Teniendo en cuenta la actual crisis sanitaria, social y económica, de carácter mundial en la que nos encontramos, causada por la COVID-19, muchos son los artículos sensacionalistas que hablan del triaje, saliendo a la palestra de la opinión pública.
En las dos últimas décadas se ha podido constatar un auge de los sistemas de triaje, acompañado de un aumento de la producción científica sobre el tema. Según los principales estudios publicados en nuestro país1, son cinco los sistemas de triaje estructurados que tienen un mayor reconocimiento internacional: la Australasian Triage Scale (ATS), la Canadian Triage and Acuity Scale (CTAS), el Manchester Triage System (MTS) y el Emergency Severity Index (ESI), a los que se suma el Sistema Estructurado de Triaje - SET (que lo conforman el Sistema Español de Triaje (SET)-Model Andorrà de Triatge (MAT), de desarrollo e implantación en entornos de habla hispana -España, Andorra e Hispanoamérica-) (tabla 1)2,3.
Al igual que ha sucedido en España, son muchos los países que han adaptado alguno de estos sistemas a sus propias necesidades, mientras que otros han desarrollado uno nuevo a partir de esta base conceptual o han creado un nuevo modelo de triaje. A tenor de la bibliografía consultada, no se puede decir que cada país utilice un único sistema de triaje1. Estudios como el de Farrohknia et al4) identifican hasta treinta y siete modelos en Suecia, sin tener en cuenta que más de treinta Servicios de Urgencias Hospitalarias (SUH) carecían de un sistema de triaje estructurado.
Prácticamente todos los sistemas de triaje son escalas de cinco niveles, puesto que la evidencia científica así lo recomienda2,5, aunque se pueden encontrar algunos con tres niveles de prioridad, sobre todo en Estados Unidos, si bien, colectivos como el American College of Emergency Physicians y la Emergency Nurses Association recomiendan el cambio a escalas de cinco niveles3.
El triaje es una necesidad ineludible para una gestión asistencial equitativa de los SUH y un uso eficiente de los recursos disponibles, tanto humanos como materiales y estructurales. Teniendo en cuenta que el número de pacientes que acuden a un SUH es estadísticamente predecible, no lo son tanto las condiciones individuales de cada uno de estos usuarios, sin olvidar episodios inesperados que pueden llevar a una demanda imprevista.
Dado que no existe un gold standard sobre cuál es el sistema de triaje más eficaz, cada servicio sanitario decide la implantación del mismo siguiendo sus criterios de idoneidad. La realidad actual indica que es imprescindible que dicho sistema cuente con estudios de fiabilidad, reproductibilidad, utilidad, aplicabilidad y validez1 para poder definirlo como sistema de triaje estructurado, siguiendo las recomendaciones establecidas, entre otros, por la propia Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES)5.
Tras una revisión bibliográfica en las principales bases de datos, se han identificado hasta quince sistemas de triaje (tabla 2, al margen de los cinco más habituales o clásicos, previamente mencionados. Todos estos sistemas cuentan con sus correspondientes estudios, que los convierten en sistemas de triaje de Urgencias, que podrían ser adaptados a nuestro entorno, parcial o completamente:
- Korean Triage And Acuity Scale (KTAS)6, implantada y desarrollada en Corea. Dispone de 165 motivos de consulta distribuidos en diecisiete categorías, tanto para pacientes pediátricos como adultos. Establece un motivo principal y un motivo secundario de consulta, e incluye las constantes vitales como dato objetivo para la asignación del nivel de prioridad y la valoración del dolor. Dispone de una versión para adultos y otra pediátrica (PedKATS).
- Medical Emergency Triage And Treatment System (METTS)7. Nace en los SUH de Suecia en 2005. Incluye un algoritmo de triaje que combina signos vitales, quejas principales, síntomas y signos para asignar el nivel de prioridad.
- Echelle Liégeoise D'Index de Sévérité à L'Admission (ELISA)8. Se desarrolló en Francia como un algoritmo basado en diagramas de flujo. El primer paso en la evaluación es la identificación de los pacientes capaces de caminar y hablar, que pueden ser dirigidos a áreas ambulatorias. Luego, la enfermera de triaje discrimina a los pacientes que no sufren traumatismos y utiliza diagramas de flujo simples, basados en la queja principal y los signos vitales, para asignar así el nivel de prioridad.
- Classification Infirmière des Malades aux Urgences o French Emergency Nurses Classification in Hospital Scale9. Es una escala de triaje hospitalaria de seis niveles (1, 2, 3a, 3b, 4 y 5), siendo uno de los pocos sistemas que así lo contempla.
