INTRODUCCIÓN
La epidemia del VIH/SIDA es uno de los problemas de salud pública que más afectan a las personas jóvenes en todo el mundo1. En la actualidad, más de 36 millones de personas viven con VIH y un millón de personas en 2016, murieron de enfermedades relacionadas con el SIDA2. España ha tenido durante años las tasas más altas de infección de Europa, con un total de 100.000 infectados desde que se detectaron los primeros casos hace más de 30 años3.
Durante estas tres décadas de lucha contra la pandemia, se ha demostrado en numerosas ocasiones que una de las principales medidas es la educación4. Las instituciones escolares no solo deben fomentar la prevención en nuevas infecciones, sino ser vehículo de búsqueda de una serie de valores de convivencia y actitudes tolerantes, que eviten la discriminación de las personas VIH positivas. Numerosos estudios subrayan entre sus conclusiones las actitudes negativas y estigmatizadas hacía las personas que tienen VIH/SIDA5,6,7, y por ello, es indispensable que los futuros docentes estén formados y sensibilizados en la promoción de hábitos saludables y en el respeto a la diversidad8,9.
Una teoría muy utilizada como marco de referencia para comprender las actitudes hacia el VIH/SIDA es la Teoría de la Representación Social (TRS)10 cuyo impulsor fue Serge Moscovici14,15,23. Con el propósito de aportar propuestas y ayudar a eliminar el estigma asociado al VIH/SIDA, son numerosos los estudios realizados en múltiples contextos y culturas, identificando los factores asociados a actitudes discriminatorias9,11,12,13,14,15. La TRS trata de comprender cómo se forman las creencias, los conocimientos y actitudes que se propagaban dentro de una comunidad y qué factores determinan tal proceso.
Moscovici identificó tres dimensiones: a) información; b) campo de representación, c) actitud14,15,23. La información es la dimensión relativa a los conocimientos sobre el objeto social que se representa, los cuales se adquieren en el intercambio verbal con otras personas o por el contacto directo o experiencias con el propio objeto. El campo de representación trata sobre la imagen de ese objeto que ha sido construida por la sociedad y por el propio sujeto. Por último, la actitud es la dimensión de las posiciones en referencia al objeto, esto es, las percepciones negativas o positivas que se tienen de él, siempre influenciadas por el marco de referencia previo.
La representación social, desde una perspectiva estructural, está formada por un núcleo central que agrupa y organiza los elementos sobre los cuales hay más consenso, dependiendo del objeto y de la imagen a la que se haga referencia, y un sistema periférico que se encarga de adaptar la representación a un contexto particular y que adopta el individuo40. Algunos estudios explican a través de esta teoría, como determinadas representaciones sobre el VIH/SIDA -sobre todo las relacionadas con la estigmatización, el sentimiento de culpa o los estereotipos- provocan que las personas sientan menos riesgo de contraer el virus, sintiendo una “falsa seguridad” que les induce a tomar menos precauciones en su comportamiento sexual41.
Asimismo, la TRS ha sido un modelo teórico recurrente en los estudios cualitativos sobre el VIH/SIDA, dado que ayuda a profundizar en la configuración del imaginario colectivo de un contexto concreto, y esto permite desarrollar propuestas de intervención específicas que ayuden a reducir el estigma anclado en determinados colectivos39,40.
Han sido escasos los estudios de corte cuantitativo que han usado la TRS para estudiar el VIH/SIDA, debido a la complejidad de plasmar en datos cuantificables las representaciones sociales de los individuos. Sin embargo, este tipo de estudios, con la ayuda de técnicas estadísticas avanzadas pueden ayudar a fortalecer los hallazgos de los estudios cualitativos, permitiendo generalizar los resultados al utilizar muestras más amplias41,42,43,44.
Con estos antecedentes, esta investigación, se centró en una muestra de futuros/as educadores/as y con el uso del modelaje de ecuaciones estructurales se propuso conocer cómo se articulan entre sí algunos de los componentes de la TRS, lo que ayudará a comprender la formación de actitudes discriminatorias de los futuros agentes educativos.
Concretamente, los objetivos de esta investigación fueron los siguientes:
Comprobar que los mitos sobre el VIH/SIDA, la consideración del VIH/SIDA como una enfermedad marginal y el miedo hacia las personas que tienen VIH/SIDA, son dimensiones que conforman el constructo denominado representaciones sociales.
Comprobar que el constructo representaciones sociales favorece las actitudes negativas hacia las personas con VIH/SIDA.
Comprobar que el conocimiento sobre el VIH/SIDA hace que disminuyan las actitudes negativas hacia las personas con VIH/SIDA.
