INTRODUCCIÓN
La pandemia por la COVID-19 (coronavirus disease 2019) ha supuesto un gran reto mundial para todos los países y sociedades. En marzo de 2020, muchos gobiernos de todo el mundo impusieron severas restricciones que se mantuvieron durante meses para hacer frente a la propagación de la enfermedad, causada por el virus SARS-CoV-2, y al colapso de la atención sanitaria. La movilidad se redujo a las actividades esenciales, eliminando cualquier forma de contacto social físico, por lo que las secuelas de estas restricciones afectan a la población, económica y socialmente, a corto y largo plazo 1.
Algunos estudios realizados han demostrado que la pandemia y el confinamiento provocaron estrés, ansiedad y malestar psicológico en la población 1, 2. Además, la repercusión de la pandemia en factores sociodemográficos y financieros agravó este impacto en la salud mental. En el caso de los adultos jóvenes, la irrupción de la COVID-19 fue todavía más estresante, ya que esta población frecuentemente experimenta etapas transicionales de gran inestabilidad, de forma que mostraron niveles más elevados de ansiedad y malestar 2, 3. Entre este colectivo se ha observado que también los estudiantes universitarios sufrieron un impacto negativo en su salud mental 4. Por otra parte, también se ha expuesto que estos impactos pudieron ser mayores en otros grupos vulnerables, como los consumidores de cannabis y otras drogas 5, ya que pudieron haber aumentado su consumo de sustancias como estrategia para afrontar la situación 6.
El cannabis es una droga con una alta tasa de prevalencia de consumo; más de doscientos millones de personas a nivel mundial declararon haberlo consumido en algún momento de 2019, lo que representa alrededor del 4% de la población mundial 7. En EE.UU., por ejemplo, de acuerdo con la 2019 National Survey on Drug Use and Health 8, el 11,9% de los adultos mayores de dieciocho años declaró consumir cannabis en el último mes. Esta prevalencia fue más elevada en el grupo de edad de dieciocho-veinticinco años (23%), mostrando los hombres prevalencias de consumo superiores en todos los rangos de edad. En Europa, se estima que el 15,4% de la población entre quince-treinta y cinco años consumió cannabis en el último año, siendo el consumo más frecuente en países del oeste de Europa que del este. Las mayores tasas de prevalencia de consumo de cannabis en el último mes en Europa se encontraron en Francia (6,4%) y en España (9,1%) 9. En este último país, de acuerdo con la última Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES), el 17,1% de los jóvenes entre quince-veinticuatro años declararon consumir cannabis en el último mes 10, lo que supone una prevalencia de consumo superior a la media europea para este grupo de edad (8,6%) 9.
El consumo ocasional de cannabis suele tener lugar en fiestas y reuniones para promover la integración, especialmente entre los jóvenes 11, 12, y, a menudo, para lidiar con la presión social que pueden producir estos eventos 13, probablemente porque aumenta la desinhibición, la relajación y la confianza. Paralelamente, también es muy habitual el policonsumo de esta sustancia con alcohol 14, 15 y tabaco 16. Sin embargo, estas reuniones sociales fueron drásticamente canceladas durante los meses del primer confinamiento y, además, la disponibilidad del cannabis durante este tiempo pudo verse reducida debido a las restricciones de movilidad 17, por lo que estas razones pudieron haber provocado una reducción de su consumo.
El consumo habitual de cannabis puede generar consecuencias perjudiciales para la salud mental, la educación y el empleo, incrementando el riesgo de disfuncionalidad psicosocial y otros riesgos de su consumo, como el desarrollo del trastorno por consumo de cannabis (CUD: cannabis use disorder) y psicosis, así como la toma de conductas de riesgo como la conducción de vehículos 13, 18. Por las razones expuestas, evaluar y entender el consumo de cannabis durante un periodo tan extremo como el confinamiento por la COVID-19 resulta de gran interés debido al problema de Salud Pública que representa.
