INTRODUCCIÓN
El envejecimiento poblacional es una realidad que está aconteciendo a nivel mundial y que justifica los resultados de intervenciones estatales, a través de políticas públicas que han contribuido a aumentar la esperanza de vida y disminuir la tasa de mortalidad1,2. En el contexto chileno, este fenómeno es evidente, proyectándose para 2035 que el 18,5% de la población serán personas mayores (60 años o más)3, superando el 16,2%, según lo descrito en el censo de 20174, aspecto que representa un foco de atención multisectorial, en particular, para el sector salud.
El proceso de envejecimiento requiere inicialmente, la comprensión de los cambios biopsicosociales que se experimentan en la adultez mayor y, por ende, de los cuidados específicos que debe otorgarse a las personas mayores. Sin embargo, en el escenario actual es complejo llevar a cabo estos cuidados en forma exitosa, ya que requieren de un contexto sociopolítico que los facilite, haciendo que esta temática cobre relevancia transdisciplinar. Por lo anterior, es fundamental construir políticas públicas que den respuestas a las necesidades de quienes conforman dicha población y que contribuyan explícitamente a mantener y mejorar su bienestar5.
En dicho contexto, uno de los últimos acontecimientos que evidenciaron la falta de formación en el área de envejecimiento, tanto en profesionales como en técnicos de salud, fue el manejo de la pandemia generada por el SARS-CoV-2, cuyo enfoque fue predominantemente biomédico, desconociendo las necesidades prioritarias de cuidado de las personas mayores6, que, sumado a las posturas edadistas acerca de la vejez aún presentes en diferentes ámbitos sociales7-9, generaron riesgos para la salud y el bienestar en este grupo etario.
Desde esta perspectiva, se puede considerar como una necesidad contar con profesionales formados en geriatría-gerontología para otorgar cuidados pertinentes a este grupo de población10, en concordancia con los Objetivos de la Década del Envejecimiento Saludable, y comprometidos a través de acuerdos internacionales como la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, la cual se encuentra ratificada en Chile desde 201711,12.
En dicha Convención, se establece entre los deberes generales de los Estados la necesidad de desarrollar aspectos, como la investigación en temas relacionados con las personas mayores sirviendo de base para la elaboración, aplicación y control de las políticas públicas y legislación. Además, se considera como derecho que las personas mayores deban ser atendidas por personal con formación en gerontología (art. 12 literal b)12, sin embargo, a nivel de país la formación en esta área continúa en desarrollo. Por lo anterior, es pertinente su priorización, si se desea implementar medidas que den respuesta a los requerimientos de las personas mayores, estando en consonancia con los acuerdos internacionales y los principios del Modelo de Atención Integral en Salud declarado en Chile, tales como: la continuidad, el estar centrado en la persona y la integralidad13.
En el ámbito de la salud, en particular para la enfermería, la formación relacionada con los cuidados de las personas mayores se posiciona como una temática relevante, puesto que su fuerza laboral representa el mayor número de profesionales sanitarios en todos los niveles de atención14. Se puede apreciar que existen dificultades para la formación en temas de geriatría-gerontología, tanto en el pregrado como posgrado, que permitan desarrollar competencias específicas, las que guardan relación con el apoyo institucional, entre otros aspectos de índole normativo y legal de orden estatal que lo desfavorecen15,16.
Desde esta perspectiva, se forja un entorno que puede excluir los cuidados relevantes para la salud y el bienestar de las personas mayores, lo que lleva a considerar el concepto de cuidado de enfermería perdido17, que hace referencia a aquellos aspectos del cuidado que se omiten parcial o totalmente18, y que afectan de manera negativa la salud de las personas. Podría considerarse entonces, que la formación sería clave para evitar estos eventos que afectan el cuidado constituyéndose en un deber ético, que guarda relación con la calidad de la atención que reciben las personas mayores.
