INTRODUCCIÓN
El martes 14 de octubre de 1806 se publicaba un Suplemento al número 84 de la Gazeta de Madrid(1) que noticiaba el éxito del arribo a Madrid del Director de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, Francisco Xavier Balmis (1753-1819). Fue la consagración profesional de Balmis y le supuso una visibilidad internacional acorde con la consecución del encargo recibido, propagar la vacuna contra la viruela en los territorios de ultramar. Se certificaba así un hito en la historia de la Salud Pública, la consecución de la primera campaña global organizada de la naciente vacunología(2). El primer párrafo del texto era bien elocuente y una muestra de la importancia dada por la Corona a un hecho que le reportaba indudable prestigio:
“El domingo 7 de septiembre próximo pasado tuvo la honra de besar la mano al Rey nuestro Señor el Dr. D. Francisco Xavier de Balmis, Cirujano honorario de su Real Cámara, que acaba de dar la vuelta al mundo con el único objeto de llevar a todos los dominios ultramarinos de la Monarquía Española, y a los de otras diversas Naciones, el inestimable don de la Vacuna. S.M. se ha informado con el más vivo interés de los principales sucesos de la expedición, mostrándose sumamente complacido de que las resultas hayan excedido las esperanzas concebidas al emprenderla. Esta expedición, compuesta de varios facultativos y empleados, y de veinte y dos niños, que no habían pasado viruelas, destinados a conservar el precioso fluido, transmitiéndolo sucesivamente de brazo a brazo, y de unos a otros en el curso de la navegación, salió del puerto de la Coruña bajo la dirección de Balmis en 30 de noviembre de 1803”1[Figura 1].
Este texto ha inducido a muchos autores a situar la expedición de la vacuna entre los años de 1803 (partida de la expedición desde A Coruña el 30 de noviembre) y 1806 (llegada de Balmis a España tras volver de su última etapa vacunadora por Filipinas, Macao, Cantón e Isla de Santa Elena)(3) (4) (5). Otros investigadores la ubican entre los años de 1803 y 1810(6) (7). Sin embargo, creemos que sería más ajustado acotar el marco temporal de la expedición entre 1803 y 1813(8) (9). La idoneidad de esta última delimitación permite ceñirnos a la documentación oficial conservada en el Archivo General de Indias, básicamente los expedientes correspondientes a los legajos 1558 A y B(910) (11), material que, junto a otros documentos del Archivo Histórico Nacional, acaban de ser declarados en 2023 Memoria del Mundo de la UNESCO como Expedición Balmis(12).
En efecto, la expedición comenzó en 1803, pero atribuir su supuesto final haciéndolo coincidir con la vuelta de Balmis a la península en 1806 es inexacto. Balmis, ciertamente, disfrutó de un momento estelar con su besamanos al Rey plasmado en el Suplemento(1), pero había vuelto sólo, ya que una parte de la expedición, es decir los que formaban parte de su equipo (Antonio Gutiérrez, sus sobrinos, Francisco y Antonio Pastor Balmis, Pedro Ortega, Ángel Crespo e Isabel Zendal)(13), siguieron vacunando en Filipinas. De la misma manera, la subexpedición de Salvany proseguía con su actividad vacunadora por la América meridional. Por tanto, situar su conclusión en 1810, también tiene poco sentido: ¿acaso por el fallecimiento de Salvany en Cochabamba el 10 de julio de ese año? No. Precisamente ese año, Balmis retornó a México manteniendo su puesto como Director de la Expedición para verificar el estado de las Juntas de Vacuna, comprobar la perpetuación de la cadena humana de vacunación brazo a brazo y buscar vacas con cowpox (viruela de las vacas) para establecer en México una fuente productora de vacuna(14) (15). De este viaje volvió Balmis a Cádiz en febrero de 1813 y a su llegada permaneció un tiempo en la ciudad contribuyendo a redactar el resumen del extracto general de la expedición(16). Esta fecha constituiría el más razonable punto final de las actividades de aquella misión humanitaria.
El objetivo de este trabajo fue destacar la relevancia de la Gazeta de Madrid como publicación, analizar los contenidos de la noticia dedicada a la expedición de la vacuna, verificar las fuentes documentales que apoyaron la redacción de este Suplemento y comprobar su alcance a través de las citas que tuvo durante el siglo XIX en publicaciones en idioma español.
