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Gerokomos

versión impresa ISSN 1134-928X

Gerokomos vol.27 no.4 Barcelona dic. 2016

 

HELCOS ORIGINALES

 

Las úlceras por presión como problema de seguridad del paciente

Pressure ulcers as a safety patient problem

 

 

Joan Enric Torra-Bou1,*, José Verdú-Soriano2,*, Raquel Sarabia-Lavin3,*, Paula Paras-Bravo4, J. Javier Soldevilla-Ágreda5,* y Francisco P. García-Fernández6,*

1 Enfermero. Máster Universitario en Gestión e Investigación en Heridas Crónicas. Doctor por la Universidad de Alicante. Regional Clinical Manager. Curación de Heridas. Smith&Nephew LAT AM.
2 Enfermero. Máster Universitario en Ciencias de la Enfermería. Doctor por la Universidad de Alicante. Profesor Titular de Universidad. Departamento de Enfermería Comunitaria, Medicina Preventiva y Salud Pública e Historia de la Ciencia. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Alicante. Miembro del Comité Director del GNEAUPP.
3 Enfermera. Doctora por la Universidad de Alicante. Profesora Ayudante Doctora. Departamento de Enfermería. Universidad de Cantabria. Miembro del Comité Consultivo del GNEAUPP.
4 Enfermera y Fisioterapeuta. Doctora por la Universidad de Cantabria. Profesora Ayudante. Departamento de Enfermería. Universidad de Cantabria.
5 Enfermero. Doctor por la Universidad de Santiago de Compostela. Servicio Riojano de Salud. Logroño. La Rioja.
6 Enfermero. Máster Universitario en Investigación e Innovación en Salud, Cuidados y Calidad de Vida. Doctor por la Universidad de Jaén. Profesor del Departamento de Enfermería. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Jaén. Miembro del Comité Director del GNEAUPP.
* Profesor del Máster Universitario en gestión e Investigación en Heridas Crónicas. Universidad de Cantabria.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Hoy en día, la seguridad de los pacientes es una prioridad para los sistemas de salud. Las úlceras por presión son un importante problema de salud que produce daño en los pacientes y que son evitables en un alto porcentaje de casos. Se revisan en el presente artículo aspectos conceptuales y metodológicos acerca de las úlceras por presión como problema de seguridad de los pacientes, su impacto entre los diferentes eventos adversos, así como diferentes iniciativas institucionales acerca de estas dentro del contexto de la seguridad de los pacientes y los eventos adversos.

Palabras clave: úlceras por presión, seguridad del paciente, eventos adversos.


ABSTRACT

Nowadays patient's safety is a priority for Healthcare Systems. Pressure Ulcers are an important health problem that produce harm in patients and are avoidable in a high percentage of cases. We review in the current paper conceptual and methodological issues related with pressure ulcers as a safety problem in patients, their impact between the different adverse events as well as different institutional approaches about pressure ulcers in the framework of the safety of patients and adverse events.

Keywords: pressure ulcers, safety of patients, adverse events.


 

Introducción

Hoy en día nadie pone en duda que el desarrollo de una "cultura de la seguridad" es un elemento clave en la atención de los pacientes y un requisito obligado de calidad asistencial en los entornos de cuidados agudos1.

En el año 1999, el Institute of Medicine (IOM) de EE.UU. publicó el informe "To err is human", donde se estimaba que cada año morían en los EE.UU. entre 44 000 y 98 000 personas debido a errores relacionados con su atención sanitaria y que estos causaban centenares de miles de lesiones prevenibles y días extra de hospitalización2.

Dentro de los errores relacionados con la atención sanitaria podemos encontrar dos términos: el cuasi incidente (cuando no se produce lesión o produce un daño leve) y el "evento adverso" (cuando se causa daño al paciente como resultado de la aplicación de cuidados de salud)3.

