INTRODUCCIÓN
Los eventos adversos constituyen un problema de Salud Pública debido a la alta carga de muerte y discapacidad que se deriva de ellos(1). En países con personas de altos ingresos, se estima que uno de cada diez pacientes está expuesto a un evento adverso durante su atención hospitalaria y que casi la mitad de estos sucesos son prevenibles(2),(3). En países subdesarrollados, la inseguridad en la atención hospitalaria se cobra alrededor de 2,6 millones de vidas anualmente(3).
Entre los eventos adversos más frecuentes se encuentran los errores derivados del proceso de medicación de los pacientes durante la atención hospitalaria, siendo los errores de administración los más reportados en la literatura(4). La situación anterior coloca en contexto al profesional de enfermería como el principal responsable de esta labor; no obstante, factores como la sobrecarga laboral, el estrés y, en algunos casos, la experiencia y capacitación continua de estos profesionales, junto al el desempeño de su rol en áreas complejas como la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), influyen en la aparición de eventos adversos, situación que repercute en la calidad de los cuidados brindados por el personal de enfermería, así como en la recuperación de los pacientes(2),(5),(6).
Por su parte, según los profesionales de enfermería, los errores más frecuentes asociados a la administración de medicamentos se relacionan con la prescripción médica (46%), la transcripción de la receta (26%), la administración del fármaco (24%) y la dispensación (4%)(4). No obstante, existen otros factores que predisponen los eventos adversos y las interacciones farmacológicas, tal es el caso de la polimedicación, comúnmente en personas adultas con comorbilidades y la estancia en UCI(7). Esto último es documentado por Hernández et al.(8) como un evento frecuente y potencialmente negativo para el paciente; en su estudio se logra evidenciar que los pacientes presentan por lo menos una interacción durante su estancia en UCI en un 84% de los casos, y que el 87% de los pacientes presenta más de una interacción; los medicamentos que más interacciones reflejan son el fentanilo y el midazolam en un 23%, respectivamente.
Al respecto, Chain(9), reconoce que la prevalencia de interacciones medicamentosas es elevada (85,6%) y que dichas interacciones son más predominantes en adultos mayores que reciben un alto número de medicamentos por las condiciones de salud propias del proceso de envejecimiento. En su estudio identificó que las interacciones más frecuentes son las asociadas a la farmacodinamia, es decir, aquellas en las que está comprometido el mecanismo de acción del fármaco, seguida por la farmacocinética; además, los pacientes presentaron alteraciones en la eliminación hepática, con un impacto perjudicial para el paciente del 50%, por lo que recomienda a los profesionales de la salud, el manejo de las bases fundamentales para la prevención de las interacciones medicamentosas.
Por otra parte, en servicios de alta complejidad como la UCI, también es frecuente la polimedicación, un factor importante en la exposición de las interacciones medicamentosas(10). Contreras(11) evidenció en la UCI una alta frecuencia de interacciones medicamentosas relacionadas con las prescripciones médicas; así mismo, demostró una relación significativa entre el número de fármacos ordenados y las potenciales interacciones medicamentosas.
Es importante destacar también que estos errores de medicación producen aumento en la estancia hospitalaria y aumentan los costos en la atención de salud, de acuerdo con el informe suministrado por National Priorities Partnership, el cual revela que los eventos adversos graves asociados a la medicación, además de ser muy frecuentes, son costosos. Se estima que esta atención insegura le cuesta al sistema de salud alrededor de 103.000 millones de dólares anuales(3),(5). Sin embargo, este problema es poco reconocido durante la atención sanitaria y se evidencia en la ausencia de estudios que documenten su impacto. Esta situación genera preocupación, especialmente por la falta de seguimiento por parte de las instituciones hospitalarias en la identificación de posibles complicaciones derivadas de errores de prescripción e interacciones medicamentosas(12),(13).
De acuerdo con el panorama presentado, se propuso determinar los errores de prescripción e interacciones medicamentosas presentes en pacientes adultos hospitalizados en una unidad de cuidados intensivos en la ciudad de Barranquilla (Colombia), teniendo en cuenta que esta temática se considera relevante para los profesionales de salud que se encuentran en estos ámbitos hospitalarios y para el fortalecimiento de estrategias que permitan mitigar estos errores.
SUJETOS Y MÉTODOS
Se realizó un estudio analítico de corte transversal. La población la conformaron 308 historias clínicas de personas hospitalizadas en una UCI de la ciudad de Barranquilla durante el segundo semestre de 2019, se seleccionaron 158 registros de personas mayores de dieciocho años y fueron excluidos aquellos que pertenecían a mujeres gestantes o en puerperio, pacientes politraumatizados y quemados.