El objetivo de esta revisión sistemática fue describir y evaluar la evidencia actual en diferentes países sobre el consumo de cannabis durante el primer confinamiento por la COVID-19. En esta revisión también se exploraron las razones por las que esta sustancia se consumió, así como los posibles cambios en el patrón de consumo antes y durante este periodo en población joven y población general.
MATERIAL Y MÉTODOS
Diseño del estudio.
Esta revisión sistemática fue realizada siguiendo las directrices de la guía PRISMA (Preferred reporting items for systematic reviews and meta-analyses guidelines) 19 [ANEXO I] y el protocolo de la revisión se registró en PROSPERO (número de registro CRD42022303181). La única diferencia con este protocolo original es la lista de verificación utilizada para la evaluación del riesgo de sesgo, ya que la finalmente elegida fue considerada más apropiada para nuestra revisión.
Los criterios de inclusión fueron: idioma inglés o español; artículos originales con diseño descriptivo transversal o diseño longitudinal de cohortes; estudios cuyo riesgo de sesgo fuera moderado o bajo; población de estudio mayor a dieciséis años; explorar el consumo de cannabis al menos durante el primer confinamiento por la COVID-19 (marzo-junio de 2020). Se seleccionó población mayor de dieciséis años por el interés en focalizar el estudio sobre población joven no adolescente ya que, con frecuencia, tienen patrones de consumo diferentes, así como en población general. Los estudios definidos con población joven se refirieron a aquellos realizados en estudiantes universitarios y a aquellos cuyas poblaciones tenían una edad menor a treinta años. Se estableció como periodo de estudio el primer confinamiento para reducir la heterogeneidad de los estudios y aumentar la calidad, ya que este fue un evento excepcional, similar a nivel mundial en cuanto a las restricciones para la población.
Por otro lado, los criterios de exclusión fueron: estudios que solo incluyeran población mayor de sesenta y cinco años; estudios en los que la población fueran personas en terapia para tratar la adicción al cannabis; artículos enfocados en la relación entre el consumo de cannabis y el desarrollo de la patología de COVID-19; trabajos con diseño de revisión sistemática, cartas al editor y/o ensayos clínicos.
Estrategia de búsqueda y fuentes bibliográficas.
La búsqueda primaria se basó en la identificación de artículos de diferentes bases de datos: PubMed, Scopus, Web of Science y Embase y se realizó en julio de 2023. Los estudios se seleccionaron de acuerdo con los criterios de inclusión y exclusión descritos. Puesto que este estudio se basa en población joven y general, se consideró conveniente añadir a los estudiantes universitarios a la estrategia de búsqueda, ya que muchos estudios de adultos jóvenes se realizan en esta población. Debido a la cercanía temporal de la COVID-19, no se filtró por año de publicación, ni tampoco se aplicaron filtros en otros campos, ya que se intentó realizar una búsqueda lo más amplia posible debido a la posible escasez de la literatura.
La combinación de palabras clave MeSH (Medical Subject Headings) y operadores boleanos que se empleó fue: Search terms used (cannabis): ((‘SARS-CoV-2' OR ‘COVID-19') AND (‘Cannabis' OR ‘Marijuana Use' OR ‘Marijuana Abuse') AND (‘Young Adult' OR ‘Adult' OR ‘Population' OR ‘University Students' OR ‘College Students')) (ejemplo para PubMed, estrategias de búsqueda completas en el ANEXO II).
Directrices de cribado. Una primera investigadora (L Botella-Juan) realizó la búsqueda en las bases de datos y descargó los títulos, autores, año de publicación y revista de los artículos en Microsoft Excel. Tras descartar los artículos duplicados, dos investigadoras independientes (L Botella-Juan, N Fernández-Suárez) realizaron una primera selección por título y resumen, cegadas a las decisiones de la otra, siguiendo los criterios de inclusión y exclusión propuestos. Los artículos cuyos títulos y resúmenes fueron elegidos por ambas investigadoras permanecieron en la revisión.