En el año 2001, Ken Kizer, antiguo responsable del National Quality Forum (NQF) norteamericano, habló por primera vez de los llamados "never events" (eventos nunca o jamás en castellano, -como traducción literal-, pero que desde nuestro punto de vista debería ser "eventos que nunca debían haber ocurrido", para los que proponemos el acrónimo de ENOJA)4.

Kizer se refería a los eventos ENOJA como aquellos errores médicos particularmente llamativos como, por ejemplo, la cirugía en sitio erróneo, que son claramente identificables y medibles, prevenibles, que tienen efectos graves (pueden llevar al paciente a la muerte o a minusvalías importantes), y que por tanto nunca deberían ocurrir. Los 27 ENOJA identificados inicialmente por el NQF han ido ampliándose hasta los 29 existentes hoy en día agrupados en 6 categorías: quirúrgicos, productos o dispositivos, protección de los pacientes, cuidados, ambientales, radiológicos y criminales4.

El National Health Service (Sistema Nacional de Salud) (NHS) británico se refiere a los ENOJA como: "aquellos incidentes en la seguridad del paciente, graves y ampliamente prevenibles, que no deberían ocurrir nunca si las medidas preventivas existentes han sido implementadas por los profesionales de la salud".

De acuerdo con el NHS, para que un incidente sea clasificado como ENOJA, se han de cumplir los siguientes criterios5:

• Que el incidente tenga un claro potencial para causar o haber causado daño importante o la muerte.

• Que exista evidencia de la ocurrencia del evento en el pasado (p. ej., es una causa conocida de riesgo).

• Que existan directrices nacionales y/o recomendaciones nacionales de seguridad de cómo puede prevenirse el evento y existe soporte para la implementación de dichas directrices o recomendaciones.

• Que el evento sea ampliamente prevenible si se cumplen las recomendaciones.

• Que la ocurrencia del evento puede ser fácilmente definida, identificada y medida de manera continuada.

Para el Department of Health Services de los EE.UU., un evento adverso debe cumplir con al menos alguno de los siguientes criterios4:

• Ser un evento que esté descrito en la lista del NQF de eventos graves notificables (tabla 1).

• Ser un evento que aparezca en la lista de condiciones adquiridas en hospitales (hospital acquired conditions) del Medicare para el que se deniegue un pago superior.

• O un evento resultado de una de las cuatro categorías más graves en el índice de daño al paciente (patient harm index): prolongación de la estancia hospitalaria, daño permanente, intervención de carácter vital o muerte.

 

Las úlceras por presión como evento nunca-jamás

El estado actual del conocimiento acerca de las úlceras o lesiones por presión (UPP) define a estas como una circunstancia evitable en un altísimo porcentaje de casos; por este motivo, son consideradas como un problema de salud que coincide plenamente con las agendas de seguridad de los pacientes, un tema de gran vigencia e imprescindible en la definición de políticas para el sistema de salud.

El NQF de los EE.UU. considera, desde el año 2002, a las UPP, en sus categorías o estados más avanzados (III y IV), como ENOJA en su listado de eventos notificables graves4,6 (tabla 1).

Un paso más en la relación entre las UPP y la cultura de seguridad son las iniciativas gubernamentales orientadas a la notificación obligatoria de las UPP, incidentes que llegan a categoría III o IV, como es el caso, por poner algunos ejemplos, de Medicare y Medicaid, los estados de California, Minnesota y Connecticut en EE.UU., el National Health Service (NHS) británico en Escocia8 y el Sydney South West Area Health Service en Australia9.

Prueba de la seriedad de la creciente importancia de los ENOJA en los EE.UU. es la existencia de materiales específicos dirigidos a los pacientes y sus familias, así como la declaración obligatoria de aquellos y la disponibilidad para el público en general del alcance de diferentes ENOJA por centros, entre ellos las UPP, como es el caso del estado de Minnesota10,11. Sin lugar a dudas, una información de acceso público a tener en cuenta en el momento de elegir una institución sanitaria.

