INTRODUCCIÓN
La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus SARS-CoV-2, identificado en Wuhan (China) en diciembre de 2019 1. España, con más de trece millones de casos, ha sido uno de los países más afectados 2. La situación de pandemia provocó que algunas personas sintieran dificultades para afrontar la situación del momento pero, a la vez, fue una oportunidad de crecimiento y desarrollo personal.
Los Servicios de Vigilancia Epidemiológica de Cataluña (SVE) realizaron la vigilancia y el control de la COVID-19 desde el inicio de la pandemia a través de la detección de los casos, el estudio de sus respectivas cadenas de transmisión y la cuarentena de sus contactos. El exceso de trabajo en estos servicios precisó, entre otros aspectos, la reorganización de los equipos de trabajo, aumentando la contratación de personal sanitario y técnicos de Salud Pública para dar cobertura a las necesidades ocasionadas por un aumento en la carga de trabajo.
Los profesionales sanitarios, incluidos los trabajadores de las unidades de vigilancia de la Salud Pública, estuvieron sometidos durante la pandemia a condiciones laborales muy exigentes. En muchos casos debían realizar actividades de elevada complejidad y tomar decisiones críticas bajo presión. Además, estuvieron expuestos a largas jornadas de trabajo con altas demandas emocionales, especialmente los profesionales encargados del control de casos y brotes en ámbitos como las residencias de ancianos. Esta situación laboral perduró en el tiempo y pudo provocar desequilibrios entre las demandas laborales y los recursos personales, pudiendo causar trastornos psicosociales y el desarrollo de sintomatología de ansiedad y/o depresión por la fatiga, la insatisfacción laboral y el estrés crónico.
La pandemia ha tenido un impacto importante en la vida social y la salud de los profesionales sanitarios en nuestro país. Así lo confirman diferentes estudios que hacen referencia al impacto de la COVID-19 en la salud en este colectivo profesional 3 4 5 6.
La situación de pandemia, y el impacto que ha ocasionado en el personal sanitario, hace necesaria su evaluación para prevenir y minimizar los riesgos psicosociales derivados, especialmente en el ámbito de la vigilancia de la Salud Pública, donde los estudios son prácticamente inexistentes 7.
El objetivo de este estudio fue evaluar el nivel de riesgo psicosocial en los profesionales de los SVE de Cataluña e identificar los factores de riesgo personal, laboral y psicosocial de la población estudiada durante la sexta ola pandémica.
SUJETOS Y MÉTODOS
Para evaluar el nivel de riesgo psicosocial se llevó a cabo un estudio epidemiológico de tipo descriptivo transversal. La muestra se obtuvo a partir de los profesionales de los SVE de Cataluña en situación de servicio activo en el momento de la realización del estudio, y teniendo en cuenta los criterios de inclusión (profesionales que aceptaron participar voluntariamente en el estudio) y de exclusión (profesionales que estaban en un proceso de incapacidad temporal o en proceso de excedencia de su puesto de trabajo). El estudio se llevó a cabo con la participación voluntaria de 132 profesionales. Se estimó, según los acuerdos de gobierno revisados en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña que, durante la sexta ola de la pandemia, el total de profesionales en los diferentes SVE era de 756 8 9 10.
El instrumento para la recogida de información que se utilizó fue el Cuestionario de Salud General de Goldberg (GHQ-28), que tiene como objetivo evaluar el estado general de salud mental o bienestar. Dicho cuestionario consta de veintiocho ítems agrupados en cuatro subescalas: A (síntomas somáticos); B (ansiedad e insomnio); C (disfunción social); D (depresión grave), con siete preguntas, cada una las cuales puede responderse con cuatro posibilidades que empeoran progresivamente. Una puntuación igual o superior a 7 en el GHQ-28 se consideró positiva e indicaba riesgo de padecer algún trastorno psicosocial, con una sensibilidad del 77% y una especificidad del 90% 12 13.
Asimismo, se recogió mediante el mismo cuestionario [ANEXO I] información sobre edad, sexo, puesto de trabajo, relación laboral, tareas exclusivas de COVID-19, antecedentes psicológicos, tratamiento (farmacológico y/o terapia psicológica), percepción de apoyo y reconocimiento laboral que refirió el profesional por parte de los compañeros y de sus superiores jerárquicos [TABLA 1].
Inicialmente, el estudio fue presentado, evaluado y aprobado por el Comité de Ética de investigación con medicamentos (CEIm) del IDIAP Jordi Gol (Código CEIm: 21/232-PCV). Previamente a la entrega de los cuestionarios se presentó el estudio y sus objetivos a los jefes de cada uno de los SVE. Se redactó una carta informativa [ANEXO II] sobre el estudio, y se solicitó el consentimiento informado [ANEXO III] antes de responder el cuestionario. Se redactó un cuestionario ad hoc con las preguntas de datos sociodemográficos y laborales, y se complementó adjuntando el Cuestionario validado de Goldberg-28. La recogida de información se realizó a lo largo de tres meses (de enero a marzo de 2022). El proceso fue supervisado por el personal investigador. Los datos obtenidos se registraron en una base de datos y posteriormente se analizaron con el programa EpiInfo versión 7.
