a situation of sex work: "they see us as the infectious focus or as the walking virus"

Luis Albeiro Perdomo-Sandoval (orcid: 0000-0003-1987-5037)1  , Diego Fernando Villamil-Camacho (orcid: 0000-0002-1172-291X)2 

1Departamento de Enfermería de Salud Pública, Salud Mental y Materno infantil, Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, Programa de Doctorado en Enfermería y Salud, Universidad de Barcelona. Barcelona, España

2Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología, Máster Universitario en Prevención de Riesgos Laborales (PRL), Universidad Internacional de la Rioja. La Rioja, España

Resumen

Objetivo principal:

Explorar las barreras percibidas para el autocuidado de la salud sexual de una mujer cisgénero de 57 años en situación de trabajadora sexual.

Metodología:

Se abordó un relato biográfico de naturaleza cualitativa, constructivista y fenomenológica.

Resultados principales:

Del análisis sistemático y de contenido, emergieron los temas: el trabajo sexual como una alternativa de vida; el estigma y la discriminación por la identidad ocupacional; la falta de una atención en salud preventiva, humanizada e incluyente; la necesaria autoestima para autocuidarse; la psicología informal como método de cribaje del cliente; el saber profesional en prácticas protectoras y de cuidado; las brechas y dificultades para el uso del condón masculino; y la necesidad de una política pública con mirada de género e inclusiva.

Conclusión:

La narrativa refleja la necesidad de afrontar las barreras para el autocuidado de la salud sexual, mediante metodologías participativas e inclusivas que promuevan la cooperación de políticas, estrategias e intervenciones en salud preventiva congruentes con las necesidades de las mujeres trabajadoras sexuales.

Palabras clave: Trabajo sexual; Vulnerabilidad Social; Discriminación Social; Autocuidado; Salud Sexual; Política Pública

Abstract

Objective:

To explore the perceived barriers to sexual health self-care of a 57-year-old cisgender woman in sex worker situation.

Methods:

A biographical account of a qualitative, constructivist and phenomenological nature was addressed.

Results:

From the systematic and content analysis, the following themes emerged: sex work as a life alternative; stigma and discrimination due to occupational identity; the lack of preventive, humanized and inclusive health care; the necessary self-esteem to care for oneself; informal psychology as a method of screening the client; professional knowledge in protective and care practices; gaps and difficulties in the use of the male condom; and the need for a public policy with a gender and inclusive perspective.

Conclusions:

The narrative reflects the need to address the barriers to sexual health self-care, through participatory and inclusive methodologies that promote the cooperation of preventive health policies, strategies, and interventions consistent with the needs of female sex workers.

Keywords: Sex Worker; Social Vulnerability; Social Discrimination; Self-Care; Sexual Health; Public Policy

Introducción

La prostitución es un fenómeno social con gran trayectoria en la historia de la humanidad, con limitaciones en el abordaje del proceso salud enfermedad de sus implicados por la desacreditación de sus conductas, creencias y prácticas que dinamizan el comercio sexual. Las mujeres trabajadoras sexuales (MTS) pueden experimentar disparidades en salud por los riesgos de su ocupación y por el estigma, la discriminación y la criminalización sociosanitaria, cultural, económica y política desde el nivel micro al macroestructural. Además, tener que afrontar la vulnerabilidad aportada por los determinantes sociales relacionados con la iniciación al trabajo sexual (TS) como: el nivel socioeconómico bajo, el contexto sociocultural desfavorable, la disfuncionalidad familiar, la adquisición de responsabilidades familiares a temprana edad y la escasez de oportunidades educativas y laborales para la satisfacción de las necesidades básicas.1,2