- Netherlands Triage System (NTS)10. Se trata de un sistema de triaje de cinco niveles de prioridad, válido tanto para los SUH como para el triaje telefónico. Se desarrolló en Holanda, derivado del MTS. Ciertos estudios demuestran una sustancial asociación entre el nivel de prioridad y el uso de recursos, el ingreso hospitalario y las visitas de seguimiento.
- Taiwan Triage and Acuity Scale (TTAS)11. Es una evolución de la CTAS. Cuenta con una herramienta de soporte de decisión clínica electrónica. Es un sistema de cuatro niveles que agrupa a los pacientes mediante una combinación de variables que incluyen signos vitales, quejas principales o diagnósticos.
- Clinical Gps (cGPs)12. Se trata de un sistema desarrollado en Estados Unidos de cinco niveles de prioridad. Aún no se ha comercializado, por no contar con los permisos correspondientes. Surge a partir de la base conceptual del ESI. Mediante el uso de una base de datos previa de información médica y el empleo de diversos algoritmos, la Clinical GPS genera un nivel de prioridad, basado en la demografía, los signos, los síntomas, las constantes vitales, los datos de laboratorio, los antecedentes médicos y la medicación del paciente.
- Swiss Emergency Triage Scale (SETS)13. Creada en Suiza es una escala de cuatro niveles con una fiabilidad moderada y altas tasas de subtriaje debido a la falta de estandarización. Incluye los signos vitales para categorizar a los pacientes, especialmente en lo que a las afecciones potencialmente mortales se refiere.
- South African Triage Scale (SATS)14. Es un sistema de origen sudafricano de triaje de cinco niveles en los que evalúa la puntuación TEWS (Triage Early Warning Score: movilidad, frecuencia respiratoria, frecuencia cardiaca, tensión arterial sistólica, temperatura y nivel de conciencia) y discriminadores como el mecanismo de lesión, la presentación de síntomas, el dolor y la propia discriminación del profesional (con experiencia).
- The Soterion Rapid Triage System15. Fue desarrollado en Estados Unidos. La lógica general del sistema tiene tres componentes principales, que se utilizan para asignar un nivel de triaje: las observaciones estandarizadas del paciente, el análisis computarizado de los signos vitales y el uso de algoritmos principales basados en quejas que contienen preguntas de entrevista guiadas y dirigidas al paciente.
- One-Two-Triage (OTT)16. Desarrollada por un panel de expertos de la Universidad de Stanford para aquellos países con bajo nivel de ingresos. Llamado así por las dos etapas de clasificación de los pacientes, según sea su gravedad. En primer lugar, se diferencian los pacientes críticos o emergentes de los pacientes no críticos y, a continuación, se separan los urgentes de los no urgentes.
- CLARIPED17. Es un sistema de clasificación de riesgo para las emergencias pediátricas desarrollado en Brasil. Se compone de cinco categorías diseñadas de acuerdo a las necesidades del triaje pediátrico. Consta de dos etapas: en una primera se realiza una anamnesis y, a continuación, se evalúan cuatro signos vitales: la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardíaca, la saturación de oxígeno y la temperatura de la piel. A cada signo vital evaluado se le asigna una puntuación (de 0 a 4), que va a dar lugar a un resultado con un rango de 0 a 12, lo que constituye la escala Pediatric Vital Signals. Este resultado debe asociarse a uno de los cinco colores, según la puntuación.
- Emergency Triage Assessment and Treatment (ETAT)18. La propia Organización Mundial de la Salud consideró necesario desarrollar un sistema básico de triaje dirigido fundamentalmente a los pacientes pediátricos para los centros hospitalarios de los países subdesarrollados. La evaluación consistiría en la búsqueda de señales de emergencia (vía aérea, respiración, circulación y deshidratación) y otras señales prioritarias, como la corta edad (menores de dos meses), la temperatura elevada, los traumatismos graves, la palidez grave, el envenenamiento, el dolor grave, el distrés respiratorio, la letargia, la inquietud manifiesta, la malnutrición evidente y las quemaduras.
- Sistema de Triaje 3M TAS.Es un modelo de triaje avanzado. Incluye algoritmos de decisión autónomos a partir de los signos y síntomas que presenta el paciente. No se ha comprobado su implantación en ningún centro hospitalario19.
Desde el punto de vista de la gran oferta existente en sistemas de triaje de Urgencias, se hace necesaria una revisión acorde a las necesidades prácticas de los diferentes sistemas sanitarios. Para ello, sería precisa una revisión pragmática de las situaciones actuales. No es cuestión de crear nuevos sistemas de triaje, sino más bien de canalizar los ya existentes hacia la eficiencia y mejora en la calidad y seguridad clínica del paciente. La actual pandemia por SARS-CoV-2 (COVID-19) ha hecho patente la necesidad de que el sistema de triaje escogido sea dinámico a la hora de incorporar las nuevas evidencias científicas y las eventualidades sanitarias que se puedan producir20.