Tras la selección, se revisaron los textos completos de los artículos seleccionados y se comprobó que cumplían con exactitud los requisitos de inclusión y exclusión. Las discrepancias durante todo el proceso de cribado fueron supervisadas por otras dos investigadoras (A Marcos-Delgado, T Fernández-Villa) y, solo en caso de consenso, los estudios permanecieron en la revisión.
Extracción de datos.
Una vez seleccionados los artículos para su inclusión, la extracción de datos fue realizada primeramente por L Botella-Juan y posteriormente fue revisada por T Fernández-Villa y AJ Molina-de la Torre. De cada artículo se extrajeron los siguientes datos:
Publicación: autor principal; año; revista de publicación; país; diseño del estudio.
Muestra: se recogió información detallada de la muestra (todos los datos si estaban disponibles o solo los disponibles). Información incluida: número de participantes; porcentaje por sexo, edad media y desviación estándar o rangos de edad y tasas de participación; número de consumidores de cannabis, porcentajes por sexo y edad. Se recogió otra información relevante como la cantidad de cannabis consumida.
Información sobre el consumo: las medidas de frecuencia; los cambios en el patrón de consumo y los motivos de consumo; si se basaban en un cuestionario validado o en un cuestionario ad hoc. La medida de frecuencia que se escogió fue la tasa de prevalencia de consumo de cannabis, previa al confinamiento y durante el confinamiento (si estaba disponible o se podía calcular). En caso de que todos los participantes fueran consumidores, o si se proporcionaban datos de consumidores, se recogieron los posibles cambios en el patrón de consumo de cannabis y las motivaciones. Se recogieron otros resultados relevantes.
Evaluación del riesgo de sesgo.
La evaluación del riesgo de sesgo de todos los artículos incluidos se llevó a cabo utilizando la lista de verificación de evaluación crítica del Instituto Joanna Briggs (JBI) por L Botella-Juan y T Fernández-Villa. Se utilizaron dos listas de verificación diferentes: la lista de verificación para estudios transversales, que informa de datos de prevalencia 20, y la lista de verificación para estudios de cohortes 21. La lista para datos de prevalencia utiliza nueve elementos; cada componente se calificó como Sí, No, Poco claro o No aplicable. Con una-tres puntuaciones de Sí, la clasificación del riesgo de sesgo se consideró alta; con cuatro-seis puntuaciones de Sí se consideró moderada; y con siete-nueve se consideró baja. La lista de verificación del JBI para cohortes utiliza once criterios: con una-cuatro puntuaciones afirmativas, la clasificación del riesgo de sesgo se consideró alta; con cinco-ocho puntuaciones afirmativas se consideró moderada; y con nueve-once puntuaciones se consideró baja. Para su inclusión en la revisión se estableció que los artículos debían obtener una puntuación de riesgo de sesgo moderada o baja.
Tabla 1. Principales características y resultados de los artículos realizados en Europa en población.


Tabla 2. Principales características y resultados de los artículos realizados en Europa en población general.



Síntesis de datos.
La síntesis de los datos fue realizada por L Botella-Juan, A Marcos-Delgado, T Fernández-Villa y AJ Molina-de la Torre. La heterogeneidad de los estudios impidió realizar un análisis cuantitativo, por lo que los resultados se presentaron de forma narrativa y en tablas. Como los estudios seleccionados se llevaron a cabo en Europa o Norteamérica, se separó la información en cuatro tablas según la región de origen de los artículos y el tipo de población (joven o general). De este modo, se pretende reducir la heterogeneidad de los resultados relacionada con las diferencias socioculturales entre regiones.
