INTRODUCCIÓN
Diversos autores apuntan a una diferencia de género que confiere un peor pronóstico a las mujeres que padecen enfermedades cardiovasculares (ECV) respecto a los hombres. Particularmente, el retraso en el diagnóstico de la cardiopatía isquémica (CI) puede conllevar un retardo terapéutico que condicione el pronóstico final1.
Uno de los indicadores principales para analizar las desigualdades en salud es el estado de salud percibido. Se trata de un indicador de bienestar que muestra ser buen predictor de morbimortalidad. Al igual que otros países desarrollados, en España las mujeres tienen un estado de salud percibido peor que los hombres: según la Encuesta Nacional de Salud de 20172, en el grupo etario entre 25 y 64 años, un 27,3% de mujeres calificaba su salud como regular, mala o muy mala; mientras, el porcentaje atribuible a varones fue del 22%. Además, en ambos sexos se observó una correlación con la clase social, de manera que el estado de salud fue peor cuanto más baja era aquella. La prevalencia de mal estado de salud percibido en mujeres de clase social I (directoras, gerentes, licenciadas) era del 16,1% y en clase social VI (trabajadoras no cualificadas) del 36,8%. Los porcentajes correspondientes a hombres eran del 13,6 y del 28,4%, respectivamente.
En los estudios sobre enfermedades cardiovasculares, orientados mayoritariamente al sexo masculino, las mujeres se hallan infrarepresentadas. Hace tres décadas, B. H. Healy, la primera directora del National Institute of Health de EE.UU., acuñó el término síndrome de Yentl3 que alude a la invisibilidad médica de las mujeres. Hoy en día, esta condición se mantiene4.
Este sesgo de detección de la enfermedad puede originar una disminución en la calidad y efectividad de la asistencia sanitaria y, por tanto, desigualdad, e incluso un exceso de mortalidad por isquemia cardíaca en mujeres de países desarrollados.
Como es bien sabido, los pacientes con infarto agudo de miocardio (IAM) con elevación del segmento ST pueden tener 3 terapias revascularizadoras: el intervencionismo coronario percutáneo (también denominado angioplastia primaria), la revascularización quirúrgica (by-pass) y la revascularización farmacológica (fibrinolisis).
La angioplastia primaria es el tratamiento de elección del IAM asociado a menor morbimortalidad5. El estudio realizado en España por Sambola et al., siguiendo una cohorte de 277.281 pacientes durante diez años6, muestra que la angioplastia primaria fue un 15% menos frecuente en mujeres que en hombres, y el riesgo de muerte por IAM fue un 18% superior en mujeres, tras ajuste de mortalidad por edad y comorbilidades. Estos hallazgos están en línea con otros estudios de mortalidad del IAM7 8 9 10 11.
Pero no sólo las diferencias de género pueden predeterminar un peor pronóstico. La situación socioeconómica juega un papel primordial. La pobreza (entendida como un nivel de ingresos insuficientes) y la privación económica (incapacidad de acceso a un conjunto de bienes y servicios básicos) afectan a la salud y, frecuentemente, se solapan. En este contexto, el estudio ha tenido en cuenta el índice socioeconómico MEDEA12 (Mortalidad en áreas españolas y Desigualdades socioeconómicas y Ambientales) de Domínguez-Berjón et al. Este índice compuesto clasifica la población por datos censales. Cinco indicadores relativos a ocupación y educación (trabajo manual, parados, eventuales, con instrucción insuficiente o joven trabajador) modulan y caracterizan distintos barrios. En áreas urbanas se establecen cinco quintiles, siendo el urbano-1 los más favorecidos y el urbano-5 el de mayor privación. En las áreas rurales existe mayor uniformidad y se consideran bajo un prisma unitario13. Diversa literatura científica apoya esta relación con el Síndrome Metabólico (SM), en cuanto a nivel de ingresos, educación y ocupación, ya desde la infancia y el desarrollo de SM en edad adulta14. En nuestro país se ha observado un aumento de la desigualdad de salud en áreas con mayor privación económica15 16.