El afrontamiento de la situación de vulnerabilidad y la carencia de una comunicación humanizada y empática entre las MTS y las entidades sanitarias, las exponen a conductas de riesgo para la salud, por acciones arraigadas a creencias y prácticas poco efectivas en la prevención de eventos mórbidos en salud sexual (SS), por la falta de alfabetización en cuidados transculturales y el encubrimiento de la identidad ocupacional por miedo al estigma y la discriminación. Estas circunstancias obstaculizan el conocimiento de las necesidades en salud y la cooperación cultural para la orientación de los cuidados en SS desde un enfoque preventivo y congruente con las realidades de las MTS. Más allá de la atención en salud, están los vacíos en la estructuración discursiva del cómo lograr una atención integral en SS desde una perspectiva participativa e inclusiva, construida desde y para la población que ejerce el TS.3,4

En Colombia, la prostitución no es ilícita cuando es ejercida por una persona mayor de 18 años, sin coacción, por decisión y voluntad propia. La naturaleza jurídica es reglamentarista al centrarse en la protección de la salubridad pública, dejando de lado el bienestar de las MTS. En consecuencia, existe una desprotección y una carencia legislativa especifica que defina y estructure a la prostitución como TS, que incluya a las personas que la ejercen en el sistema general de seguridad social. Referente a la política pública en SS, el fenómeno se aborda desde la perspectiva de las actividades sexuales pagadas en contexto de prostitución, cuya praxis se focaliza en la actividad y no en las protagonistas del sexo transaccional, como realidades subjetivas de cuidado. Es de mencionar una tendencia en los últimos años hacia la legalización asociada al activismo por la igualdad de derechos y de género, promulgándose como TS, siendo una estrategia para el afrontamiento de la vulnerabilidad asociada a la desprotección estatal, al estigma, la discriminación y la criminalización social.5

La literatura científica sugiere modelos preventivos y humanizados en SS que promuevan el empoderamiento de conductas protectoras en las MTS, favoreciendo el uso del preservativo como práctica de autocuidado en la prevención de los embarazos no deseados y las infecciones de trasmisión sexual (ITS) incluyendo el VIH. El agenciamiento del autocuidado se puede afectar por la falta de una promoción sanitaria congruente con las necesidades de las MTS y la carencia de medidas estatales como la inversión de recursos públicos que garanticen la disponibilidad y sostenibilidad de las estrategias preventivas en SS donde se dinamiza el TS.6

El comercio sexual desde el feminismo identifica la perspectiva de asumirlo como TS cuando la actividad es ejercida por voluntad propia sin ningún tipo de coerción, explotación y cuando la intensión del discurso sociopolítico se centra en promover la igualdad de derechos y de género en un colectivo que es estigmatizado y discriminado por la misma naturaleza del fenómeno. En contraparte, se excluye la posibilidad de considerarlo como un trabajo, ya que se interpreta como el resultado de la escasez de oportunidades por la misma desigualdad sociopolítica y económica ligada al idealismo patriarcal.7

Este relato biográfico explora las barreras percibidas en la adopción de una conducta de autocuidado para el mantenimiento de la SS desde la subjetividad de una MTS, el cual se abordó por la escasez de líderes sociales que hablen desde la experiencia vivida.8 El relato es de naturaleza paradigmática constructivista, cuyo método de aproximación al objeto de conocimiento se alineó en la Fenomenología Hermenéutica de Martín Heidegger,9 considerando como objeto de análisis la percepción. La técnica de reconstrucción de la historia de vida fue la entrevista en profundidad, con ocho encuentros de 60 minutos de duración cada uno, fue orientada por el investigador principal en la casa de la participante, cuyo espacio fue apropiado para la escucha de la narrativa.

La voz del relato corresponde a una mujer cisgénero de 57 años, madre de tres hijos, colombiana, heterosexual, quien inicio el TS como una estrategia de vida desde los 23 años y con más de 30 años en situación de TS. La informante participó intencionalmente por su trayectoria y liderazgo en la defensa de los derechos humanos de las MTS, los datos de contacto se obtuvieron de la página web de una organización sin ánimo de lucro de MTS, se envió invitación formal vía e-mail y llamada telefónica, quien aceptó ser entrevistada en su lugar de residencia.