Los datos seleccionados para las tablas aparecen en cuatro columnas: autor principal, año, país y diseño del estudio; muestra; información recogida sobre el consumo; resultados principales. La medida común del resultado principal fue la tasa de prevalencia del consumo de cannabis, así como los porcentajes de cambio en el patrón de consumo. Se incluyeron otros resultados relevantes. La certeza de la evidencia de los resultados se consideró según el tamaño de la muestra, el diseño del estudio, los análisis estadísticos realizados para analizar los datos y la evaluación del riesgo de sesgo.
RESULTADOS
El diagrama de flujo PRISMA [FIGURA 1] muestra el proceso de búsqueda, selección e inclusión de esta revisión sistemática. En total, se identificaron 1.684 artículos de diferentes bases de datos, de los cuales 954 eran duplicados. En el proceso de cribado de los 730 artículos restantes, se eliminaron 667 tras la lectura del título y resumen. De los 63 artículos restantes, se descartaron treinta y tres, tras la lectura y análisis de texto completo. El número total de artículos incluidos en la revisión fue de treinta. Los criterios de exclusión de los artículos pueden verse en la [FIGURA 1].
Características de los estudios incluidos.
En total, en esta revisión se incluyen treinta artículos originales. Las características completas se pueden encontrar recogidas en las TABLAS 1, 2, 3, 4. La TABLA 1 incluye los seis artículos cuya población de estudio eran jóvenes universitarios de países europeos 22, 23, 24, 25, 26, 27. En este caso, el diseño de estudio de todos ellos es transversal y la suma del tamaño muestral de estos artículos es de 39.342 participantes.
Por otro lado, en la TABLA 2 se encuentran once artículos realizados en población europea general, diez con diseño transversal 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37 y uno con diseño prospectivo 38. La suma del tamaño muestral es de 70.672 participantes. De estos estudios, en cuatro de ellos su población origen eran exclusivamente consumidores de cannabis 30, 32, 37, 38.
Las TABLAS 3 y 4 recogen los doce artículos realizados en población norteamericana (EE.UU. o Canadá), joven (seis artículos 39, 40, 41, 42, 43, 44) o general (seis artículos 45, 46, 47, 48, 49, 50), respectivamente. De los seis artículos incluidos en la TABLA 3, dos tuvieron diseño transversal 39, 44 y cuatro de cohorte 40, 41, 42, 43; la muestra total de estos artículos fue de 14.141 participantes. La población de estudio de dos de ellos fueron estudiantes universitarios 41, 44 y en uno de ellos en universitarios consumidores de cannabis 41. Respecto a la TABLA 4, solo un estudio tuvo diseño prospectivo 45. La muestra total de los estudios realizados en población general norteamericana fue de 16.476 participantes y dos de los estudios fueron realizados en consumidores 48, 49. Por último, se incluye un artículo realizado a nivel internacional en población general consumidora de cannabis (N=3.204), cuyos resultados se exponen de forma narrativa en la sección de resultados 51.
De acuerdo a los criterios de inclusión, de todos los estudios se recogen los datos disponibles sobre prevalencias de consumo de cannabis, en diferentes frecuencias durante el primer confinamiento y también en periodos posteriores o anteriores, los cambios en los patrones de consumo en estos periodos, y otros factores asociados al consumo, como las motivaciones para consumir, el nivel socioeconómico, el riesgo de una peor salud mental, el riesgo de consumo problemático y otros datos de interés.
Evaluación del riesgo de sesgo.
De los treinta artículos seleccionados, veinticuatro de ellos contaban con diseño transversal, por lo que el riesgo de sesgo fue evaluado con la guía JBI para estudios transversales. Quince de ellos consiguieron una puntuación de bajo riesgo de sesgo 22, 25, 26, 27, 28, 31, 32, 37, 39, 44, 46, 47, 48, 49, 50. Los otros nueve estudios obtuvieron una puntuación de riesgo moderado de sesgo, principalmente porque la muestra era muy pequeña o era una muestra de conveniencia 23, 24, 29, 30, 33, 34, 35, 36, 51. Los seis artículos con diseño de cohortes 40, 41, 42, 43, 45, 52 fueron analizados con la JBI checklist para cohortes, obteniendo toda una puntuación de riesgo bajo de sesgo. Ningún artículo fue descartado por alto riesgo de sesgo. El análisis completo del riesgo de sesgo se puede ver en el ANEXO III.