Además, diversos estudios inciden en la desigualdad (por mayor mortalidad)17 18 bajo un escenario de mayor prevalencia global de factores de riesgo (tabaquismo, sedentarismo, drogadicción)19 y una menor supervivencia tras ECV en zonas deprimidas20.
La población seleccionada posee un elevado riesgo cardiovascular. El SM supone una condición de alto riesgo para la ECV, con una alta morbilidad y mortalidad asociadas21. Además, su frecuencia es alta en personas atendidas en atención primaria22 23 24.
Respecto a la relación entre el lugar de residencia y los índices de privación económica sobre la salud, la literatura señala una asociación entre los siguientes factores: el nivel de ingresos; la educación y la ocupación25; la privación en la infancia y el desarrollo de SM en edad adulta26; la privación infantil y el riesgo elevado de obesidad27 y diabetes28. Esta relación a veces se objetiva en ambos sexos y, en otras ocasiones, dependiendo del género29. Otros estudios concluyen que la desventaja social en la infancia se traduce en mayor número de enfermedades crónicas en la adultez31. En Estados Unidos, esta relación SM-privación socioeconómica se asocia a barrios deprimidos, pero no a diferencias raciales; y los datos asociados a mayor privación son obesidad, HDL-colesterol bajo, hipertensión e hiperglucemia (los rasgos de SM)31. Zonas con alta inmigración muestran una peor dieta y aculturación, y tienen prevalencias altas de SM32.
El presente estudio sigue la línea iniciada por el estudio StreX (relación entre el SM y el estrés) cuyos resultados ya fueron publicados33 34. Brevemente, se trató de un estudio de cohortes a cinco años mediante prospección informática (historias clínicas informatizadas en el registro SIDIAP) en una base de datos de calidad contrastada. También se presentaron resultados en detalle sobre la incidencia de eventos cardiovasculares (ECV) y la mortalidad en población catalana afecta de SM, según su lugar de residencia en esta misma revista16.
Los objetivos del presente trabajo fueron:
Analizar la incidencia de la enfermedad cardiovascular (ECV) y la mortalidad en una cohorte con Síndrome Metabólico (SM) en Cataluña, tras diez años de seguimiento.
Analizar la posible influencia del género y el lugar de residencia en la realización de angioplastias primarias en pacientes con cardiopatía isquémica (CI), tras diez años de seguimiento.
Determinar la mortalidad por todas las causas de la población catalana con SM según el lugar de residencia, durante diez años de seguimiento.
SUJETOS Y MÉTODOS
Diseño del estudio.
Se trató de un estudio prospectivo de cohorte, de diez años de duración (desde el 1 de enero de 2009 hasta el 31 de diciembre de 2018) para determinar la incidencia de ECV y de mortalidad por todas las causas, en individuos de distintos ámbitos que como factor común cumplían los criterios de SM.
Fuentes de datos.
Los datos de pacientes se obtuvieron de la base SIDIAP (Sistema de Información para el Desarrollo de la Investigación en Atención Primaria), que contiene información sobre el sistema informático eCAP (estación Clínica en Atención Primaria) de 274 equipos de Atención Primaria (EAP) en Cataluña, cuya población asignada es de 5.835.000 pacientes (aproximadamente un 90,5% de la población catalana total). Como describió Gil-García et al.35, esta población es representativa de la atendida realmente en Atención Primaria y, por ello, constituye un método válido y veraz para desarrollar estudios de investigación en Cataluña. En los últimos años, diversos proveedores de salud distintos al ICS (Institut Català de la Salut) han incorporado también sus datos al sistema eCAP y, por consiguiente, a SIDIAP.
Selección de sujetos.
Seleccionamos sujetos de edad comprendida entre los 35 y 75 años, que cumplieran los criterios diagnósticos de SM el inicio del periodo de estudio. Los componentes necesarios del SM fueron aquellos definidos por el NCEP-ATPIII, en su revisión de Alberti de 200536 y que se listan a continuación:
Presión arterial elevada (HTA): Hipertensión arterial, definida según la Clasificación Internacional de Enfermedades, versión 10 (ICD-10) por los códigos: I10-15; o bien presión arterial mayor de 130/85 mmHg; o bien, utilización de cualquier fármaco hipotensor que en la base se asocia a los códigos del registro químico anatómico (Anatomical Therapeutic Chemical [ATC] C02 [A-L]).
