INTRODUCCIÓN
Actualmente en Chile, gracias a las nuevas políticas de salud, se ha experimentado un gran aumento en la esperanza de vida de las personas. El censo de 1992 muestra que un 6,6% de las personas tenía 65 años o más, en comparación con el censo de 2017 en el cual este grupo etario representó el 11,4% de la población total1, lo que, a pesar de reflejar un avance positivo en ámbitos sanitarios, resulta un gran problema derivado de múltiples factores sociales, económicos y de salud que dificulta la vida de los adultos mayores.
Es así como la inestabilidad en el diario vivir de la mayoría de esta población puede derivar en una depresión, que se define como un trastorno psiquiátrico que se caracteriza por tristeza recurrente, anhedonia, inapetencia, fatiga, insomnio o hipersomnia, sentimiento de inutilidad e hipoprosexia2,3,4. Esta sintomatología suele ser ignorada por quien la presenta, por su familia, hasta inclusive por el equipo de salud, dada la dificultad de diagnosticar la depresión en atención primaria de salud, ya que se asocia a problemas comunes que viven los adultos mayores, y cuando esta se evidencia, no se da un tratamiento óptimo y oportuno5.
La tasa de prevalencia de sintomatología depresiva en Chile disminuyó a un 11,2% para ambos sexos en un rango etario de 65 años o más, considerándose un 4,1% para la población masculina y un 16,9% para la población femenina6. A pesar de esta disminución, diversos autores describen que la depresión muchas veces se presenta de modo atípico, por lo que podría existir un subdiagnóstico7.
La depresión en el adulto mayor cursa con síntomas de irritabilidad y ansiedad, los cuales se asocian a factores que afectan a su vida diaria. Por eso, este cuadro es de gran relevancia, sumado a su asociación a patologías preexistentes, lo que agrava más su salud8.
Por otro lado, la desesperanza es definida como un panorama negativo ante la ocurrencia de un hecho significativo para la vida cotidiana de una persona9. En los adultos mayores se presenta una ambivalencia de sentimientos entre la esperanza y la desesperanza, en donde se genera un estado de optimismo ante el tiempo que les queda de vida y en su contraparte, desaliento por un fin cercano10. La exacerbación del sentimiento de desesperanza podría llevar a contemplar el suicidio como una única salida11; de hecho, es este el factor de riesgo que cuenta con la mayor cantidad de estudios y evidencia que predicen el intento suicida como también el suicidio consumado en adultos mayores12. En este sentido, el Ministerio de Salud de Chile señala que los adultos mayores desde los 60 años presentan una tasa de suicidio del 12,45% por cada 100 000 habitantes, cifra que en Chile se traduce en que 360 adultos mayores cometen suicidio13. La participación social en la vejez ayuda a tener una mejor calidad de vida en el ámbito biopsicosocial, ya que fomenta contrarrestar el riesgo de aislamiento social, la soledad y la desesperanza, manteniendo a la persona activa tanto física como mentalmente, mejorando así su salud y bienestar14. Así, considerando lo expuesto anteriormente, el objetivo del estudio es describir la depresión y la desesperanza en adultos mayores pertenecientes a agrupaciones comunitarias de la ciudad de Chillán.
METODOLOGÍA
El diseño del estudio es cuantitativo de tipo descriptivo y trasversal. Se realizó un censo comunitario en una población de 78 adultos mayores. El muestreo fue no probabilístico por conveniencia, considerando los criterios de inclusión: ser autovalentes, que participen en agrupaciones comunitarias de la ciudad de Chillán, que deseen participar en la investigación mediante un consentimiento informado y que asistan a la convocatoria de forma voluntaria. Dentro de la población se excluyó a aquellos adultos mayores que presentaron deterioro cognitivo evidente (incluyendo ceguera) u otro problema de salud que les impidiera responder la encuesta.
Para la recolección de los datos se utilizaron dos instrumentos: la Escala de desesperanza de Beck y la Escala de depresión geriátrica de Yesavage. La primera valora la actitud ante el bienestar y las expectativas a futuro por medio de tres factores: afectivo, motivacional y cognitivo. Cuenta con 20 afirmaciones, que tienen dos opciones de respuesta; los ítems que indican desesperanza se califican con 1 punto y los que no, con 0 puntos. La interpretación de la escala es: rango normal o asintomático: 0-3 puntos; leve: 4-8 puntos; moderado: 9-14 puntos; severo: 15-20 puntos. La Escala de depresión geriátrica de Yesavage (abreviada, versión de 15 preguntas) se emplea para el tamizaje de la depresión en adultos mayores. La versión abreviada consta de 15 preguntas afirmativas o negativas, y se tarda en realizar 5 minutos. La interpretación es: normal: 0-5 puntos; depresión leve: 6-9 puntos; depresión severa: 10 puntos o más.