Resultados en países europeos.
Las TABLAS 1 y 2 muestran los resultados de los estudios realizados en Europa en población joven y general, respectivamente.
En cuanto a los seis artículos realizados en jóvenes europeos universitarios, tres de ellos reportaron datos de cambios en la prevalencia total de consumo, coincidiendo en una disminución en las prevalencias. El primer estudio reportó una reducción del 2,1% (10,8% frente a 8,7%) 22; en el segundo 23, la prevalencia de los últimos treinta días se redujo de 16,2% a 11,8%; y en el tercer estudio 25, la reducción fue del 2,4% (5,6% frente a 3,2%). En cuanto a los cambios en el patrón de consumo durante el confinamiento, todos los estudios indicaron que gran parte de los consumidores redujo su consumo 22, 23, 25, 26, 27, aunque varios autores señalaron que estas reducciones fueron sobre todo en los consumidores ocasionales 22, 23, 25. Dos estudios midieron el riesgo de consumo problemático de cannabis en universitarios españoles, encontrando que, según Lázaro-Pérez et al. 24, el 22,6% de los estudiantes tenían un riesgo moderado (Cuestionario ASSIST) y que, según Villanueva-Blasco et al. 27, entre los consumidores el 46,8% tuvo adicción moderada y el 9,5% mostró dependencia (Cuestionario CAST). Entre los factores asociados a un mayor riesgo de aumento del consumo de cannabis se encontraron mayoritariamente los síntomas depresivos 22, 25, 26, no vivir con los familiares 23, 25, 26 y el consumo por motivos de afrontamiento 23.
Paralelamente, la TABLA 2 recoge los resultados de los once estudios incluidos realizados en población general europea. De entre aquellos que aportan datos de cambio en la prevalencia de consumo, antes y durante el confinamiento, Amerio et al. 28 encontró una reducción en la población italiana, pasando del 7% al 5,9% durante el confinamiento y Vanderbruggen et al. 35 reportó un aumento ligero y no significativo (2,9% antes frente a 3%). Respecto a los cambios en los patrones de los consumidores, dos autores encontraron una reducción del consumo 28, 29, mientras que la mayoría de los autores expusieron que la más de la mitad de los consumidores tendieron a mantener o aumentar su consumo durante el confinamiento 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37. Sin embargo, varios autores señalan que los consumidores ocasionales redujeron su consumo, mientras que los regulares fueron los que tendieron principalmente a mantenerlo o aumentarlo 28, 33, 36.
En cuanto al consumo problemático, el estudio realizado en consumidores de Villanueva-Blasco et al. 37 encontró que el 56,7% de mujeres y el 76,1% de los hombres tuvieron adicción moderada al cannabis (Cuestionario CAST). Entre los principales factores asociados a un mayor consumo se encontraron: los motivos de afrontamiento 29, 30, 33, 38; ser más joven 32, 36, 37; y el consumo por estrés 31, 36 o aburrimiento 31, 35, 36.
Resultados en países norteamericanos.
Las TABLAS 3 y TABLA 4 muestran los resultados de los estudios realizados en Norteamérica en población joven y general, respectivamente.
En cuanto a los estudios realizados en jóvenes [TABLA 3] 39, 40, 41, 42, 43, dos de ellos se realizaron en estudiantes universitarios 41, 44. Las prevalencias de consumo durante el confinamiento variaron entre los estudios; según Miech et al. 42, la prevalencia de consumo disminuyó del 23% al 20% antes y durante el confinamiento; un estudio realizado en estudiantes universitarios 44 mostró un aumento de la prevalencia de consumo durante el confinamiento (29,6% antes y 32% durante); según Merrill et al. 41, entre los universitarios consumidores se redujo del 87% al 76%. Otros dos autores, cuyos estudios se realizaron en población joven, reportaron que las prevalencias de consumo de cannabis fueron del 22,8% 39 (en los últimos treinta días) y del 46,3% 40 durante todo el periodo de confinamiento.