OBES: Perímetro abdominal (PA) o Circunferencia de cintura superior a 102 cm (hombres) o superior a 88 cm (mujeres).
Trastornos del colesterol (COL): fracción HDL-colesterol mayor de 50 mg/dL en hombres / mayor de 40 mg/dl en mujeres; o bien tratamiento con fármacos ATC C10 [AA-AD] C10AX, C10BA, C10BX.
Hipertrigliceridemia (TG): Triglicéridos superiores a 150 mg/dL o bien tomar tratamiento farmacológico para la hipertrigliceridemia (ATC C10AB).
Alteraciones en la glucemia (GLU): glucemia basal mayor de 100 mg/dL o bien diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 (código E11).
La base de datos SIDIAP considera que el criterio 1) se logra si el diagnóstico se registró durante el último año, la media de las tres últimas determinaciones de presión arterial fue mayor que el valor mostrado, o que cualquier fármaco hipotensor se recibió durante al menos tres meses en el último año. El criterio 2) se considera cumplido si el PA es el especificado durante al menos el último año. El criterio 3) se considera si el colesterol está en los niveles especificados durante el último año, y el tratamiento farmacológico se tomó un mínimo de tres meses en el último año. El criterio 4) debe estar presente durante al menos el último año y el tratamiento farmacológico debe tomarse al menos tres meses el último año. El criterio 5) debe estar presente al menos durante el último año, incluyendo la glucemia basal (medida aisladamente) o el diagnóstico de diabetes debe constar durante el último año.
Criterios de exclusión.
Según la clasificación ICD-10, los siguientes pacientes fueron excluidos del estudio: aquellos con un diagnóstico previo de enfermedad cardiovascular (infarto de miocardio [código I21-24], enfermedad cardíaca isquémica [código I60-69], angina de pecho [código I20-29], revascularización coronaria [código 021209W]) e ictus (código I70-7).
Asignación de lugar de residencia.
Los individuos se clasificaron en función de su lugar de residencia registrado. Así, y siguiendo la metodología empleada por MEDEA, se dividieron en urbanos y rurales. En el primer caso, la población urbana está dividida en cinco quintiles, en función de su grado de privación. De menor a mayor, estos quintiles se denominan urbano-1 (zonas más favorecidas socioeconómicamente) y, sucesivamente, hasta urbano-5 (zona con mayor privación).
Variables principales:
Incidencia de ECV a diez años: infarto de miocardio, isquemia miocárdica, angina, revascularización coronaria y enfermedad cerebrovascular (los mismos códigos indicados más arriba). Con finalidad del análisis, en individuos que presentaran episodios recurrentes, sólo se consideró el primero de ellos.
Mortalidad por cualquier causa, a diez años. El registro SIDIAP proporciona fecha exacta del fallecimiento; en cambio, no señala su causa específica.
Realización de angioplastia primaria (021209W).
Análisis estadístico.
Se calculó la incidencia de ECV a diez años, definido como el número de eventos por cien personas/año en cada una de las categorías de lugar de residencia (rural y las cinco urbanas).
Se calculó la mortalidad por todas las causas, en el período de diez años, definido por la tasa de mortalidad en referencia a número de defunciones por cada 100.000 habitantes/año; de manera diferenciada para las seis categorías valoradas.
Se calculó la incidencia de realización de angioplastia primaria como procedimiento terapéutico registrado en cualquier hospital de Cataluña, en función del sexo y lugar de residencia.
Los resultados se expresan como medias y desviaciones estándar (variables cuantitativas) o porcentajes, con su intervalo de confianza (variables cualitativas). Se realizó ANOVA para el análisis de la varianza de un factor, y la prueba de Chi-cuadrado para confirmar las diferencias entre los grupos de variables.
Las comparaciones intra e intergrupos de las variables cualitativas se realizaron mediante prueba de Chi-cuadrado o la prueba exacta de Fisher cuando procediese. Todas las variables cuantitativas mostraron una distribución normal, así que se emplearon la prueba t de Student y el análisis de la varianza (ANOVA) para las comparaciones intra e intergrupos, respectivamente.