Algunos autores proponen combinar la filosofía de trabajo con los ENOJA, que implican un aspecto negativo con una "carga psicológica extra", con lo que serían los eventos siempre, es decir aquellos que siempre deberían ocurrir12, para los que proponemos el acrónimo EVENSI, que sería una afirmación positiva de los comportamientos que pueden motivar a mejorar la seguridad de los pacientes y promover mejores resultados. En el caso de las UPP, algunos ejemplos de lo que podrían ser los EVENSI son:

• valorar el riesgo de UPP mediante una escala validada,

• definir cuidados preventivos de acuerdo con la puntuación de riesgo,

• asignar los materiales y productos preventivos adecuados (como una superficie especial para el manejo de la presión en función del riesgo y las características del paciente, apósitos específicos, ácidos grasos, etc.).

A pesar de la toma de conciencia sobre el tema de la seguridad de los pacientes a finales de los años noventa del siglo pasado, la situación, lejos de mejorar, a pesar de las medidas puestas en práctica, fue empeorando, cifrándose una cantidad de 230 000 muertes evitables en los hospitales de los EE.UU. entre 2007 y 2009 con ello, y a pesar del problema de la posible mejora en la notificación de los eventos de seguridad, lo cual podría explicar en parte este incremento13. Así, en un informe sobre la evolución de los indicadores de seguridad en los pacientes de EE.UU. entre 1998 y 200713 se analizaron 7,6 millones de efectos adversos ocurridos en el transcurso de 69 millones de hospitalizaciones, siendo las UPP el quinto problema con un mayor incremento temporal (tabla 2).

De una manera más concreta, y de acuerdo con datos del Medicare norteamericano, la evolución del porcentaje de UPP incidentes en estadio III y IV ha seguido una evolución desigual según el tipo de patología del paciente en una selección de patologías (número de eventos de UPP en relación con el total de eventos adversos) tal como puede constatarse en la figura 1.

Ya se dispone de información que permite medir el impacto de medidas institucionales específicas, como el "Partnership for Patients" (PfP), para mejorar la situación de eventos adversos, en el caso de las UPP, y según una proyección nacional en los EE.UU., que pasó de 1 320 000 UPP incidentes en estadio III y IV en 2010 a 1 060 000 en 2013, con una reducción del 19%, un ahorro de 4420 millones de dólares y una estimación de 18 824 vidas salvadas15.

Otra prueba de la asunción por parte de algunos sistemas nacionales de salud de que las UPP constituyen hoy en día un problema directamente relacionado con la seguridad de los pacientes es la "UK National Patient Safety Agency" (Agencia nacional británica de seguridad del paciente), la cual se ocupa de aquellos incidentes no intencionados o inesperados que pueden haber afectado o han afectado a la seguridad de uno o más pacientes mientras estaban recibiendo cuidados de salud por parte del NHS16.

En los EE.UU., las agencias gubernamentales Medicare y Medicaid, que financian con fondos federales la atención sanitaria a pensionistas o a personas sin recursos, establecieron en 2007, como consecuencia del "Deficit Reduction Act Section" de 2005, firmada por el presidente George W. Bush17, que no iban a reembolsar a los hospitales por el tratamiento de condiciones de salud razonablemente prevenibles a partir de octubre de 2008, de las que las UPP son la condición más peligrosa y costosa entre las condiciones de salud prevenibles18, por lo que se reguló que no se pagaría por los costes relacionados con el tratamiento de cualquier UPP de categoría III o IV no presente en el momento del ingreso del paciente, es decir incidente7,19.

En una primera fase, los centros de los 13 estados que en los EE.UU. incorporaron la política de "Never Events Hospitals" podían ser penalizados económicamente si no notificaban a tiempo los pacientes que desarrollaban UPP en estadio III o IV durante su ingreso17.