Respecto al cambio en los patrones de consumo, dos autores coincidieron en que la mayoría de los participantes mantuvieron su consumo 39, 40, mostrando a su vez elevados porcentajes de aumento del consumo (37,2% y 20%, respectivamente). En el estudio de Schepis et al. 44 se observó un incremento del 24% en los días consumo de cannabis y en otros dos estudios se reportó que el consumo se había mantenido estable 41, 43.
Entre los motivos principales para el aumento del consumo se encontraron el estrés y la dependencia 39, el aburrimiento 40, 41, los síntomas depresivos 44 y el afrontamiento 41, mientras que la reducción se relacionó con la falta de contacto social 40. Se señaló una reducción en la disponibilidad de la sustancia, pero que no influyó en la prevalencia de consumo 42.
Con relación a los estudios llevados a cabo en población general, cuatro de ellos se realizaron en consumidores y no consumidores 45, 46, 47, 50, mientras que dos de ellos solo en consumidores 48, 49. Sobre el primer grupo, Goodyear et al. 46 reportó una disminución significativa en la prevalencia de consumo antes y durante el confinamiento (12,9% frente a 11,3%) y Zajacova et al. 50 un aumento del 11,0% entre los jóvenes. En los estudios que aportaron prevalencias generales, ésta osciló entre el 9,2% y el 12,3% 45, 47. Entre los consumidores regulares de estos estudios, todos los autores coincidieron en un aumento en frecuencia o cantidad de consumo durante el confinamiento 45, 47, 50. En los dos estudios realizados en consumidores, con pequeño tamaño muestral, ambos autores coinciden en que la mayoría de las participantes mantuvo su consumo 48, 49.
Por último, se incluye en los resultados de esta revisión el estudio de Mielau et al. 51, realizado a nivel internacional en consumidores de cannabis, en el que se reportó que el 43,1% de participantes mantuvo su consumo.
En población general, los principales factores asociados al consumo fueron: síntomas depresivos 47 y de afrontamiento 49; aburrimiento 51; ser joven 47, 48; bajo nivel educativo 47, 50.
DISCUSIÓN
El objetivo de esta revisión sistemática fue evaluar la evidencia sobre los cambios en la prevalencia, patrones y motivos de consumo de cannabis durante el primer confinamiento por la COVID-19 en diferentes países. En los países europeos, en aquellos estudios que midieron la prevalencia de consumo antes y durante el confinamiento, cuatro estudios reportaron un ligero descenso (entre el 1,7%-5,2% menos) 22, 23, 25, 28, 29, mientras que en otro la prevalencia fue igual en ambos periodos 35.
Entre los consumidores, en la mayoría de los estudios 22, 23, 25, 26, 27 se indicó que gran parte redujo su consumo, aunque estas reducciones se observaron sobre todo en los consumidores ocasionales 22, 23, 25, 28, encontrándose entre los regulares una tendencia al aumento del consumo 22, 23, 33, 37.
En los trabajos realizados en países norteamericanos se encontraron resultados similares. En los estudios en los que la prevalencia se midió antes y durante el confinamiento, tres autores observaron descensos (entre uno y tres puntos menos) 41, 42, 46, mientras que dos autores reportaron un incremento, especialmente entre los jóvenes 44, 50. Al igual que en los países europeos, en los artículos en que se mostraron datos sobre cambios en el patrón de consumo, la mayoría de los consumidores mantuvo su consumo de cannabis durante el confinamiento 39, 40, 47, 49, 50, mientras que en los que modificaron su patrón, la mayoría aumentó la frecuencia o cantidad de consumo 39, 40, 44, 45, 47, 50. Para un mejor abordaje de estos resultados, hay que tener en cuenta algunas consideraciones.