Se abordó un análisis sistemático de contenido propuesto por los autores Taylor y Bogdan, que implicó la preparación de los datos, el descubrimiento de los temas, la codificación de los datos, la interpretación de los resultados, la relativización de las interpretaciones y la determinación del rigor.10

La investigación cuenta con el dictamen favorable de la Comisión de Bioética de la Universidad de Barcelona del 14 de junio del 2021 con número IRB00003099; y la firma del consentimiento informado que certifica la participación voluntaria y consentida de la participante.

Del análisis emergieron los siguientes temas: el trabajo sexual como una alternativa de vida; el estigma y la discriminación por la identidad ocupacional; la falta de una atención en salud preventiva, humanizada e incluyente; la necesaria autoestima para autocuidarse; la psicología informal como método de cribaje del cliente; el saber profesional en prácticas protectoras y de cuidado; las brechas y dificultades para el uso del condón masculino; y la necesidad de una política pública con mirada de género e inclusiva. Esta estructura perceptual refleja la necesidad de afrontar las barreras para el autocuidado en SS de las MTS, mediante metodologías participativas e inclusivas, con enfoque diferencial y de vulnerabilidad que promuevan la cooperación transcultural de políticas, estrategias e intervenciones en salud preventiva congruentes con las necesidades de las MTS.

Bibliografía

1. Benoit, Cecilia; Jansson, S. Mikael; Smith, Michaela; Flagg, Jackson. Prostitution Stigma and Its Effect on the Working Conditions, Personal Lives, and Health of Sex Workers. The Journal of Sex Research. 2017;55(4-5):457-471. Doi: https://doi.org/10.1080/00224499.2017.1393652. [ Links ]

2. Grittner, Alison L; Walsh, Christine A. The role of social stigma in the lives of female-identified sex workers: a scoping review. Sexuality &Culture. 2020;24:1653-1682. Doi: https://doi.org/10.1007/s12119-020-09707-7 . [ Links ]

3. Brookfield, Samuel; Dean, Judith; Forrest, Candi; Jones, Jesse; Fitzgerald, Lisa. Barriers to accessing sexual health services for transgender and male sex workers: a systematic qualitative meta-summary. AIDS and Behavior. 2020;24(3):682-696. Doi: https://doi.org/10.1007/s10461-019-02453-4. [ Links ]

4. Treloar, Carla; Stardust, Zahra; Cama, Elena; Kim, Jules. Rethinking the relationship between sex work, mental health and stigma: a qualitative study of sex workers in Australia. Social Science & Medicine. 2021;268:113468. Doi: https://doi.org/10.1016/j.socscimed.2020.113468. [ Links ]

5. Tirado Acero, Misael. El debate entre prostitu-ción y trabajo sexual: una mirada desde lo socio-jurídico y la política pública. Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad. 2011;6(1):127-148. Doi: https://doi.org/10.18359/ries.118. [ Links ]

6. Awungafac, George; Delvaux, Therese; Vuylsteke, Bea. Systematic review of sex work interventions in sub-Saharan Africa: examining combination prevention approaches. Tropical Medicine and International Health. 2017;22(8):971-993. Doi: https://doi.org/10.1111/tmi.12890. [ Links ]

7. Habiba, Sultana. Sex worker activism, feminist discourse and HIV in Bangladesh. Culture, Health & Sexuality. 2015;17(6):777-788. Doi: http://dx.doi.org/10.1080/13691058.2014.990516. [ Links ]

8. Herrera Justicia, Sonia; Amezcua, Manuel. Diez claves para la elaboración de un Relato Biográfico. Index de Enfermería 2021;30(4):353-4. Disponible en: http://ciberindex.com/c/ie/e33041 [acceso: 14/06/2022]. [ Links ]

9. Neubauer, Brian E; Witkop, Catherine T; Varpio, Lara. How phenomenology can help us learn from the experiences of others. Perspect Med Educ. 2019;8(2):90-97. Doi: https://doi.org/10.1007/s40037-019-0509-2. [ Links ]