LA GACETA DE MADRID
Creada en 1661 por iniciativa privada, la Gaceta de Madrid, que había tomado su nombre definitivo en 1697 siendo su impresor José de Goyeneche, se convirtió en el órgano oficioso de expresión del Gobierno. Más tarde, por una Real Orden de 23 de febrero de 1761, el rey Carlos III resolvió reintegrar a la corona el privilegio de imprimir y vender la Gaceta “porque conviene a su Real servicio que se maneje por la vía reservada de Estado”(17) (18). Pasó entonces a imprimirse en la Imprenta Real y se convirtió en el boletín oficial de España. Sus noticias, tanto las interiores como las provenientes del extranjero, estaban redactadas según el punto de vista del Gobierno(19). Posteriormente, se comenzaron a notificar también las nuevas leyes y normativas, que entraban en vigor al ser publicadas. A partir de 1866 desaparecieron las noticias y los anuncios no oficiales. Finalmente, durante la guerra civil de 1936, cambió de nombre: fue denominada Gaceta de la República: Diario oficial en un bando y Boletín Oficial del Estado en el otro, que es el que ha conservado desde entonces.
En determinados momentos, como el que nos ocupa, la Gaceta fue denominada Gazeta, nombre que utilizó hasta después de la muerte de Fernando VII(18). La palabra castellana gaceta proviene del italiano gazzeta, nombre de una moneda veneciana de escaso valor utilizada en el siglo XVII que tenía grabada la imagen de una urraca (gazza). Una gazzeta era lo que cobraban los vendedores de diarios a los transeúntes que querían ojear el periódico sin adquirirlo y más tarde fue el nombre de algunos periódicos dedicados a anuncios administrativos (Gazzette de France, Gazzeta ufficiale del Regno d'Italia, London Gazette)(19). También se ha dicho que las primeras “Gazzetas o urraquillas que todo lo contaban” fueron llamadas así entre los mercaderes levantinos que las recibían para comunicarse noticias políticas y sociales interesantes(18).
Así pues, durante el año de 1806, cuando se publicó el Suplemento dedicado a la expedición de Balmis, la Gazeta de Madrid dependía directamente de Pedro Cevallos, Primer Secretario de Estado y del Despacho (Ministro de Estado), y su equipo de redacción estaba formado por Juan Peñalver (primer redactor), José de Hevia (redactor auxiliar del primero), Juan Andújar (redactor segundo), Ignacio Corcuera (oficial de la redacción) y Nicolás Albelo y Ulloa (oficial taquígrafo)(18).
Los suplementos o números extraordinarios de la Gazeta de Madrid publicaban noticias relevantes sobre la ciencia, los conflictos bélicos, las finanzas del estado, providencias de Gobierno y reales cédulas(20). Su edición era irregular. Los suplementos se publicaban con esta denominación o como Gaceta Extraordinaria de Madrid.
También formaba parte de la prensa oficial el Mercurio Histórico Político, creado en 1738 y con menos tirada que la Gaceta, que pasó a ser asumido por el Gobierno a partir de 1756. Esta publicación tenía sus antecedentes en Inglaterra, donde había aparecido en 1695 el Stanford Mercury, cuya línea editorial y contenidos fueron reproducidos en varios países como España(17) (19). Mientras las gacetas publicaban noticias de actualidad, los mercurios estaban orientados a publicar artículos de opinión y comentarios sobre política y cultura(19). Ambos, Gaceta y Mercurio, orientados ideológicamente por el Gobierno, dependían de la Secretaría de Estado(19). Efectuamos esta mención al Mercurio porque en su número de 15 de noviembre de 1806 publicó íntegramente el texto del Suplemento con el título de “Relación histórica de la expedición que llevó la Vacuna a América”, siendo la primera reproducción íntegra del mismo(21).
CONTENIDO DEL SUPLEMENTO
El texto del Suplemento, formado por cuatro páginas y 1.449 palabras(1), narraba de forma esquemática y condensada el periplo de la expedición hasta la llegada de Balmis a Lisboa el 14 de agosto de 1806, procedente de Macao y tras una escala en la isla de Santa Elena(22).