Varios autores observaron que entre los participantes que redujeron o cesaron el consumo, la mayoría eran consumidores ocasionales 22, 23, 25, 28, 33, 36, lo que puede ser consistente con el hecho de que en algunos estudios la principal razón para disminuir el consumo fue la falta de contacto social 30, 33, 36, 40, 51, ya que el consumo ocasional frecuentemente se realiza en el ámbito social 53.
Por otra parte, se exploraron las razones para el aumento del consumo durante el confinamiento. Entre los principales motivos comunicados por los participantes se encontraron: el estrés 31, 36, 39; la soledad 35, 36, 47; el aburrimiento 31, 35, 36, 40, 41; el cambio en la rutina 33, 35. Adicionalmente, resulta remarcable que en cinco estudios se encontró que los síntomas depresivos fueron una razón asociada con el aumento del consumo de cannabis 22, 25, 26, 44, 47.
La literatura actual ha mostrado que el consumo elevado de cannabis puede estar relacionado con el desarrollo de síntomas depresivos 54, 55; asimismo, las personas con depresión se encuentran en mayor riesgo de ser grandes consumidores de cannabis 56, 57. Además, siete autores expusieron que el afrontamiento fue uno de los motivos principales para el incremento del consumo 22, 29, 30, 33, 38, 41, 49, lo cual es consistente con la bibliografía actual sobre consumo de cannabis en consumidores regulares por motivos de afrontamiento 11, 12, 58, 59. Paralelamente, el consumo de cannabis por afrontamiento se ha asociado como un factor para el aumento de la dependencia, el desarrollo de síntomas depresivos o el consumo problemático 11, 60, 62; en los estudios analizados en esta revisión, dos autores expusieron que el consumo por afrontamiento se relacionó con síntomas de dependencia 30 y mayor riesgo de desarrollar consecuencias negativas 49.
En relación con la dependencia, seis estudios encontraron que parte de los participantes mostraba síntomas de dependencia del cannabis moderados o altos 24, 27, 34, 37, 39, 50, destacando una difícil cesación entre los consumidores regulares 34, 50. Un hecho que apoya esta idea es que, a pesar de la menor disponibilidad percibida 24, 30 de la sustancia durante el confinamiento, debido a las restricciones sociales 17, en algunos estudios se observó que esto no se reflejó en un descenso considerable en la prevalencia 24, 40, 42, por lo que los consumidores tratarían de conseguir igualmente el cannabis a pesar de las restricciones.
Igualmente, un aspecto a considerar sobre la disponibilidad es la situación legal sobre la comercialización del cannabis. En los estudios revisados, algunos autores de regiones donde la venta de cannabis para uso recreacional o medicinal está permitida (EE.UU. y Canadá) expusieron que el aumento del consumo durante este periodo pudo estar relacionado con la regularización 40, 45, 50, lo cual coincide con lo expuesto por algunos autores sobre el aumento del consumo tras la legalización del cannabis recreacional 18, 53, 63, 64, 65.
Otro resultado a destacar de esta revisión es que los adultos jóvenes fueron los principales consumidores en todos los estudios que proporcionaron los datos desagregados por edad 29, 31, 36, 50. Además, en los estudios realizados en universitarios se encontraron prevalencias de consumo elevadas 23, 24, 39, 44, así como elevadas prevalencias de riesgo de consumo problemático en esta población 24, 27. Diferentes estudios encontraron que, en esta población, vivir con los padres durante el confinamiento fue un factor protector para el consumo 23, 25, 41, lo que concuerda con la evidencia actual sobre que vivir sin la familia ofrece nuevas dinámicas de socialización que facilitan el consumo 66, 67.
