INTRODUCCIÓN
La poliomielitis paralítica es una enfermedad vírica altamente incapacitante, que a lo largo de la historia de la humanidad ha sido una de las principales causas de parálisis flácida aguda (PFA), especialmente en los menores de entre cinco y diez años (1). Existen tres variantes de poliovirus (PV), designadas como tipos 1, 2 y 3 según sus características antigénicas, que pueden causar desde una enfermedad asintomática, en el 90%-95% de los casos, hasta una parálisis irreversible o incluso llegar a ser mortal (2) (3). La poliomielitis es un problema de Salud Pública mundial que trasciende generaciones, fronteras geográficas y construcciones socioculturales.
La poliomielitis cumple con los criterios fundamentales que la convierten en una enfermedad susceptible de erradicación. El PV suele causar infecciones agudas y no persistentes, lo que implica que una persona infectada puede transmitir el virus durante un tiempo limitado, generalmente de una a dos semanas, aunque puede persistir la excreción de PV en heces hasta seis semanas. Sin embargo, se han reportado casos de excretores prolongados (desde seis meses a cinco años) e incluso crónicos (durante más de cinco años) en pacientes con inmunodeficiencia primaria (IDP) de poliovirus derivado de la vacuna (PVDV) (4), pero no existen casos documentados de excretores prolongados de PV salvaje. Además, la transmisión del virus se realiza principalmente a través del contacto persona a persona o la contaminación fecal a partir de una persona infectada. El PV no sobrevive durante largos periodos en el medioambiente y no existe reservorio animal. La vacunación frente a poliomielitis es altamente efectiva y proporciona una inmunidad individual duradera, además de protección comunitaria, lo que es crucial para dificultar que el virus encuentre huéspedes no inmunizados. Estos aspectos fundamentales ilustran por qué la erradicación de la poliomielitis es posible (4) (5).
A lo largo de su historia, la poliomielitis ha pasado por distintas etapas epidemiológicas. Comenzó con una fase endémica, que se extendió hasta el final del siglo XIX, caracterizada por la amplia circulación del virus en la población, especialmente en menores de cuatro años, donde la enfermedad paralítica era menos frecuente. Posteriormente, transitó a una fase epidémica, con brotes que afectaron predominantemente a población infantil más mayor y adulta. Este cambio se debió al retraso en la primoinfección, principalmente causado por mejoras en las condiciones higiénicas. Esto provocó un aumento de personas susceptibles a la infección a una edad más avanzada, conocido como el dogma central de la poliomielitis (2) (6). En la primera década del siglo XX, las epidemias de poliomielitis paralítica se expandieron tanto en Europa como en Norteamérica, volviéndose más frecuentes y graves. Sin embargo, las campañas de vacunación masiva a partir de 1955 redujeron drásticamente el número de casos de poliomielitis paralítica a nivel mundial y en Europa (7) (8) (9).
España se enfrentó hace más de seis décadas a una grave situación epidemiológica frente a esta enfermedad, con más de 2.000 casos anuales notificados entre 1959 y 1960, principalmente en menores de siete años (1) (10) (11) (12). En 1972, la donación de las cepas vacunales de PV por parte de Sabin a la Organización Mundial de la Salud (OMS) expandió la disponibilidad de la vacuna oral frente a la poliomielitis (VPO) a países en desarrollo, lo que facilitó el aumento de la cobertura de la vacunación de tres dosis en la primera infancia del 5% al 80% a nivel global (13). Estas campañas masivas de vacunación lograron una reducción de más del 99% en la incidencia de poliomielitis desde 1988 (14). En 2014, la OMS declaró la poliomielitis como una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) tras la evaluación de la propagación internacional del PV. Casi diez años después, y a pesar de los avances alentadores, se mantiene la declaración de ESPII y las recomendaciones son revisadas cada tres meses por un Comité de Emergencias (15).