10. Amezcua, Manuel; Hueso Montoro, César. Cómo analizar un relato biográfico. Archivos de la Memoria 2009;6(3). Disponible en: http://ciberindex.com/c/am/mc30863 [acceso: 21/10/2021]. [ Links ]

Recibido: 21 de Febrero de 2022; Aprobado: 26 de Marzo de 2022

CORRESPONDENCIA: albeirodeperdomo@hotmail.com (Luis Albeiro Perdomo Sandoval)


Texto biográfico

El trabajo sexual como una alternativa de vida. A mí me gusta hablar claro, o como dicen, a calzón quitado, llevo 30 años ejerciendo el TS y cuando digo: ¡Dios me la puso en el medio para mis remedios! Fíjate, que todo el mundo abre los ojos, parece que uno les fuera a echar gotas, ¡por qué de una vez se imaginan la vagina, de una! Son alternativas, son estrategias que yo debo crear para mejorar mi calidad de vida, ¿me entiende? Entonces, de una vez nos vamos a la parte sexual, porque soy una MTS. ¡No!, una cosa es que yo ejerza un trabajo, otra cosa es mi ser humano. Entonces, ¡prostitución no es igual a TS!, ¡nosotras queremos que nos dejen de ver como el foco infeccioso!, o ¡como el virus andante!

El estigma y la discriminación por la identidad ocupacional. A mí me choca cuando a una de mis compañeras le preguntan por su ocupación, y ella responde: "¡ah, ama de casa!" Yo digo, ¿cuál ama de casa?, por ejemplo, me identifico plenamente como MTS, de hecho, a mí los médicos me preguntan por qué me identifico como MTS y me le paro al médico y le digo: ¡es mi profesión!, ¿le incomoda, o cuál es el problema?, ¡es mi profesión!

La actitud de la persona cambia al cien por ciento. No para mejorar, ¡para empeorarle la autoestima a uno!, ¿me entiende? Uno siente rechazo, uno percibe que la persona siente como asco, se siente una relación de desconfianza, en vez de confianza, de desconfianza, como si todas las MTS fuéramos portadoras de enfermedades venéreas como el VIH. Cuando estamos en los centros de salud pidiendo una cita médica y nos identificamos como MTS, inmediatamente lo corporal te da la respuesta, sin necesidad que ese servidor público mencione algo, ¡se siente el desagrado, el estigma, y la discriminación! El por qué, si es un trabajo que yo decido por voluntad propia, ¡mi trabajo no tiene nada que ver con mi personalidad! La falta de humanización y educación, tanta discriminación y estigmatización hacia nuestra población. Lastimosamente, hay personas que no disimulan su fobia hacia nosotras.

La falta de una atención en salud preventiva, humanizada e incluyente. Las entidades de salud y el Ministerio de Trabajo para poder llevar a cabo las campañas de prevención, se han dedicado a vernos como el foco infeccioso, pero nunca se ha cumplido con la entrega de preservativos, las campañas alusivas a la prevención del VIH y demás ITS en nuestra población. Somos MTS que ejercemos un trabajo de alto riesgo, nosotras tenemos una desprotección total por parte del gobierno y del Estado. Cuando hablamos de condiciones indignas, buscamos regular el TS, una de las razones principales es que nosotras necesitamos salud integral, no queremos ser vistas desde la vagina, el TS no solamente se ejerce con la vagina. El TS lleva la palabra sexo, pero no quiere decir que todo sea sexo.

Hay habitaciones que están con baño, otras no, por eso hablo de condiciones indignas donde se ejerce el TS. Tú vas a una habitación y algunas veces no tienen ni baño, no tienen nada. Tienes que cargar el equipo de desinfección o tu propio papel para hacerle aseo al cliente, porque hay clientes que con solo irle a poner el preservativo estás que te vomitas encima de él. A veces, creemos que como MTS no tenemos sentimientos, más allá de ejercer un TS, somos seres humanos.