La información fue recolectada por los investigadores mediante la revisión de las historias clínicas de los pacientes hospitalizados en la UCI. Se diseñó una lista de chequeo en la que se indagaban: 1) características sociodemográficas y clínicas del paciente; 2) prescripción de medicamentos. Para la detección de las interacciones se evaluó la prescripción de los fármacos que recibía cada persona durante su estancia en la unidad y se empleó el programa identificador Medscape, que es una herramienta global que ayuda a los profesionales de la salud en la toma de decisiones clínicas durante todo el proceso asistencial.
La información obtenida a partir de las historias clínicas fue almacenada en una hoja de cálculo del programa Microsoft Excel para Windows 11; luego, esta fue analizada estadísticamente mediante el programa RStudio, en el que se realizó análisis descriptivo, el cual permitió obtener medidas de tendencia central y de dispersión para las variables cuantitativas. Adicionalmente, se calcularon intervalos de confianza para las medias y un modelo de regresión lineal para determinar las variables asociadas a la presencia de interacciones medicamentosas.
La investigación se realizó con los parámetros éticos contenidos en la resolución 00843 de 1993 del Ministerio de Salud de Colombia. De acuerdo con la resolución, la investigación se clasificó como de riesgo mínimo para los participantes y se dio un trato confidencial a la información para preservar la identidad de las personas(14).
RESULTADOS
Características sociodemográficas de los pacientes hospitalizados en UCI durante el segundo semestre de 2019
Se revisaron 158 historias clínicas de pacientes hospitalizados en una UCI. El promedio de edad de los participantes era de 62,8 años, con una desviación estándar de 17,9. En cuanto al sexo, el 57,6% (91) eran hombres. Con relación al estado civil, predominaron los solteros con un 69,6% (112), seguidos de los que vivían en unión libre con un 15,2% (24).
En lo que concierne a las características clínicas, la patología con más prevalencia fue hipertensión arterial en un 45,6% (72), seguidas de alteraciones neurológicas con un 10,8% (17) y diabetes mellitus en un 8,2% (13). El número de medicamentos por pacientes estuvo entre uno y cinco medicamentos con un porcentaje de 63,3% (100), seguido de entre seis y diez medicamentos en un 23,4% (37). En cuanto al estado de ingreso del paciente, se evidenció que el 74,1% (117) ingresó vivo, el 17,1% (27) eran fallecidos y el 8,9% (14) no presentó registro [Tabla 1].
Errores de medicación identificados en los pacientes hospitalizados en la unidad de cuidados intensivos
En lo que concierne a los errores evidenciados, el 43,7% (69) se presentó por fallos en el diligenciamiento de la información y el 82,9% (131) por inconsistencias en los datos del paciente, siendo la edad la variable más común. En cuanto a los errores de prescripción del medicamento, se evidenció que el 20,3% (32) fue por omisión de dosis, mientras que el 86,1% (136) fue por la vía de administración y hora de administración errada (omisión de horario) [Tabla 2].
Interacciones farmacológicas en los pacientes hospitalizados en la unidad de cuidados intensivos
Las interacciones medicamentosas se presentaron en un 64,5% (102) de los registros. En cuanto al nivel de gravedad de dichas interacciones, se clasificaron en primer lugar las moderadas con un 32,9% (52), seguidas de las severas en un 27,2% (43) y las leves con un 7% (11) [Tabla 3].
Factores asociados a las interacciones farmacológicas en los pacientes hospitalizados en la unidad de cuidados intensivos
El modelo de regresión lineal planteó que la variable relacionada con la presencia de interacciones farmacológicas en los pacientes hospitalizados en la unidad de cuidados intensivos fue el número de medicamentos que recibía el paciente (p=11,041<2e-16). Se espera que a un mayor número de medicamentos, el riesgo de interacciones aumente [Figura 1] [Tabla 4].
Tabla 4. Factores asociados a las interacciones farmacológicas en los pacientes hospitalizados en la unidad de cuidados intensivos.

Significado códigos: (***)0;
(**)0,001;
(*)0,01;
(.)0,05; P-valor: <2,2e-16.
DISCUSIÓN
Por medio de la presente investigación se evidencia que los principales errores de prescripción fueron la omisión de la dosis, la vía y el horario de administración del medicamento en las órdenes médicas, y las interacciones medicamentosas resultan de riesgo moderado. Esto cobra relevancia debido a que los errores de medicación se encuentran entre los eventos adversos más comunes que pueden generar consecuencias complejas en la salud de las personas, las instituciones y el sistema de salud(15),(16).