Para responder a estos objetivos se formularon las siguientes hipótesis:
H1. Los mitos hacia la enfermedad, considerar el VIH como enfermedad marginal y el miedo hacia las personas con VIH/SIDA, conforman las representaciones sociales de algunos de los sujetos.
H1a. Los mitos hacia el VIH/SIDA es una de las dimensiones que conforman las representaciones sociales hacia el VIH/SID16,17.
H1b. Considerar el VIH/SIDA como enfermedad marginal es una de las dimensiones que conforman las representaciones sociales hacia el VIH/SIDA12.
H1c. El miedo hacia el VIH/SIDA es una de las dimensiones que conforman las representaciones sociales hacia el VIH/SIDA18.
Por otro lado, existen investigaciones que han demostrado la conexión entre conocimiento y representaciones sociales del VIH/SIDA11,19,20:
H2. Un mayor conocimiento de los encuestados hacia el VIH/SIDA reduce sus representaciones sociales más negativas hacia el VIH/SIDA.
También es habitual encontrar numerosa literatura científica que demuestra la conexión entre conocimiento y actitudes discriminatorias13,21,22:
H3. Un mayor conocimiento de los encuestados hacia el VIH/SIDA reduce las actitudes desfavorables hacia las personas con VIH/SIDA.
Todas las anteriores hipótesis enumeradas, hacen a pensar que es necesario desvelar si el imaginario social y colectivo hacia el VIH/SIDA, es la causa de muchas actitudes discriminatorias:
H4. Las representaciones sociales de los encuestados hacia el VIH/SIDA favorecen sus actitudes negativas o positivas hacia las personas con VIH/SIDA. La figura 1 muestra el esquema utilizado para la verificación de las hipótesis.
SUJETOS Y MÉTODOS
Sujetos y procedimiento. El estudio se realizó en la Facultad de Educación, Psicología y Ciencias del Deporte de la Universidad de Huelva, donde el tamaño de la muestra se estableció para una población de 2.076 estudiantes, con un margen de error (e) = ± 0,04 y con un nivel de confianza (Z=1,96) del 95%, siendo el mínimo, 491 sujetos, si bien los sujetos participantes en el estudio se ampliaron a 613. La muestra fue tomada aleatoriamente entre la totalidad de estudiantes de las titulaciones de los grados de Educación Social, Educación Infantil, y Educación Primaria, visitando todos los cursos de cada titulación e insistiendo en que la participación era voluntaria y anónima.
Medidas. Los constructos utilizados se tomaron de la teoría de las Representaciones Sociales de Moscovici14,15,23. En este estudio los constructos fueron: a) conocimiento sobre el VIH/SIDA; b) representaciones del VIH/SIDA y c) actitudes discriminatorias frente al VIH/SIDA.
Cada constructo fue medido por un instrumento. Para medir el conocimiento sobre el VIH/SIDA, se tomó como referencia los instrumentos validados siguientes: Encuesta de Salud y Hábitos Sexuales de la Fundación para la Investigación y Prevención del SIDA en España (FIPSE)24; Jóvenes y estilos de vida. Valores y riesgos en los jóvenes urbanos de Fundación de Ayuda contra la drogadicción y el Instituto de la Juventud (FAD-INJUVE)25; Estudio HBSC (Health Behaviour in School-aged Children) en España del Ministerio de Sanidad y Consumo del Gobierno de España26; y el instrumento Sida: conocimientos, actitudes y prácticas de riesgo en estudiantes y profesores en el Cur-Chontales de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua-Managua elaborado por investigadores de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla)27
El conocimiento sobre VIH/SIDA fue medido por una prueba tipo test sobre el VIH/SIDA de opción múltiple y con una única respuesta correcta. Estuvo subdividido en dos dimensiones, epidemiología, y diagnóstico y tratamiento (tabla 1). Se pretendió recoger, la información que poseían los encuestados sobre esta temática y las fuentes de dicha información, las vías de transmisión, los diferentes estadios de la enfermedad, las consecuencias que provocan y las alteraciones en nuestro organismo cuando se vive con el VIH o padece el SIDA, las pruebas de detección del virus y dónde se llevan a cabo, así como la información del tratamiento antirretroviral.
Tras la prueba piloto, la versión final del test obtuvo un Alfa de Cronbach de 0,64 para 13 elementos aplicado a 612 observaciones válidas. Asimismo, el Índice de Dificultad de la prueba fue de 0.42, guardando el equilibrio entre ítems de dificultad alta y media. Finalmente, la correlación ítem-total fue superior a 0.17 en todos los ítems.