Este artículo tuvo como objetivo proporcionar una visión integral sobre la situación de erradicación de la poliomielitis en España, centrándose en los eventos clave ocurridos en la última década y en los retos presentes y futuros.
HISTORIA DE LA VACUNACIÓN DE LA POLIOMIELITIS EN ESPAÑA Y EN EL MUNDO
Históricamente, se han utilizado dos tipos de vacunas frente a la poliomielitis. Por un lado, la vacuna frente a poliomielitis inactivada (VPI) o de Salk que, a pesar de su escasa respuesta intestinal, evita el riesgo de reversión a la virulencia del virus, es decir, que el virus pierde la atenuación y se convierte en virulento, produciendo la enfermedad. Esta se puede administrar de forma parenteral con otras vacunas, siendo más segura para personas con inmunosupresión y sus contactos. Sin embargo, en 1955 ocurrió el conocido incidente Cutter, cuando una inadecuada inactivación de un lote de VPI generó 40.000 casos de poliomielitis abortiva, 250 casos con la forma paralítica y un total de diez fallecidos (16). A pesar de que no se volvió a notificar ningún caso atribuible a la vacuna a nivel mundial posteriormente, este incidente disminuyó la confianza en la seguridad de la VPI durante un tiempo (6) (7). Por otro lado, la vacuna de VPO o de Sabin, ofrece inmunidad humoral, a nivel faríngeo e intestinal, por lo que posee mayor capacidad de producir inmunidad comunitaria, lo cual, junto a su facilidad de administración por vía oral, aporta muchas ventajas para su uso frente a brotes y epidemias. Esta vacuna, sin embargo, presenta el riesgo de reversión de la atenuación de poliovirus, recuperando la virulencia y pudiendo causar poliomielitis paralítica asociada a la vacuna (PPAV), una enfermedad indistinguible de la producida por un PV salvaje (17).
En 1988, la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS aprobó la Resolución para la erradicación mundial de la poliomielitis, dando origen a la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Poliomielitis (IEMP), también conocida como Global Polio Eradication Initiative (GPEI) (14). Esta alianza se formó con la colaboración de la OMS y seis instituciones clave, entre las que se encuentran Rotary International, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y, posteriormente, la Fundación Bill y Melinda Gates y la Alianza para las Vacunas (GAVI). Esta asociación multidisciplinar combina esfuerzos tanto de entidades públicas como privadas para coordinar estrategias y recursos con el objetivo de alcanzar la erradicación mundial de la poliomielitis. Desde entonces, se ha logrado reducir notablemente los casos por PV, pasando de 350.000 casos estimados en más de 125 países endémicos a tan solo dos países endémicos con doce casos de PV salvaje confirmado a finales de 2023 (18) (19). Sin embargo, la poliomielitis continúa siendo una ESPII, puesto que sigue aumentando el número de países con casos de PVDV, con 449 casos en 2023 (20). Desde 2020, la OMS ha promovido el desarrollo de una nueva vacuna oral frente a la poliomielitis tipo 2 (nOPV2), buscando que sea genéticamente más estable. El propósito es reducir el riesgo de propagación del PVDV tipo 2 (PVDV-2) en áreas con coberturas vacunales bajas y disminuir la probabilidad de PPAV (21).
En España la vacunación frente a la poliomielitis se inició parcialmente en 1958 con la VPI, pero esta no se ofrecía de forma sistemática a la población, por lo que no tuvo impacto en la situación epidémica. En la primavera de 1963 se realizó una campaña piloto de vacunación en las provincias de León y Lugo utilizando la vacuna VPO. Posteriormente, en el mismo año, se inició la campaña a nivel nacional coordinada por la Dirección General de Sanidad 22 23. Esta campaña, que fue voluntaria y financiada por el Sistema Nacional de Salud, fue coordinada por el Dr. Florencio Pérez Gallardo hace sesenta años. La estrategia inicial se centró en los menores de dos meses a siete años, dado que la mayoría de los casos de poliomielitis ocurrían en este grupo. En una primera fase se administró la vacuna con el PV tipo 1, al ser el más prevalente, logrando vacunar al 95% de la población objetivo (alrededor de 4,4 millones de menores) 11 24. En una segunda fase en 1964 se aplicó una segunda dosis que incluía los tres tipos (1, 2 y 3) de PV, alcanzando al 98,8% de la población infantil objetivo, con 4,7 millones de vacunados. Esta estrategia redujo drásticamente los casos, pasando de 1.770 casos anuales entre 1960 y 1963 a solo dieciocho casos confirmados en 1965 [Figura 1] 1 24.