Es preocupante, porque supuestamente va el encargado de salud, secretaria de gobierno, la fuerza pública y usted ve a los de salud hablando con el administrador, como dijo el otro, buscando allí la palanquita. Si el mismo ente regulador, que son las entidades de salud y el Ministerio de Trabajo, desconocen los procesos y las condiciones que deben tener los establecimientos, ¿qué se espera del resto de personas que acompañan? Esto hace que se aumente el abuso de poder por parte de la fuerza pública, siendo una de las entidades encargadas de proteger al pueblo, pero aquí se han convertido en el máximo enemigo de las MTS, porque se han convertido en explotadores económicos y sexuales. ¡Un hostigamiento y persecución!, si estamos en calle o en un parque alcanzando al cliente, porque los servicios sexuales no se prestan en la calle, se utilizan es para alcanzar al cliente, los servicios sexuales se prestan en una residencia, en un hotel y algunas veces en la casa del cliente.

Mira, ¡yo no nazco vulnerable!, a mí me hace vulnerable aquel que le conviene para sus beneficios propios, ¿me entiende? Nadie nace vulnerable, porque en el vientre de nuestras madres no dijeron: ¡vas a nacer vulnerable!, somos personas vulneradas, te lo digo siendo una MTS que ha utilizado calles y parques para alcanzar al cliente y quien ha estado en establecimientos con personas que ejercen el TS flotantes e inmigrantes. La palabra prostitución es imponer, usted es prostituto de su trabajo porque muchas veces se impone metas difíciles de alcanzar, te estás sobre exigiendo más allá de lo que puedes dar.

Anteriormente, fíjate que no lo veíamos como una explotación. Hoy día, a medida que nosotras vamos adquiriendo conocimientos sobre la igualdad de derechos, comprendemos que hemos venido siendo explotadas, no sexualmente, porque los dueños de los establecimientos no están sexualmente con nosotras, puede haber una relación particular, ya es otra cosa. Nos han explotado laboralmente, y no solo los dueños, aquí hay una responsabilidad del Estado, las entidades de salud y fuerza pública, ¡no ve que aún hay partes en Colombia en donde las MTS pagan por sus exámenes! Es una imposición tenaz, en esas regiones donde no alcanzamos a intervenir, aquellas regiones bien adentro, por allá en el Guaviare, en donde los exámenes tienen un costo entre 200.000 COP a 250.000 COP, después de obtener estos resultados hay que pasar a la policía para que nos sellen y quedamos ahí registradas en los libros. Ahora, ¡fíjate!, esto hace 3 años en Salcedo Huila, la policía todavía es la responsable de ir a reclamar los carnés médicos al hospital, y llegan al puesto así, las reúnen a todas y las empiezan a llamar Fulana y Fulana tomé… ¡Fulana no puede trabajar porque salió con gonorrea!

La necesaria autoestima para autocuidarse. Las medidas de autocuidado las pactamos nosotras como mujeres. Si me quiero, me protejo, hay clientes que ofrecen el doble para que lo atiendan sin protección o que te desnudes toda, ya eso va en la decisión propia. El autocuidado va de acuerdo con la autoestima que viene de tu medio. La autoestima no comienza a tener un alto nivel a la vez, comienza a sentirse de manera lenta, buscando un posicionamiento de importancia dentro del ser, de querer ser alguien y de querer darle un valor a la vida. Difiere de acuerdo con el afecto que nos llegue de la otra persona, que no nos vea según el trabajo que ejerzamos, que nos vea de una manera humana. Cuando hablamos de autocuidado ejerciendo el TS, esta palabra es de poco uso en la población, creemos que el autocuidado lo tiene que brindar la fuerza pública o el dueño del establecimiento donde prestamos los servicios sexuales. Todavía no entendemos que el autocuidado tiene que venir desde nosotras, como personas y seres humanos, en cómo tengo que cuidarme, en cómo tengo que protegerme, para poder tener una mejor calidad de vida y supervivencia.