Los nombres de los expedicionarios y distintos topónimos eran citados con profusión en el relato. Entre los primeros, destacaba el nombre de Balmis (ocho citas) y también como Director (cinco citas), Salvany (dos citas), en una de ellas nombrado como ¿Francisco? (su nombre era José) y en otras tres como Subdirector. Gutiérrez (una vez), Rectora (una vez) y Pastor (una vez) completaban las citas a los miembros de la expedición. El Rey era nombrado cinco veces (tres más como S.M.) y también eran citados en una ocasión Jenner y Carlos de Pozo (un venezolano que encontró cowpox en el partido de Calabozo, provincia de Caracas).
Los topónimos correspondían a los lugares por los que, hasta ese momento (1806), habían viajado los expedicionarios durante la expedición conjunta (A Coruña, Canarias, Puerto Rico, Caracas), hasta que “al salir de esta provincia por el puerto de la Guayra se dividió en dos ramos, navegando el uno para la América Meridional al cargo del Subdirector don Francisco Salvani; y dirigiéndose el otro con el Director Balmis a la Habana, y de allí a Yucatán”(1). Seguían a continuación las citas toponímicas al recorrido tanto de Balmis como de Salvany con sus respectivos grupos de expedicionarios.
El interés del Suplemento como noticia, pese a su carácter breve, era notable. Se trataba de una primicia informativa de alcance mundial sobre un avance tecnológico, el inestimable don de la vacuna(1), que se estaba convirtiendo en el método de elección para mitigar la morbi-mortalidad producida por la viruela, “el más terrible de todos los ministros de la muerte”(23). La enfermedad se había enseñoreado como estrago epidémico entre los siglos XVII al XIX.
El Suplemento resaltaba la amplitud de la dimensión geográfica de la expedición, exhibiendo el poder de una Monarquía, antaño imperial, que había sufrido un serio revés por la derrota de Trafalgar (1805), batalla que diezmó su flota y mermó su comunicación con los territorios ultramarinos. Por ello, tras señalar el éxito de Balmis en el virreinato de Nueva España “prodigado ya por toda la América Septentrional hasta las costas de Sonora y Sinaloa, y aun hasta los Gentiles y Neófitos de la Pimería alta, el precioso preservativo de las viruelas naturales…”(1), y el de Salvany en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Chile, se enfatizaba el paso de la expedición al continente asiático: “trató el Director de llevar al Asia esta parte de la expedición coronada de los más brillantes sucesos, y con ella el consuelo de la humanidad; y superadas algunas dificultades, se embarcó en el puerto de Acapulco para Filipinas, que era el último término que le estaba prescrito, si le era asequible”(1), por lo que “habiendo arribado la expedición a Filipinas, y propagado el específico en las islas sujetas a la dominación de S. M., trató Balmis, de acuerdo con el Capitán General, teniendo ya concluida su comisión filantrópica, de extender la beneficencia del Rey y la gloria de su augusto nombre hasta los últimos confines del Asia”(1). Ese deseo de llevar contra viento y marea la vacuna lo más lejos posible quedó expresado como: “en efecto se ha llevado y comunicado la Vacuna por el vasto Archipiélago de las Islas Visayas, cuyos Reyes, que vivían en perpetua guerra con nosotros, han depuesto las armas, admirados de la generosidad de un enemigo, que les llevaba la salud y la vida cuando más afligidos estaban con una epidemia de viruelas desoladoras. No lo eran menos las que reinaban en las colonias Portuguesas y en el Imperio de la China cuando arribó Balmis a Macao y a Cantón, logrando en una y otra parte introducir fresco y en toda su actividad el fluido, valiéndose de los mismos medios referidos: empresa que no habían podido conseguir los Ingleses en las varias ocasiones que la intentaron, llevando en barcos de su Compañía de la India porciones de pus, que llegaron inertes”(1). Subyacía además la posibilidad de promover los intereses políticos y comerciales españoles en China(13).
El texto hacía también alusión al método de transporte de la vacuna mediante una cadena humana de niños, otorgándoles la importancia que merecían y mostrando reconocimiento a su cuidadora, la enfermera Isabel Zendal: “y de veinte y dos niños, que no habían pasado viruelas, destinados a conservar el precioso fluido, transmitiéndolo sucesivamente de brazo á brazo, y de unos a otros en el curso de la navegación” y “sacando veinte y seis niños de Nueva España para vacunarlos sucesivamente como en las anteriores; y por ser párvulos muchos de ellos, fueron al cargo de la Rectora de la Casa de Expósitos de la Coruña, que así en esta, como en las anteriores navegaciones, cuidó de su aseo con el mayor esmero”(1).