En la actualidad, los Centers for Medicare and Medicaid Services de los EE.UU. ya consideran a las UPP como "never event", en un momento de especial sensibilidad por los recortes en la financiación de los hospitales. Los centros en el cuartil más alto de incidencia de HAC ("Hospital-Acquired Conditions") (problemas adquiridos en hospitales), entre ellos las UPP, son penalizados a partir de octubre de 2014 con una reducción del 1% de los pagos para dichos centros a cargo de Medicare, tal como establece la "Patient Protection and Affordable Care Act"2,20-22.

En otros países también hay iniciativas encaminadas a penalizar a los proveedores de servicios sanitarios por la incidencia de UPP e incentivar la prevención de las mismas. En Bélgica, desde el año 2015 existe una legislación que limita el pago de las estancias extras debidas a UPP. En Francia y en Alemania, las UPP están incluidas en la acreditación general de los hospitales y en los indicadores de calidad23, y en el Reino Unido estas han sido incluidas como indicador específico de calidad dentro del contexto CQUIN ("Comissioning for quality and innovation") con la incorporación e inclusión de las UPP en la campaña que lleva el sugestivo nombre de "3 million lives" (tres millones de vidas) y el "NHS Safety thermometre" (termómetro de seguridad del NHS)24.

En línea con una mayor agresividad institucional ante el problema de los efectos adversos estarían iniciativas recientes como la "Serious Safety Events: Getting to Zero" (Eventos de seguridad graves: tendiendo a cero) de la American Society for Healthcare Risk Management25, que recomienda una estrategia orientada a actuar de manera decidida ante los eventos centrada en cinco puntos:

1. Responder al evento.

2. Recoger datos.

3. Analizar datos.

4. Validar los hallazgos encontrados.

5. Comunicar los hallazgos.

Estas políticas se han traducido también en la disponibilidad de datos precisos sobre el impacto específico de dichos problemas. Así, Grant y cols.26 identificaron, en una revisión sistemática sobre efectos adversos en pacientes pediátricos sedados, a las UPP de categoría II o superior (según la clasificación del NPUAP estadounidense), con unas cifras de incidencia de hasta el 27%. Thomas y cols.27, en un estudio realizado en 12 hospitales del Reino Unido (con 5 unidades de cuidados intensivos [UCI], 3 unidades de semiintensivos y 9 unidades combinadas), con datos de 2009-2010, notificaron, sobre 127 464 días de estancia, un total de 4 219 incidentes adversos, de los que las UPP conformaron 814 incidentes (un 19,23%), los más frecuentes, y el 47% de los incidentes que produjeron daño a los pacientes con una mediana de 3,9 (intervalo de confianza [IC] al 95% media: 1-6,6) incidentes por 1000 días de estancia. Sinopoli y cols.28 se refieren de manera indirecta a las UPP en un estudio sobre seguridad del paciente en pacientes críticos, notificando una incidencia del 6% de incidentes (rotura de piel) en UCI médicas frente al 5% en UCI quirúrgicas, siendo estas el 11.o incidente adverso en frecuencia.

 

Las UPP como evento adverso en España y Latinoamérica

Disponemos también de información sobre efectos adversos (EA) en España y Latinoamérica, concretamente de tres grandes estudios, los estudios ENEAS y APEAS en España y el estudio IBEAS en Latinoamérica (tabla 3).

A pesar de la importancia del problema de las UPP como elemento adverso, y de las importantes y decididas iniciativas en países de nuestro entorno, la consideración de las mismas dentro de la Estrategia de Seguridad del Paciente del Ministerio de Sanidad y Consumo de España para los años 2015-2020 es, a diferencia de otros países de Europa, anecdótica y totalmente insuficiente, tanto a nivel de definición como a nivel de objetivos. A continuación, transcribimos literalmente el abordaje y contextualización que se hace del tema34:

Cuidados seguros:

Los cuidados de enfermería comprenden una serie de procedimientos y técnicas que requieren una especial precaución, debido no sólo al riesgo intrínseco que algunos de ellos comportan para la seguridad del paciente sino también por el volumen y el alcance de los mismos en todos los niveles asistenciales. Por ello es necesario establecer estrategias de prevención de eventos adversos relacionados con los cuidados con un sistema de priorización según su frecuencia de aparición, la gravedad de sus consecuencias y su evitabilidad.