Se trabajó con un 95% de intervalo de confianza (IC 95%), y un valor de p<0,05 se consideró estadísticamente significativo.
Los análisis estadísticos se realizaron en el programa SPPS versión 23.0 para Windows (IBM SPSS Statistics 2014).
El estudio fue aprobado por el Comité Ético de Investigación Clínica del IDIAP Jordi Gol, con el número de registro 19/034.
Datos poblacionales y descripción de la muestra.
Según datos del IDESCAT37, la pirámide poblacional catalana que corresponde al año 2009, inicio del estudio, acotada entre los 35 y 74 años (intervalo poblacional donde es posible el cálculo del riesgo cardiovascular), comprendía 3.701.022 personas, predominando las mujeres a partir de 50 y hasta los 69 años.
La Figura 1 refleja el diagrama de flujo del estudio. De un total de 5.873.560 individuos en la base de datos, se seleccionaron sujetos entre los 35 y 75 años de edad a fecha 1 de enero de 2009 (3.216.809).
RESULTADOS
En esta población, la prevalencia de SM por diagnósticos fue de 167.673 sujetos (5,2%). De ellos, 105.969 eran hombres (63,2%). La enfermedad cardiovascular (casos incidentes) afectó a 51.129 personas [Figura 1]. De ellas, se detectaron 17.956 AVC en total, y 8.889 IAM (6.995 en hombres y 1.894 en mujeres), así como 24.284 episodios catalogados como CI.
La Figura 2 muestra la prevalencia de los diferentes componentes en la muestra, es decir, el porcentaje de patologías concomitantes. La más frecuente fue la hipertensión arterial (86,5%) y la menos la obesidad (56,6%).
La Tabla 1 exhibe las características de los distintos componentes en la muestra, incidencia de ECV y mortalidad, según índice socioeconómico. En ella se aprecia que el mayor número de ECV se dieron en urbano-1 (32,3%), y las menores en zona rural y urbano-2 (30,1%). En cambio, la mayor mortalidad por toda causa se reflejó en el área rural (29%), seguido de urbano-5 (18,7%). Llama la atención la aparente paradoja de menor mortalidad en urbano-1, que además reunía la mayor prevalencia de HTA (87,6%) y de colesterol HDL bajo (57,5%). La obesidad fue el factor más prevalente en urbano-5 (60,8%) junto con la diabetes (60,7%); y la hipertrigliceridemia fue más prevalente en urbano-2 (66,7%).
Tabla 1. Prevalencia de componentes de SM según índice socioeconómico, e incidencia de ECV y de mortalidad global por toda causa.

La Tabla 2 representa información descriptiva sobre los porcentajes de los diferentes fenotipos del SM, el porcentaje de mujeres en cada uno ellos y los ECV, distribuidos por tipo: cardiopatía isquémica (CI); accidente cerebrovascular isquémico (ACV-ISQ) o hemorrágico (ACV-HEM); accidentes isquèmicos transitorios (AIT); número de intervencionismos cardíacos (revascularización, REV); así como la mortalidad por toda causa.
Tabla 2. Descripción de las características y variables analizadas en los diferentes fenotipos de síndrome metabólico.

Se observó mayor mortalidad en sujetos que aunaban HTA, COL y GLU (15,6%), seguido de HTA, COL y TG (9,6%) y HTA, COL, TG y GLU (9,6%). Los AVC isquémicos predominaban en el grupo con HTA, COL y GLU (13,1%). El mayor porcentaje de CI se apreció en HTA, COL, GLU y TG (28,7%), seguido de HTA, OBES, COL, TG y GLU o sea, el máximo de componentes- (25%), HTA, TG y GLU (24,8%) y HTA, COL y GLU (23%). El fenotipo OBES, COL y TG mostró el menor número de ECV y mortalidad (15,2% y 1,4 casos por cada 10.000 personas/año, respectivamente).