La perpetuación y propagación de la vacuna ocupaban espacio en la noticia. De un lado, se aludía a la búsqueda del cowpox para obtener fuente de fluido vacunal: “…ya por el descubrimiento que hizo Balmis del cowpox o viruela de las vacas en el valle de Atlixco junto a la ciudad de Puebla de los Ángeles; en las inmediaciones de la de Valladolid de Mechoacán, donde lo encontró el Ayudante D. Antonio Gutiérrez; y en el partido de Calabozo de la provincia de Caracas, donde lo halló el facultativo de aquella residencia don Carlos de Pozo”(1). De otro, se mostraba la importancia de formar equipos de facultativos, darles instrucciones o reglamentos y, sobre todo, crear Juntas de vacunación(24): “dejando en todas partes instruidos a los Facultativos, y en las poblaciones considerables reglamentos conformes a la norma que les prescribió el Director”, “enseñar su práctica a los Profesores, y establecer reglamentos para perpetuarla”, “sino asegurar a la posteridad en los dominios del Rey la perpetuidad del beneficio, ya por medio de las Juntas centrales que ha establecido”(1).
No faltaban alusiones al carácter filantrópico de la expedición “Comisión filantrópica, que tan encarecidamente les encargó S. M. en beneficio del género humano”, y una intencionada alusión al descubridor de la vacuna: “hizo escala en Santa Helena, en cuya isla logró, como en todas partes, a fuerza de exhortaciones y de constancia, que los Ingleses adoptasen el prodigioso antídoto que habían despreciado por espacio de más de ocho años, a pesar de ser un descubrimiento de su Nación, y habérselo remitido el mismo Jenner”(1).
Finalmente, en el último párrafo, se hacía alusión a la colección de plantas que trajo Balmis de China: “no ha omitido el Director medio alguno de hacerla al mismo tiempo útil a las ciencias y a la Agricultura. Trae una colección considerable de plantas exóticas: ha hecho dibujar los más preciosos objetos de Historia natural, y recogido noticias y datos importantes; y entre los títulos, que le hacen acreedor al reconocimiento de la Patria, no es el menor la preciosa colección de frutales, y otras producciones útiles que ha traído vivas, y que propagándose en climas análogos de la Península, harán tan memorable la expedición en los fastos de la Agricultura, como en los de la Medicina y de la humanidad”(1). Se expresaba también el deseo de que Salvany hiciera algo parecido: “Se espera que el Subdirector, y los tres compañeros destinados al Perú para conducir el mismo don, no tardarán en restituirse desde Buenos Aires, después de que hayan concluido su giro por este Virreinato, el de Lima y los distritos de Chile y Charcas; y que traerán las colecciones y observaciones que hayan podido adquirir en cumplimiento de las recomendaciones que les hizo el Director”(1). No era nuevo el interés de Balmis por la botánica, pues había publicado un libro en 1794(25) y realizado viajes para importar agave y begonia “pues no pierdo un instante en disponer el acopio de raíces y demás plantas a que se extiende la comisión”(26). Había, además, un deseo por su parte de asimilar la expedición de la vacuna, eminentemente sanitaria e inusual en aquella época, a las expediciones científicas realizadas durante la Ilustración, pilar fundamental de la política reformista borbónica. Entre ellas, las botánicas tuvieron especial provecho para médicos y cirujanos por su carácter experimental y utilidad terapéutica, además de ser ventajosas para la renovación de la política comercial mantenida con las colonias(27). Balmis conoció en México a Martín Sessé Sagasta, médico y botánico, que había sido comisionado por Casimiro Gómez Ortega, Director del Real Jardín Botánico, para crear una cátedra de botánica en la Universidad de México. Establecido allí, propuso y fue nombrado director de la que sería Expedición Botánica de Nueva España (1786-1803)(28). Iniciados los planes de trabajo, Balmis expresó su deseo de formar parte de dicha expedición, solicitud que fue denegada por Sessé en carta a Casimiro Gómez Ortega fechada el 27 de octubre de 1788(29) (30). Quizás Balmis quiso demostrar, años después, que él también era capaz de añadir un valor botánico a su expedición vacunal, recolectando plantas y dibujos(31).