Fuente: Sistema de Vigilancia de Parálisis Flácida Aguda. Centro Nacional de Epidemiología. ISCIII. Coberturas de vacunación: Ministerio de Sanidad. VPO: vacuna oral frente a poliomielitis; VPI: vacuna inactivada frente a poliomielitis.
Figura 1. Poliomielitis: Casos y coberturas de vacunación con tres dosis y Plan de Erradicación. España, 1932-2022.
Desde 1998, España ha mantenido un progreso significativo hacia la erradicación de la poliomielitis. Inicialmente, y siguiendo las recomendaciones de la OMS, en 1997 se estableció el Comité Nacional de Certificación de la Erradicación de Poliomielitis, seguido por la implantación de un sistema de vigilancia de PFA en 1998. Posteriormente, en 2002 se logró la certificación de zona libre de poliomielitis en la Región Europea de la OMS. A lo largo de estos años, se han implementado estrategias a nivel mundial y regional que se han trasladado a planes de acción nacionales para preservar este estatus (25). Además, en estos momentos se está trabajando en la actualización del Plan Nacional, que abarcará el período 2024-2028.
El inicio de las campañas de vacunación frente a la poliomielitis significó, no solo el control de esta enfermedad en España y en el mundo, sino que además supuso un hito importante hacia una vacunación sistematizada que se fue completando en los años siguientes (6).
IMPACTO DEL PROGRAMA DE VACUNACIÓN FRENTE A POLIOMIELITIS
El calendario de vacunación en España ha experimentado cambios significativos desde su instauración oficial en 1975. Inicialmente, se incluyeron tres dosis de VPO administradas a los tres, cinco y siete meses, con dosis de recuerdo a los quince meses, seis y catorce años. En 2004, se sustituyó VPO por VPI, que se administraría a los dos, cuatro, seis meses y un recuerdo a los quince-dieciocho meses. A partir de 2017 se introdujo el nuevo esquema, que continúa hasta la actualidad, que consiste en dos dosis a los dos y cuatro meses, con recuerdos a los once meses y seis años (nueva pauta 2+1+1). El objetivo de vacunación, establecido a nivel nacional y autonómico para mantener la eliminación y lograr la erradicación mundial, es de al menos el 95% tanto en la primovacunación como con la primera dosis de recuerdo 26 27.
La cobertura de vacunación es la herramienta fundamental que se utiliza para evaluar la efectividad del calendario de vacunación, ya que refleja el porcentaje de la población diana que recibe cada dosis de vacuna. Las comunidades autónomas recogen y analizan la información sobre las vacunas administradas a nivel local mediante registros nominales. Las tasas de cobertura de vacunación frente a poliomielitis en España se han mantenido por encima del 90% desde mediados de la década de 1990 para la primovacunación, y a partir de finales de esa década para las pautas completas [Figura 2] 27 28.

Fuente: Ministerio de Sanidad.
Figura 2. Evaluación de coberturas de vacunación en España frente a poliomielitis en España (período 2000-2022).