En este contexto, existe la Red de Enfermería en Salud del Adulto Mayor [REDESAM, Chile], organización internacional creada para potenciar la contribución de la enfermería a la salud y a las políticas mundiales relacionadas con las personas mayores.
En sinergia con otras instituciones y organizaciones interesadas en el desarrollo de los cuidados, gestión, investigación y educación dirigida a personas mayores, la red busca establecer cooperación técnica para el fortalecimiento de la formación de recursos humanos, al igual que para el acceso universal a cuidados seguros y de calidad en este grupo de la población19.
Así, dicha organización está en consonancia con los acuerdos internacionales y normativas referenciadas anteriormente, potenciando el desarrollo de profesionales de enfermería formados en el área gerontológica.
OBJETIVO
Identificar las características relacionadas con la formación en geriatría y gerontología en un grupo de profesionales de enfermería que trabajan en distintos ámbitos en Chile. Como objetivos específicos: identificar el perfil sociodemográfico, de trabajo y académico, aspectos relacionados con la formación en el área de la geriatría y gerontología, y temas de interés para la formación/actualización en dicha área.
METODOLOGÍA
Se realizó un análisis descriptivo bivariado de los datos obtenidos a través de una encuesta abierta, voluntaria y de amplia difusión a través de redes sociales y de comunicación de la REDESAM Chile en el período de septiembre de 2021 a marzo de 2022, que se aplicó a 209 profesionales de enfermería de diversas regiones de Chile, constituyendo un muestreo no probabilístico.
Se consideró como criterio de inclusión: profesionales de enfermería de todo el país, que tuviesen la disposición de responder a la encuesta. Como criterio de exclusión, se consideró: pertenecer al equipo coordinador de la REDESAM, por estar liderando el proceso.
Para la recolección de la información se aplicó un cuestionario estructurado precodificado vía Google Forms®, elaborado por el equipo coordinador de la REDESAM revisado por personas expertas en el área, quienes otorgaron su retroalimentación y se hicieron los respectivos ajustes. El cuestionario contó con preguntas relacionadas con el perfil sociodemográfico (3 preguntas), académico y de trabajo (16 preguntas), y preguntas relacionadas con las necesidades de formación en el área de geriatría y gerontología. Cada pregunta tenía opciones múltiples de respuesta única, y solo la pregunta relacionada con el interés en las temáticas de formación se dejó con posibilidad de respuesta breve.
Los datos fueron organizados en Excel®, posteriormente el análisis estadístico se realizó mediante el software SPSS versión 25. A partir de este se obtuvieron medidas de tendencia central y dispersión, y se empleó el test chi-cuadrado para establecer asociación estadística entre variables categóricas; se consideró significativo cuando este test reportaba una p ≤ 0,05.
Pese a que el proceso de recolección de la información se realizó con la intencionalidad de realizar un diagnóstico situacional desde la REDESAM, se realizó un proceso de consentimiento informado, en el cual se incorporó aspectos relacionados con la divulgación de los datos obtenidos, garantizando la confidencialidad y el anonimato de las personas participantes, de acuerdo con los aspectos considerados en la Ley 20.120 de investigación científica en seres humanos en Chile20, y lo constatado en la Ley 19.628 sobre protección de la vida privada21. La encuesta se habilitó para quienes estuvieron de acuerdo en participar.
RESULTADOS
En relación con las características sociodemográficas de los 209 profesionales que respondieron la encuesta, la media de edad de las enfermeras(os) participantes fue de 40,1 años (DE 1,3; moda: 29) con un mínimo de 20 años y un máximo de 72, con predominio del género femenino (93,3%); el 32,5% (n = 68) pertenece a las zonas sur o sur austral, y el 25,8% (n = 54) a la región metropolitana (tabla 1).