La Tabla 3 indica la distribución de ECV tipo CI, en función del lugar de residencia y género, respecto de la realización de angioplastias. Se pudieron obtener resultados fiables asociados a un lugar de residencia concreto en 126.973 sujetos (75,7% de la muestra). Se objetiva que la incidencia de cardiopatía isquémica fue siempre superior en hombres que en mujeres, en todas las áreas consideradas (en promedio, un 12,4% en mujeres y un 23,1% en hombres), así como la realización de angioplastias (5% en mujeres y 8% en varones). Globalmente, la razón entre la prevalencia de CI entre mujeres y hombres fue de 1:3,16. Se pudieron apreciar ligeras diferencias en la proporción mujeres/hombres que oscilaban en función del lugar de residencia. La máxima diferencia se observó en el ámbito urbano-1: el 4,8% de las mujeres del ámbito urbano-1 recibieron una angioplastia, frente al 8,75% de los hombres (razón 1:4,21). La mínima diferencia se apreció en el ámbito urbano-5, donde realizaron angioplastias al 4,9% de mujeres frente al 7,5% de hombres (razón 1:2,36).
Tabla 3. Distribución de eventos cardiovasculares tipo cardiopatía isquémica, según lugar de residencia y sexo, y realización de angioplastias.

La Figura 3 muestra la mortalidad asociada al propio procedimiento de angioplastia, según sexo. El total practicado en esta población con SM fueron 1.758 angioplastias, 1.467 en hombres y 291 en mujeres (4,4% y 0,9%, respectivamente [p<0,005]). La mortalidad asociada a dicho procedimiento fue, proporcionalmente, mayor en mujeres que en hombres: 2,1% en varones (35 fallecimientos) y 2,5% en mujeres (9 fallecimientos).
DISCUSIÓN
Este trabajo, basado en población catalana con algún fenotipo de SM, y edad entre los 35 y 75 años, describe la distribución de CI y los procedimientos revascularizadores por género y por lugar de residencia. El presente estudio, realizado por codificación diagnóstica en el sistema informático, coincide con el estudio StreX16, ya publicado, definido por criterios NCEP-ATPIII de SM, cuyas proporciones, en general, se mantienen.
En el presente estudio, los ECV como la CI y los AVC son más frecuentes en los grupos que reúnen HTA, COL, TG y GLU (28,7%) y aquél que reúne todos los rasgos del SM (25%). Girman et al.38 definió que a mayor número de factores de riesgo, mayor incidencia de ECV, ya que considera un riesgo como aditivo o exponencial. En nuestro estudio precedente, bajo un seguimiento de cinco años16, consideramos que existe un límite de riesgo, llegado al cual, pese a reunir más factores, aquél no aumenta. El fenotipo que presenta mayor mortalidad por cualquier causa es el HTA, COL, GLU, situado en cuarto lugar, por lo que se refiere a CI, y en segundo respecto a los AVC; precisamente, es uno de los fenotipos donde más predominan las mujeres (66,1%), aunque sólo representa un 8,7% de esta muestra.
En el otro sentido, el fenotipo con menos eventos y menor mortalidad es el que suma OBES, COL y TG, con mayoría de población masculina (sólo el 41,2% son mujeres), resultados similares al trabajo ya referido anteriormente (16) que planteó como posible hipótesis la menor edad media (menos de 50 años) de este subgrupo poblacional. Moebus et al.39 siguieron una cohorte en Alemania (estudio REGARD) dando también resultados diferenciados por los dieciséis fenotipos de SM, siendo en ellos mucho más frecuente el criterio de obesidad/perímetro de cintura que en Cataluña.
En relación a los ECV y al índice socioeconómico que usamos en el proyecto, la situación de vivir en zona más deprimida (urbano-5) y ser mujer amplifica las posibilidades de sufrir enfermedad coronaria, con mayor mortalidad y menor probabilidad de ser sometida a una angioplastia primaria; si a ello sumamos ser hipertensa, diabética y tener un colesterol HDL bajo, el riesgo cardiovascular es aún mayor. Si en vez de considerar diagnósticos registrados, lo hacemos por los criterios definidos por el NCEP-ATPIII, podemos fácilmente observar que aunque sea una persona de alto riesgo, puede pasar desapercibida al no tener diagnósticos definidos.