El levantamiento de datos se realizó entre los meses de octubre y noviembre en diversas agrupaciones comunitarias de la ciudad de Chillán. Se concertó previamente una fecha de recolección de datos y se realizó una charla donde se dieron a conocer a los adultos mayores los objetivos y alcances de la investigación.
La investigación cumplió con las directrices éticas para la investigación con seres humanos establecidas en la ley chilena N.º 20.120 sobre la investigación científica en el ser humano15, y sobre la ley 19.628 de protección de la vida privada. Además, se solicitó la aprobación del Comité de Ética de la Universidad Adventista de Chile. Todos los participantes leyeron y firmaron el consentimiento informado. Se les recalcó que su participación era completamente voluntaria, que contaban con los derechos ARCO (acceso, rectificación, cancelación u oposición) y que la información recopilada era de carácter anónimo y confidencial. Los datos fueron procesados mediante el programa SPSS.
RESULTADOS
A continuación, se presentan los resultados referentes a las agrupaciones comunitarias de Chillán (tabla 1).
Referente al ingreso económico, el 70,9% se encuentra entre los deciles 4 y 7, lo que equivale a tener un ingreso en pesos chilenos entre $100 710 y $259 663. Y en cuanto a evaluación general de salud, el 88,6% califica su salud como buena o regular. En este mismo contexto de salud, el 86,1% asiste regularmente a sus controles de salud y el 69,6% realiza ejercicios físicos.
Por otro lado, el 62,0% se encuentra diagnosticado con hipertensión arterial y el 39,2% con diabetes mellitus, y en cuanto a las enfermedades agudas reportadas, el 70,9% sufre gastritis y lumbago diagnosticado por médico.
Por otra parte, el 68,4% refiere tener el rol de madre, el 30,4% esposa/o, respectivamente, y el 17,7% cumple otro rol dentro de la familia. El 83,5% indica participar en agrupaciones comunitarias como agrupo de adulto mayor, talleres comunitarios un 24,1% y junta de vecinos un 16,5% (tablas 2 y 3).
DISCUSIÓN
Este estudio permite conocer los niveles de depresión y desesperanza en adultos mayores pertenecientes a agrupaciones comunitarias de la ciudad de Chillán. Referente a las características sociodemográficas, el mayor porcentaje de adultos mayores en estudio son mujeres, ya que presentan una mayor esperanza de vida que los hombres15 y son más proclives a este tipo de actividades16. La evidencia señala que los hombres se califican con un mejor bienestar que las mujeres, proyectando en este caso que las mujeres son más vulnerables emocionalmente, lo que destaca la importancia de esta brecha, ya que las mujeres participan de talleres17. Un estudio cubano obtuvo como resultado que el mayor porcentaje de ancianos que no participa en grupos comunitarios representa al sexo masculino, siendo una muy baja proporción de hombres la que sí participa, y el predominio de estas instituciones se da por las mujeres18. Esto queda evidenciado en nuestro estudio, ya que la mayor cantidad de personas encuestadas son del sexo femenino.
En cuanto al estado civil, el mayor porcentaje (44,9%) se encuentra casado o con unión libre, lo que puede ser un factor protector para este grupo de adultos mayores, ya que como evidencian Vivaldi et al., existe un mayor bienestar psicológico en adultos mayores que se encuentran casados o en pareja, al existir apoyo social entre ellos17. Asimismo, un estudio nacional revela que la depresión se manifiesta con mayor prevalencia en paciente viudos18,19,20 frente a adultos mayores casados o convivientes, quienes presentan depresión en menos proporción19.
Asimismo, Palma et al. plantean que no se asocia depresión a personas que viven solas, puesto que aporta libertad en su vida diaria a la hora de tomar decisiones13. Además, se ha descrito que pertenecer a una comunidad, tener una familia y mantener una participación social activa facilita cumplir un rol importante en la sociedad, lo que genera sentimientos de autoeficacia y ayuda a amortiguar situaciones que generen estrés; y en caso de enfermedad, es un factor protector, ya que disminuye la incidencia de enfermar21. En otra investigación resaltan que aquellos adultos mayores que viven solos tienen mayor tasa de depresión, no así los que viven con pareja o su familia19. De igual manera, cuando no es posible alcanzar los logros deseados que son esenciales para la autorrealización se genera frustración, lo que provoca desesperanza que puede conducir a un riesgo suicida, más aun cuando existen problemas de salud tanto física como mental, sociales o económicos22.
Por otro lado, el grupo de adultos mayores analizado presenta estudios básicos y medios. Al respecto, investigaciones nacionales determinaron que, a mayor nivel de escolaridad, el bienestar del adulto mayor mejora13. Por su parte, Friedrich von Mühlenbrock et al. determinaron que tener mayor nivel educacional es un factor protector, ya que disminuye la prevalencia de depresión19.