Tabla 1. Perfil sociodemográfico, de trabajo y académico.
| Frecuencia | % | ||
|---|---|---|---|
| Grupo de edad | 20 a 25 | 6 | 2,9 |
| 26 a 31 | 42 | 20,1 | |
| 32 a 37 | 48 | 23,0 | |
| 38 a 43 | 42 | 20,1 | |
| 44 a 49 | 31 | 14,8 | |
| 50 y más | 40 | 19,1 | |
| Género | Femenino | 195 | 93,3 |
| Masculino | 14 | 6,7 | |
| Región | Norte | 43 | 20,57 |
| Metropolitana | 54 | 25,8 | |
| Central | 44 | 21,05 | |
| Sur | 65 | 31,1 | |
| Sur austral | 3 | 1,4 | |
Fuente: elaboración propia.
En cuanto a la experiencia profesional y formación académica, el 74,2% refirió tener hasta 20 años de ejercicio profesional, la mayoría declaró trabajar principalmente en establecimientos públicos o privados de atención hospitalaria, y en el momento de la realización del estudio, otorgando prestaciones de salud a personas mayores de forma cotidiana en sus contextos de trabajo (72,7%). Respecto a su formación académica, el 83,7% mencionó tener el grado de licenciado, que se otroga durante la formación de pregrado; el 16,3% ha realizado magíster o doctorado, el 21,5% (n = 45) se encontraba cursando estudios de magíster o doctorado, solo el 3,3% correspondía a magíster en geriatría, gerontología y áreas afines a los cuidados de las personas mayores (tabla 2).
Tabla 2. Experiencia profesional y formación académica.
| Frecuencia | % | ||
|---|---|---|---|
| Años de ejercicio profesional | Menos de 10 años | 89 | 42,6 |
| De 10 a 20 años | 66 | 31,6 | |
| Más de 20 años | 54 | 25,8 | |
| Institución en la que trabaja | Establecimientos hospitalarios área pública | 120 | 57,4 |
| Establecimientos hospitalarios área privada | 8 | 3,8 | |
| Establecimientos de atención primaria en salud (APS) | 40 | 19,1 | |
| Universidades públicas | 14 | 6,7 | |
| Universidades privadas | 10 | 4,8 | |
| Otros (servicio de salud - secretarías regionales ministeriales de salud o establecimientos de larga estancia para el adulto mayor) | 17 | 8,1 | |
| Trabaja actualmente con personas mayores | Sí | 152 | 72,7 |
| No | 57 | 27,3 | |
| Grado académico alcanzado | Licenciatura | 175 | 83,7 |
| Magíster | 30 | 14,4 | |
| Doctorado | 4 | 1,9 | |
| Grado académico en curso | Magíster en enfermería | 10 | 4,8 |
| Magíster en geriatría, gerontología y afines | 7 | 3,3 | |
| Magíster en otras áreas | 23 | 11,0 | |
| Doctorado en enfermería | 2 | 1,0 | |
| Doctorado en otras áreas | 3 | 1,4 | |
| No aplica | 164 | 78,5 | |
Fuente: elaboración propia.
Del total de la muestra, tan solo el 10% (n = 21) declaró haber desarrollado investigaciones o publicaciones relacionadas con cuidados gerontológicos en el momento de responder la encuesta.
En relación con la formación en geriatría y gerontología en el pregrado, el 59,3% (n = 124) refirió haberla recibido (tabla 3), clasificándola como una fortaleza (n = 40; 32,3%), escasa (n = 40; 32,3%), suficiente (n = 33; 26,6%) y deficiente (n = 11; 8,9%).
Tabla 3. Aspectos relacionados con la formación en geriatría-gerontología.
| Variable | Frecuencia | % | |
|---|---|---|---|
| Formación en pregrado | Sí | 124 | 59,3 |
| No | 85 | 40,7 | |
| Capacitación en geriatría-gerontología después del egreso | Diplomas o diplomados | 61 | 29,2 |
| Diplomas, diplomados, especialidades | 3 | 1,4 | |
| Diplomas, diplomados, postítulos | 8 | 3,8 | |
| Especialidades | 6 | 2,9 | |
| Postítulos | 7 | 3,3 | |
| Todas | 4 | 1,9 | |
| Ninguna | 120 | 57,4 | |
| Entidad capacitadora | Universidades | 56 | 63 |
| OTEC | 9 | 10 | |
| Otros | 9 | 10 | |
| No responde | 15 | 17 | |
Fuente: elaboración propia.