FUENTES DOCUMENTALES
Durante el periodo que abarca la noticia del Suplemento, entre los años de 1803 y 1806, que corresponden a la partida de la expedición y la llegada de Balmis, fueron varios los ministros de Carlos IV relacionados con la expedición. El mencionado Pedro Cevallos Guerra, Ministro de Estado, cargo que ocupó entre 1801 y 1808, y que estaba emparentado con Manuel Godoy; José Antonio Caballero, Ministro de Gracia y Justicia (1798-1808); y Miguel Cayetano Soler, Ministro de Hacienda (1798-1808). Sobre los tres, Cevallos, Caballero y Soler, planeó siempre la influyente figura de Godoy. Esta pequeña aclaración nos es de utilidad para analizar el origen del Suplemento. Si observamos las citas documentales a cada uno de los tres ministros en los legajos 1558-A y 1558-B(10) (11), Caballero es emisor o receptor de una mayoría de oficios (260), con diferencia sobre los generados por Soler (60) o Cevallos (20). Cabe pues deducir que Caballero fue el responsable administrativo de la expedición, a él dirigieron sus informes los expedicionarios, especialmente Balmis, como director.
El texto del documento se alimenta, como hemos podido comprobar, de distintos oficios redactados durante el viaje de la expedición que corresponden a expedientes del legajo 1558-A(10):
- Expediente 20: Sobre la Real administración de la expedición y su acogida en los lugares de destino (1804-10-26/1806-10-15). Oficio de Francisco Xavier Balmis a José Antonio Caballero informándole del hallazgo del cowpox en el rancho de los Égidos, en el valle del Atlixco; del paso de la Expedición a Filipinas; cuenta haber vacunados en las poblaciones de Querétaro, Celaya, Guanajuato, León, Mechoacán, Guadalajara, Lagos, Aguascalientes, Zacatecas, Fresnillo, Sombrerete, Durango y San Luis Potosí; del regreso de Francisco Pastor desde Yucatán. Acompaña copia de siete documentos sobre los asuntos que menciona(32). En este oficio a Caballero, Balmis narraba lo referido a la vacunación en la América septentrional, concretamente lo realizado en el virreinato de Nueva España y del hallazgo de cowpox cerca de Valladolid por Gutiérrez.
- Expediente 16: Actuaciones para la propagación de la vacuna en las Provincias internas, pertenecientes al Virreinato de Nueva España (1804-05-21/1806-08-16). Oficio de Alonso García Conde, gobernador de la provincia de Sonora a José Antonio Caballero participándole de haber extendido la vacunación en el territorio(33). A este oficio del gobernador de Sonora a Caballero, correspondía el párrafo del suplemento: “prodigado ya por toda la América Septentrional hasta las costas de Sonora y Sinaloa, y aun hasta los Gentiles y Neófitos de la Pimería alta, el precioso preservativo de las viruelas naturales”(1). Esta mención a la Pimería Alta era útil para señalar tanto la amplitud geográfica de la expedición como el hecho de vacunar a población indígena en una región que hoy es el sur de Arizona (EE.UU.) y parte del norte del estado de Sonora (México), donde los jesuitas establecieron misiones para evangelizar a los pimas (pueblo indígena cuyo significado es pueblo del río; el nombre pi´ma se formó, al parecer, de una expresión que significa no sé, usada a menudo por estos en sus encuentros iniciales con los españoles).
- Expediente 22: Sobre los viajes a Oriente y la llegada de Balmis a Portugal (1804-07-20/1806-12-24). Oficio de Francisco Xavier Balmis a Josef Antonio Caballero dándole cuenta de haber vacunado en Macao, pasado a Cantón y de las dificultades que halló entre los factores de la Real Compañía de Filipinas; informa de haber dejado a sus ayudantes Antonio Pastor y Ángel Crespo en las islas del sur del archipiélago de Filipinas vacunando; del regreso de la rectora con los niños a Nueva España; informa de haber recogido materiales en China que puedan ser de interés para las ciencias y de plantas para el Real Jardín Botánico de Madrid(34). Explicaba este oficio de Balmis a Caballero todo lo referente a la vacunación en Filipinas, Macao y Cantón, además de la importación de plantas chinas.