Las variables dependientes fueron la puntuación y la positividad del test GHQ-28. Se realizó un análisis descriptivo univariado. Para las variables cualitativas, se calculó el porcentaje de cada una de las categorías de las variables con su intervalo de confianza (IC) al 95%, y para las variables cuantitativas se calculó la media y la desviación estándar (DE).
Posteriormente, se analizó la relación estadística de la variable dependiente: resultado (GHQ-28) positivo/negativo con el resto de variables cualitativas independientes, mediante la prueba de Chi-cuadrado con un grado de significación p<0,05.
Para analizar la relación de la variable dependiente con el resto de las variables cuantitativas independientes se calculó la prueba de T-Student de comparación de medias con un grado de significación de p<0,05.
La asociación entre la variable dependiente y el resto de variables independientes del estudio se calculó mediante la Odds Ratio (OR) con su IC 95%. Las OR se ajustaron (ORa) mediante un modelo de regresión logística no condicional elaborado mediante el método backward. El grado de significación estadística se estableció al p-valor<0,05.
RESULTADOS
La muestra estaba formada por 99 mujeres (75%) y 33 hombres (25%). La media de edad fue de treinta y siete años (DE=±11,4), siendo treinta y ocho años en las mujeres (DE=±11,4) y treinta y cuatro años en los hombres (DE=±11,1) [TABLA 2]. Un 9,8% tenía un contrato fijo y el 90,1% de los participantes tenían un contrato de interino o temporal. El 37,1% de los participantes era personal sanitario y el 63% personal no sanitario. Un 80,3% realizaba tareas exclusivas de COVID-19.
Respecto a los antecedentes psicológicos, un 26,2% de los encuestados tenían antecedentes de problemas psicológicos, un 9% había tomado tratamiento farmacológico en algún momento (antes o después del inicio de la pandemia) y un 19,8% había realizado terapia psicológica. Por otro lado, a nivel laboral un 89,4% de los participantes refirió tener percepción de apoyo por parte de los compañeros y el 66,4% tuvo percepción de apoyo por parte de los superiores. La percepción de reconocimiento laboral por parte de los compañeros fue del 83,7% y del 62% por parte de los superiores.
Un total de 71 profesionales de los 132 (53,8%; IC95% 44,9-62,5%) presentaron un resultado positivo en GHQ-28. La puntuación media para el GHQ-28 en el total de la muestra fue de 8 (DE=±6,1).
En la TABLA 3 se muestra la comparación de los trabajadores con resultados positivos del GHQ-28 (puntuación igual o mayor de 7) respecto a los trabajadores con resultado negativo, según variables sociodemográficas, laborales y antecedentes psicológicos.
Se observó que los participantes con mayor riesgo psicosocial fueron los trabajadores con antecedentes de problemas psicológicos (OR 2,8; IC95% 1,2-6,7). También presentaron mayor riesgo las mujeres (OR 1,8; IC95% 0,8-4,1), los participantes con profesiones sanitarias (OR 1,2: IC95% 0,6-2,5), los que estaban tomando tratamiento farmacológico (OR 2,4; IC95% 0,6-9,7) o los que estaban realizando terapia psicológica (OR 1,5; IC95% 0,6-3,6) en el momento de la recogida de datos y los trabajadores que no tuvieron una percepción de apoyo y reconocimiento laboral por parte de sus equipos de trabajo (OR 1,8; IC95% 0,9-3,8), pero las diferencias no fueron estadísticamente significativas.
En el análisis de regresión logística [TABLA 4] se observaron diferencias estadísticamente significativas en los participantes que presentaron un resultado del test de Goldberg positivo (puntuación igual o mayor de 7) y que tenían antecedentes de problemas psicológicos (ORa=2,6), ajustando por edad y sexo (mujeres ORa=1,8).
DISCUSIÓN
El estudio mostró un impacto elevado de la pandemia en la salud psicosocial de los trabajadores de vigilancia de la Salud Pública. Un porcentaje elevado de los profesionales de los SVE de Cataluña (53,8%) presentaron una puntuación alta del GHQ-28 durante la sexta ola de la pandemia. El estudio pone de manifiesto que las tareas de vigilancia y control en situaciones de riesgo elevado, como los brotes en residencias de personas mayores, pueden comportar demandas laborales muy exigentes que pueden generar niveles altos de ansiedad y depresión.
Un estudio de la Organización Mundial de la Salud a nivel mundial (entre junio y agosto de 2020 en 130 países) aportó los primeros datos acerca de los efectos de la COVID-19 en los servicios de salud mental esenciales. El estudio mostraba que la pandemia estaba provocando un incremento de la demanda de servicios de salud mental. El 89% de los países señalaron que la salud mental y el apoyo psicosocial formaban parte de sus planes de respuesta a la COVID-19 13 14.