Siempre que ejerzo el TS, lo primero está la protección, pero hay compañeras que prestan los servicios sexuales sin preservativo, eso ya es problema de cada una, ¿me entiende? Y es mucho el choque que hay entre nosotras, cuando yo escucho: "es que ella tiene mucha clientela porque ella va sin condón". Yo les digo: "no, ¡qué pena compañera, tú no le has servido de colchón para decir que está atendiendo sin condón, ella sabrá qué estrategias está utilizando para tener más clientes". Y muchas veces, no tendrá ni relaciones sexuales y ya la están juzgando. Yo les respondo: "deje que cada uno viva su mundo a su manera". Lo que más les pido es: quiéranse a sí mismas, que así ustedes también se protegen. Mira, yo creo que como ser humano cada uno tiene sus necesidades, pero cuando la autoestima es más fuerte, hay que llevarla sobre la mesa y prefiero mis 100.000 COP, pero también es de acuerdo con la compañera y con la oferta del cliente. En fin, nadie sabe con la necesidad que el otro vive, hay veces que depende de las circunstancias.

La psicología informal como método de cribaje del cliente. En relación con el autocuidado del cliente, te lo voy a plantear en el más bajo, te dan 50.000 COP, pagas 20.000 COP por una habitación, con el cliente muchas veces hay que pelear para que dé 1.000 COP por un preservativo, en esos establecimientos que dan 3 a 2 condones por 2.000 COP, de muy mala calidad, tú vas y hablas con el cliente y él responde: "¡Ah, no, eso póngamelo como sea, eso no es necesario!". Además, tú puedes identificar cuando le vas a colocar el preservativo o cuando el cliente no quiere quitarse la ropa, el cliente es esquivo. Inmediatamente, uno analiza que esconde cosas, si no se quita la ropa o no se quita un zapato, hay unos que son demasiado relajados en el estrato bajo. Desde que el cliente se quita un zapato ya uno está mareado, la falta de aseo, la falta de higiene, y cuando se le coloca el preservativo se nota el desaseo que hay. La otra opción para protegernos es el condón femenino, lo berraco es que es demasiado grande, ¡cuando la mercancía sale demasiado pequeña!

Creo que uno comienza a desarrollar una psicología cuando se ejerce el TS, dicen que del equipaje se deduce el pasajero. Hay personas que su semblante dice mucho, las manos, el color de la piel, las restricciones hasta para tomarse una gaseosa o un jugo. Y el contacto físico, cuando vamos a prestar nuestros servicios sexuales, cuando van a usar el pene y nosotras la vagina, agarramos y empezamos a analizar el pene desde la parte de afuera hacia adentro, aprendemos a diferenciar cuando un pene está sano o cuando tiene o ha pasado por ciertas infecciones, uno analiza todo y uno va creando con el tiempo esa suspicacia, la psicología informal.

El saber profesional en prácticas protectoras y de cuidado. Nosotras somos personas que ejercemos un trabajo, no solamente los servicios sexuales, nosotras enseñamos y somos psicólogas. ¡Yo soy profesional en el TS! El profesionalismo vivido te da más que un cartón universitario, mientras que tú te preparas teóricamente, nosotras nos preparamos prácticamente, y eso nos da más, la universidad de la vida, ¡nos da más, el rol que tenemos del día a día con el roce!

¡Imagínese! Si yo llevo 30 años ejerciendo el TS, ahora por la cuestión del VIH se disparó el uso del preservativo, pero cuando ejercí el TS en Muzo Boyacá y en muchas partes más, le colocaban una taza y una jarra para lavarle el pene al cliente y para uno lavarse la vagina después de atenderlo. Entonces, muchas veces el cliente no se lavaba, uno le limpiaba con papel higiénico. Uno antes usaba las duchas vaginales con bretaña, vinagre, domeboro y cargábamos frasquitos con agua de limón para desinfectar al cliente, eran como los remedios caseros y daban mejores resultados.