- Expediente 22: Sobre los viajes a Oriente y la llegada de Balmis a Portugal (1804-07-20 /1806-12-24). Oficio de Francisco Xavier Balmis a Josef Antonio Caballero dándole cuenta de su llegada a Lisboa, antes habiendo hecho escala en la isla de Santa Elena en su viaje de regreso, donde vacunó a la población, dejando instrucción y fluido vacunal para su conservación y propagación; también ha perdido muchas plantas que trajo de China(22). Aquí oficiaba Balmis a Caballero anunciándole su llegada a Lisboa tras escala en la isla de santa Elena.
- Expediente 9: Relativo a la expedición de la vacuna en Caracas (1804-05-09/1805-04-06). Oficio del Capitán general de Venezuela Manuel de Guevara Vasconcelos al ministro de Gracia y Justicia informándole de lo ocurrido sobre la vacuna, y la posibilidad de haber hallado el cowpox en las vacas de Calabozo. Adjunta memoria de 24 de diciembre de 1804 elaborada por el doctor José Domingo Díaz sobre el hallazgo del cowpox en Calabozo(35). Este era el oficio a Caballero enviado por Guevara Vasconcelos informando del hallazgo de cowpox por parte de Carlos del Pozo.
- Expediente 26: Virreynato del Perú. Expediente de vacuna. nº20 (1805-11-23/1807-09-20). Resumen de los progresos de la Expedición en el virreinato del Perú(36. Elaborado por Salvany, resumía la expedición desde su salida de Santa Fe hasta su llegada a Lima, con detalles que se incorporaron al suplemento. Las deficientes comunicaciones y la lejanía hicieron que las noticias de la subexpedición Salvany estuvieran poco representadas en el suplemento, relegando esta rama de la expedición todavía muy activa en 1806 a un papel más secundario.
Los responsables de la redacción de la noticia del suplemento se basaron en documentación conservada y remitida al ministerio de Gracia y Justicia que dirigía Caballero, ya que, aunque los asuntos de Indias estaban distribuidos entre los distintos ministerios, los referidos a la expedición fueron coordinados por éste.
¿Participó Balmis en la redacción del suplemento? Podría deducirse que sí por el papel preponderante que tiene en el texto. Balmis estaba acostumbrado a aparecer en los medios de comunicación de la época protagonizando noticias y debía ser consciente del impacto que ésta podría tener. En efecto, su nombre ya había aparecido en la Gaceta de Madrid con anterioridad en 1794(37); esta publicación había hecho, además, un seguimiento especial de la expedición desde 1803 hasta 1806, recogido en una docena de noticias sobre sus progresos(19). Como prueba más evidente que confirma la participación de Balmis en la redacción de la noticia, encontramos un oficio en el que indicaba: “y todos los demás puntos que constan en el suplemento a la Gazeta de Madrid, que he presentado”(38). En este oficio se quejaba de no recibir noticias de Salvany, que no había dado “la menor cuenta de las obligaciones que se le prescribieron y de los reglamentos e instrucciones, desde el momento de nuestra separación, privándonos de la noticia de sus trabajos literarios que son tan urgentes y precisos para publicarlos con los míos” ya que Balmis quería “formar la más interesante Historia de la vacuna en América y Asia”(38).
Balmis, también escribió una carta a su compañero expedicionario Gutiérrez(15) en la que resumía el éxito obtenido “la buena acogida que merecía a los Reyes, Príncipe de Asturias y de la Paz, igualmente que, a los ministros, y a toda la Corte, que me miraron como a un héroe. No dude vuestra merced, que nadie ha sido jamás mejor recibido de sus Majestades, y de toda la Nación que yo, y hasta de mis enemigos los catalanes, que no han podido menos de celebrar nuestros trabajos, y confesar como todos, que solo nosotros éramos capaces de hacer cosas tan grandes” y “por el Suplemento a la Gazeta, de 14 de octubre de este año, que remito a Ángel verá vuestra merced los elogios que se nos dispensan a todos”(39). No cabe duda sobre su implicación en el Suplemento ni sobre la satisfacción que le supuso disfrutar en solitario del éxito de la expedición.
DIFUSIÓN HISPANA DURANTE EL SIGLO XIX
Entre los autores que han tratado la Expedición de la Vacuna, sólo Julio del Castillo Domper, médico militar que ocupó el puesto de Jefe de la Sección de Vacunación en el Instituto de Higiene del Ejército, dedicó atención a la difusión del Suplemento y a sus distintas traducciones francesas e inglesas(40).