Otro estudio, basado en revisiones de diferentes estudios transversales que evaluaron el estado psicológico de los trabajadores sanitarios durante la pandemia, concluyó que los trabajadores de la salud se enfrentaban a una alta presión psicológica e incluso a enfermedades mentales 15. Una de las conclusiones a las que llegó el estudio fue que las enfermeras, los trabajadores de atención médica de primera línea, el personal médico más joven y los trabajadores en áreas con tasas de infección más altas informaron grados más severos de todos los síntomas psicológicos que otros trabajadores de atención sanitaria 15.
En un estudio llevado a cabo durante el brote inicial de la COVID-19 en España entre trabajadores de la salud de centros hospitalarios y ambulatorios se estudió la asociación entre violencia y la discriminación percibida por los profesionales sanitarios y los resultados de salud mental. Los resultados del estudio, teniendo en cuenta edad, sexo, antecedentes de diagnóstico de salud mental y el tipo de trabajo, reportaron que la discriminación percibida se asoció con puntuaciones elevadas de depresión y angustia psicológica 16.
Otro estudio, en el que se evaluó la prevalencia de trastornos mentales en trabajadores sanitarios españoles, durante la primera ola de la pandemia, concluyó que los trabajadores con trastornos mentales antes de la pandemia presentaban mayor riesgo de problemas de salud mental y debían considerarse un grupo que necesita seguimiento y apoyo de salud mental 5.
En la primera revisión sistemática y metaanálisis sobre el impacto de los coronavirus SARS/MERS y COVID-19 en la salud física y mental de los trabajadores sanitarios, el malestar psicológico se asoció con sexo femenino, menor edad y categoría profesional. Los estudios que incluyeron enfermeras se asociaron con mayor malestar psicológico que los estudios que incluyeron solo médicos. Al mismo tiempo, la revisión también concluyó que la falta de apoyo adecuado en el entorno laboral y la falta de tratamientos de apoyo efectivos, pueden afectar la salud mental de los trabajadores sanitarios 4.
En el presente estudio también se observa la relevancia del género en los resultados del cuestionario, siendo las mujeres las que tienen una probabilidad más alta (OR=1,8) de presentar una puntuación positiva respecto a los hombres. Este efecto se ha observado de forma sistemática en otros estudios 4.
El GHQ-28 es un instrumento recomendado tanto en la investigación epidemiológica como en el trabajo clínico, siempre que se pretenda evaluar un estado general de salud mental y bienestar. El cuestionario ha sido aplicado para estudiar la repercusión sobre la salud mental y la capacidad en el desempeño de las responsabilidades y actividades cotidianas en situaciones estresantes de diversa índole. Permite evaluar niveles de funcionalidad social y salud mental (autopercibida en individuos o grupos de riesgo) 11 12.
El presente estudio presenta algunas limitaciones. En primer lugar, el número de participantes fue limitado y dificultó la capacidad del estudio para detectar diferencias estadísticamente significativas. La cobertura del estudio fue del 17,5% y podría no ser representativo del conjunto del colectivo. El estudio se llevó a cabo casi dos años después del inicio de la pandemia; por este motivo, existía la posibilidad de que algunos de los participantes estuvieran en tratamiento, ya fuera en forma de terapia psicológica o farmacológica, así como encontrarse en una situación de estabilidad emocional en el momento de contestar el cuestionario GHQ-28. El periodo de tiempo en el que se llevó a cabo el estudio también podía comportar un riesgo elevado de sesgo de recuerdo. En segundo lugar, otros factores relevantes que pudieron condicionar la participación y los resultados del estudio fueron la situación epidemiológica y la carga de trabajo de los SVE en el momento en que se realizó la recogida de datos (sexta ola pandémica). Al tratarse de un estudio de prevalencia no existe un componente temporal y ello limita la comparación de los resultados, retrospectiva y prospectivamente. Además, es importante tener en cuenta que los puntos de corte del cuestionario GHQ-28 para considerar la positividad o no, pueden ser dos: de 5/6 (5, no caso; 6, caso), en el que se obtiene una sensibilidad del 84,6% y una especificidad del 82%; de 6/7, en el que se obtiene una sensibilidad del 76,9% y especificidad del 90,2%. Se excluyeron los trabajadores que en el momento de la recogida de datos estaban en situación de incapacidad temporal y se podría haber subestimado la prevalencia de trastornos psicosociales.
En conclusión, los profesionales de los SVE de Cataluña presentaron durante la sexta ola pandémica un elevado riesgo de presentar algún trastorno psicosocial. Las mujeres, los trabajadores con antecedentes psicológicos, o en tratamiento (farmacológico o de terapia psicológica), y los que tuvieron una percepción inapropiada de apoyo laboral por parte de los compañeros y/o superiores jerárquicos, presentaron mayor riesgo. Los profesionales con antecedentes psicológicos son más vulnerables al trastorno psicosocial, de modo que se deberían tener en cuenta en la organización de los servicios para evitar eventuales recaídas. Por esta razón, se deberían introducir cambios organizativos en los servicios de vigilancia, mediante intervenciones para promover el bienestar mental y emocional, para prevenir problemas psicosociales entre sus profesionales.