Las brechas y dificultades para el uso del condón masculino. Tenemos que estar dotadas de preservativos y lubricante, pero las instituciones de salud le dan diez preservativos a una persona, siempre y cuando viva con VIH, o esté padeciendo otra ITS, ¡esto preocupa!

¡Nunca nos dan preservativos! Si exigimos la prueba de VIH, muchas veces nos dicen que tiene costo, nos preguntan por qué la vamos a tomar, y te la mandan para tres o cuatro meses. Fíjate que desde las entidades de salud hay esas barreras fuertes. En las entidades de salud hay mucho servidor público que le falta capacitación y sensibilización en la parte humanística para la atención de las poblaciones vulneradas, incluyendo las que ejercen el TS, para poder tener una buena atención integral en salud más allá de todas esas barreras. Cuando nosotras nos identificamos como MTS inmediatamente hay una barrera de concreto.

Mira, el condón masculino es el más factible, es el que tiene reconocimiento. Es difícil, lastimosamente, estamos en un país tan corrupto, que los recursos disponibles para la compra de los preservativos van para otros bolsillos y tienen un desvío tan preocupante. No es que el no usar el preservativo te vaya a infectar, no, es que yo uso el preservativo porque me quiero y me cuido. Los demás no tienen por qué venirme a cuidar, eso tiene que ver más con la conciencia personal de autocuidado, ¡que me tengo que cuidar!, en mí está el no contagiar a otro y viceversa. La cuestión de los preservativos en el país es preocupante, las entidades de salud hablan de prevención, pero de acciones nada, hay ciertos presupuestos para la compra de preservativos y lubricantes, no sabemos a dónde van esos recursos, para qué los utilizan, siempre sacan una excusa, diciendo que esos presupuestos no existen. Nosotras llevamos tres meses solicitando preservativos, nos dicen que están comprando y nos llevan con ese mismo cuento, ¡hace más de dos años que no nos dan un preservativo!

En los establecimientos los venden, cada preservativo tiene un costo de 2.000 COP, son preservativos de mala calidad que venden en los remates, la caja puede costar 20.000 COP y ellos venden el sobrecito de 3 preservativos por 6.000 COP en el establecimiento, son resecos, sin lubricante, se rompen fácilmente. En los establecimientos no dan los preservativos, nosotras tenemos que estar cargando los condones y el papel higiénico. En los night club de estrato alto, el precio de la habitación incluye el papel higiénico y un preservativo, este tiene un costo de 5.000 COP, pero las habitaciones tienen un costo desde 30.000 COP hasta 300.000 COP, ¡eso sale requeté comprado!

El problema viene de algunas organizaciones, que dicen trabajar para MTS, que no tienen nada que ver y no tienen conocimiento del TS, adquieren esas cajas que vienen por 5.000 y 10.000 preservativos, que son entregadas por la secretaría de salud y luego las vemos distribuidas en los establecimientos y los hoteles, negociada con los dueños para que ellos vendan cada preservativo por un valor de 1.000 COP y de 2.000 COP, de acuerdo a la hora, muchas veces venden un preservativo en los night club por 5.000 COP.

La necesidad de una política pública con mirada de género e inclusiva. Mira, hoy día está la política de Actividades Sexuales Pagadas, nosotras no nos identificamos con esa política pública que no fue construida por MTS, fue construida por hombres que no han ejercido nunca el TS. No nos sentimos identificadas con esa política, ese nombre no va con nosotras, somos las que vivimos el día a día nuestras necesidades y problemáticas, y sabemos cómo prevenir cualquier adversidad que se pueda presentar en el trabajo.

Yo creo que hace falta construir una política pública fundada en los derechos sexuales y reproductivos, desde y para la población que ejercemos el TS, que responsabilice y comprometa al ente gubernamental de dotar a la población con todos esos protocolos de bioseguridad, desde un preservativo hasta un kit de aseo. Porque no hay nada, no hay nada, no más mire la pelea por un preservativo, y ¿dónde están los presupuestos?, y me toca estar amenazando.

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