Sin embargo, debido a la pandemia de la COVID-19, se evidenció una disminución general en las coberturas de vacunación en todas las regiones de la OMS, incluyendo España (29). Los programas de vacunación se vieron afectados de manera heterogénea. En el caso específico de la vacunación frente a poliomielitis, se registró una reducción en las coberturas, particularmente con respecto a la primera dosis de recuerdo [Figura 2]. Para contrarrestar esta situación y alcanzar porcentajes de vacunación similares a los previos a la pandemia en las cohortes afectadas, varias comunidades autónomas revisaron sus registros de vacunación y llevaron a cabo actividades de captación activa de personas no vacunadas. Como resultado, en 2022 no solo se ha evidenciado esta recuperación, sino que además se ha logrado el mejor registro histórico de cobertura para la serie primaria (98,2%).
Este éxito de las campañas de vacunación se traduce en que en España el último caso de poliomielitis por PV salvaje se remonta a 1988. En los últimos treinta años solo se han documentado cuatro casos de poliomielitis, uno de ellos en la última década (en 1999, 2001, 2005 y 2021), y la detección de PV en una persona asintomática en 2019. Todos los PV detectados estaban vinculados a cepas vacunales y no se produjo repercusión ni transmisión en la población (30).
De la misma manera, los estudios de seroprevalencia son valiosas herramientas que brindan una visión detallada de la incidencia, distribución y tendencias de la protección frente a enfermedades infecciosas por medio de muestras de sangre representativas de la población (31) (32). En España, se han llevado a cabo dos estudios nacionales de seroprevalencia. El primero, realizado en 1996, reveló una alta prevalencia de anticuerpos neutralizantes frente a PV, superando el 94% en todos los grupos de edad. En el segundo estudio, realizado entre 2017 y 2018, se observó que los anticuerpos neutralizantes frente a poliovirus tipo 1 (PV1) superaban el 94% en todas las edades, mientras que para poliovirus tipo 3 (PV3) superaban el 91% en todas las franjas, excepto en el grupo de quince a diecinueve años, que mostraba una protección del 88%.
La ausencia de la cepa del PV2 en los laboratorios se debió a los protocolos de contención establecidos a nivel mundial, que exigieron la destrucción de cualquier muestra relacionada con este serotipo antes de la realización del estudio. Esto impidió llevar a cabo la evaluación de la respuesta inmunitaria frente a PV2. Ambos estudios también destacaron que el nivel de población susceptible era inferior al 15%, considerado suficiente para evitar la transmisión en caso de introducción (31) (32).
EL CAMINO HACIA LA ERRADICACIÓN DE LA POLIOMELITIS
En la última década, la IEMP ha mostrado avances constantes hacia la erradicación mundial. Aunque los PV salvajes tipos 2 y 3 fueron declarados erradicados en 2015 y 2019, respectivamente, la región de Asia Sudoriental se declaró libre de PV en 2014 y la región de África certificó su liberación de PV salvaje en 2020, siendo estas últimas fases de erradicación muy desafiantes. Con la pandemia de la COVID-19, la IEMP se vio obligada a reestructurar la Estrategia de Erradicación de la Poliomielitis 2022-2026 para adaptarse a la nueva realidad mundial, con un enfoque de respuesta integral de emergencias y colaboración entre gobiernos, organismos internacionales, comunidades y otros grupos de interés, así como continuar con la implementación de acciones para la contención de PV en laboratorios según las recomendaciones de la OMS.