Por ello pensamos que la hipótesis de partida puede ser plausible, y que un paso importante puede ser un instrumento que permita detectar y registrar eficazmente el SM en los sistemas de registro informáticos de las historias clínicas. Por contra, ser hombre y vivir en zonas favorecidas (urbano-1) es perjudicial, pues aunque reúne la mayor incidencia de enfermedad coronaria tiene mayores posibilidades de ser sometido a una angioplastia. Estudios previos40 41 42 43 postulan, sin llegar a ser concluyentes, que esta diferencia puede deberse a un retraso diagnóstico y de búsqueda de atención sanitaria en las mujeres que sufren un infarto, unida al desconocimiento de la clínica de este evento en el sexo femenino y la falsa creencia de que los infartos sólo se dan en varones. La otra posibilidad puede ser la presentación clínica en mujeres, más atípica que en los hombres.
Dentro de las áreas urbanas, aquellas más dispares a nivel socioeconómico (urbano-1 y urbano-5) muestran el mayor índice de eventos. En ellas se dan el mayor número de casos de CI. Las mujeres predominan en urbano-5, teniendo mayor pobreza, prevalencia de hipertensión, obesidad y diabetes. Precisamente, el riesgo cardiovascular asociado a la diabetes, en mujeres, es de cerca del doble que en los hombres44, lo que puede tener, en nuestra opinión, una gran influencia en estos resultados observados. Su incidencia global de CI es del 18% (13,6% en mujeres y 23,9% en hombres, respectivamente) y reciben una angioplastia primaria un 4,9% de ellas, frente al 7,5% de los hombres. Su mortalidad global es la segunda más elevada (18,7%) por detrás del área rural (29%).
Las mujeres tienen menor mortalidad que los hombres por CI (del orden del 40% menor) pero en cambio observamos que cuando se someten a una angioplastia la mortalidad es ligeramente mayor que en varones. Según Aguilar et al.45, esto puede deberse a que en el momento de la revascularización presentan síntomas más severos, hecho que sugiere que reciben la angioplastia en un estadio más avanzado que los hombres. Nuestro estudio, considerando el escaso número de fallecimientos observados en el proceso de revascularización (9 en mujeres y 35 en hombres, pero con diferencias no signficativas), no puede ser concluyente.
En conclusión, la SM confiere una nada despreciable morbimortalidad por causa cardiovascular en Cataluña. Nos parece de especial interés analizar si la obesidad per se confiere o no mayor riesgo, pese a que será preciso estudiar la relación entre esta variable y la supervivencia de los individuos de la cohorte, así como analizar el efecto independiente de otros factores sobre esta supervivencia mediante métodos estadísticos apropiados.
La constatación de esta aparente desigualdad en salud en la atención de mujeres con cardiopatía isquémica precisa también tipificar el perfil, y realizar las curvas de supervivencia de manera ajustada a la edad y las comorbilidades.
Por tanto, y hasta dónde sabemos, ésta es la primera aproximación sobre SM y ECV a nivel poblacional en Cataluña, en relación con el índice socioeconómico y la perspectiva de género, que indaga sobre diferencias en atención sanitaria según sexo. Próximas investigaciones, ya en curso, incluirán todos los casos no sólo por componentes diagnósticos, sino también por componentes agregados, teniendo en cuenta los criterios NCEP-ATPIII, como se mencionó. Se deberá continuar dicha línea de investigación, para dilucidar el efecto de estos condicionantes de salud sobre la población general y, posiblemente, pudiendo priorizar e implementar acciones hacia los componentes que aporten mayor riesgo cardiovascular.
Como limitaciones del estudio, aunque se intentó realizar una búsqueda exhaustiva en los hospitales de referencia de la zona, no se puede excluir la pérdida de algunos casos por atención fuera de su área de salud, y no recogidas en el sistema SIDIAP, tal como se ha definido en la introducción. Otra limitación que mencionamos, y también se comentó anteriormente, es que la representatividad a través de big-data no sea exactamente superponible a un estudio de cohortes, aunque creemos que la diferencia no sea significativa, tal como se argumenta en la introducción.