USO DE INTERNET, APLICACIONES MÓVILES Y REDES SOCIALES EN SALUD
Según el último informe del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI) que analiza el perfil sociodemográfico de los internautas en España, en 2016 el 82,7% de la población ha utilizado Internet en alguna ocasión (más de 37,5 millones de personas). En los últimos 3 meses, el 80,6% de los españoles entre 16 y 74 años ha utilizado Internet, y el 78,4% de los internautas se ha conectado diariamente o casi diariamente1.
El uso de Internet ha proliferado enormemente, entre otros motivos por su accesibilidad a través del smartphone. En nuestro país, las cifras así lo demuestran: 7 de cada 10 españoles tienen un smartphone y un 96,7% de las personas entre 16 y 74 años que han usado su teléfono móvil en los últimos 3 meses han utilizado alguna de sus funcionalidades1.
Entre estas, el uso de aplicaciones móviles es cada vez más frecuente, siendo las aplicaciones sobre salud un sector que despierta gran interés. Tal y como nos indica el último informe elaborado por “The App Date”, en la actualidad existen más de 97.000 aplicaciones móviles sobre salud, dirigidas en su mayoría (70%) a población general (bienestar y ejercicio físico) y el resto, a profesionales sanitarios y pacientes. El principal uso que se les da a este tipo de herramientas se relaciona con la prevención o estilos de vida (alimentación, actividad física, sueño, relajación, control de adicciones, etc.)2. Será interesante conocer el impacto real en la salud de estas aplicaciones a medio plazo.
Las redes sociales es otra de las funcionalidades que han incrementado exponencialmente el uso de Internet y del smartphone como medio de acceso más rápido. En 20093 apenas las utilizaban un 18,5% de internautas, mientras que en 20161, en España, más de la mitad de los internautas (62,7%) refiere utilizarlas. Redes sociales como Twitter o Facebook permiten que profesionales de la salud respondan a las dudas que sus seguidores les plantean y puede convertirse en una herramienta de gran alcance.
Y es que, sin duda, uno de los principales usos de Internet es la búsqueda de información. El 83,1% de los usuarios de Internet de 15 años o más utilizan Internet como herramienta de búsqueda de información, y casi la totalidad de la población busca información sobre salud en algún momento. Según el informe de la ONTSI1, un 75% de los ciudadanos españoles entre 16 y 49 años usan Internet para temas relacionados con la salud frente a un 18,1% en los individuos mayores de 64 años.
En cuanto a los temas concretos sobre los que se busca información, señala dicho informe que un 54,2% de la población ha usado Internet para obtener información sobre nutrición y hábitos de vida saludables. Seguidamente, información sobre diagnóstico o enfermedades de uno mismo o de alguien de su entorno (52,1%) y con valores muy similares se sitúa la búsqueda sobre algún medicamento recetado (46,4%). Sin embargo, debemos ser conscientes de que la búsqueda de información sobre salud no es suficiente para que el conocimiento llegue al ciudadano, ya que casi la mitad de los usuarios dicen que la información que lee en Internet solo la entiende alguna vez o nunca.
Posiblemente, esto hace que aún hoy día las fuentes más usadas y con más confianza para buscar información sobre temas de salud sean los profesionales sanitarios, la farmacia y el entorno cercano, utilizadas en un 26,9%, un 20,5% y un 17%, respectivamente. Y de otro lado, las fuentes menos usadas sean los medios de comunicación (15,7%), Internet (13,9%) y las redes sociales (6%), que a su vez son los que menos confianza generan entre la población.
Como muestran los datos, a pesar del elevado uso de Internet, redes sociales, aplicaciones de salud, etc., el impacto real en los usuarios aún es limitado, en parte porque el uso de Internet y sus posibles aplicaciones en la salud no están exentas de riesgos. En este sentido, debemos resaltar dos aspectos: uno relacionado con la fiabilidad de la información y otro con la comprensión de dicha información. En primer lugar, la información disponible en muchas ocasiones está exenta de filtros que permitan separar la información fiable y de calidad de la que no lo es4. En muchas ocasiones, la búsqueda es muy complicada e incluso, a veces, contraproducente1. En segundo lugar, un exceso de información, lejos de ayudar, puede confundir a los ciudadanos, y llevar a un estado de intoxicación informativa, denominada “infoxicación”5.
Reconocer la fiabilidad de la información sobre salud disponible en Internet es un asunto complejo sobre el que se lleva trabajando mucho tiempo. Para ello se han llevado a cabo distintas propuestas a nivel nacional e internacional que incluyen criterios para filtrar información fiable y contrastada. Entre ellas, podemos encontrar los programas de acreditación o certificación, códigos de conducta, sellos de calidad o guías con recomendaciones6,7. A pesar de todos estos recursos, no existe un consenso sobre cuál es el más adecuado8.