En España, los últimos dos eventos relacionados con la poliomielitis de la última década, resaltan la importancia que tiene mantener coberturas de vacunación con la serie primaria superiores al 95% en todas las comunidades autónomas. En 2022 la cobertura media nacional con tres dosis era del 95,2% (28) (33). En 2019 se notificó en Barcelona la detección de PVDV en un individuo inmunodeprimido, pero sin manifestaciones de poliomielitis paralítica. Este caso involucró a un hombre de veintiséis años de origen pakistaní hospitalizado por problemas respiratorios, donde se detectó PV tanto en muestras faríngeas de este episodio como de uno previo en enero de ese mismo año. El paciente afirmó no haber viajado a países donde la poliomielitis estuviera presente desde su llegada a España en 2010. Pruebas genómicas del PV aislado y las cepas vacunales mostraron una divergencia del PV del caso, por lo que se sospechó que el paciente adquirió las cepas vacunales de su esposa, que fue vacunada en Pakistán en 2017 y luego tuvo contacto con el caso (33). En el otro evento, en septiembre de 2021, el Laboratorio de Poliomielitis del Centro Nacional de Microbiología (CNM) identificó un caso de PVDV-2 en una niña prescolar de Senegal. Esta menor, ingresada en un hospital de Murcia por parálisis flácida aguda, había desarrollado síntomas en Senegal en julio, siendo diagnosticada con parálisis flácida aguda secundaria a una infección por enterovirus. La detección de PVDV-2 se produjo durante la revisión retrospectiva de casos de parálisis flácida aguda en septiembre. El CNM aisló y confirmó el PVDV-2 a partir de muestras de heces (34).
Desde la adopción de la vacunación sistemática con VPI en 2004 en España, se ha reducido el riesgo asociado de PPAV de VPO, pero las alertas de los últimos años muestran que continúa habiendo un riesgo latente de casos importados. Por ello, es fundamental mantener sistemas de vigilancia robustos para ser capaces de realizar una detección eficiente y oportuna de cualquier introducción de PV o PVDV y poder activar el plan de respuesta (30). En los últimos años, la vigilancia de casos de PFA se ha reforzado con el aumento de tasas de notificación e índice de vigilancia, y se ha ampliado la vigilancia ambiental utilizando técnicas microbiológicas en aguas residuales a raíz de los eventos detectados a partir de la vigilancia ambiental en Reino Unido en 2022 (35) (36). Además, en ese año, se realizaron en España campañas de concienciación, mediante el uso de infografías, sobre la importancia de detectar y notificar casos de PFA dentro del contexto de la poliomielitis (37).
CONCLUSIONES
La lucha frente a la poliomielitis en España ha sido una historia de triunfos significativos, con especial énfasis en la última década. Se ha pasado de una grave situación epidemiológica en la década de 1960, con más de 2.000 casos anuales, a que se haya logrado mantener la certificación como estado libre de PV salvaje desde 1988. Las campañas nacionales de vacunación fueron clave, protegiendo a millones de personas y logrando una reducción drástica de casos, marcando así un cambio radical en la incidencia de la enfermedad y sus comorbilidades.
La pandemia de la COVID-19 resaltó la importancia crítica de la vacunación. A pesar de los desafíos, España ha mantenido altas coberturas de vacunación, superando el objetivo del 95% a nivel nacional; aunque se observó una disminución durante la pandemia, en 2022 se han recuperado incluso por encima de las estimaciones. La adopción de estrategias como la vacunación sistemática con VPI desde 2004 ha sido un testimonio del compromiso continuo en la prevención de la poliomielitis, junto con un sistema de vigilancia constante, sensible y específico, así como con la puesta en marcha de acciones rápidas ante la detección de casos importados.
La llamada a la acción es clara: preservar el éxito logrado con la vacunación frente a la poliomielitis y así proteger a las generaciones futuras. Debemos mantener las altas coberturas de vacunación frente a la poliomielitis, especialmente por medio de estrategias de identificación y captación de bolsas de población susceptible. De la misma manera, para la erradicación de la poliomielitis se debe interrumpir permanentemente la transmisión de PV en los países con circulación de PV salvaje, detener la transmisión de PVDV y prevenir brotes en países no endémicos, pues mientras exista circulación de PV a nivel internacional, y se siga usando la vacuna VPO, existe el riesgo de introducción de PV en España (30) (38). Finalmente, es esencial hacer hincapié en el fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica y ambiental a nivel nacional al igual que reforzar la importancia de que la respuesta a las alertas sea rápida, oportuna y coordinada.