Estos datos son de gran interés debido a la evidencia sobre un mayor consumo de cannabis durante el periodo universitario 67, 68, 69, 70, así como para la consideración de los estudiantes universitarios como población diana para la implementación de programas de prevención y tratamiento. Paralelamente, varios autores 32, 36, 37, 47, 48 encontraron una asociación estadísticamente significativa entre ser más joven y un mayor aumento del consumo de cannabis, y en el estudio de Lázaro-Pérez et al. 24 el aumento de la edad fue un factor protector frente al consumo.
La evidencia actual concuerda con el hecho de que el mayor consumo de cannabis se da entre los jóvenes y que su consumo disminuye con la edad 71, 72, 73. Este mayor consumo de cannabis entre los jóvenes es preocupante debido al mayor daño causado en su desarrollo neurocognitivo 18, 74, junto con el hecho de que el consumo en edades tempranas se ha asociado con un aumento del riesgo de dependencia 75, 76.
Finalmente, el bajo nivel educativo 34, 47, 50 y los problemas financieros 26, 43, 50 se asociaron en varios estudios a un aumento del consumo; estos factores han sido ampliamente descritos 11, 62, 77, 78, 79, por lo que su consideración para nuevas líneas de investigación y estrategias de prevención debe ser tenida en cuenta.
Los resultados de esta revisión deben interpretarse con precaución y no deben generalizarse a la población directamente, ya que este estudio tiene varias limitaciones. En primer lugar, la mayoría de los estudios de esta revisión tienen un diseño transversal, con las posibles limitaciones que esto puede suponer en términos de causalidad y evidencia científica. Además, ha de considerarse la heterogeneidad de los estudios, tanto en términos de diseño como de muestra poblacional y países de origen, así como el método de recogida de la información sobre el consumo y otros factores, que impidió realizar un análisis cuantitativo de los datos. Asimismo, en cuanto a los estudios realizados en jóvenes, algunos se realizaron en estudiantes universitarios, por lo que no deben generalizarse a todos los jóvenes. Además, es necesario tener en cuenta los posibles sesgos de no respuesta en cuanto al consumo de drogas, sobre todo teniendo en cuenta que el cannabis es una droga ilícita en muchas regiones, así como el posible sesgo de selección que puedan tener los estudios individualmente.
Sin embargo, esta revisión también tiene varias fortalezas. Los estudios revisados son recientes y su realización fue muy próxima al primer confinamiento, lo que reduce el posible sesgo de recuerdo que puede producirse en los estudios transversales, pero se considera que el número estudios analizados es elevado para aportar evidencia sólida sobre el tema de investigación. Por otra parte, todos los estudios analizados tenían un riesgo de sesgo moderado o bajo, lo que permite una mayor confiabilidad en los resultados obtenidos. Además, esta revisión evalúa, no solo el consumo de cannabis y los posibles cambios en el patrón de consumo, sino también las razones por las que estos cambios pueden haberse producido, así como otros factores clave del contexto social en este ámbito.
La información expuesta es de gran valor porque proporciona conocimiento de la epidemiología actual del consumo de cannabis en los jóvenes y en la población general en diferentes regiones, así como del comportamiento de los consumidores durante una situación excepcional y extrema.
En conclusión, en esta revisión sistemática se observó que, aunque la prevalencia global de consumo de cannabis no experimentó grandes cambios durante el primer confinamiento por la COVID-19, los consumidores ocasionales tendieron a reducir o cesar su consumo, mientras que los consumidores regulares tendieron a mantenerlo o aumentarlo. Entre los motivos principales para el aumento del consumo se encontraron: el aburrimiento; la soledad; el estrés; el afrontamiento; los síntomas depresivos. Los jóvenes mostraron prevalencias de consumo superiores y el hecho de ser más joven, vivir sin la familia, la preocupación financiera y el bajo nivel de estudios fueron factores asociados al aumento del consumo. A partir de estos hallazgos, se destaca la necesidad de nuevas líneas de investigación y estrategias de prevención y tratamiento, considerando el consumo de cannabis ocasional y regular, así como el estado de salud mental y las motivaciones para el consumo.