Referente al ingreso económico, el 70,9% se encuentra entre los deciles 4 y 7, lo que está en consonancia con el país, como señala una investigación nacional que demuestra que los adultos mayores reciben una pensión de $206 04123. En este contexto, estudios internacionales señalan que al llegar a la jubilación no solo existen consecuencias económicas, sino también una afectación tanto psicológica como afectiva. Al iniciar este proceso, el adulto mayor pasa por cuatro etapas: “luna de miel”, seguido de decepción y/o hiperactividad, reorientación de las ideas y finalizando con la estabilidad de la situación. La jubilación provoca que se pierda el rol personal y profesional, disminuyendo así su autonomía y autoestima24. Un estudio colombiano indica que los adultos mayores con condiciones económicas regulares presentan mayor riesgo de presentar depresión25. Por tanto, al sumar el factor económico a la afectación psicológica, el adulto mayor se vuelve más vulnerable socialmente.
En cuanto a las enfermedades crónicas señaladas, existe un gran porcentaje de adultos mayores del estudio que presentan hipertensión arterial, diabetes mellitus y dislipidemia, siendo estas patologías un factor de riesgo para su salud que los puede conducir a la muerte. Hay que tener en cuenta que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en hombres y mujeres dentro del rango etario de los 70 a los 79 años26. En relación con la hipertensión arterial, la mayor parte de los adultos mayores que padecen esta patología crónica perciben temor ante las consecuencias que esta podría provocar en ellos, como invalidez, seguido de dependencia y finalmente la muerte. Respecto a la diabetes mellitus, se reveló que la desesperanza es el sentimiento más experimentado en este grupo etario debido a lo que llega a ocasionar esta enfermedad, como las amputaciones de las extremidades, lo que los hace pensar aún más en la idea de la muerte y el miedo por la incertidumbre sobre su futuro27. En este contexto, un estudio nacional asocia la alta tasa de depresión con la polifarmacia relacionada con el número de patologías crónicas que padecen los adultos mayores, siendo este un factor que predispone a padecer alteraciones del estado del ánimo19.
Al considerar los niveles de depresión, un 33,4% de adultos mayores presentan depresión entre leve y severa, y un 83,3% algún nivel de desesperanza. Esto se puede asociar a la pérdida de su quehacer laboral y disminución de ingresos económicos, sumado a la carga de enfermedades crónicas. Por tanto, es importante incentivar al adulto mayor para que participe en agrupaciones comunitarias. Un estudio de México relata que el retirarse de la vida laborar activa afecta drásticamente a la persona, ya que su actividad intelectual, física e ingreso económico desciende, además de la disminución de contacto con los compañeros de trabajo y la compañía de amigos a diario, lo que con el tiempo conduce a una probable depresión y alteración de la salud en la vejez28. De igual modo, algunos autores relatan que los adultos mayores presentan un sentimiento de desesperanza asociada a una sensación de angustia en el momento de descubrir que el tiempo que les va quedando de vida es “relativamente corto” para lograr alcanzar los objetivos propuesto por sí mismos; por ende, estos sentimientos descritos anteriormente podrían ser un factor esencial para desencadenar una depresión, debido a que sienten que nunca tendrán éxito, que nada saldrá bien y que no podrán solucionar sus problemas29.
En los resultados obtenidos, un gran número de la población adulta mayor participa en más de una agrupación comunitaria, ayudando así a mantenerse activos física y mentalmente, lo que es un factor protector para su salud que podría prevenir la depresión y desesperanza en este grupo. También se ha determinado que existe un menor porcentaje de depresión en los hombres19. Por el contrario, estudios internacionales de Colombia y Cuba obtuvieron como resultado un predominio de riesgo de depresión en los hombres25,26,27,28,29,30.
De forma similar a otros estudios, afirman que la participación en grupos comunitarios ayuda al adulto mayor a distraerse y generar relaciones; por ende, la depresión y la desesperanza se hacen menos fuertes, lo que tiene un refuerzo positivo mejorando el crecimiento personal y ayudando a estos a tener un propósito en su vida tras todos los años vividos13. Una investigación realizada en Cuba señala que participar en actividades comunitarias ayuda a que el adulto mayor se distraiga, aproveche su tiempo libre y socialice con más personas de su misma edad, lo que contribuye aún más positivamente en quienes padecen estado depresivo18.
Por su parte, en Chile existe un programa llamado “Envejecimiento Activo” que fomenta que el adulto mayor realice actividades, tanto sociales como físicas, para que se sientan parte de la sociedad y mejoren su calidad de vida, retrasando el proceso de dependencia31.
CONCLUSIONES
Finalmente, se concluye que los resultados obtenidos posicionan a la mayoría de los adultos mayores encuestados con niveles de depresión y desesperanza, por lo que es importante incentivar la participación en agrupaciones comunitarias, ya que es un factor protector que se debe fortalecer en esta etapa de la vida.