En cuanto a los rasgos sociodemográficos, los participantes se caracterizan por ser de sexo masculino principalmente. Estos resultados son similares a los obtenidos por López(17), ya que en su estudio la mayoría de los pacientes son hombres (73%). Esta característica puede estar relacionada con la principal causa de hospitalización que se asocia a la hipertensión arterial: el alto riesgo coronario que tienen los hombres sobre las mujeres según la escala de Framingham, de acuerdo con la edad y los antecedentes patológicos(18). Por otro lado, el promedio de edad de los pacientes estudiados es de 62,8 años, en comparación con el estudio de Salazar(19) donde la edad promedio es de 60 años y la de las mujeres de 66 años, rango de edades que los categoriza en población adulta mayor, situación que predispone a la prevalencia de patologías crónicas, mayor consumo de medicamentos y la aparición de posibles complicaciones(19).
También se puede determinar que la hipertensión arterial resulta el antecedente clínico con mayor predominio, lo cual puede estar relacionado con el proceso de envejecimiento del organismo, el cual produce cambios vasculares, renales y hormonales, aumentando el riesgo cardiovascular; el segundo lugar lo obtienen las enfermedades cerebrovasculares (21%), el tercer lugar es para las enfermedades cardiacas (20%), el cuarto y quinto lugar para enfermedades como epilepsia, respiratorias y de origen infeccioso (13%)(20).
En lo que concierne al número de medicamentos por paciente en el estudio, la mayoría de los pacientes reciben uno±cinco fármacos, datos coincidentes con el estudio realizado por Chahin(9), en donde los pacientes reciben de dos a cinco fármacos (25,9%), de seis a nueve fármacos (54,82%) y de diez o más fármacos (19,22%). Lo anterior permite demostrar que la probabilidad de aparición de un error en la medicación aumenta con el número de medicamentos que el paciente recibe, de manera que los pacientes que toman entre dos y cinco fármacos tienen un 20% de posibilidades de presentar interacciones, y aquellos que reciben más de seis un 80%(21),(22).
En cuanto, a los errores de la prescripción médica, el mayor índice se ve reflejado en la omisión de horario con un 76,1%, seguido de la omisión de dosis y vía de administración en un 23,3%, datos similares con los resultados obtenidos por Martínez(23) en una UCI, donde se encuentra un índice de error del 76,8%, siendo la omisión de medicamentos el más alto en un 40,9%. De igual forma, según una revisión sistemática de la literatura en cuanto a los errores de medicación en pacientes hospitalizados, se logró identificar que entre los errores de prescripción más común se encuentran los relacionados con la dosis y las indicaciones propias de la patología(24). Estos errores de medicación pueden estar derivados por la presencia de factores como la sobrecarga laboral, el estrés que presentan los profesionales de salud y el alto número de pacientes a su cargo(25),(26).
En cuanto al nivel de gravedad de las interacciones medicamentosas, estas fueron en mayor medida moderadas (52-32,9%), seguidas de las severas (43-27%) y leves (11-7%). Datos similares con un estudio realizado en la ciudad de Bogotá D.C., en el que predominan las interacciones de tipo moderado (52%), en donde es necesario para el paciente recibir intervención médica derivada del evento adverso, seguidas de las leves con un 48%, que no requirieron terapia ni intervención médica(27). Cabe resaltar que las interacciones medicamentosas son generalmente manifestadas como reacciones adversas y que, de ser detectada a tiempo, puede corregirse en algunos casos. Sin embargo, existen situaciones que son asumidas por los profesionales de salud como un empeoramiento de la condición de salud de la persona o la inefectividad de alguno de los medicamentos indicados(28).
Mediante el presente estudio se analizan los errores de prescripción e interacciones medicamentosas presentes en pacientes hospitalizados en una Unidad de Cuidados Intensivos de la ciudad de Barranquilla (Colombia), lo que hace que este documento se convierta en un insumo para los profesionales e instituciones de salud, en pro de mejorar la seguridad de los pacientes durante la prestación de los servicios de salud.
En cuanto a las limitaciones del estudio, se presentaron principalmente las relacionadas por la pandemia de la COVID-19, que retrasó el acceso a las historias clínicas debido a los protocolos de aislamiento. Adicionalmente, por el diseño de estudio implementado no se pudieron hacer análisis de los factores que estaban relacionados con los errores de medicación en los pacientes hospitalizados. Por otra parte, es importante destacar que durante la revisión de las historias clínicas se documentó la ausencia de algunos datos, como la edad y estado de ingreso del paciente que pudiesen derivar a la presencia de errores de medicación.
Finalmente, se determina la presencia de errores en la prescripción de los medicamentos, relacionados principalmente con la omisión de horario, omisión de dosis y vía de administración. Así mismo, por medio del modelo de regresión lineal se evidencia la asociación entre el número de medicamentos y la presencia de interacciones medicamentosas. Es importante en futuras investigaciones poder realizar estudios prospectivos que permitan evaluar todo el proceso farmacoterapéutico de las personas hospitalizadas y, de esta forma, analizar otras posibles variables asociadas a los errores de medicación y su impacto en la calidad de vida de los individuos.