A la ya citada e inmediata reproducción del texto en el Mercurio(21) apenas un mes después de aparecer en la Gazeta, siguieron otras reproducciones en los territorios de ultramar. Así, la Gazeta de Guatemala del 23 de marzo de 1807 publicaba el texto completo, incorporando una nota a pie de página, en la que se comentaba el paso por Guatemala del miembro de la expedición y sobrino de Balmis, Francisco Pastor Balmis en octubre de 1804, añadiendo que la vacuna había sido introducida con anterioridad por Narciso Esparragosa(41).
En el Virreinato de Nueva Granada, el periódico El Redactor Americano, fundado en 1806 por el Virrey Antonio Amar y Borbón, también reproducía el Suplemento el 4 de mayo de 1807, incorporando una nota en la que se describía la actividad de Salvany en Lima: “también es muy digno de este lugar la noticia siguiente, A D. Josef Salvani se le confirieron todos los Grados de la Facultad de Medicina de la Real Universidad de S. Marcos de Lima en Noviembre de 1806, como consta de un Impreso que corren dos sabios Discursos pronunciado por D. Hipólito Unanue en medio del brillante concurso que solemnizo públicamente dicho Acto científico y gratulatorio”. Le seguía una detallada información sobre el desarrollo de la campaña llevada a cabo por Salvany y Grajales. Se completaba con un Apéndice sobre el beneficio de la vacuna y con un poema alegórico sobre la expedición de Andrés Rosillo42[Figura 2].
La Gaceta de México no publicó el texto íntegro del Suplemento. Se había producido una relación muy conflictiva entre Balmis y el Virrey José Iturrigaray. Éste pretendía haber introducido la vacuna en Nueva España con anterioridad a Balmis a través del médico Alejandro García Arboleya, lo que podría explicar la renuencia del Virrey a darle publicidad(43). Sin embargo, se difundió una breve mención al recorrido de la expedición por China, colonias portuguesas, establecimientos ingleses, islas Bisayas “cuyos reyes han estado siempre en perpetua guerra con nosotros”, y la recepción final de los reyes. El escueto resumen, en el que no se mencionaba el Suplemento, estaba basado en su lectura(44).
Francisco Antonio Zea, conocido naturalista, discípulo de Mutis y director del Real Jardín Botánico, publicó en el Semanario de agricultura y artes el jueves 11 de febrero de 1808 un enardecido elogio de la expedición: “siempre se conservará ilesa la memoria de esta expedición filantrópica: sobrevivirá a la misma Europa, y no acabará mientras quede algún pueblo ilustrado encima de la tierra…”. Añadía “y de la impaciencia con que se desea la publicación de su historia… y aun se oye la voz que clama porque se den a luz las importantes observaciones y resultados de una empresa, que no solo honra a España, sino a la Europa, al siglo, y a la especie humana”, con una nota al pie: “no podrán publicarse hasta que no haya regresado toda la expedición, y reunidos los materiales para tan grande obra”(45) [Figura 3]. Cómo puede observarse, era esperada una publicación más extensa que pormenorizara con detalle la expedición. Zea elaboró su texto a partir de varias publicaciones, que fue citando, aunque la base estaba en lo publicado en el Suplemento. Años después, en su faceta como político, Zea fue un activo defensor de la independencia de Venezuela y Colombia, colaborando con Simón Bolívar.
Tras un largo período de escasa visibilidad por distintos avatares sociales y políticos, el Suplemento recobra citas y vigencia durante el último tercio del siglo XIX, coincidiendo con la creación de Institutos de Vacunación, estatales o privados, la introducción de la vacuna animalizada y los inicios de la industria farmacéutica de las vacunas.
Bonifacio Montejo y Robledo, médico militar y miembro de la Academia Médico Quirúrgica Matritense, cuyo órgano de difusión era la revista El Pabellón Médico, publicó a lo largo de 1868 una serie de artículos sobre el “Estado de la vacuna en España”. En ellos, además de hacer una puesta al día sobre la vacuna animal, ofreció una perspectiva histórica de la vacunación, con atención a la Expedición Balmis y reproducción íntegra del Suplemento(46). También lo citó en una sesión literaria de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), celebrada el 27 de abril de 1871, José María Santucho Marengo, también médico militar y destacado académico de la RANM (su médico de cabecera era Bonifacio Montejo)(47). En 1877, el vacunólogo Antonio Sierra Carbó publicó una traducción de una obra de Paul Lorain sobre Jenner, a la que añadió comentarios entre los que se encontraba un extracto del Suplemento(48).
