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Gerokomos

versión impresa ISSN 1134-928X

Gerokomos vol.36 no.1 Barcelona mar. 2025  Epub 05-Mayo-2025

https://dx.doi.org/10.4321/s1134-928x2025000100001 

EDITORIAL

Enfermería especializada… ¿Postureo, dejación, frustración?

J Javier Soldevilla-Agreda1 

1Director de Gerokomos. España

Estimados lectores:

En lamentable sintonía con numerosas críticas cotidianas en prácticamente toda nuestra sentida piel de toro, creo que es necesario de nuevo elevar el tono de nuestra voz, para no edificar más frustración y más “desperdicio” por parte de los responsables sanitarios de todas las comunidades autónomas hacia los profesionales y hacia nuestros ciudadanos.

Desde agosto de 1987, los profesionales enfermeros llevamos en las trincheras reclamando, creyendo, desarrollando, con períodos de silencio interesados, reapareciendo el proyecto al compás de otros gobernantes, para tener finalmente un decreto donde se reconocían esas conocidas 6 especialidades, entre las que se incluía nuestra enfermería geriátrica. La memoria de esta gesta es una crónica de ilusión, desesperanza y renacimiento hasta que finalmente vieron la luz, afloraron como una ganancia sustancial para la atención de nuestra población, se alinearon los astros y con diferencias, aún sostenidas, se crearon unidades multiprofesionales para casi cada una de ellas y se inició una formación especializada que, junto a los millares de profesionales que acreditaron su suficiencia y capacidad en las pruebas extraordinarias, han construido un elenco de enfermeras especialistas notable, demostrativo de su capacidad, su deseo, su crecimiento científico y creíamos profesional.

Cada año, aunque también con ritmo desigual, se siguen convocando plazas que por la vía EIR suman nuevas enfermeras especialistas, que no terminan de tocar puerto, porque quizá en sus regiones no reconocen como categoría profesional cada una de las especialidades de la enfermería, e igualmente sangrante y alevoso, muchas más las que no ofertan plazas para ese perfil de especialista y casi de manera simbólica (a veces alimentado por su normativa específica) en el sector privado.

El progreso en estos casi 40 años de movimiento pro especialidades de enfermería solo ha sido postureo para los responsables, energía y luego desconsuelo para profesionales que ven cómo su nicho laboral, a pesar de su formación acreditada y el esfuerzo, no pasará de la enfermería generalista, y una inquietante nube de frustración en los que se están formado en ellas y que saben tienen apenas futuro de ejercicio como especialistas (dícese menos del 3% y en algunas especialidades como la nuestra ni con mucho se aproxima a esas exiguas cifras, aun sumando el sector privado).

¿De qué sirven esos informes profusos de las autoridades sanitarias en los que reconocen una carestía global de enfermeras en nuestro país para igualarnos al resto de Europa (¡más de cien mil!)? El ritmo de implantación no se ve, no llega, no es efectivo. Nuestros representantes de la profesión continúan con esas denuncias, pero quizá necesitemos más y con esta ampliación en la demanda, sobre un producto que sí existe, está avalado, es de valía indiscutible para una mejor salud y cuidados de todos los grupos de población, las enfermeras especialistas existen en nuestro país y sin embargo…

¿Cuántas enfermeras hay tituladas en cada especialidad?, ¿cuántas trabajan como tal?, ¿cuántas desesperanzadas han abandonado esa idea?, ¿cuántas han cejado en la batalla?

Aún más, ¿cuánta población todavía desconoce que nuestra profesión tiene especialistas y no pocas, diferencia su labor, la aplaude y la exige?

Estamos trabajando denodadamente para abrir nuevas vías de especialización, quizá a través del desarrollo de enfermeras de práctica avanzada como en otras latitudes, vía diplomas de estudios avanzados y con ello paliar necesidades concretas y necesarias en áreas de competencias que no cubren las generalistas ni tampoco el exiguo catálogo de especialidades decretadas, pero me pregunto al tiempo, ¿no terminaremos con esta fórmula eclipsando o dinamitando el implante de las actuales especialistas en muchos espacios y diseñando puestos muy específicos, super especializados, pero minoritarios y que serán realmente los “interesantes” para el sistema. ¿Qué esperanza nos arropa si se sigue la estela de esa inacción interesada de los empleadores y un silencio de la comunidad?

¿Por dónde seguimos?, ¿cómo apelamos?, ¿quién apoya?, ¿a quién recurrimos?

¿Quizá sea un nuevo tiempo de movilizarnos compañer@s, sin que el desaliento y el desencanto lo impida? Los que nos situamos al ocaso del tiempo de trabajo, testigos, a veces arcabuceros, de esta tediosa lucha de décadas, pensamos que ese crecimiento, la existencia y reconocimiento era invencible e irreversible. Lamentamos ver con todos, que su desarrollo está ahogado, afectado de un raquitismo que nunca hubiéramos pensados para un proceso tan pensado, tan trabajado, tan aceptado… para casi todos.

Con esperanza deberemos seguir …

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