INTRODUCCIÓN
Las enfermedades crónico-degenerativas como el Alzheimer incrementan el grado de dependencia del paciente, definido como un estado permanente de pérdida de la autonomía física, mental, intelectual y sensorial, que precisan ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria, además de cuidados de manera continuada (ocupando gran parte del tiempo del cuidador) y prolongada en el tiempo1 2-3 de igual forma esto afecta significativamente al estilo de vida del cuidador, pues debe pensar en forma diferente y tomar decisiones en medio de alternativas complicadas4,5.
Por lo anterior surgen cambios que alteran la dinámica familiar, puesto que son estos quienes tendrán la demanda de cuidar a una persona con demencia. Es aquí donde aparece el cuidador familiar, que sin tener ninguna formación o habilidad realizará acciones de cuidado4, que afectarán seriamente a su salud física y mental, aspecto estudiado por varios autores6. En un metanálisis de 84 artículos reportan que las personas cuidadoras presentan daños en la salud mental en variables como depresión, estrés, autoeficacia y bienestar subjetivo en comparación con personas no cuidadoras; concluyen que el acto de cuidar afecta gravemente a la salud física y mental, dejando vulnerable al cuidador ante cualquier enfermedad. Es por ello por lo que en muchos países industrializados se adoptan políticas de apoyo económico hacia cuidadores de personas discapacitadas7.
Otros estudios revelan los efectos de la depresión en cuidadores para las variables de calidad de vida y sobrecarga, generando daños en la función física como aumento del dolor y problemas para realizar actividades físicas8. En el rol emocional disminuye la capacidad de afrontamiento emocional, también la vitalidad en variables como sentirse enfermo ahora más que antes, y en la función social al disminuir actividades sociales del cuidador como son las visitas a familiares y amigos o reuniones sociales9.
De acuerdo con lo anterior, la calidad de vida tiene un impacto en la díada cuidador-paciente10,11, factores asociados a la cronicidad de la enfermedad, deterioros cognitivos, funcionales y cambios comportamentales del paciente que incrementan la dependencia hacia su cuidador12, además de otros factores como la renta disponible del hogar, el nivel de actividad laboral del cuidador, los servicios formales para los cuidados y variables relativos a las características de la unidad familiar17, además de relaciones negativas y positivas debidas al cuidado del paciente que incrementan dificultades en el manejo de la enfermedad13.
OBJETIVO
Valorar daños en salud mental de cuidadores familiares de personas con demencia de la Institución Psiquiátrica ISNOR en el segundo semestre de 2017. Información relevante para implementar acciones que mitiguen los efectos del cuidado.
METODOLOGÍA Y MATERIALES
El tipo de estudio es descriptivo-correlacional de corte transversal con 28 cuidadores, 4 hombres y 24 mujeres, seleccionados mediante muestreo por conveniencia y que cumplieron los criterios de inclusión tales como ser cuidadores de familiares con enfermedad de Alzheimer, nivel de escolaridad básico, ser alfabetos, no estar diagnosticados con enfermedad psiquiátrica que pudiera alterar los resultados de las pruebas psicológicas, y cuidar a su familiar durante más de 3 meses, por un período aproximado de cinco o más horas diarias. El contacto con los cuidadores mediante la base de datos autorizada por el Instituto del Sistema del Nervioso del Oriente (ISNOR) de Bucaramanga, previo consentimiento informado de los participantes, en el cual se protegen los datos mediante convenio 1 de febrero del 2017; los instrumentos previo consentimiento informado según Declaración de Helsinki, sin que la investigación generara ningún daño a la salud ni mental ni física de los participantes. Se aplicó a cada participante el cuestionario de salud Health Survey (SF-36) 14, la escala de sobrecarga del cuidador de Zarit15, el cuestionario sobre la salud del paciente (Patient Health Questionnaire [PHQ-9])16 y un cuestionario de datos sociodemográficos. El estudio fue aprobado por un Comité de Bioética de la Universidad Cooperativa de Colombia. En el análisis de datos se realizó una descripción de frecuencias en porcentajes para variables sociodemográficas y de salud mental, y correlación estadística mediante pruebas t de Student y correlación de Pearson.
RESULTADOS
Fueron valorados 28 cuidadores familiares, con una edad promedio de 59,3 años, en un rango de edad de 35 hasta 80 años; más de la mitad de los cuidadores (56,0%) tenía 55 años o más. Mayor proporción de mujeres (85,2%) en comparación con los hombres (14,3%); sus profesiones eran amas de casa (32,0%), en menor proporción pensionadas (28,0%) y trabajador independiente (20,0%). El parentesco con el paciente era, en algo más de la mitad de los cuidadores, ser hija del paciente (52,6%), en menor proporción, esposa (15,8%); cabe resaltar que todos los cuidadores presentan algún vínculo familiar con el paciente.