Para medir las representaciones se tomó de referencia el trabajo de Aggleton y Parker28, y se crearon tres dimensiones: mitos, enfermedad marginal, y miedos (tabla 1). Los mitos hacen referencia al desconocimiento o conocimientos erróneos sobre el VIH, el SIDA, sus vías de transmisión/no transmisión, dado que es una de las principales causas del estigma y la discriminación29,30. La enfermedad marginal hace referencia a los prejuicios sobre la sexualidad humana31,32. Los miedos hacen referencia al miedo a la muerte, y a otros temores hasta ahora relacionados, como son la preocupación de un futuro familiar, social y/o laboral con mayor grado de dificultad si se padeciese VIH/SIDA33.
Para medir la actitud34 se tomó como referencia la Escala para la Evaluación del estigma sentido de Miric35, el trabajo de Gil de Montes, Fuster, Molero, Ubillos y Agirrezaba6 y el Informe FIPSE de Agirrezabal, Fuster y Valencia36. La actitud hace referencia a las creencias y comportamientos -percibidos o anticipados- como indicadores de miedo, rechazo o alejamiento de aquellas personas con VIH/SIDA (tabla 1). Para la validación de las escalas que miden las representaciones, y las actitudes, se analizó la fiabilidad, la unidimensionalidad, y la validez convergente. La tabla 2 muestra valores aceptables respecto a todos los indicadores.
Análisis estadístico. Con el fin de probar las hipótesis formuladas en la figura 1, se utilizó el Modelo de Ecuaciones Estructurales a través del software Amos 18.0. De acuerdo con este método de modelado, cada teoría contiene un conjunto de correlaciones, y si la teoría es válida, entonces los patrones de correlación (hipótesis) pueden reproducirse en datos empíricos37).
RESULTADOS
Modelo estructural. En primer lugar, se realizó un análisis estadístico para examinar las condiciones de normalidad de las variables usadas en el modelo de ecuación estructural. En este caso, se utilizó el análisis de la asimetría y la curtosis (tabla 3). Los resultados mostraron que los valores de ambas pruebas estadísticas fueron < 1, así que la condición de normalidad fue asumida38).
Dimensiones | Asimetría (ET) | Curtosis (ET) |
---|---|---|
Conocimiento | 0,07(0,10) | -0,58(0,20) |
Mitos | -0,04(0,09) | 0,31(0,19) |
Miedos | -0,72(0,09) | 0,70(0,19) |
Enfermedad marginal | 0,02(0,09) | -0,35(0,19) |
Actitudes | -0,08 (0,09) | -0,50(0,19) |
Se analizó la validez discriminante entre las variables introducidas en el modelo, donde se comprobó que la raíz cuadrada del promedio de la varianza de cada constructo tiene valores superiores al de sus correlaciones con el resto de factores (tabla 4).
Dimensiones | Mitos | Miedos | Enfermedad marginal | Actitudes |
---|---|---|---|---|
Mitos | 0,88 | 0,28** | 0,45** | 0,54** |
Miedos | 0,28** | 0,80 | 0,29** | 0,44** |
Enfermedad marginal | 0,45** | 0,29** | 0,74 | 0,44** |
Actitudes | 0,54** | 0,44** | 0,44** | 0,76 |
**p < .01;
Nota: las cursivas representan √AVE
La figura 2 muestra los índices de regresión y correlación de todas las relaciones establecidas en el modelo, así como las varianzas de cada constructo y sub-constructo. Después de probar la validez de la estructura del modelo conceptual, se comprobó que los índices de ajuste fueran aceptables: χ2 /df = 4.46 (p < .001); TLI = .91; RMSEA = .07; CFI = .97; NFI = .96, and PNFI = .32. El modelo explicó 47% de la varianza del sub-constructo “mitos”, el 36% de “enfermedad marginal”, el 25% de “miedos”, y el 63% del constructo “actitudes”, y el 13% del constructo “representaciones”.
Revisión de las hipótesis. Según las medidas utilizadas en este estudio (tabla 5), los datos apoyaron la aceptación de la H1 (a, b y c). Es decir, las representaciones sociales hacia el VIH/SIDA, que manifiestan los encuestados, eran un constructo que incluía tres indicadores: mitos, la idea de enfermedad marginal y los miedos. En este sentido, el constructo representaciones se mostró asociado al sub-constructo mitos (β=.69, p<.001), por lo que se aceptó la H1a, al sub-constructo enfermedad marginal (β=.60, p<.001), por lo que se aceptó la H1b, y al sub-constructo miedos (β=.50, p<.001), por lo que se aceptó la H1c.