Históricamente la enfermería ha tenido muy presente los cuidados relacionados con la prevención de algunos eventos adversos, como las caídas o las úlceras por presión, habiéndose alcanzado un consenso bastante generalizado sobre su prevención y la utilización de las escalas de evaluación del riesgo y su atención.

Objetivo general 2.4: Promover la implantación de prácticas seguras en los cuidados de los pacientes. La consecución de los objetivos propuestos en este aspecto ha sido, hasta el momento, incompleta y muy desigual en el ámbito nacional. Todo ello conlleva la necesidad de promover, de forma sistematizada, procedimientos para la implementación de prácticas seguras de efectividad demostrada en los cuidados realizados a los pacientes.

Objetivos específicos:

1 Fomentar el desarrollo de planes de cuidados de enfermería individualizados adecuados a las necesidades de cada paciente.

2 Promover la inclusión de aspectos de seguridad del paciente en el plan de cuidados de la historia clínica del paciente y en el informe de alta. Recomendaciones:

• Desarrollar un plan de cuidados individualizados (en paciente ingresado o en domicilio) que haga referencia, al menos, a los siguientes aspectos relevantes para la seguridad del paciente:

- Prevención de caídas y lesiones asociadas.

- Prevención de úlceras por presión.

- Prevención de infecciones asociadas a la asistencia sanitaria.

- Seguridad en la contención física de los pacientes que lo requieran.

- Prevención de la malnutrición y deshidratación, especialmente en pacientes ancianos.

- Prevención de la broncoaspiración.

- Asistencia segura al paciente frágil.

- Prevención y control del dolor en el adulto y en el niño, atendiendo a las necesidades y preferencias de los pacientes y sus cuidadores.

• Incluir en el plan de cuidados acciones para informar a los pacientes y cuidadores sobre los cuidados y sus riesgos.

• Incluir en el plan de cuidados de la historia clínica y del informe de alta del paciente la evaluación de los riesgos del paciente, debido a su situación clínica, y la aplicación de los cuidados necesarios para su prevención y tratamiento.

• Desarrollar planes de cuidados específicos, que incluyan la valoración integral del paciente en atención domiciliaria, a pacientes inmovilizados y terminales.

Tal como puede verse en el texto, se trata de una mera declaración general de intenciones, lejos de las decididas políticas sobre las UPP como eventos de seguridad del paciente de otros países de nuestro entorno.

 

Limitaciones de la medición del alcance de las UPP dentro de los eventos adversos

De todas maneras, aunque está aceptado que la declaración de eventos adversos es un indicador clave de calidad y seguridad, algunos autores35-37 destacan la limitación que representa la subnotificación o infranotificación de los incidentes relacionados con la seguridad de los pacientes.

Westbrook y cols.38, en un estudio sobre incidentes relacionados con errores de medicación auditando registros clínicos, realizado en dos hospitales australianos, destacan que solo un 1,3% de los errores de medicación con riesgo potencial para los pacientes fueron reportados mediante los sistemas de notificación de incidentes de los hospitales. En el caso de los errores de prescripción clínicamente importantes se pudo constatar que aunque un 21,9% habían sido detectados por el personal del hospital, solo un 6% de ellos fueron referidos en las historias clínicas. Dichos autores constatan también que los errores importantes fueron notificados dos veces más que los considerados como no importantes. Los mencionados autores destacan que, aunque la mayoría de enfermeras y médicos australianos manifiestan que siempre notifican los errores de medicación, la realidad es que hay una subnotificación de los mismos. Como explicaciones a este hecho dichos autores destacan la falta de tiempo, así como la falta de evidencia de que los datos de estos reportes serán utilizados para un buen fin.