En la tabla 1 se muestran los resultados del PHQ9 donde un 59,2% de los cuidadores presenta algún trastorno depresivo, de los cuales un 44,4% tiene un cuadro depresivo menor y un 14,8% un cuadro depresivo mayor.
Tabla 1. Cuestionario sobre la salud mental del cuidador (PHQ-9).

Fuente: base de datos del grupo de investigadores
De acuerdo con la prueba de χ2, existe una asociación estadísticamente significativa entre pertenecer a uno u otro rango de edad y presentar algún trastorno depresivo (χ2 7,865, sig = 0,020), teniendo en cuenta que en este estudio predomina la edad de mayores de 55 años.
Mediante la escala de sobrecarga de Zarit, los resultados de la investigación en la tabla 2 destacan que un poco más de la mitad de los cuidadores (59,2%) presenta algún nivel de sobrecarga, de los cuales un 22,2% presenta un nivel de sobrecarga ligera y un 37,0% presenta un nivel de sobrecarga intensa.
Tabla 2. Escala de sobrecarga del cuidador (Zarit).

Fuente: base de datos del grupo de investigadores.
La edad para determinar la sobrecarga del cuidador (Zarit), en la prueba de χ2, tiene una asociación estadísticamente significativa entre pertenecer a uno u otro rango de edad y presentar algún nivel de sobrecarga, donde a mayor edad mayor sobrecarga χ2 6,663, sig = 0,036).
El cuestionario de salud SF-36 identificó estados positivos y negativos de salud de los cuidadores, así como su salud física y mental. Los resultados dejan ver 8 dimensiones del estado de salud del cuidador: función física, rol físico, dolor corporal, salud general, vitalidad, función social, rol emocional y salud mental. Los reportes referencian mejoría de salud ahora que hace un año (33,3%), y peor salud ahora que hace un año (33,3%). Al relacionar depresión del cuidador (PHQ-9) con el nivel de vitalidad (SF-36), se pudo identificar una correlación negativa y estadísticamente significativa (sig.= 0,002); esto es que, a mayor depresión del cuidador, su vitalidad es menor (tabla 3).
DISCUSIÓN
La investigación encontró que los cuidadores de este estudio muestran un trastorno depresivo de un 59,2%, comparado con otro estudio en Cali, Colombia, donde reportan mayores índices de depresión en cuidadores familiares en comparación con una muestra control, lo que sugiere la necesidad de tener servicios en salud mental y otros servicios del cuidado17.
Culturalmente, en Colombia se tiende a cuidar a los familiares más que a internarlos en centros geriátricos. Los cuidadores participantes en el estudio convivían con la persona con demencia, predominio de género femenino, dedicación como amas de casa 32,0%; datos que son similares al estudio en Colombia, con un 81,2% de cuidadores de género femenino, un 41,6% dedicados al hogar18.
En otra investigación se encontró que las características asociadas a altas tasas de depresión fueron la edad avanzada, el género femenino más frecuente que el masculino, vivir con el paciente, y la relación familiar (ser hija o cónyuge), además de prestar cuidados y tener peor función física19.
Dato relacionado también con este estudio puesto que se encontró que más de la mitad de los cuidadores son mujeres, seguido por un parentesco de ser hija, percibir menos vitalidad y ser mayor de 55 años. Con esto se puede evidenciar que los factores mencionados en otras investigaciones se relacionan con los datos obtenidos en este estudio20.
Otro factor que influye en la aparición de la depresión son los problemas de comunicación con el paciente; se definen predictores de la depresión en cuidadores dados por la dependencia en las actividades instrumentales de la vida diaria, y los problemas de la comunicación con el paciente que produce altos niveles de insatisfacción en el cuidador, quien a menudo no comprende las necesidades del paciente lo que genera depresión21. En este estudio no se analizaron variables de comunicación en la díada cuidador-paciente; sería un factor a tener en cuenta para analizar la depresión en cuidadores familiares.
CONCLUSIONES
Los cuidadores familiares presentaron problemas de depresión y sobrecarga, disminución de calidad de vida en función física, cuidadores mayores de 55 años tienen impedimento para el cuidado por requerir esfuerzo físico, y mayores niveles de vitalidad; además, a mayor edad de los cuidadores, mayor sobrecarga. Los cuidadores con depresión muestran disminuida en forma significativa su energía vital y la capacidad física en su cotidianidad.
La depresión es un factor que se presentó en este estudio y en otros de Colombia. Por tales motivos es indispensable que los cuidadores familiares de personas con demencia puedan tener asistencia en salud mental y otros recursos para ejercer labores del cuidado.