Si una pareja alcanzaba el vigésimo quinto aniversario, era tradición, en la Europa medieval, exhibir a la novia con una corona de plata y felicitar a los esposos por haber extendido su vida de pareja por tantos años, augurándoles buena fortuna.

Las bodas de plata de nuestra organización científica, que nació de la conciencia y preocupación dictadas por el desconocimiento, de islas de soledad profesional y del deseo de mejorar la vida de los pacientes con heridas, especialmente las de carácter crónico, sin vanidades ni otras pretensiones, ponen de manifiesto, como en los matrimonios reza en su “tradicional ficha”, que en este tiempo se ha alcanzado una relación de armonía y solidez entre la Ciencia y el Arte para cuidar a estos pacientes.

Años de trabajo para desbancar el desinterés y la desinformación sobre esta área de la salud, para dar forma a un escenario donde pacientes, cuidadores y profesionales no admiten la inevitabilidad como único argumento en muchos procesos claramente prevenibles. Labranza de un entorno de atención donde la investigación ha sido y seguirá siendo la herramienta para alcanzar el conocimiento y el cambio; su divulgación, la onda expansiva, y la evidencia científica generada, irrenunciable, directora de acciones y generadora de adherencia profesional. Un espacio donde la disponibilidad de materiales preventivos y terapéuticos de alta calidad, merced a esa investigación, al credo y al desarrollo industrial, es un hecho. Un lugar donde el respeto y el trabajo en equipo, el desarrollo de unidades y perfiles profesionales de expertos reconocidos en esta materia, la envergadura técnica y decisoria de las comisiones de heridas en las instituciones, y la formación posgraduada especializada con una oferta amplia desde las universidades, son también primeras mieles que podemos festejar en este tiempo. Unos logros, sin triunfalismos, fruto del tesón, del buen hacer, de la perseverancia, de la formación constante y de un germen que ha contaminado a muchos profesionales, pacientes y cuidadores, responsables institucionales, inoculado por la amistad sin fronteras y la responsabilidad.

Para todos y cada uno de los que han contribuido alzando su voz y laborando para conquistar estos cambios, modestos pero sonoros si los comparamos con el origen de nuestra historia, un trozo de este merecido pastel de cumpleaños hecho con bizcocho de Ciencia, amasado por sensibles manos de artista cuidador, aderezado con entusiasmo imperecedero, bañado en orgullo profesional y crédito, fermentado en cámara de constancia y horneado a baja temperatura durante un cuarto de siglo.

Sin caer en la trampa de la vanidad y falta de humildad, y aun con diferencias sostenidas, venimos asistiendo a una expansión de aquel espíritu que nos guió e ilusionó para fraguar este movimiento científico y humano.

La fortuna ha querido tejer una gran familia de sabios al tiempo que humildes y buenas personas, una gigantesca maraña de profesionales de distintas disciplinas y países del área iberolatinoamericana que siguen dejándose la vida por ayudar al prójimo a enfrentarse a esta epidemia de heridas, tan silente como popular. Una especial admiración a mis compañeras enfermeras. Huestes de personas preparadas y vocacionadas hacia un ámbito de la atención desatendido durante demasiado tiempo. Organizaciones gubernamentales, instituciones sanitarias y académicas receptivas a dictados y propuestas científicas sobre las mejores formas de abordaje preventivo y terapéutico y un compromiso con un adiestramiento ajustado a las necesidades reveladas. Una industria del sector articulada con los clínicos, solidaria, garante de calidad en sus materiales y bañada en una creciente pátina ética que ha ayudado a aumentar el arsenal a disposición de todos.

A todos y cada uno de estos actores gracias y felicidades, porque este aniversario es el vuestro.

De aquí a la próxima celebración en la que nuevamente dediquemos en esta tribuna unas líneas de recuerdo y loa a nuestro movimiento, quedan muchos objetivos por cumplir y la consolidación inequívoca, trascendiendo a proyectos personales, de situaciones que se han empezado a ganar. Entre otras misiones, deberemos seguir trabajando, a pesar de las diferencias entre países, a que estos resultados se expandan sin fronteras, luchando para sellar la prevención de estas lesiones, mayoritariamente evitables, como un Derecho universal. A tener acceso a dispositivos y materiales preventivos y curativos avanzados para estos problemas de salud, independientemente del estatus o lugar de nacimiento del paciente. A la inclusión de más y nuevos contenidos sobre heridas en los currículos básicos de las profesiones sanitarias para disminuir la variabilidad en la clínica que todavía hoy es tan elevada. A tener oportunidad igualitaria de seguir investigando y divulgando en esta materia de la salud. A…

Deberemos seguir trabajando como hasta ahora en pos de ello.

Feliz aniversario amigos.