Otros autores destacan, entre las barreras para la notificación de efectos adversos, aspectos relacionados con estándares éticos, legales y de práctica profesional39, así como la necesidad de que las instituciones integren la necesidad de aprender acerca de los riesgos con cambios organizacionales que mejoren la seguridad de los pacientes40 y que integren en su "cultura" la notificación de eventos que pueden representar molestias o poner en riesgo la salud de sus pacientes, muchos de ellos, con potenciales repercusiones a nivel ético, legal y de calidad asistencial.

Watcher y cols., 10 años después de la eclosión de la filosofía de la seguridad del paciente, realizan un análisis crítico de dicho enfoque37 en el que resaltan:

• Que aunque se ha profundizado en la epidemiología de los errores y daños prevenibles, no se conoce con exactitud el alcance de dichos problemas.

• Que las dimensiones del problema son más grandes de lo estimado inicialmente.

• Que hacer más seguros los cuidados a los pacientes requiere de esfuerzos continuados para mejorar prácticas, entrenamiento, tecnologías de la información, y fomentar la cultura de la seguridad.

• Que los líderes más reconocidos deben aportar recursos y liderazgo, al mismo tiempo que promocionan la implicación de los clínicos que están en contacto directo con los pacientes.

• Y que todo ello dependerá de un ambiente con unas robustas políticas orientadas que creen los incentivos necesarios para la seguridad, evitando de manera simultánea entornos demasiado rígidos y prescriptivos que puedan lastrar el entusiasmo y la creatividad de los proveedores de atención sanitaria.

Por otra parte, probablemente la inclusión de las UPP incidentes dentro de reportes generales de efectos adversos disminuye la importancia de estas a un mero porcentaje de efectos adversos, por ejemplo el 7,2% en el estudio latinoamericano IBEAS 201130,31, o bien estas quedan enmascaradas dentro de lo que serían los eventos adversos graves41. Sorprendentemente en algunos casos, las UPP no aparecen como incidente de seguridad (p. ej., las UPP no aparecen como evento adverso en neonatología, en una población de 484 atendidos durante todo un año de actividad en una UCI neonatal en 200642) o permanecen totalmente indefinidas en estrategias institucionales o gubernamentales de seguridad del paciente sin estrategias ni iniciativas concretas sobre las mismas34.

Por tanto, aunque se declare la incidencia de UPP, y estas estén incluidas como evento adverso clave relacionado con los cuidados, o que estén descritas en las declaraciones de intenciones sobre políticas de seguridad de los pacientes, un abordaje serio y decidido de las UPP como problema requiere, además, disponer de información epidemiológica sobre las mismas recogida mediante una metodología rigurosa, por agentes externos, neutros al centro, entrenados en la identificación de estas lesiones, para poder dimensionar dicho problema de una "forma real", sin maquillajes y poder valorar así su evolución y el impacto de las medidas y de las políticas preventivas.

La declaración obligatoria de las UPP incidentes es una estrategia que puede ser de gran utilidad en las instituciones para poder calcular su incidencia además de poder hacer un seguimiento epidemiológico de los casos incidentes para establecer factores causales y definir las mejores respuestas y estrategias posibles para evitar nuevos casos.

Probablemente circunscribir el análisis del problema de las UPP incidentes a contextos de auditoría nos puede hacer caer en un cierto reduccionismo, dado el contexto generalmente punitivo y orientado a lo que se hace mal de las mismas, en detrimento de contextos de evaluación y análisis continuo más orientados o cercanos a las políticas de mejora de los cuidados.

 

Conflicto de intereses

Los autores declaran que no tienen ningún conflicto de intereses relacionado con la temática del artículo.

El Dr. Joan-Enric Torra i Bou es empleado de Smith&Nephew (Regional Clinical Manager, División Curación de Heridas, Smith&Nephew Latino América). El contenido del presente trabajo es a título personal y no representa el posicionamiento de Smith&Nephew sobre la cuestión tratada en el artículo.

 

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Dirección para correspondencia:
Joan-Enric Torra Bou
Correo electrónico: Joanenric.torra@smith-nephew.com; jetorrabou@hotmail.com

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