Durante la década siguiente, hubo nuevas citas al Suplemento. Gerónimo Balaguer Balgañón, médico madrileño, vinculado al Instituto de Vacunación del Estado y fundador del Instituto de Vacunación Balaguer (1868), primer centro privado de vacunas de Madrid, publicó un texto en el que reproducía una síntesis del Suplemento. Asimismo, Eduardo Moreno Caballero, en el texto que leyó en el Instituto Médico Valenciano el 18 de noviembre de 1885, que fue la primera biografía de Balmis, citaba en dos ocasiones el Suplemento y destacaba algunas de sus frases(50).
Finalmente, en una sesión de la RANM del 4 de marzo de 1899, el académico Joaquín Olmedilla Puig, reprodujo el texto completo del Suplemento en un discurso publicado en los Anales de la Academia que finalizó con estas palabras: “Vemos pues, que ocupa España un lugar honroso en la historia de la propagación de la vacuna, y que debe reclamar en los fastos de la ciencia esa primacía… que pueden calificarse de documento histórico precioso de la Medicina española, del cual abrigo la esperanza, que ha de considerar digno esta Real Academia de que figure en la colección de sus Anales, para que sea siempre un testigo que pueda presentar este alto Cuerpo científico, de que no da al olvido las glorias científicas españolas y los lauros de la Medicina patria”(51).
CONCLUSIONES
El Suplemento a la Gaceta de Madrid del 14 de octubre de 1806 que informó sobre el arribo de Balmis a España fue una noticia de trascendencia nacional con repercusión internacional. Era un extracto del recorrido realizado hasta esa fecha por el grupo de expedicionarios comandados por Balmis y Salvany, cuyo objetivo principal era llevar la vacuna contra la viruela a una buena parte de los territorios de ultramar. Supuso un espaldarazo publicitario a una monarquía borbónica en decadencia, promotora con anterioridad de otras expediciones científicas, que añadía en su haber, y por primera vez en la historia de la Salud Pública, una expedición con perfil sanitario. Fue una experiencia biopolítica inspirada en la idea de disminuir la mortalidad por viruela que menguaba la fuerza de trabajo imprescindible para la preservación del Estado(52).
En la historiografía de la Expedición, el Suplemento no había sido estudiado en profundidad, casi siempre citado muy de pasada. Se ha destacado la importancia del medio, el periódico de mayor difusión controlado por el régimen y accesible a las clases más influyentes, tanto del espacio político como del científico. El texto ha sido desbrozado, analizando sus contenidos que reflejan, básicamente, la amplitud geográfica alcanzada por los expedicionarios. Las fuentes de la noticia son, mayoritariamente, oficios remitidos por Balmis al Ministro de Gracia y Justicia, José Antonio Caballero. Estos oficios forman parte del legajo 1558-A(10) conservado en el Archivo General de Indias, tratándose del fondo documental más importante relativo a la expedición. Balmis intervino directamente en la elaboración del Suplemento; quizá por eso, acaparó el protagonismo y los honores, quedando relegados a un papel secundario el resto de los expedicionarios. Estos no habían acabado todavía su misión vacunadora, que se prolongaría hasta el año de 1813. La tensión de Balmis hacia Salvany ante la escasez de noticias suyas, se muestra en un oficio ya citado del que rescatamos un reproche: “de modo que, por lo visto no han pensado más que en alargar su viaje, que pasa de cinco años, mientras que yo solo empleé treinta y tres meses para todo mi viaje alrededor del mundo”(38). Balmis ardía en deseos de completar un amplio texto recopilatorio de los logros conseguidos por la expedición y era consciente de la importancia de los detalles y lugares provenientes de la subexpedición de Salvany. Han quedado descritas las citas en español al Suplemento, que hemos limitado al siglo XIX, resultando muy significativas. Pospuesto queda el impacto, no menor, que tuvieron las traducciones a otros idiomas, sobre todo al inglés, con intervención incluida del propio Edward Jenner.