OTEC: organismos técnicos de capacitación.
El 57,4% (n = 120) manifestó no haber realizado estudios de formación específica en esta área después de su egreso (tabla 3). Entre quienes sí los cursaron (n = 89), el 96% lo realizó en Chile durante los últimos 5 años (69%), y fueron dictados principalmente por universidades (63%), organismos técnicos de capacitación -OTEC- (10%) y otras instituciones, como servicios de salud y el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA).
Al realizar el análisis bivariado se encontró diferencias estadísticamente significativas entre la edad y el desarrollo de investigaciones en geriatría-gerontología (p = 0,02), y de dicha variable con la formación de pregrado (p = 0,001), encontrándose que, a más edad de las participantes, mayor formación e investigación (tabla 4).
Tabla 4. Análisis bivariado.
| Variable 1 | Variable | Chi-cuadrado de Pearson | |
|---|---|---|---|
| p | Valor | ||
| Edad | Desarrollo de investigación en geriatría-gerontología | 0,02 | 27,2 |
| Gerontología en formación de pregrado | 0,001 | 21,9 | |
| Años de ejercicio | Grado académico alcanzado | 0,016 | 24,7 |
| Capacitación en la temática en los últimos 5 años | 0,018 | 11,8 | |
| Investigación en el área de cuidados geriátricos | 0,025 | 7,3 | |
| Trabaja actualmente con personas mayores | Capacitación en la temática en los últimos 5 años | 0,023 | 7,5 |
Fuente: elaboración propia.
También, se pudo apreciar una relación directamente proporcional entre años de ejercicio profesional y obtención de grado académico (p = 0,016), desarrollo de investigación (p = 0,025) y mayor capacitación en los últimos 5 años (p = 0,018) (tabla 4).
Cabe destacar que, quienes trabajan actualmente con persona mayores, refirieron tener capacitaciones en geriatría-gerontología cursadas hace 5 años o menos (p = 0,023), lo que se puede considerar como vigente (tabla 4).
Respecto de las temáticas de profundización, se evidenció mayor interés en áreas como salud mental, en particular lo relacionado con las demencias, además de cuidados relacionados con la promoción y prevención y cuidados aplicables en todos los niveles de atención. Otros aspectos incluyeron: la gestión de casos, elaboración de proyectos, oncogeriatría, aspectos normativo-legales relacionados con las personas mayores, investigación y humanización (tabla 5).
Tabla 5. Temáticas de interés de formación en geriatría-gerontología.
| Variable | Frecuencia | % |
|---|---|---|
| Salud mental y demencias | 51 | 24 |
| Promoción y prevención | 36 | 17,2 |
| Cuidados generales en todos los niveles de atención | 29 | 13,9 |
| Valoración geriátrica integral y/o síndromes geriátricos | 22 | 10,5 |
| Dolor y cuidados paliativos | 18 | 8,6 |
| Otros | 16 | 7,7 |
| Cualquier temática | 13 | 6,2 |
| Cuidados hospitalarios | 12 | 5,7 |
| Sin respuesta/no sabe/ninguno | 12 | 5,7 |
Fuente: elaboración propia.
DISCUSIÓN
El perfil de las(os) enfermeras(os) que participaron en el estudio, coincide con el reportado por la Superintendencia de Salud y el Ministerio de Salud de Chile, en el que se destaca el predominio de mujeres en el ejercicio profesional, aspecto que también se evidencia a nivel mundial22,23.