Por otra parte, el constructo conocimiento se mostró asociado al constructo representaciones (β=-.36, p<.001), por lo que, según tales datos la H2 podría ser aceptada. Asimismo, el constructo conocimiento se mostró asociado indirectamente al constructo actitudes. En este sentido, los datos apoyaron parcialmente la H3. Es decir, los conocimientos estuvieron asociados indirectamente a las actitudes, a través del efecto acumulativo de las representaciones sociales de los encuestados.
Finalmente, el constructo representaciones se mostró asociado al constructo actitudes (β=.80, p<.001), por lo que se aceptó la H4. En la figura 2 se muestran las estimaciones del modelo.
DISCUSIÓN
Esta investigación, tomando como base las aportaciones de estudios cualitativos previos6,12,39,40, y utilizando técnicas estadísticas avanzadas, supone un avance en la validación de la aplicación de la TRS como medio para comprender los mecanismos que explican las actitudes discriminatorias hacia quienes tienen VIH/SIDA41,42,43,44. Asimismo, estos resultados ayudan a comprender las medidas que deben tomarse para reducir tales actitudes. Y, en este sentido, un segundo aspecto interesante del estudio fue que se centró en futuros agentes educativos y de cambio social, al tomar como muestra a maestros/as, educadores/educadoras y profesores/as en formación.
Los resultados de este estudio corroboraron parte de los hallazgos de investigaciones anteriores realizadas en otros contextos, si bien añaden nuevos matices y una visión articulada de la problemática investigada. Respecto a la H1, los datos permitieron aceptar la idea de que los miedos, los mitos o ideas erróneas sobre el VIH/SIDA y la asociación del VIH/SIDA a la marginalidad, son aspectos que constituyen las representaciones/creencias sobre el VIH o sobre las personas que padecen la enfermedad27.
Respecto a la H2, los datos corroboraron los hallazgos de estudios realizados en otros contextos y culturas, mostrando que en la medida en la que las personas (en este caso, educadores en formación) poseen un conocimiento válido sobre el VIH/SIDA, disminuirán las representaciones negativas sobre el VIH y la enfermedad7,11.
Asimismo, respecto a la H3, los datos mostraron una influencia indirecta de los conocimientos válidos sobre el VIH/SIDA, sobre las actitudes discriminatorias. Es decir, aunque su influencia no es directa, los datos permiten confirmar que su influencia es a través de las representaciones/creencias determinadas por la validez de los conocimientos que las personas poseen del VIH/SIDA12,13.
Finalmente, respecto a la H4, y como se ha comentado en el párrafo anterior, los datos mostraron que las representaciones negativas que los estudiantes tienen hacia el VIH/SIDA, influyen en actitudes discriminatorias hacia las personas con VIH o padecen la enfermedad 11,20.
Los datos de este estudio han puesto de manifiesto la articulación entre distintos componentes que explican las actitudes discriminatorias hacia el VIH/SIDA, según la TRS. Aunque la relación entre el conocimiento y actitudes discriminatorias hacia quienes tienen VIH/SIDA está muy probada, este estudio subraya que se trata de una relación indirecta. Es decir, las actitudes discriminatorias pueden reducirse si aumenta el conocimiento sobre el VIH/SIDA, dado que ello provocará un decrecimiento de la información errónea.
Estos resultados sirven para corroborar la importancia de políticas, programas y acciones educativas sobre el VIH/SIDA, para eliminar mitos, miedos y la asociación del VIH/SIDA con la marginalidad. En este sentido, la educación no sólo debe entenderse como una medida preventiva respecto al VIH/SIDA, sino también para paliar las actitudes discriminatorias de la población que lo padece. Para evitar las actitudes discriminatorias hacia quienes tienen VIH o padecen la enfermedad, se requieren intervenciones educativas que provoquen un cambio de percepción hacia este hecho, aumentando la presencia de información exhaustiva y veraz entre la ciudadanía. De ahí la importancia de ofrecer formación específica a los futuros profesionales de la educación que les permita actuar como agentes de divulgación y gestores de cambio.
Este estudio tiene un enfoque cuantitativo y sus resultados son generalizables en la medida en la que se han utilizado instrumentos validados en otros estudios, que poseen unos índices de validez y fiabilidad aceptables y fueron aplicados a través de un muestreo aleatorio. Si bien, las propias limitaciones de los cuestionarios auto-administrados, como el utilizado en este estudio, hace que sea conveniente realizar estudios complementarios cualitativos. Este tipo de estudios permitirán una identificación más profunda de las representaciones sociales que tienen distintos sectores de la ciudadanía sobre el VIH/SIDA, aportando información más ajustada a contextos socio-educativos concretos. Asimismo, conviene profundizar en las actitudes, no sólo discriminatorias, también en la auto-discriminación, entre otras.