La principal organización en España que, en nuestra opinión, posee un mayor grado de desarrollo y una estrategia más completa en este ámbito es la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía (ACSA)6. En la Tabla 1 se muestran los criterios de credibilidad de la información en páginas web sobre salud más utilizados9. Entre otros, cabe destacar la necesidad de identificar el propietario y los objetivos del sitio web, identificación de los autores y su cualificación, así como la declaración de los procedimientos para seleccionar los contenidos y las referencias de las fuentes utilizadas. Finalmente, se debe incluir la fecha de actualización y la periodicidad en la revisión de los contenidos.
Credibilidad de la información en páginas web sobre salud. Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. Febrero de 2018. Disponible en: http://www.juntadeandalucia.es/agenciadecalidadsanitaria/archivo/R09_Credibilidad_informacion_web_W.pdf
PERSPECTIVA DE LA E-SALUD EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL Y EN ESPAÑA
Ante estas nuevas prácticas, desde diferentes organizaciones sanitarias se está trabajando en la elaboración de directrices que permitan integrar las nuevas tecnologías en el ámbito de la salud.
En el contexto internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la e-salud como “el apoyo que la utilización costo-eficaz y segura de las tecnologías de la información y las comunicaciones ofrece a la salud y a los ámbitos relacionados con ella, con inclusión de los servicios de atención de salud, la vigilancia y la documentación sanitaria, así como la educación, los conocimientos y las investigaciones en materia de salud"10.
Desde 2005, la OMS insta a los estados miembros a incorporar estrategias de e-salud a las políticas sanitarias. Todo ello, debido al impacto positivo que podrían tener en la prestación de la atención sanitaria, investigación, salud pública y otras actividades relacionadas con la salud10.
Son muchos los países que ya están aplicando estrategias de e-salud a nivel nacional con más o menos desarrollo11. En nuestro país, el Consejo Asesor de Sanidad establece una serie de objetivos y recomendaciones relacionados con el desarrollo de una estrategia global de e-salud en el conjunto del sistema sanitario y de servicios sociales12. Ejemplo de ello son el desarrollo de la historia clínica electrónica, la telemedicina, la m-salud (utilización de dispositivos móviles, incluidos teléfonos, tabletas, etc., en salud), etc.
La consecución de los objetivos en materia de e-salud contribuiría a la sostenibilidad del Sistema y facilitaría el trabajo de los profesionales sanitarios, con independencia de quién y dónde se presten los servicios y de que sean presenciales o a distancia.
Es evidente que no podemos dejar pasar la oportunidad que ofrece la penetración de las herramientas electrónicas en la ciudadanía. Entre los beneficios de la e-salud se han descrito: la mejora en el acceso a los servicios y el aumento en la eficiencia de estos; mejoras de la calidad y seguridad de la atención sanitaria; acceso al conocimiento y educación en materia de salud, y empoderamiento de las personas11.
Estas iniciativas muestran el interés de los gobiernos por incorporar las tecnologías de la información y de la comunicación en la atención a la salud; a pesar de ello, su penetración aún es escasa y todos los apoyos son importantes. En este sentido, las asociaciones de profesionales de la salud, comités de expertos e instituciones académicas, entre otros, conforman partes interesadas en este proceso que deben definir su participación en el mismo.
E-SALUD Y RECURSOS ELECTRÓNICOS EN EL CUIDADO DE LAS HERIDAS
Los profesionales de la salud debemos tomar conciencia de la importancia que el desarrollo de las nuevas tecnologías y las herramientas como Internet van a suponer en nuestro trabajo clínico. Así pues, será una responsabilidad profesional conocer las intervenciones en e-salud, el modo en que se aplican y la efectividad sobre los resultados de salud en el contexto clínico en el que estemos trabajando.
Concretamente, en el ámbito de los cuidados de las heridas existen experiencias de e-salud muy interesantes, entre las que destacan: uso de la telemedicina a través de videollamadas13; consultoría a distancia a expertos compartiendo imágenes en formato digital14; aplicaciones integradas en dispositivos portátiles (tableta o móvil) que permiten la evaluación de las heridas a distancia, la incorporación de datos clínicos y el fomento de los autocuidados a través de tutoriales para pacientes y cuidadores15; aplicaciones móviles que dan información a los profesionales de enfermería para poder abordar el deterioro de la integridad cutánea y el riesgo de padecerlo16; utilización de vídeos como apoyo en los autocuidados e, incluso, en forma de instrumentos eficaces para la formación en la evaluación y tratamiento de úlceras por presión18.
En este sentido, la European Wound Management Association ha desarrollado un marco conceptual denominado Model for Assessment of Telemedicine (MAST), para orientar a los profesionales, organizaciones e incluso a la industria en relación con la puesta en marcha de soluciones de e-salud en los cuidados de las heridas19.
Respecto al uso adecuado de recursos en Internet, como profesionales sanitarios debemos evaluar la fiabilidad y calidad de sus contenidos, más aun cuando la recomendación o prescripción de información sobre salud útil y relevante para los autocuidados de pacientes y cuidadores podría constituir una nueva área de liderazgo para las enfermeras y un complemento acertado ante determinados tipos de intervenciones4.
