En España se produce una verdadera renovación de la investigación sobre historia de la Enfermería en la década de los 80, coincidiendo con la reforma universitaria del título de enfermera.1 Autores como Carmen Domínguez Alcón,2 Cecilio Eseverri Chaverri3 o Francisco Ventosa,4 aportan nuevas visiones del pasado de la profesión sustentadas en fuentes primarias,5 rompiendo así con la tradición de explicar la historia de la Enfermería a partir de las biografías de personajes y hechos asociados a la historia de la Medicina. Esta circunstancia va a ocasionar un acentuado interés por la historia de la profesión en las escasas revistas publicadas en ese momento, que va a cumplir una importante función identitaria al servicio de la nueva etapa profesional. Se apreciaba un manifiesto interés por conocer los roles cuidadores profesionales transitados a lo largo de la historia y que entonces desembocaban en una nueva enfermería, más autónoma y más identificada con el servicio a la ciudadanía ante los problemas de salud.5
Ese momento de cambio no era más que una muestra de los acontecimientos de verdadera relevancia histórica que habrían de suceder en este país en las siguientes décadas, que han quedado testificados, entre otras fuentes, en la producción científica enfermera. Pero, conforme avanza la transformación de la enfermería, la rabiosa actualidad daba la espalda a una materia que no parecía encontrar su encaje en la nueva realidad: la historia de la profesión ya no proporcionaba claves para resolver las incertidumbres del presente y su devenir más inmediato. Algunos planes de estudios de la última reforma universitaria ni siquiera la incorporan como materia reglada.6 No sabemos qué ocurrirá si la historia de la Enfermería deja de cumplir su función de cohesión profesional en un proceso de transformación inacabado, pero por si acaso deberíamos evitarlo. Así pues, teniendo en cuenta el importante papel que desempeñan las revistas de carácter disciplinar, cabe preguntarse: ¿qué podemos hacer los editores y editoras de revistas de enfermería para contribuir a potenciar un área tan invisibilizada como es la historia de la Enfermería? Reflexionemos sobre algunos de los principales desafíos que tenemos por delante.
El crecimiento exponencial de la producción investigadora sobre historia de la Enfermería que se dio en España en los años 90 fue canalizada inicialmente a través de revistas generalistas como Rol de Enfermería e Index de Enfermería, por citar las más sensibles a esta materia, pero pronto dio paso a la creación de revistas especializadas en el área, como Híades (1994), Cultura de los Cuidados (1997) y Temperamentvm (2005), publicándose con regularidad solo las dos últimas.7 Respecto al consumo que se hace de esta información, se da una cierta paradoja: si bien se estima que tres cuartas partes del conocimiento circulante sobre historia de la Enfermería se concentra en las revistas,8 erigiéndose así en el vehículo más común de comunicación entre historiadores, contrariamente, son los manuales y monografías el texto de referencia en las guías docentes de la asignatura de historia de la Enfermería en los planes de estudio de las universidades españolas, a pesar de su manifiesta desactualización.6
Esta circunstancia indica que el actual modelo educativo se sustenta en parte en un conocimiento obsoleto, a veces impregnado de falacias y simplificaciones, con escasa capacidad para incorporar los avances historiográficos, que son continuos y reveladores, produciendo una renovación constante del conocimiento disponible. Y esta es sin duda una tarea pendiente de las revistas especializadas en historia de la Enfermería, la de preocuparse no solo por publicar los hallazgos en la investigación, sino también por estimular la transferencia de este conocimiento al entorno educativo para que pueda ser utilizado en el menor plazo posible.
Clasificando la investigación reciente en historia de la Enfermería, observamos que emergen tres grandes áreas de exploración: (a) la historia del cuidado ante los problemas de salud y de las instituciones cuidadoras; (b) la historia de la profesión enfermera y de los profesionales más destacados, incluyendo también la evolución de la enseñanza y de las organizaciones corporativas; y (c) el abordaje de nuevas tendencias y perspectivas historiográficas, incluyendo las fuentes históricas y métodos desde miradas emergentes (iconografía, antropología, historia oral, género, etc.).8 En cierto modo, estas preferencias temáticas han condicionado la estructura de las revistas especializadas, como es el caso de Temperamentvm, la revista de historia y pensamiento enfermero publicada por la Fundación Index, que añade nuevas secciones a las ya clásicas de originales y revisiones, para promover la utilidad de las fuentes documentales (Documentos, Galería iconográfica) o explorar la historia más reciente a través de fuentes orales (Historia oral), además de visibilizar el tejido investigador, mostrando la actividad desarrollada por los diferentes grupos de investigación dedicados a la historia de la Enfermería (Comunidad RIHPE).9
En cierta forma, los desafíos en la publicación de trabajos sobre historia de la Enfermería están ligados a los retos de la propia investigación en esta área y de los investigadores que la producen. Y lo sintetizaría en un lema: "de competir a cooperar", con el que pretendo reflejar el momento de transición en el que nos hallamos inmersos, un proceso transformador que se está operando especialmente en los últimos 20 años.8 En la primera década del siglo, la investigación sobre historia de la Enfermería se muestra como una actividad ocasional, realizada principalmente por autores individuales que realizaron importantes aportaciones cuantitativa y cualitativamente. Esta producción se ve reducida drásticamente en la segunda década sin que se evidencien, salvo casos excepcionales, signos de haber generado escuelas o tendencias teóricas. Podríamos hablar de un cierto agotamiento de los estudiosos senior, que no se ve compensado por las generaciones de investigadores emergentes, lo que podría interpretarse como dificultades para el relevo generacional.8
Sin embargo, paralelamente, asistimos a un nuevo estilo de trabajo en red, con grupos con fuertes lazos identitarios territoriales. En la actualidad podemos ubicar en España hasta una docena de grupos que investigan sobre historia de la Enfermería, la mitad identificados con un territorio en particular. Otros, en cambio, se relacionan con áreas de desarrollo como la cultura de los cuidados, la filosofía de la enfermería o la innovación docente. La dispersión de iniciativas para vertebrar la investigación sobre historia de la Enfermería en España muestra la dificultad para encajar los liderazgos en proyectos relevantes y sostenibles. Hasta ahora ningún intento por aglutinar las iniciativas ha resultado efectivo, pero estamos convencidos que la creciente incorporación de estos grupos a redes e iniciativas internacionales con nuevos estilos colaborativos nos ayudará a reconocernos tanto en nuestras singularidades como en las potencialidades de cooperación.