Respecto de la formación, tras el egreso del pregrado se observó en la muestra una baja importancia relativa a la formación de postítulo y posgrado en gerontogeriatría, aspecto encontrado en otras investigaciones, y que se puede relacionar con el poco interés hacia la formación en cuidados dirigidos a personas mayores y el escaso reconocimiento hacia las especialidades24-26. Resulta importante tener en consideración aspectos como la oferta de programas en el país, y las facilidades de acceso a este tipo de programas en personas laboralmente activas.
Es de considerar que, desde este escenario, se dificulta el fortalecimiento disciplinar de la enfermería, puesto que la especialidad no es reconocida en Chile y, por otro lado, es en la formación de posgrado en donde se posibilita el desarrollo de la investigación, y, por consiguiente, el proceso de mejora de los cuidados que otorgan las enfermeras, y en las que se incluyen aquellos dirigidos a las personas mayores.
Cabe mencionar que la formación continua en temáticas relacionadas con los cuidados en la vejez, son un aspecto que debe garantizarse para todas/os las profesionales de enfermería sin distinción de sus años de ejercicio profesional, lo que también se aplica a otras carreras del área de la salud. Este aspecto debe evaluarse como una estrategia de mejora continua a nivel de las instituciones sanitarias, considerando para ello, por ejemplo, las experiencias de formación virtual, que se han evidenciado como efectivas para tal fin27. Esta observación es relevante, si se tiene en cuenta el resultado de la investigación relacionado con la mayor formación que refirieron tener las enfermeras con mayor tiempo de trayectoria.
Desde el nivel microcontextual, puede afirmarse que la escasa formación en geriatría-gerontología desde el pregrado, representa un factor de riesgo en relación con la calidad de los cuidados dirigidos a este grupo de la población, lo que constituye un aspecto crítico, si se considera el envejecimiento poblacional tanto en Chile como a nivel mundial; generando de esta forma la posibilidad de aparición del error en el proceso de atención, con consecuencias desfavorables para la salud y el bienestar de las personas mayores28.
A nivel meso y macrocontextual, debe considerarse que la falta de especialización de las/os profesionales de enfermería dificulta la generación de políticas públicas y su posicionamiento en cargos de liderazgo sanitario, constituyendo factores que afectan negativamente el fortalecimiento de la salud pública, área en la cual la profesión ha demostrado históricamente sus contribuciones29,30.
Es de destacar el resultado relacionado con el abordaje de los cuidados gerontológicos desde el pregrado, aspecto relevante en la formación inicial de las enfermeras, en pro de favorecer tanto la motivación para implicarse en esta temática como en contribuir a disminuir los estereotipos negativos hacia la vejez31, y estimular a la formación posterior al egreso de los centros de formación universitaria, con lo que se espera, lograr el perfil y competencias requeridas para los cuidados en dicha área32.
Se considera necesario profundizar en los hallazgos encontrados en la presente investigación, en particular en lo relacionado con los años de ejercicio profesional y la edad, para conocer las causas de esta asociación, siendo pertinente, además, identificar los factores relacionados con la baja formación en temáticas gerontogeriátricas.
Se reconoce como limitación metodológica al tipo de muestreo que presenta dificultades para inferir los resultados a la realidad nacional.
CONCLUSIONES
Si bien se observó una tendencia al aumento de la formación y capacitación en enfermería gerontológica, esta se desarrolló especialmente en los profesionales de enfermería con mayor cantidad de años de ejercicio, por lo cual sería pertinente la implementación de normativas que faciliten su formación continua, aspecto que podría considerarse para el sector de la salud en general.
Se requieren estrategias de integración de estos contenidos y habilidades en la formación de pregrado, además del fortalecimiento y reconocimiento de la enfermería gerontológica como especialidad, para evidenciar mejoras en la calidad de los cuidados dirigidos a las personas mayores en el contexto de atención en salud.