En relación con los cuidados de las heridas crónicas, las referencias bibliográficas que nos ofrecen información sobre recursos donde encontrar información científica y de calidad son escasas, con excepciones como las de Arantón Areosa20,21,22. En la Tabla 2 mostramos algunos de los recursos de Internet que consideramos imprescindibles en este ámbito clínico.
Por su parte, el Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP) ha elaborado un repositorio online en el que pueden encontrarse bases de datos, webs, blogs, aplicaciones móviles, cuentas en redes sociales, etc., que incluyen información útil y relevante para el cuidado de las heridas crónicas. El acceso es libre y gratuito.
Con esta iniciativa se consigue que en un único lugar exista gran cantidad de información para el cuidado de heridas crónicas, ofreciendo un lugar virtual donde pivotan distintos recursos que se ven actualizados permanentemente. Esto facilita al profesional y al ciudadano tanto la prescripción como el consumo de información, ya que es más fácil recordar una página que cada uno de los distintos recursos web existentes.
POSICIONAMIENTO DEL GNEAUPP ANTE LA E-SALUD
Consideramos suficientemente probado que la integración de las nuevas tecnologías e Internet en salud puede constituir una oportunidad para mejorar la prestación de los cuidados. Sin embargo, hoy día las evidencias sobre el uso de aplicaciones de e-salud en los cuidados de las heridas son limitadas. Además, para una implantación eficiente han de tenerse en cuenta las necesidades y recursos necesarios, que tienen que ver con la preparación y competencia de los profesionales, las infraestructuras disponibles y la posible aceptación de pacientes y cuidadores de su utilización.
El GNEAUPP, como parte interesada del sector salud11, puede desempeñar un papel muy relevante como grupo de expertos en materia de heridas crónicas. Por ello, actualmente está trabajando en una serie de recomendaciones que permitan avanzar en el uso seguro de la información sobre salud en el área específica de las heridas a través de Internet, redes sociales y aplicaciones móviles, y las cuales, compartimos a continuación6:
Creación de repositorios webs donde se incluyan páginas y aplicaciones móviles fiables y seguras que puedan servir de ayuda tanto a ciudadanos como a profesionales sanitarios.
Formación de los profesionales sanitarios sobre las competencias necesarias para el asesoramiento y prescripción de webs y aplicaciones móviles fiables y seguras a los ciudadanos.
Formación de pacientes y cuidadores sobre los elementos que pueden indicar qué webs y aplicaciones móviles sobre salud en relación con las heridas son fiables y seguras.
Potenciar la investigación del impacto del uso de estas herramientas en la salud de los ciudadanos.
Estimular y apoyar el desarrollo de nuevas aplicaciones móviles de salud en el ámbito de las heridas, dirigidas a ciudadanos y profesionales sanitarios.
Formación de los profesionales sobre la forma en que deben elaborar contenidos y materiales audiovisuales adaptados a pacientes.
Facilitar la integración de la recomendación de páginas webs (links) fiables y seguras como complemento a intervenciones clínicas de los profesionales sanitarios.
Solicitar a los gestores, políticos y organizaciones sanitarias y sociosanitarias, estrategias activas que favorezcan un acceso libre a información acerca de las úlceras por presión y otras heridas crónicas a través de Internet en los puestos de trabajo.
Solicitar a los gestores, políticos y organizaciones sanitarias y sociosanitarias, la eliminación de barreras que dificulten el acceso a contenidos webs de salud, fiables y de calidad.
Favorecer la democratización del conocimiento científico, utilizando un lenguaje adaptado a pacientes y ayudando a los ciudadanos ante cualquier situación que planteen.
Fomentar un entorno seguro en Internet, mediante la utilización de herramientas y filtros que permitan identificar la información fiable de la que no lo es.
Formación preferente de ciudadanos expertos, que puedan a su vez difundir entre sus iguales este tipo de prácticas, actuando a su vez como agentes de salud.
Trabajar desde las sociedades científicas y organismos profesionales para obtener un mayor rigor en los contenidos sobre salud en Internet, asegurando su fiabilidad y constante actualización.
Como vemos, muchas de las cuestiones tratadas en este texto no solo son aplicables al ámbito de los cuidados de las heridas crónicas, sino que serían extensibles a cualquier campo de la salud. Resulta de especial importancia que la ciudadanía, profesionales y el sistema sanitario vayan de la mano en este camino, de tal forma que puedan buscar soluciones conjuntas a la falta de fiabilidad de los contenidos y a la escasa confianza que, en ocasiones, depositan los ciudadanos en este recurso. En este sentido parece de vital importancia el posicionamiento del GNEAUPP ante la e-salud6.
Por otro lado, analizar los datos de uso de Internet y redes sociales para temas de salud nos permite conocer las necesidades y expectativas de la ciudadanía, que cada vez demanda más información por estos canales e incluso espacios en Internet para compartir vivencias y experiencias de su enfermedad1, un campo que las enfermeras y enfermeros podríamos y deberíamos liderar.