Por ejemplo, en estos momentos, varios grupos de historia de la Enfermería estamos cooperando en la organización del II Congreso Internacional de Educación en Historia de la Enfermería (ICOHNE), que tendrá lugar en Rio de Janeiro en diciembre de 2023. Esta iniciativa está favoreciendo las relaciones entre grupos y la adopción de estrategias comunes para promover la incorporación de la historia a la enseñanza de la Enfermería.
Unos años antes, en 2017, un grupo de historiadores e historiadoras de diferentes países de Iberoamérica propusimos un debate sobre las distorsiones en la historia de la Enfermería.10 Lo hicimos de forma cooperativa por vía digital, mientras el grupo coordinador estábamos ubicados en un monasterio medieval de la Galicia más profunda. El resultado fue la elaboración de la Declaración de Oseira sobre la importancia de la historia de la Enfermería, que fija los fundamentos para el estudio riguroso de esta parcela y su utilización en la enseñanza.11 El documento ha sido suscrito por 144 investigadoras y académicas de 8 países. El encuentro de Oseira nos hizo aprender que podemos ser más ambiciosos cuando nos reunimos y definir el producto concreto que deseamos obtener en nuestras discusiones, de manera que este pueda ser trasladado a publicación. Aquí tenemos otro gran desafío para los editores: el de procurar un soporte permanente, como es el artículo de revista, para las contribuciones que se muestran de manera efímera en los numerosos encuentros de historia de la Enfermería que se organizan al año.
Desde hace algo más de una década, las enfermeras españolas tienen acceso a programas de doctorado sin necesidad de cambiar de disciplina, como venía siendo habitual. Este nuevo escenario resulta también esperanzador para la historia de la Enfermería, al promover investigaciones rigurosas que dotan a los doctorandos de competencias avanzadas para la investigación. De hecho, en la última década se está produciendo en España un nuevo acervo investigador del que se espera un efecto transformador, y que se muestra en la publicación de las tesis doctorales en series monográficas y por supuesto en artículos de revistas. Entre las primeras, merece la pena destacar las monografías Arte y Ciencia de la sanación de la Universidad de Murcia y la colección Pro-tesis de la Fundación Index,12 que están configurando un corpus imprescindible para la consulta de los avances en la investigación histórica en el ámbito de la Enfermería.
Así pues, si asumimos que en nuestro país se está produciendo un incremento circulante en historia de la Enfermería fruto de la actividad investigadora promovida por sociedades científicas y universidades, los editores de las revistas científicas debemos comprometernos para atraer estos hallazgos, al objeto de divulgarlos por los canales adecuados.
Finalmente, resulta esperanzador el creciente interés por la innovación docente en la historia de la Enfermería que está mostrando una nueva generación de profesorado en esta materia, y que está dando como resultado nuevas fórmulas para incorporar a la enseñanza los hallazgos que emanan de la actividad investigadora. Lo hemos visto en los diversos webinarios y actividades divulgativas que se vienen realizando desde que dos años atrás conmemoramos el aniversario del nacimiento de Florence Nightingale.
Un equipo de la Colaboración IDhEA, que es un grupo patrocinado por la Fundación Index dedicado a promover la innovación docente en la historia de la Enfermería,13 ha identificado hasta una quincena de tecnologías de aprendizaje utilizadas, entre las que destacan los debates, el aprendizaje basado en proyectos, en el diseño o uso de TICs, gamificaciones, etc.6 Y es aquí donde encontramos otro de los desafíos que señala a las revistas de enfermería, que han de sensibilizarse ante las nuevas experiencias de aprendizaje innovadoras y abrir sus páginas a la labor divulgativa de la historia de la Enfermería, como ya hicieron aquellos pioneros en los años 80 y 90.
Podemos estar de acuerdo en que la historia de la Enfermería cumple una función identitaria importante para consolidar la profesión y la disciplina. Por tanto, está claro que los editores y editoras de revistas de enfermería hemos de comprometernos con la difusión de los hallazgos de investigación, abriendo sus páginas a la actividad investigadora en este campo. Pero también hemos de adoptar una posición más activa, estimulando al profesorado que imparte esta materia para que divulguen los resultados de sus experiencias docentes innovadoras, dando así una oportunidad a la creatividad.